Euskal Herria: Manifestación de la izquierda abertzale en Bilbao

21.Sep.03    Análisis y Noticias

Gara
Los independentistas no pierden la calle
en el mismo lugar en el que hace un año la ertzaintza cargara contra la multitud, ayer se realizo una sentada y se desplego una pancarta con aquel lema: «gora euskal herria». lA sicosis inicial se desvanecio en la medida que la manifestacion se fue abriendo paso sin Injerencias.

Había transcurrido un año desde la carga de la Ertzaintza contra la multitud en las inmediaciones de Zabalburu. Ocurrió el 14 de setiembre de 2002. Lejos de reconducirse la situación, la tensión en las calles de los pueblos y ciudades de Euskal Herria se ha acrecentado. Las últimas decisiones de los tribunales respecto a manifestaciones convocadas por gentes de la izquierda abertzale habían contribuido a crear cierta sicosis previa a la manifestación de ayer en Bilbo. Se respiraba en el ambiente.

«Hay una docena de furgonetas de la Ertzaintza en la Plaza Elíptica», advirtió un fotógrafo pocos minutos antes de que la marcha arrancara de Aita Donostia, «pero no tiene por qué pasar nada» añadió, a continuación, como pretendiendo convencer a quienes le escuchaban de que la movilización que comenzaba no iba a sufrir represalias, al menos ayer.

Otro dato que podía contribuir a hacer pensar en una eventual situación complicada lo aportó la notable presencia de representantes de la prensa. Quizá no era superior en número ­se pudieron contabilizar unos cuarenta trabajadores de medios de comunicación, entre ellos muchos fotógrafos y media docena de cámaras para la televisión­ a manifestaciones coincidentes en el tiempo con el inicio del proceso de ilegalización de Batasuna, convocatorias que atrajeron la atención de medios que enviaron periodistas desde diversas partes del mundo, pero no cabía duda de que nadie se quería perder los detalles de lo que estaba aconteciendo ayer en la capital vizcaina.

«No se ven tantas sillas de críos como en manifestaciones anteriores, ni tampoco ha acudido tanta gente mayor como suele ser habitual». El comentario es de un navarro que portaba una ikurriña y esperaba la llegada de la cabeza de la marcha, cien metros antes de La Casilla. En esta parte del recorrido, una multitud que se prolongaba hasta la intersección con Gordoniz ocupaba ya buena parte, no sólo de las aceras, sino también de la calzada. «Pero, pese a todo, es una ‘mani’ grande ­añadió­ y volvemos a estar en la calle».

El helicóptero de la Ertzaintza seguía maniobrando en el cielo de Bilbo, observando de cerca los acontecimientos. A la altura de La Casilla, un abogado que participó también en la manifestación del 14 de setiembre de 2002 recordó en voz alta que en aquella fecha casi nadie pensaba en la posibilidad de que unos centenares de metros después la Ertzaintza cargase, por lo que él era de la opinión de que había que «seguir tranquilos, sin prisa y sin pausa».

Durante la travesía de la parte final de la calle Autonomía no dejaron de escucharse los eslóganes lanzados por la megafonía instalada en la furgoneta que circuló en la cabeza de la marcha. Una mujer de Getxo se dirigió, irónica, a un grupo de periodistas que caminaban por delante, para sugerirles que le contaran a ella y a su compañero como participantes, porque se les había hecho tarde y tenían que regresar al pueblo a buscar a sus hijas.

En Zabalburu, plaza en la que se ubica una comisaría de la Ertzaintza, y en las inmediaciones de este punto no había ayer efectivos policiales. Los organizadores de la manifestación, en cualquier caso, habían previsto en este lugar un cordón de seguridad especial. Ayer, los integrantes de este dispositivo no tuvieron que realizar ningún trabajo especial.

De repente, la práctica totalidad de fotógrafos y periodistas que habitualmente se concentran delante de la fuente de Zabalburu para obtener imágenes o declaraciones de quienes encabezan las manifestaciones salieron a la carrera hacia abajo, en dirección a la cabeza de la marcha. Al llegar al punto en el que hace un año la Ertzaintza provocara el pánico y decenas de heridos, la manifestación se detuvo y posteriormente, de forma inesperada, los manifestantes se sentaron en la calzada.

De alguna manera, ayer se repitió la imagen que siguió a la actuación policial de setiembre de 2002, cuando hubo la serenidad suficiente para evitar daños aún mayores y los manifestantes se sentaron, para posteriormente continuar la marcha hasta el final.

No hubo lugar para el olvido. Algunos de quienes en aquella fecha habían estado en primera fila y habían sentido en sus propias carnes la violencia policial enarbolaron una pancarta con el texto «Gora Euskal Herria», que dirigieron para su visión a los miles de manifestantes que ocupaban, sentados, Autonomía.

Por megafonía se recordó que hace un año, en ese mismo lugar, «se había producido una carga bestial de la policía política del PNV, sobre la base de un mandato de la Audiencia Nacional». Hubo, a renglón seguido, palabras de agradecimiento a los presentes «por el valor y la dignidad política mantenida», la misma dignidad «con la que vamos a seguir trabajando y luchando hasta lograr la autodeterminación y la independencia».

La movilización finalizó en la plaza del Ayuntamiento, todavía bajo el zumbido del helicóptero de la Ertzaintza, pero con la sensación de que los independentistas habían vencido a la sicosis. -

Claveles rojos, puños en alto y salva de aplausos durante la marcha, en memoria de Arkaitz Otazua
K.P.

BILBO

Si hubo una imagen que definió la manifestación celebrada ayer en Bilbo, ésa fue la de Arkaitz Otazua, el joven muerto hace una semana por un disparo de la Ertzaintza. Ya en el inicio, una tela de grandes dimensiones, con su fotografía, una estrella roja de cinco puntas y la inscripción «Agur eta ohore gudari gaztea», fue desplegada desde el puente de la autopista sobre la Plaza Aita Donostia.

Sin embargo, el protagonismo del homenaje al joven bilbaino lo ejercieron sus amigos y vecinos del Casco Viejo de Bilbo, que esperaron al paso de la manifestación en la confluencia de Autonomía con la calle Enrique Eguren. Allí, sobre la acera, habían colocado un panel, saludando la memoria de Otazua. Cuando la cabeza de la marcha llegó a esta altura, los vecinos y amigos del joven del Casco Viejo fueron colocando, puños en alto, claveles y ramos de flores ante su imagen.

Arreciaron entonces las alusiones a las circunstancias de la muerte de Arkaitz Otazua, escuchándose «Arkaitz gudari, gogoan zaitugu», «Herriak ez du barkatuko» y «PNV asesino». Posteriormente, en el vallado de la Estación de Abando se pudieron ver al paso de la marcha dos pancartas, una que rezaba «Arkaitz, izar berri bat piztutzera zoaz Euskal Herriko zeru gainean. Jaio behin, amets sarri, hil inoiz ez. Ez ahaztu. Ez barkatu» y una segunda en la que se aludía al PNV y a la Ertzaintza; «Quien siembra vientos recoge tempestades».