Chile: ¿Qué hacer? ¿To be or not to be?
Por Jaime Yovanovic (Profesor J)
Primera Parte: La política
Segunda parte: La economía
«¿Quién mató al Comendador? Ha sido Fuenteovejuna, señor, todos a una».
(De la literatura popular española)
“se encuentra el capitalismo en crisis que sólo se acabará con la eliminación del mismo, con el retorno de las sociedades modernas al tipo arcaico de la propiedad común”
(Karl Marx en “Proyecto de respuesta a la carta de Vera I. Zasulich”. 1881)
“esta comuna (rural) es el punto de apoyo de la regeneración social en Rusia, mas para que pueda funcionar como tal será preciso eliminar primeramente las influencias deletéreas que la acosan por todas partes y a continuación asegurarle las condiciones normales para un desarrollo espontáneo”.
(Karl Marx en “Carta a Vera Zasulich”. 1881, enviada por Engels a la dirigente rusa el año 1885. No es broma)
PRIMERA PARTE: LA POLÍTICA
La visión individualista de la vida indica que en Fuenteovejuna todas las individualidades confluyeron en un acuerdo, como una asamblea, donde los más manipuladores aspiran a capturar las opciones lógicas de los demás participantes. De esa manera se confunde el común con el colectivo. El común es un pensamiento o una acción producida como resultado del compartir cotidianeidades, es decir, el día a día no es individual para «encontrarse» en alguna oportunidad y asumir «acuerdos» de varios, sino que los pasos y secuencias mentales se van hilvanando juntos al calor de la acción conjunta entrecruzando actos, miradas, sensaciones y diálogos, lo que lleva a razonamientos derivados ya no de la maquinita lógica de uno o más individuos, sino de las miradas y acciones conjuntas. De esa manera la lógica del pensar ya no deriva de las «capacidades», «astucia» o acúmulo informativo de uno o más sujetos particularizados (en especial aquellos que aspiran a ponerse a la cabeza de la cadena humana que aún llaman de «organización»), sino de una prioridad expansiva del mundo sensorial, que va dejando atrás el «instrumento» de la racionalidad. Nos hacen creer que con nuestra mente, informaciones (o título universitario), capacidad de análisis y de articular factores para alcanzar un objetivo, podemos ser como los dioses, es decir, aplicar el adagio popular de «querer es poder», o sea, la voluntad mueve montañas, en vez de que si la montaña no viene a ti, ve tú a la montaña, o sea, si no eres un dios o un súper héroe, ubícate entonces como lo que eres: una parte del ser natural, un componente de la naturaleza.
El individualismo invisibiliza el común, como árboles que no permiten ver el bosque. El común no requiere jefes ni guías, que sólo surgen en la historia con la imposición de la dominica potestas, la potestad de dominio del señor patriarca. En Fuenteovejuna no hay un líder ni vanguardia ni profeta que haga sombra al común.
De esa manera los dirigentes políticos organizan previamente en la mente a las personas que podrán mover de acá para allá y viceversa (la vieja «disciplina partidaria») apretando botones y utilizando posiciones para que funcione la gran máquina, como alfileres con cabeza de colores de los planos de la mesa de los estrategas del cuartel general. Y hablando de estrategas, los militares chilenos lo hicieron técnicamente de maravillas: envolvieron a los jerarcas de los partidos en las negociaciones, todos como buenos hermanitos, para «volver a la democracia», aplastando el protagonismo de las protestas que crecían día a día amenazando desde abajo a los estrategas de todos los colores (y olores) con muchas Fuenteovejunas en cientos de barrios y poblaciones.
