Ante la ineficacia del Estado, urge la organización ciudadana y comunitaria
Defensores de derechos humanos consideran que el Estado falló en sus deberes y va contra la población, que debe organizarse para no ser rehén de la criminalidad.
Gloria Muñoz Ramírez y Adazahira Chávez
México. Ante un Estado que falla en sus deberes, protagoniza fraudes y realiza reformas contrarias a su población, es necesaria una sociedad participativa y una reconstrucción desde abajo, consideran el obispo Raúl Vera, el sacerdote Alejandro Solalinde y el general José Francisco Gallardo.
Tanto el obispo Vera como el general José Francisco Gallardo (preso entre 1993 y 2002 por proponer un ombudsman militar) acusan que el ejército realiza tareas de seguridad que les corresponden a las autoridades civiles. “Aquí hay un móvil detrás del asunto, que tiene que ver con el debilitamiento del poder armado del Estado, y eso le conviene a Estados Unidos porque se quieren meter hasta la cocina para robarse el petróleo, los recursos naturales, el oro, la plata”, complementa el militar.
Entrevistados por Desinformémonos en el marco del Encuentro Nacional de Autodefensas –organizado por la ex legisladora perredista Talía Vázquez de la Torre, y con ponentes que fueron desde el senador panista Ernesto Ruffo hasta el fundador de las autodefensas de Tierra Caliente, Hipólito Mora-, los defensores de derechos humanos consideran que la clave para sobrevivir a la ola de violencia está en la población.
El Estado, incumplido y con miedo a la sociedad
El Estado mexicano, acusa el obispo Vera, no cumple con sus obligaciones, realiza fraudes e impone leyes contrarias a la población. “Su forma de gobernanza es antidemocrática. No existe ninguna posibilidad de que se quiera decir legítimo. Da la muestra de que es un Estado fallido por todas partes”, remata. “Debemos tener bien claro su papel verdadero y caminar en búsqueda de eso, pero en una construcción ciudadana de abajo para arriba”.
Gallardo señala que es necesario pedirle al gobierno que cumpla sus obligaciones, “pero desde una activa participación de toda la sociedad. A eso le teme el gobierno, porque no le conviene que la sociedad mexicana se empodere de sus derechos”.
El sacerdote Alejandro Solalinde, cabeza del albergue para migrantes “Hermanos en el camino”, considera que hace falta mayor coordinación entre los defensores de derechos humanos para lograr un movimiento “que tenga conciencia, porque no queremos personas calladas”.
El movimiento de autodefensas, como lo piensa el sacerdote Solalinde, “va hacia una organización masiva, donde queremos que la sociedad civil responda toda vez que el gobierno no nos protege y no ofrece garantías para nuestra seguridad”.
A los ciudadanos que padecen olas de violencia, como los tamaulipecos, el padre Solalinde los llama a seguir el ejemplo –“aunque no armados”- de quienes se organizan en red para dar respuestas conjuntas, organizadas y efectivas. “No tengan miedo, queremos unirnos; llegó el momento, que es de vida o muerte. O nos unimos, perdemos el miedo y nos autodefendemos, o vamos a acabar siendo como los de Michoacán, rehenes de la delincuencia”, indicó.
El obispo de la diócesis de Saltillo ratificó su llamado a rehacer la Carta Magna que la población decida, “quitar todos los remiendos que le han puesto para hacer sus tramas neoliberales y después, hacer todo un proceso al estilo indígena, por consensos”, hasta llegar a un congreso popular. El Estado no jugará ningún papel en el proceso, “hasta que esté reconstruido”, valora el religioso dominico.
Solalinde, defensor de quienes van en tránsito hacia Estados Unidos, señala que la sociedad debe entender “que todos somos migrantes, velar por esa población más vulnerable y decir que tenemos que autodefendernos”, así como exigir la aplicación de la ley y el pleno ejercicio de los derechos humanos de los migrantes. “Hacemos un llamado para que todos armemos, como en un rompecabezas, una solución; porque los migrantes entraron en un callejón sin salida, ya no los quieren recibir, en la frontera suya se está haciendo una frontera virtual; está acordonada el suroeste y los está agarrando y regresando, pero no hay una esperanza y una solución ni a mediano ni a corto plazo para ellos”, indica Solalinde.
Solalinde recalca que los defensores “no queremos las vías armadas, pero ante la omisión, también le decimos al gobierno que estamos ejerciendo nuestro derecho de autodefendernos. Queremos invitarlo para que en lugar de que nos estorbe, nos permita unirnos para ayudar a cumplir con su principal obligación, que es velar por la integridad de todas las personas que están en México”.
Para el obispo Vera, es delicado hablar de un punto de encuentro entre la vía armada y la vía pacífica. “Por eso debemos acuerparnos para hacer un camino ciudadano y para superar esa fase. Los zapatistas nos lo enseñaron, empezaron la vía armada, buscaron una constitución, y en este momento son otra cosa. Yo creo que ya tenemos un ejemplo muy claro”, recalcó.
1 de junio 2014