El cóctel del bombazo y los partidos
Por Jaime Yovanovic Prieto (Profesor J)
El bombazo ya dejó de ser bombazo, ahora es una guerra sin cuartel entre autoridades aumentando las pinzas sobre la sociedad y grupos partidarios o ideológicos gritando a todos los vientos que ellos no fueron, que fue la teoría de la conspiración. Quién tiene la culpa? Quién arrojó la primera piedra? Pero si todos ellos tienen tejado de vidrio.
La teoría de la culpa y la sanción fue inventada históricamente por el poder, una vez instalado el patriarcado sobre las ruinas de la comunidad matriarcal, que no era vertical. La ideología religiosa instaló el que llamo pecado original y dividió a los ángeles en buenos y malos, los buenos junto al trono del señor patriarca y los malos a la hoguera eterna. de ahí que debemos ser buenos y mansos para ir junto al trono después de morir y no reincorporarnos a la tierra como dijo posteriormente Jesús (figura real o simbólica, da lo mismo, ya que fue una ideología religiosa distinta del viejo testamento de los patriarcas y ahora había que desarrollar una práctica y nueva ideología adecuada al nacimiento del feudalismo en las colonias romanas), que del polvo somos y al polvo volveremos, ya que la tierra y la comunidad de los siervos de la gleba eran la base de las nuevas relaciones del colonato romano que luego los llamados «bárbaros» -que no lo eran tanto- desperdigaron por toda Europa, más de la mitad de ellos con las garrapatas de la nueva ideología agarradas a sus vestimentas. Estos ideólogos religiosos del feudalismo controlaban a sus prosélitos, sencillos hombres y mujeres del campo, mediante la renovación del sistema de la culpa y la sanción, que evidentemente los patriarcas habían transferido al derecho desde la formación de los primeros estados tras muchísimos años de administración patriarcal mediante sus aparatos de fuerza militar.
Hoy día los aparatos del poder y los que disputan el poder, también trabajan el tema de la culpa-sanción, independientemente de la justicia, que para las comunidades es un tema de recuperación del equilibrio alterado y no un asunto de marcar a hierro candente la «culpabilidad», sea intencional o no, en un ser humano. Es funcional para la reproducción sistémica que todos, en casa, en la escuela, en el trabajo, en fin, en todas partes, marquen culpables de cualquiera cosa y los apunten con el dedo, ya que eso refuerza y ayuda a la mantención de las distancias y diferencias entre las personas, que andamos unos de jueces de los otros, refuerza el odio y la convicción de la autodefensa de un Yo que está «bien», que irá a vivir o morir junto al trono y que no quiere ser un «malo» que será arrojado a la hoguera. Sobre ello se instalan esquemas morales de auto represión y de represión de unos contra los otros, como la represión sexual, una de las principales representaciones del patriarcado existente aún.
El bombazo ha logrado que todos nos apuntemos con el dedo o que lavemos nuestras manos en la presencia de los demás. Todos corren a mostrar certificado de conducta, en tanto los poderes fácticos, ideológicos, religiosos y morales, junto a las iglesias y los partidos, montan el cóctel del yo no fui y de fueron aquellos, y los buenos apuntan con su dedo a los malos y viceversa. Faride Zerán a los medios, el gobierno a los anarcos, el diario a los estudiantes, el Frente Patriotero a la teoría de la conspiración, la izquierda a la derecha, la derecha a la izquierda, los cerdos a las vacas, las vacas a los caballos y los perros a los gatos. Sorprendentemente en este día nos están dando otro golpe, un golpe a las entrañas, un golpe divisionista aún más duro que el golpe militar y con mayores efectos en la población.
Este bombazo y la violencia nos está arrojando a los unos contra los otros y vamos como en cadena posicionándonos detrás de los buenos y los otros de los malos. Los patrióticos lanzan su verdad y los milicos o carabineros retirados lanzan la suya, cada uno con su biblia en mano.
Han sido muy inteligentes y manipuladores todos los partidos y tendencias, haciendo creer a los incautos que se trata de la lucha del bien contra el mal, del sistema contra el gobierno, del gobierno contra el pueblo, de los anarcos contra la izquierda, de la kriptonita contra superman, de aquel contra el otro y todos buscamos al autor material, dejando de lado que la culpa no la tiene el chancho sino quien le da el afrecho, y todos sabemos que la violencia la aplican todos los que defienden o disputan el poder, que nadie aquí se haga el santo ni la virgen María. Por lo tanto si estamos haciendo una crítica a los sistemas de culpa-sanción, a los partidos, a los buenos-malos y rescatando el tema del equilibrio comunitario, nuestro problema son todos ellos que aparecen apuntando a los otros y nos hacen perder el tiempo metiéndonos en el saco de los acusados y acusadores haciéndonos evaluar y analizar cada una de las pruebas y argumentos en favor o en contra de esta y la otra teoría de la conspiración, empantanándonos y reforzando nuestra formación de fragmentos del ser arrojados unos contra los otros y asociándonos con quienes son tan «buenos» como nosotros.
Fuera todos los partidarios de la violencia, no me interesa quien puso la bomba, ya que nunca lo sabremos y no podremos creer en algún show que nos van a montar. Aquí se trata de una batalla de posicionamientos, los de izquierda se van a sumar a la teoría de la conspiración institucional, los de derecha a que fueron los anarcos, Los que apoyan al gobierno verán una medida contra Bachelet y su programaen fin, que tampoco voy a caer en el juego de las hipótesis, ya que van a seguir saliendo según se requiera en las pugnas de la defensa del poder o de como tomarlo.
El tema es que todos ponen a la población de por medio y como objetivo a alcanzar, unos para sembrar terror, otros para cuestionar a los que siembran terror, algunos para colocar sus eternos argumentos de que ellos son los «buenos», en fin, la población sigue siendo objeto de las maniobras de todos ellos, claro, hasta que consiga su autonomía compartida en cada lugar y pueda construir su protagonismo desde los cuerpos y los afectos.
Hasta que llegue ese momento, nos estaremos moviendo en las tinieblas del humo del fuego atizado por quienes quieren pescar en río revuelto, como que el resto fuésemos tontos que esperan que llegue su «salvador»: los milicos o el programa revolucionario que va a resolver como una pomada que todo lo cura.
Me quedo con la lenta construcción del protagonismo comunitario.
Jaime Yovanovic (Profesor J)
http://clajadep.lahaine.org
Twitter: @yovanovicprofej
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