20-03-2014
Yasuní ITT: De la mano sucia de Chevron a la posible mano sucia de Correa
Alfredo Espinosa Rodríguez
Rebelión
La iniciativa Yasuní ITT auspiciada en primera instancia por el gobierno ecuatoriano para proteger los recursos naturales del país de transnacionales como Chevron Texaco y sus daños irreparables, avanza a paso firme en la recolección de firmas para la defensa de la Pacha Mama y el Sumak Kawsai, impulsada por el colectivo de activistas denominado Yasunidos. Sin embargo, para no perder de su léxico la palabra Sumak Kawsai, el Presidente Correa inició la campaña internacional la mano sucia de Chevron, que hasta la fecha, busca presentar y a la vez denunciar los trasfondos del daño ambiental de la petrolera norteamericana. La parafernalia pre-electoral de febrero de 2014 creó el escenario perfecto para que el Gobierno visibilice su buena relación con un grupo de estrellas de Hollywood que apoyan la campaña. Mientras los Yasunidos recolectan firmas y develaban el doble discurso de un Gobierno que dice estar en contra de los abusos de las transnacionales, aunque abandone la defensa del medio ambiente, el respeto a los pueblos no contactados y la búsqueda de recursos para el país por fuera del modelo extractivista. Esto evitaría que en unos años, a la campaña “la mano sucia de Chevron”, se sume “la mano sucia de Correa”.
Por ello, en medio del proceso pre-electoral de febrero de 2014, la recolección de firmas continúo a través de actos artísticos y culturales que escasamente fueron evidenciados por los medios de comunicación privados, públicos e incautados (por el Estado). En el caso de los primeros, el actor principal a visibilizar no eran los activistas, sino los candidatos de la derecha tradicional, a quienes otorgaban constantes espacios de radio, televisión y prensa escrita, pues eran quienes -desde su visión- podían desmitificar los 7 años de victorias electorales de Rafael Correa. Mientras que para los medios públicos e incautados, ligados umbilicalmente al Gobierno, tanto los Yasunidos como cualquier organización social no adscrita a las políticas del Presidente Correa le hace el juego a la derecha tradicional, es decir, a la partidocracia.
Luego de los resultados electorales de 2014, que marcan un nuevo escenario político nacional, la cada vez más cercana presencia de las 600 mil firmas para solicitar a la Corte Constitucional el llamado a Consulta Popular puede dar cabida a la ratificación de lo acontecido el 23f [1] por varias razones: La campaña en favor del Yasuní se convirtió en una reivindicación que permitió la confluencia de los jóvenes- en su gran mayoría sin militancia política- en el colectivo Yasunidos, por fuera de los partidos políticos (sobre todo de izquierda), es decir este tipo de organización ratifica, por una parte, la incapacidad de los partidos y movimientos políticos para asumir reivindicaciones que permitan atraer a distintos actores de la sociedad civil; y por otra, muestra cómo las condiciones impuestas por el mismo sistema capitalista permiten crear nuevas reivindicaciones y con ello, visibilizar espacios de lucha como la calle, que permanecieron inactivos durante los 7 años de la llamada Revolución Ciudadana.
Este factor trastocó con la lógica del Gobierno, que consideraba que únicamente con cánticos protesta y alianzas burocráticas con las dirigencias de los Partidos Socialista Frente Amplio, Comunista del Ecuador, y los gremios de representación estudiantil como la Federación de Estudiantes Universitarios del Ecuador filial Quito (FEUE-Q), por ejemplo, podía mantener bajo su tutela a la juventud organizada en los partidos políticos y gremios estudiantiles.
Adicionalmente, hay que considerar la confluencia de varios actores políticos de diversos partidos y movimientos entorno a la recolección de firmas que realiza el colectivo Yasunidos. Esto permite incrementar ante la opinión pública las voces de rechazo al denominado “Plan B” y la correspondiente explotación de crudo en la zona del Yasuní. ¿Qué estrategia buscará la nueva burguesía y su proyecto de Revolución Ciudadana? Homogenizar a la oposición sin importar ideologías ni praxis política y con ello, deslegitimar en primera instancia a los voceros de las organizaciones, partidos y movimientos ajenos al colectivo Yasunidos, pero que manifiestan su apoyo a la propuesta. De esta manera, el gobierno manifestaría que la propuesta es apoyada por: los banqueros, la partidocracia, la izquierda infantil, los grupos violentos y los desestabilizadores de la democracia que formaron parte del denominado 30-s.
¿Qué carta se jugará la derecha tradicional? Precisamente que la ciudadanía asocie a sus voceros y líderes como algo más que meros simpatizantes de la iniciativa del colectivo Yasunidos. De esta manera, los rostros nuevos y de antaño (Rodas, Lasso, Gutiérrez, Noboa) y sus proyecciones electorales para el 2017 se pondrían de manifiesto. En este sentido, el peor error que pueden cometer los medios de comunicación privados es otorgar amplia palestra política a los futuros presidenciables, porque el hecho de que la ciudadanía vote por rostros más que por la propuesta de mantener el crudo en su lugar puede originar votos a favor y en contra no de la propuesta, sino los futuros candidatos presidenciables que la exponen y hacen suya.
La recolección de firmas en favor del Yasuní es una propuesta ciudadana que nace de la necesidad de democratizar la opinión de los mandantes y sus derechos. Es necesario permanecer alertas ante la presencia de tres posibles escenarios: Primero, que la Corte Constitucional no viabilice el llamado a Consulta Popular a pesar de que se presenten las firmas, lo que originaría la radicalización de los campos de resistencia del colectivo Yasunidos; segundo, que la Corte Constitucional llame a Consulta Popular sobre la no explotación en el Yasuní, pero que por las negociaciones políticas en la Asamblea se quiera incorporar de cajón la pregunta sobre la re-elección presidencial en cualquiera de sus figuras- indefinida o por un periodo más- hecho que permitiría ratificar la derrota del Gobierno el 23f y asegurar el inicio del fin de un nuevo periodo presidencial par Rafael Correa o, por el contrario, mirar su fotografía cuatro años más (mínimo); y tercero, que simplemente se consulte a la ciudadanía sobre el tema Yasuní y el Gobierno ponga todos sus esfuerzos para obtener una victoria política para mantener el modelo económico vigente.
Nota:
[1] Es el día en que se realizaron las elecciones seccionales de febrero de 2014 en Ecuador, la denominación alude al día en que triunfó la oposición al Gobierno en las principales ciudades del país. Si en el 30 de septiembre (30-s) el Gobierno manifestó que la democracia triunfó frente a la revuelta policial y la desestabilización política de la oposición. El 30f se erige como una réplica de oposición, es decir, se convierte en el día en que la democracia triunfó por fuera del extenso aparato de control gubernamental que podía ocasionar un fraude.