Las presiones internacionales llevaron al quiebre de la vieja alianza obrera del Partido Socialista con el Partido Comunista, que durante el gobierno popular de Salvador Allende no consiguió domesticar «a las masas» como había sucedido en Francia, España e Italia en la pos guerra. Allende había podido en parte mantener el equilibrio interno del Partido Socialista entre socialdemócratas fieles a la segunda internacional y los marxistas-leninistas, cada uno de ellos con decenas de grupos, fracciones y mini partidos internos, algunos de los cuales trabajaron en doble militancia con el MIR, otros se pasaron abiertamente a esta última organización y otros fueron a engrosar la guerrilla del ELN Boliviano. Las negociaciones internacionales y presiones de la socialdemocracia española y alemana particularmente (recordamos que en la sede del PSOE de Madrid fueron efectuadas intensas reuniones y negociatas entre partidos chilenos con representantes de gobiernos como Estados Unidos y Alemania, entre otros), culminaron con la derrota estrepitosa de las corrientes de izquierda del PS chileno y la victoria definitiva hasta ahora de las corrientes ligadas a la socialdemocracia. Españoles y alemanes fueron también artífices de la ruptura del bloque del MIDA, donde la presencia de personeros vinculados al MIR permitía legitimar las voces izquierdistas dentro del socialismo agonizante, en tanto el PC jugaba a dos bandas, por una parte hacia los m-l y por la otra hacia los socialdemócratas del PS. Los intentos del PC de continuar su bloque con el PS fueron finalmente derrotados por las presiones que llevaron al PS a aproximarse a la Democracia Cristiana, lo que finalmente terminó por dejar fuera del juego a los comunistas chilenos, que habían hecho esfuerzos por acorralar al MIR y aislarlo en todas partes haciendo «alianzas» de papel que algunos ex miembros del MIR que siguieron inocentemente en esa dirección debido a la opinión de los cubanos, donde ya a esta altura habían sido derrotadas internamente las corrientes guevaristas y se había impuesto plenamente la corriente pro soviética de desarrollo del capitalismo de estado sin dar pasos hacia la sociedad sin clases. Utópico o realista, no vamos a asumir aquí ese debate, sino dejar claro que el rol de los cubanos dejó de ser el apoyo a la revolución continental y se dio prioridad a su política de estado.
El hecho concreto es que el PC hubo de limpiarse internamente de los sectores rebeldes que pugnaban por una alianza con el MIR y por empuñar las armas contra la dictadura, por lo que formó el Frente Patriótico Manuel Rodríguez juntando allí a todos los «ultras» y los mandó al matadero con el año decisivo, el fallido atentado a Pinochet y la fracasada operación de desembarco de armas por el norte, lo que transformó al FPMR de una organización en ascenso a una organización en derrota. Ya limpio el PC vuelve nuevamente sus ojos hacia el PS, pero ya es demasiado tarde, pues el bloque con la DC es fortalecido con el Partido Radical, que cambia su nombre a PRSD, agregando la frase Social Demócrata, con lo que bloque capitalista va tomando forma, faltando solamente reunir a los izquierdistas sueltos que no se reconocían próximos al PC ni abiertamente socialdemócratas, constituyéndose un partido instrumental llamado Partido Por la Democracia PPD, donde se agregan ex militantes socialistas como Ricardo Lagos y Carolina Tohá, ex militantes MAPU, IC y MIR, una especie de UP (Unidad Popular, el bloque partidario que apoyó a Allende) en menor escala.
Todos ellos dejaron al PC por fuera y sumido en el llanto, para formar la Concertación para la Democracia. El Partido Comunista ya había renunciado a la lucha armada y se sacudía de encima todo vestigio de alianzas anteriores con el MIR, a pesar de los esfuerzos de algunos ex dirigentes de esa organización por levantar un bloque tras otro en lo que parecía más bien un trabajo salarial encomendado que una búsqueda de salidas políticas, hasta el día de hoy, analistas y críticos sin propuestas políticas manteniendo un cierto fan club detrás que evite la búsqueda de alternativas por abajo y se conserven como en remojo para lo que determine la intelligentzia.
Así las cosas, el PC levanta con fuerza su proyecto de izquierda tradicional atrayendo a la Izquierda Cristiana (partido reducido a una mínima expresión de algunos dirigentes y activistas) al Partido Humanista (expresión política de los seguidores de Silo que cada cierto tiempo insisten en que es distinto el Movimiento Humanista de Silo, del partido, cuando en la realidad se trata casi de las mismas personas), un grupo de miristas denominados MIR Demetrio, cuyas principales bases son profesionales y algunos dirigentes estudiantiles que profitan del prestigio histórico de esa organización, y algunos grupos salidos del Partido Socialista. Este bloque fracasa estrepitosamente, bajando aún más los votos del PC, que más que una expansión, pasa por encima de sus socios y opera apuntando a algunos cargos institucionales claves como alcaldes y concejales, desde los cuales comienza nuevamente a dar vueltas románticas, como el escarceo de aves machos, alrededor de los partidos de la Concertación, negociando con sus cargos y sus dirigentes sindicales y estudiantiles su parte del botín, ofreciendo a cambio la domesticación asegurada y certificada (con garantía incluida) del movimiento social, como pudo apreciarse en la actividad del Primero de mayo con los pacos rojos.
