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Entrevista al ex cabo Julio Pino, asilado en Inglaterra
“Estaba entre la espada y la pared”
Por Jorge Escalante / La Nación Domingo /
Las graves acusaciones del uniformado fueron acogidas por una corte londinense que le dio asilo el 13 de agosto pasado, transformándolo en refugiado por la Convención de Ginebra de 1951.
El miércoles pasado el abogado chileno residente en Londres Vicente Alegría, informó en el Palacio de Tribunales que dos carabineros se refugiaron en Gran Bretaña, y que uno ya obtuvo su estatuto de refugiado. El abogado entregó copia de un documento de 40 páginas. En él, el carabinero Julio Pino Ubilla y su esposa, la cabo Miriam Solís Fernández, formulan serias denuncias contra la institución. Entre ellas, las más graves son de torturas a los detenidos, una lista de muertos por esta causa, y robos y abusos de poder de los oficiales. La institución desmintió las denuncias, pero la controversia quedó planteada. La Nación Domingo llamó a Pino y este es un extracto de la entrevista.
-¿Por qué desertó y se refugió en Gran Bretaña?
-Entré en un estado de depresión por la presión sobre mí de mis superiores, por eso deserté y salí del país el 27 de diciembre de 2002.
-¿Qué tipo de presión?
-De todo tipo, porque me oponía a las cosas malas que ellos me ordenaban o que yo veía.
-¿Qué cosas malas?
-Detenciones arbitrarias, ver cosas y quedarse callado.
-¿Qué cosas ilegales vio Ud.?
- Las torturas a los detenidos.
-¿Qué oficiales practican estas torturas o las ordenan cometer?
-Los nombres están en mi testimonio que presté ante la corte de Londres para mi asilo.
-¿Cuáles son?
-El coronel Anselmo Flores y los mayores Yerko Sáez Guerra y Félix Sánchez.
-¿Trabajó Ud. con estos oficiales?
-Sí, en la Tercera Comisaría en Agustinas con San Martín.
-¿Ellos torturaban a los detenidos o les ordenaban practicarlas?
-Ellos, aparte de practicarlas, también las presenciaban. Por ejemplo, una vez el mayor Flores, que ahora es coronel, le tiró una bomba lacrimógena a un detenido peruano adentro del calabozo, en 1995.
-¿Dónde estuvo destinado usted en los últimos años?
-Entre 1995 y el 2001 serví en la Tercera Comisaría, y el 2002 estuve en la 11 Comisaría de Lo Espejo.
-¿Qué pasó con ese detenido peruano?
-Estuvo muy mal, casi se murió. Al final lo mandaron de vuelta a Perú por indocumentado, porque no tenían de qué acusarlo.
-¿Qué otro tipo de torturas aplicaban estos oficiales?
-Torturas que no dejaban evidencias físicas notorias. El submarino seco, se le pone una bolsa al detenido en la cabeza para que se asfixie, el submarino mojado, el teléfono con golpes en los oídos y golpes en lugares que no dejen señas.
-¿Hay más testigos?
-Sí, pero ellos no van a hablar porque los van a meter presos.
-¿Quién de estos tres era el jefe de la Tercera Comisaría cuando usted estaba?
-Esos eran los jefes, cada uno de ellos con el grado de mayor fue el jefe en distintos años. El mayor Flores, después de él vino el mayor Sáez Guerra, un oficial xenófobo con los carabineros de origen mapuche. Incluso el coronel Flores está hoy en Relaciones Públicas de Carabineros en la Dirección General.
-¿Vio usted que el mayor Yerko Sáez torturó detenidos?
- En los calabozos sí. El me amenazó, lo que contribuyó a mi estado de estrés y depresión. Y por eso el general Cienfuegos no puede decir que ningún oficial me ha amenazado.
-¿En qué año?
-En 1997, me dijo textualmente: Mira, te quiero aquí cerca de mí pa’cagarte. Eso fue porque siempre me opuse a lo que el hacía y ordenaba hacer con los detenidos.
-¿Vio al mayor Sánchez torturar?
- No, no lo vi torturar a él, pero él autorizaba las torturas.
-¿Murió alguien en la Tercera Comisaría por las torturas?
-Dentro de la comisaría no, pero dentro del calabozo de un carro policial se ahorcó un detenido en el año 2000, creo.
-¿Están activos estos oficiales?
-Sí, están activos; más aún, el mayor Sáez tiene un montón de denuncias en su contra de gente que reclamó en su contra por abuso de poder, de funcionarios que lo acusan porque los dejó detenidos sin órdenes judiciales.
-¿Por qué obtuvo varias licencias médicas?
-Por mi depresión, estaba entre la espada y la pared, no podía reclamar más, estaba amenazado. Ya no daba más y le dije a mi señora. Hay constancia en el Hospital de Carabineros. Allí le conté al doctor Zepeda, no recuerdo el nombre. Pero él no va a querer cooperar porque tiene grado de oficial.
-¿Dónde preparó el documento con las denuncias?
-En Londres, yo saqué un cuaderno escondido con anotaciones, fechas, nombres. Esa fue una recopilación de muchos años, mía y de mi esposa. Si investiga en el hospital institucional, se va a dar cuenta que casi todos los funcionarios que están con licencia por depresión son perseguidos por los oficiales. Hay un montón con ese tipo de licencia por stress y depresión por esas causas. Un porcentaje muy menor es sólo por cansancio y exceso de trabajo.
