Sobre las elecciones en la Fech y en la Feuc
Por Jaime Yovanovic (Profesor J)
Sábado 4 de octubre 2014
El movimientos estudiantil en Chile no es ni sombra del movimiento del año 2011, que fue desviado por las elecciones parlamentarias donde sus principales dirigentes decidieron participar. Los resultados están a la vista: en la Feuc la derecha tiene las mejores condiciones para ganar y en la Fech los grupos del Fel, autónomos y Une, están de capa caída, lo que les ha llevado a unirse, cuando todo el tiempo se agarraban duramente. Extraña alianza del partido libertario con los falsos autónomos, más bien autonomistas (que por su paradigma de una izquierda que «debe dirigir» a los movimientos sociales aniquilan la autonomía) y los marxista-leninistas dogmáticos. Pero las alianzas por arriba de los dirigentes partidarios ya son parte del folclore de estas tierras.
De los partidos de la Nueva Mayoría no se podía esperar otra cosa que la santa alianza gubernamental PC-PS-IC, que por la desmovilización generalizada y debacle de los anteriores, levantan expectativas de asumir la presidencia y detener la fuga de los jóvenes que buscan perspectivas más eficaces de cambio. Por su parte los grupos rebeldes siguen en las mismas aunque han cambiado sus consignas del poder popular hacia lo que llaman ahora de poder popular comunitario, que es el mismo perro con diferente collar.
Qué es lo que los caracteriza a todos ellos?
Los partidos, la militancia orgánica, responder a líneas tácticas y estratégicas determinadas por sus respectivos comités centrales o comisiones políticas. Para los dirigentes de los partidos los estudiantes son sólo para el reclutamiento y los lanzan permanentemente a los unos contra los otros, ahí van construyendo sus bases de sustentación desde los primeros años, a partir de las tareas asociadas a las actividades de marzo hacia los mechones, salvo cuando ya vienen reclutados de antes. También la formación de sus cuadros que cumplirán a futuro funciones profesionales e institucionales, lo que aparece como una vía de ascenso social y aseguramiento de empleo para el mañana, sólo que en segundo año, pasado el entusiasmo, los participantes son menos y ya en tercer año la desmovilización es notoria, cuando perciben que los están simplemente utilizando.
Y qué pasa con la mayoría de los estudiantes?
Finalmente van cayendo en la vorágine del estudio, el individualismo, la competencia y el aseguramiento del futuro, bastante nebuloso y con pocas esperanzas reales, ya que sólo unos pocos, los «mejores” y leales al mercado podrán llegar. Todo ello terreno fértil para los grupos gremialistas de la derecha que esconden detrás a sus partidos.
Si en la sociedad en general hay una parálisis que evita el despliegue de iniciativas populares por abajo y las perspectivas de cambio se centran en procesos de organización y acumulación de fuerzas para la disputa futura del poder, el horizonte se traslada aún más lejos, se transforma en desgastante y se agotan las esperanzas que llenaron los corazones en los primeros años.
Qué podemos hacer en ese caso?
La salida estaría en desarrollar la vocación profesional junto a los procesos pacíficos locales, barriales y territoriales de construcción de un mundo nuevo, el cambio desde abajo, desde y entre los vecinos, apuntando hacia formas de vida comunitaria, cosa que viene multplicándose en todos los países de nuestro continente Abya Yala en defensa de la vida y la madre tierra, que está siendo destruida por el extractivismo capitalista. Así el estudiante aprende mejor su carrera, incorpora contenidos y metodología sociales, comunitarias, identitarias y ancestrales, realiza investigaciones, descubre sus espacios futuros de modos de vivir y, al mismo tiempo, contribuye a la materialización concreta de modificaciones de las relaciones sociales, afectivas, económicas, pedagógicas, productivas, sanitarias, jurídicas y económicas en un espacio del mundo de la vida que se asume a si mismo como sujeto protagonista del cambio desde los corazones. Para eso habría que evadir a los partidos, las ONGs y demás instituciones que reclutan jóvenes para practicar el asistencialismo, el paternalismo, la externalidad, el poder, la dependencia a los «beneficios», el viejo pascuero, la limosna y la larga lista de métodos de reproducción sistémica de la pasividad y falta de iniciativa.
Eso implicaría el agrupamiento de dos o tres jóvenes por universidad para estudiar y preparar las condiciones para desarrollar y practicar dos tipos de programas: uno de vinculación a un barrio para elaborar con los vecinos las experiencias que permitirán incidir en los programas de estudio de cada una de las carreras, y el otro un programa para los estudiantes como una especie de corriente del común y del cambio por abajo.
Para ello podemos organizar un encuentro en Valparaíso el sábado 11 de octubre donde se entregaría:
1. Experiencias del continente y del país de comunidades autónomas.
2. Metodologías de como colaborar con un barrio para avanzar hacia las formas de vida comunitaria.
3. Experiencias de como operar desde cada vocación, profesión o carrera.
4. Notas de como desplegar la iniciativa en las facultades y universidades.
Interesados pueden comunicarse en unlibre@gmail.com
Jaime Yovanovic (Profesor J)
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