El PC ofrece a los partidos de la Concertación sus votos en algunas ciudades para asegurar o aumentar las posibilidades de victoria de los concertacionistas por sobre la Alianza por Chile, el bloque de la derecha tradicional con el fascismo de la UDI, derivado del grupo armado filo nazi de Patria y Libertad, de múltiples y profundos lazos orgánicos con las fuerzas armadas. A cambio pide solamente apoyo en unos pocos municipios, donde tiene las mejores posibilidades de obtener votos, consiguiendo así cuatro alcaldes. Se llamó el «pacto por omisión», es decir no te apoyo, pero no llevo candidato, subterfugio para calmar a los dirigentes derechistas de la Democracia Cristiana, que no pueden aceptar la alianza con el PC debido a que disputan el mismo electorado: capas medias, profesionales, pequeños empresarios, dirigentes sociales y sectores populares, último sector (barrios y poblaciones), donde ambos han perdido terreno en favor del fascismo de la UDI, que se presenta en la poblaciones con cara populista, lo que ha venido como anillo al dedo al PC para hacerse el indispensable a los ojos de la DC, así en algunos barrios, comunas y regiones, el PC no lleva candidatos dejando la votación para la DC y viceversa, en decisiones que obligan a cada bando a echar humo en las reuniones de los generales en los planos clavando alfileres de colores, como ceremonia vudú. La gente es carne de cañón. El humanismo de cada uno es más falso que Judas.
Tanto va el cántaro al agua, que al final se rompe y la gota de tanto machacar abre un agujero en la piedra, por lo que la misma experiencia a nivel de diputados demuestra a ambos partidos (acérrimos enemigos a los ojos del honorable publico) que el negocio produce buenos frutos y así la DC se abre a armar un bloque, pero para conservar las apariencias no permiten que el PC entre a la Concertación, sino que todos juntitos de la mano arman un paquete que llaman la Nueva Mayoría, que decreta el fin de la izquierda tradicional y el inicio de un estilo de gobernar donde no hay oposición de izquierda, ya que están gobernando, dejando así a la derecha en la oposición, lo que ayuda a generar una imagen de gobierno avanzado, que es lo que menos tiene este segundo gobierno de Bachelet.
La multiplicidad de grupos de izquierda que aspiran a rellenar el vacío histórico que habría dejado el PC se dividen en dos grandes conglomerados: los sociales y los electorales. Los sociales son aquellos que viven disputando al PC las dirigencias de sindicatos, centros de estudiantes y movilizaciones, ya sea en las asambleas, las elecciones internas o en las manifestaciones, siendo los principales en el ámbito sindical los grupos troskistas, los frentistas y algunos grupos miristas, en tanto en los estudiantiles y manifestaciones van todos portando sus banderas y pancartas, repartiendo miles y miles de panfletos y gritando hasta desgañitarse. Los electorales se agruparon en tres grandes bloques, el ecologista, el de todos a la Moneda y el del bloque Igualdad. En el ecologista confluyó una mezcla de izquierdistas con pequeña burguesía acomodada que se alimenta de productos «orgánicos», hasta cinco veces más caros que los transgénicos que consume el grueso de la población. En el Todos a la Moneda se agrupó una enorme cantidad de grupos, partidos y bloques, como la UNE, marxista-leninistas que siguen algunas de las ideas de Gabriel Salazar, como la OCL, Organización Comunista Libertaria, plataformistas, y su brazo estudiantil del Frente de Estudiantes Libertarios, que acaba de quebrarse y dividirse por enésima vez. También se unieron a este frente izquierdista el Partido Humanista y grupos troskistas, obteniendo alrededor de 2% de los votos válidos. El bloque de Igualdad, se formó sobre la base del partido igualdad en alianza con sectores del Movimiento Patriótico Manuel Rodríguez (MPMR, aunque también del MPMR1 y el MPMR2), otros sectores troskistas y grupos estudiantiles provenientes de la Surda, llamados demagógicamente de «autonomistas” (es decir la autonomía en receta de cocina) como Izquierda Autónoma y similares. Es claro que Igualdad es una alianza entre ex PC y ex surdos, que sacaron aún menos votos que los anteriores.
Por otra parte está la variedad de grupos rebeldes que luchan por instalar el poder popular sin población, sobre la base de estudiantes y de activistas filiados a esos grupos, entre los cuales pueden anotarse el GAP, BLP, BPL, FEL, FEL1, FEL2, FER, ERP, EPR, MIR1, MIR2, MIR3, FPMR, FPMR1, FPMR2, FPMR3, FPMR4, UPE, FPR y varios más que instalan los llamados «cordones» entre activistas de colegios, escuelas y facultades en un intrincado desgaste que al final los vecinos, que escapan de estas propuestas vanguardistas fuera de época, canalizan la «concientización» alcanzada votando PC y Concertación. Nadie sabe para quien trabaja. También constituyen las que llaman «asambleas», formas orgánico-políticas vanguardista de poder popular incipiente, también separado de la población, modalidad que tuvo gran resultado 40 años atrás porque estaba ligado a dinámicas sociales de fuerte desarrollo como los cordones industriales, los consejos comunales campesinos y las coordinadoras de campamentos de pobladores sin casa, lo que al no existir hoy día, hacen aparecer estas formas orgánico-políticas como lo que son: aparatistas. Hay que decir que estas orgánicas políticas, partidarias, vanguardistas, etc. están llenas de gente honesta y sincera que anhela el cambio, pero que al estructurarse en la forma clásica vertical, jerárquica y autoritaria, reproducen la dependencia y subordinación a los jefes, que mayoritariamente son militantes de la vieja guardia que se resisten a abandonar la lucha por el poder añorando alcanzar el status revolucionario del socialismo, manto con que se disfraza el capitalismo de estado, abandonando drásticamente la lucha por la sociedad sin clases.
Finalmente están los anarquistas, con presencia en el ámbito estudiantil y sin incidencia social y los llamados movimientos sociales, que en realidad son aparatos reivindicativos cooptados finalmente por los partidos y candidatos, como la organización de la marcha de todas las marchas, organizada por sectores afines al gobierno para ganar el quien vive y arrebatar base de sustentación a las convocatorias más rebeldes, generando tejidos de interlocuciones hacia los sectores que más se movilizan, al igual que Huenchumilla, derechista demócrata cristiano, que recibió la orden de levantar las más altas y sentidas banderas del territorio mapuche, claro que solamente en el discurso, ya que al igual que la constituyente, no cuesta nada postergar y postergar.
Los institucionales, los rebeldes, los anarquistas y los movimientos sociales se mueven en torno al estado y el capital, los primeros para defenderlo, los segundos para ocuparlo, los terceros para destruirlo y los movimientos para reivindicarle, sin embargo entre estos últimos, entre ciertos sectores de población y aún algunos estudiantes, circula la preocupación de que la política en función del estado no está dando en nada y se parece al perro que se persigue la cola, por lo que se abre camino lentamente, suavemente, la idea de que no hay que luchar ni a favor ni contra el estado, simplemente no darle boleto, no «llevar» a la gente a pedir o exigir al estado, sino juntarse con la gente para organizar la vida con las propias manos, desde los corazones y con los vecinos. Toda «respuesta» del estado va a ser sobre la base de la acumulación capitalista, por lo tanto las respuestas autogestionarias y de reintegración con la madre tierra o los servicios autónomos y la reingeniería de medios y personas en las localidades sobre la base del empoderamiento de formas de vida comunitaria, vida cotidiana más compartida y autosustentable, van configurando una nueva sociedad donde puede extenderse una contrahegemonía cultural y relacional que prescinda del estado y lo transforme en innecesario en la misma medida de la expansión y multiplicación de las experiencias locales que pueden entrelazarse horizontalmente y apoyarse unas a las otras.
Para profundizar estas reflexiones y descubrir caminos que no hay, caminando como dice el poeta que se hace camino al andar, recomendamos la lectura del capítulo 3 de «La guerra civil en Francia», libro muy poco difundido de Marx por razones obvias que el lector percibirá fácilmente. Pero haga el ejercicio de leer primero ese capítulo y luego vea la introducción que hizo Engels al morir Carlos Marx, ya que no podía hacerla en vida del autor, donde cambia descaradamente la nueva idea que germinaba en Marx sobre el estado. Allí Marx dice que la comuna cumple las funciones del estado, en cambio Engels, después de explicar que a Marx hay que «interpretarlo» (cosa fácil de hacer si el hombre ya no estaba), afirma muy suelto de cuerpo que la comuna «es la forma que asume el estado», o sea, en vez de una comuna que ya no necesita el estado porque cumple sus funciones, esa comuna se convierte en otro estado, lo que ocurrió finalmente en la URSS con las consecuencias que ya conocemos. La pugna por el poder para administrar el capital terminó tragando a Engels y dando justificativos a Lenin, que escribió en «El estado y la revolución» que sus ideas se apoyaban en las reflexiones de Marx y Engels vertidas en el libro ya comentado de la guerra civil en Francia, siendo que Engels no tuvo nada que ver con el libro, por lo que Lenin debió especificar que fue una introducción hecha después de fallecer el autor y por lo tanto ya no podía leerla. Pero vaya a saber uno por qué Lenin no lo dijo. Y vaya catástrofe que quedó después. Y vaya modelito que hizo el Partido Comunista Chino, uno de cuyos textos fundamentales fue el del estado leninista. También es sano reflexionar acerca de los textos de Plejanov, a quien el propio Lenin se encargó de atacar y aislar, y Mao y el actual PC chino siguen atacando con fuerza.
Otros textos que recomendamos analizar son los de Cornelius Castoriadis, que salió del PC griego incorporándose al troskismo, de donde salió huyendo para escribir sobre la autonomía y efectuó el mejor análisis conocido acerca del carácter de clase de la burocracia soviética.
Otro material digno de estudio es el de John Holloway, que siguiendo las mismas líneas de reflexión de Castoriadis, sin proponérselo, tuvo la fortuna de conocer la experiencia zapatista en Chiapas y produjo su obra «Cambiar el mundo sin tomar el poder», que, sin duda, es la reflexión más alta que se haya realizado hasta hoy sobre las ideas de Marx en su tercera fase de producción, la fase libertaria, que culmina pocos días antes de su muerte con la carta que escribe a la exiliada rusa que le había preguntado sobre las comunas campesinas rusas, donde sostiene que esas comunas podían transitar a la sociedad sin clases sin requerir la fase del capitalismo de estado.
Es claro que no sólo leer autores debe ser el camino que pueda construir un activista junto a la autonomía comunitaria, pero sirve para desarmar los argumentos de tanto grupo que se aferra a algunos materiales de Marx, en especial a la interpretación que hacen algunos sobre la vocación de poder. Sin embargo la política es sólo la acción subjetiva en torno a las relaciones económicas, de modo que vamos a abordar el tema desde la perspectiva de Marx y no del «marxismo» inventado por Engels a pesar de que el propio Marx insistió en que no era posible hablar de ese tal «marxismo», al menos en tres de sus cartas. Es muy probable que el lector las desconozca, por eso le invitamos a informarse debidamente. Aproveche la tecnología de Google y busque «Marx marxismo».
SEGUNDA PARTE: LA ECONOMÍA
Primera sección.
Marx, economía e ideología.
En su escrito «Introducción a la crítica de la economía política» Marx rebate a Hegel y sostiene que la ideología surge de las relaciones económicas, de allí que la ideología burguesa deviene de la expresión material de las relaciones capitalistas. De la estructura material emerge la ideología, como conjunto de ideas que interpretan, representan, defienden y reproducen las relaciones materiales, es decir, en este caso, las relaciones de compraventa de la fuerza de trabajo «a condición de que produzca plusvalía». Si no produce plusvalía, la compraventa de fuerza de trabajo no es una relación capitalista, aunque vivamos en una sociedad de predominio del capital, esto es el modo de producción capitalista dentro del esquema general del modelo denominado por Marx de «superestructura» económico-política, la formación económico-social, que viene siendo el estado (como superstructura ideológica) y la economía, que en los tiempos modernos viene siendo el modelo del estado de bienestar keynesiano, el neoliberalismo posterior de Milton Friedman y el actual modelo neoinstitucional del premio Nobel Joseph Stiglitz. Estos modelos han combinado distintos modos de producción subordinados obviamente al capital y distintas modalidades de interacción estado-mercado.
En su segunda fase, el Marx maduro sostiene que el estado es la forma que aplican los productores de plusvalía para socializar los medios de producción, acabando con la propiedad privada y por lo tanto con la compraventa de la fuerza de trabajo y las clases, llegando al comunismo. Luego, en su tercera fase, libertaria, descubre que ya no es necesario el estado para dicha transición, sin embargo eso no lo saca de su cabeza, sino que lo observa en la comuna de París y en la comunas campesinas rusas. En su segunda fase elabora lo que podemos denominar la «ideología del proletariado» basándose en la comprensión del fin del capital y del establecimiento de la sociedad sin clases, por eso fue denominado de socialismo científico, basado en la racionalidad instrumental y la observación de tendencias lógico-materiales (el materialismo dialéctico como modo de interpretación de la realidad y luego el materialismo histórico, esto es la dialéctica aplicada al desarrollo de las fuerzas productivas y el programa de cambio), lo que el propio Marx modifica al constatar que las relaciones económicas del común producen su propia subjetividad, es decir la interpretación y cosmovisión proveniente de esas otras relaciones materiales. Así la ideología del proletariado es una comprensión, no necesariamente asumida por el proletariado dependiente de la ideología burguesa predominante, en tanto la subjetividad del común deviene de las relaciones materiales del común, superando de facto a la ideología comprensiva del proletariado asumida por las «vanguardias». La ideología según el propio Marx es una forma distorsionada de comprender las relaciones materiales.
De hecho, el materialismo histórico pasa a ser superado por Marx al descubrir que la comuna cumple las funciones del estado y la comuna campesina rusa no lo necesita para avanzar a la sociedad sin clases. He ahí el pánico de Engels, para quien el poder era un asunto ya endémico, ontológico, pues asienta el paso a la sociedad sin clases únicamente en el viejo concepto «científico» de acumulación de capital para llevar las relaciones capitalistas a su máxima expresión para transitar al comunismo desde una base industrial dirigida por el partido del proletariado, donde la población al no contar con la comprensión o conciencia, requiere una revolución cultural donde las relaciones materiales formadoras de ideología siguen siendo las mismas de antes, esto es, si la vanguardia del partido no cuenta con bases económicas que sustenten su accionar, sino únicamente la eventualidad o promesa del tránsito a la sociedad sin clases, que sigue siendo para ellos una «hipótesis», el apoyo conceptual sigue siendo el meramente «ideológico» y el machacar constantemente en la concientización. Su base científica, digamos racionalista-iluminista para ser más claros, les impide ver el bosque, lo que llevó a los partidos engelista-leninistas, los PCs del mundo, a oponerse férreamente a la revolución cubana, que quebraba el esquema de desarrollo, no haciendo una revolución que primeramente debía pasar por la fase superior de desarrollo del capital, esto es, el clásico reformismo obrero estatista, lo que cambió al aplicar Cuba el modelo soviético que obligó al Che a hacer mutis por el foro. Guevara escribió una y otra vez sobre el humanismo, el comunismo, la ternura, los estímulos morales por sobre los materiales, etc. preocupado por la transición, que veía imposible aplicando el modelo mercantil ruso del cálculo económico por sobre el de la concentración de la propiedad que avanzara al comunismo a pasos de gigante. Como no se podía aplicar en Cuba debido al cerco de Estados Unidos, vio que no había otra salida que subordinarse al capitalismo de estado al estilo soviético, por eso decidió emprender la batalla lejos de los centros imperiales, como en el Congo y en Bolivia.
La ideología pierde sentido al instalarse espacios de nuevas relaciones económicas como base de la mirada del sujeto, de allí que las comunidades indígenas, campesinas, afrodescendientes, villas y periferias de las ciudades, al poder efectuar relaciones económicas no subordinadas al capital, son espacios de formación o recuperación de la cosmovisión o cosmovisiones comunitarias, puesto que la economía ya no se asienta en la propiedad ni en la compraventa de fuerza de trabajo a condición de producir plusvalía. El común no produce ideología burguesa, sino que produce otro modo de pensar, que en las comunidades instaladas es la cosmovisión y en las comunidades por instalarse se trata de una subjetividad imposible de prever ni de amarrar previamente en paradigmas o recetas de cocina, aunque las similitudes entre unas y otras experiencias son obvias, pero resultado de la propia producción de subjetividad del sujeto común y no la transmisión de concientización desde el intelectual colectivo, desde la racionalidad instrumental «científica» que impide atender la interpretación situacional elaborada por el nuevo sujeto común del mundo de la vida.
Segunda sección.
El modo de producción capitalista
Antes de escribir una parte del Capital, la llamada obra cumbre de Marx, que fue «completada» posteriormente por Engels, Marx escribió su texto de preparación, que fue denominada de «Grundrisses», cuya parte más importante lleva por título «Fragmento de las máquinas», poco o nada trabajado en las escuelas de economía como es estudiado El Capital.
En ese fragmento Marx explica que la mano de obra o fuerza de trabajo del productor de plusvalía, disminuye a medida que avanza la tecnología, de lo que sostiene que en cada mercancía hay menos plusvalía, o sea, hay más materia prima, energía, agua y demás componentes del que llamó capital constante, que no se modifica, que no incorpora nuevo valor, en tanto la plusvalía como nuevo valor agregado por el trabajador (capital variable) y cuya parte esencial no se paga porque de allí sale la ganancia, va aminorando progresivamente, con lo que baja la tasa de ganancia, ya que a menor plusvalía en la mercancía, entonces hay menos ganancia.
De allí la necesidad del propietario de los medios de producción de aumentar la cantidad de mercancías que lleva al mercado, pues si cada una tiene menos ganancia, mientras más lance a la venta, mayor será la masa de ganancia. Si antes era la tasa de ganancia la que movía la circulación mercantil, ahora es la masa de ganancia la que permite la reproducción ampliada. Y la tecnología sigue avanzando. A eso Marx llamó «Ley de tendencia decreciente de la tasa de ganancia». En otras palabras se refiere a que el propietario gana cada vez menos en cada mercancía.
La contratación de mano de obra hoy día no es como antes de contratación salarial de productores de plusvalía, lo que llevó a la URSS en vez de centralizar la propiedad para avanzar al comunismo, a producir cada vez más mercancías y avanzar en la tecnología, en tanto los países capitalistas no socialistas acrecentaban la competencia. Al caer la URSS, ni la vanguardia se tragaba la ideología del proletariado, ya que todas las relaciones y prácticas comportamentales correspondían a las relaciones materiales del capital. Los chinos aprendieron malignamente de la experiencia y su economía se basa en vender y vender más, todo lo que encuentran lo copian y lo circulan por el mundo, derribando las barreras de la competencia. Las protestas que se avecinan y la consiguiente represión estatal en ese país, están ya ad portas.
En las tesis de Gamsci encontramos la necesaria (para él y los partidos comunistas de base engelista-leninista) hegemonía ideológica y cultural fundamentada en el control de los aparatos ideológicos, mediante la cual pueden incorporarse las personas a seguir la ideología proletaria de la vanguardia, pero Gramsci tiene mucho cuidado para evitar que pueda interpretarse de sus palabras la hegemonía económica, esto es, nuevas relaciones productoras de nuevas formas de pensar de facto y no de «comprensión», como hizo la burguesía que fue extendiendo sus relaciones capitalistas al interior de la formación económico social del feudalismo oligárquico hasta cortar el cuello de los reyes o negociar y compartir poderes como en Inglaterra, ya que su economía de explotación sólo podía asegurar su predomino total mediante el control de los aparatos del poder político, a diferencia de las formas de pensar autogestionario que pululaban en la edad Media en prácticas del común que fueron desembocando en las primeras formas de pensamiento socialista, que al no proponer la expansión de las relaciones capitalistas fueron llamadas de «utópicas», en tanto algunos pensadores extrajeron de allí una ideología llamada anarquismo de la cual derivan varias interpretaciones como en el llamado marxismo, algunas bastante individualistas y vanguardistas y otras más próximas a las formas de vida comunitaria.
Tercera sección.
Las transiciones del modo capitalista y la formación económico-social
La economía keynesiana del estado de bienestar tuvo en el estado otro propietario que participaba en la competencia mercantil, lo que fue derribado por el avance de las fuerzas productivas de esencia antagónica. El antagonismo es presentado por Marx ya no como una subjetividad derivada racionalmente de la contradicción interna del capital, sino como esa misma contradicción, pues si la máquina expulsa a la mano de obra o contrata a la mano de obra, es posible y necesario deducir o extraer de ello la síntesis objetivo-subjetiva negada por la ideología que instala un modo de interpretar y actuar preconcebido independientemente de los cambios estructurales de fondo. Esa síntesis antagonista fue levantada por Castoriadis en Grecia y por Negri en Italia, pero en especial por la experiencia de la «autonomía obrera» italiana y de los okupas italianos que luego adscribieron en masa a la experiencia zapatista.
El rol subjetivo en el antagonismo descrito se expresó mundialmente en las luchas antiglobalización, donde por un momento histórico confluyeron sindicatos, grupos religiosos, ecologistas, algunos partidos obreros (no los PCs por lógica, que estaban apabullados y desorientados en esa época por la caída del muro y que han transitado de reformistas obreros a reformistas pequeño-burgueses), okupas, anarquistas, autónomos, indígenas, campesinos, mujeres y otras categorías y organizaciones sociales y populares.
El desarrollo tecnológico y productivo sumados a la baja de la tasa de ganancia, llevaron a los propietarios a prescindir del estado como componente de la red del capital, retirando muchas de sus funciones, reforzando su rol policiaco-represivo en que lo fue el neoliberalismo de predominio del libre mercado. Cayeron empresas, se fusionaron otras, también muchos bancos para atender las necesidades de mayores inversiones de capital para producir más y más tecnología y masas de mercancías, se disminuyen los costos internos y se despiden millones de trabajadores. La reacción fue espontánea, la autonomía crecía a ojos vista , se llevan a cabo ejercicios sociales multitudinarios como los de Praga, Gotemburgo y en especial el de Seattle, y entre todo ello surge la notable experiencia zapatista de cambiar el mundo sin tomar el poder. Todo eso consiguió ser neutralizado en parte en su expansión como ejemplo a nivel planetario por la decidida acción de la alianza de partidos, ONGs y empresarios en torno a ATTAC y su engendro del Forro de Porto Alegre.
Attac surge de la alianza entre la ONG Greenpeace, que dirigía Susan George, que se retira de esa organización dejando a un buen funcionario leal tras de si, para asumir la vicepresidencia de Attac Francia, y los viejos cuadros del PC francés que dirigen Le Monde Diplomatique, especialmente Ignacio Ramonet y Bernard Cassens. Su objetivo era luchar por la Tasa Tobin, un impuesto a la circulación del capital financiero, que sería cobrado por la ONU y entregado a las ONGs más grandes, entre ellas obviamente Greenpeace. Para eso necesitaban que se acabara la lucha antiglobalización y así intervinieron la movilización en Cataluña con cientos de camisas blancas que cumplieron funciones de pacos rojos como el PC en Chile y luego en la de Génova, donde gracias a los esfuerzos divisionistas de Attac resulta muerto el joven Carlos Giuliani, lo que vino a ser el separador de aguas que junto al Forro de Porto Alegre acabó con las luchas autónomas de la antiglobalización. Susan George era la negociadora que acordaba con la policía el curso estricto de las manifestaciones y coordinaba el soplonaje hacia los grupos autónomos.
Cassens y Ramonet se reunieron con enviados del PT, entre otros Tarso Genro, ex militante troskista de siniestro desempeño en el gobierno del Lula, en un café de París para dar forma al primer Forro de Porto Alegre, en tanto Susan George y otros oenegeros fueron los encargados de negociar las platas de la fundación Ford y otros financistas. Recordamos que en Porto Alegres se hicieron presentes varios ministros y representantes de la socialdemocracia europea, así como una fuerte participación de enviados del magnate Soros, uno de los más beneficiados por el capital globalizado y que fue invitado de honor, aunque no recuerdo si estuvo presente. Usted puede obtener la info poniendo en Google u otro buscador «Soros porto Alegre».
Basados en los éxitos de la lucha antiglobalización, algunos partidos de base campesina como el MST de Brasil, constituyen la que llamaron Vía Campesina, que abandona la lucha autónoma para subordinarse a los nuevos (y viejos) partidos que se plantean ganar gobiernos subiéndose en las espaldas y aplastando muchos de los movimientos que batallaban en la antiglobalización para evitar que se reforzaran las ideas, prácticas y espacios no capitalistas. El primer Forro de Porto Alegre se realiza con dineros de la Fundación Ford, con un gran predominio de ONGs y más del 51% de sus participantes militantes del PT y MST brasileños aliados con la CTA y el peronismo argentino línea kirchnerista, que había incorporado una gran cantidad de cuadros provenientes de los montoneros. Dicho y hecho, al cabo del Forro vienen las elecciones que ganan Lula y Kirchner, que muy luego se muestran como capitalismo renovado.
De esa manera asistimos a la puja de las vanguardias que se entrelazan con los empresarios para transformar el neoliberalismo en el «enemigo» e instaurar modelos posneoliberales en diversos países, en especial en nuestro continente, donde el capital globalizado estaba acabando con la fase cepalina de industrialización y de sustitución de importaciones, fase que no dejó nada más que aumento del consumo interno y retomada de la política económica de producción-exportación de materias primas y commodities.
Los nuevos modelos de Lula y Kirchner, así como el socialismo del s.XXI, fueron efectivamente posneoliberales, pero muy capitalistas, ya que aplicaron el modelo neoinstitucional de Stiglitz, que se caracteriza por una renovada alianza entre estado y mercado, donde el estado ahora es pieza fundamental para abrir el camino y sortear la oposición popular contra el extractivismo.
Cuarta sección.
La economía del común
La resistencia al neoliberalismo y hoy día al extractivismo capitalista tiene tres tipos de actores: aquellos que recuperan sus tradiciones autónomas y de defensa de la madre tierra, como las comunidades indígenas, afrodescendientes, pescadores artesanales, campesinas y otros, en segundo lugar aquellos que en resistencia contra la minería, defensa del agua o lucha ambientalista en general, asumen formas de vida en que lo cotidiano va dejando de ser personal y se desarrolla el sentimiento y la práctica del común, y en tercer lugar los movimientos sociales que partiendo de la lucha economicista o reivindicativa, van instalando o recuperando formas de vida comunitaria y relación más estrecha con la naturaleza.
En ellos va perdiendo fuerza la influencia material e ideológica del estado y del mercado y surgen brotes de una nueva economía donde el común, la autogestión, el trueque, la reciprocidad y las tradiciones andinas o amazónicas recuperan terreno, se siembra y se cultivan alimentos y medicinas lejos del mercado transgénico, se gestan nuevas reglas, se valora más la construcción en barro y la energía alternativa, se crean nuevas escuelas barriales o locales con mayor preponderancia de los intereses de la población, en fin se desarrollan las bases de una economía y formas de vida que no reproduce las estructuras, ideología y prácticas individualistas de las relaciones capitalistas.
Para intercambios, denuncias, protestas e insultos: profesor_j@yahoo.com
Abrazos
Jaime Yovanovic (Profesor J)
Coordinador
Proyecto Fénix de Reconstrucción en Valparaíso, respetando la madre tierra y la autonomía comunitaria