28-11-2014
Secesionismo verde en Vermont
Andy Robinson
La Vanguardia
Vermont - Jamás había mantenido una entrevista mientras flotaba en un río de agua cristalina, y menos un rio que se llama Mad River. Pero en Vermont, el inconformismo, a veces, la locura, es la norma. Un día caluroso de verano, Rob Williams, uno de los activistas del grupo secesionista, la Segunda República de Vermont, me la propuso tras pasar la mañana vendiendo hamburguesas de carne de yak en un puesto del farmers market en Waitsfield, un pueblo muy pintoresco en el Mad River Valley. Pese a no tener grabadora resistente al agua, ¿cómo iba a decir que no?
Tras sendos viajes a Escocia y Catalunya, resultó, cuando menos, sorprendente comprobar que el pueblo más preparado para la creación de un nuevo estado nación en el siglo XXI parece ser el pequeño estado de Vermont en el nordeste de Estados Unidos. Mucho de esa preparación, dicho sea de paso, se debe a la labor incansable de Thomas Naylor, uno de los fundadores de la Segunda República de Vermont. Thomas defendía con pasión la salida de pequeño Vermont del “imperio” estadounidense. En una ocasion durante los años más oscuros de George W Bush, me llevó a la capital de Monpelier para ver a un independentista disfrazado del Ethan Allen , el célebre lider de los revolucionarios Green mountain boys que lucharon contra los ingleses y crearon un país independiente en la decada de los 1770. El amigo de Thomas entró en la capital montado en caballo y leó un manifiesto en defensa de la independencia.
Thomas murió hace dos años pero los activistas del movimiento secesionista en este estado principalmente rural de solo 650.000 habitantes siguen ondeando la bandera verde de un secesionismo interesante fundamentado en un ecologismo utopico y radical. Han elaborado detallados programas para una economía sostenible e igualitaria basado en la independencia alimentaria y energética y un sistema financiero vertebrado por la banca pública. Sus inspiraciones: la filosofía de economía medioambientalista en Lo pequeño es hermoso de Fritz Schumacher, y el libro Human Scale (escala humana, 1980) de Kirkpatrick Sale, pionero de teorías de decrecimiento y defensor del derecho a seceder del “imperio”
Hay varios movimientos secesionistas en Estados Unidos desde Texas a Alaska, Colorado a New Hampshire. La mayoría pertenece a la misma corriente ultra conservadora de angry white guys (hombres blancos muy enfadados ) que el Tea Party, solo que tan recelosos ante al poder del Gran Gobierno federal que quieren desacoplarse del todo. Pero la Segunda Republica de Vermont es muy diferente. Estos son white guys, eso si, la mayoria, al menos. Pero no están enfadados sino muy entusiasmados, tal y como se puede comprobar en el farmers market de productos ecológicos e integrales en Waitsfield. O en una actuación del grupo contracultural de teatro de títeres Bread and Puppet , simpatizantes del mvimiento independentista, en el noroeste de Vermont donde el veterano Peter Schuman todavia hace pan después de cada actuacion al aire libre para dar de comer a la gente. ”No sé si podrán seguir sin Thomas pero Obama no ha hecho nada para quitar las ganas de salir de este monstruo”, me dijo Peter que creó Bread and Puppet en el Lower East Side de Nueva York cuando Bob Dylan llegaba desde Minesota.
“Para nosotros, las claves de la independencia son autosuficiencia en alimentos y energía, y además, una banca pública para eliminar la dependencia de Wall Street”, me explicó Rob mientras flotábamos río abajo rodeado del campo bucólico de Vermont.
“Yo soy secesionista porque no puedes reformar este lío imperial ; puedes hacer de avestruz; puedes coger armas pero te van a aplastar; asi que por que no simplemente paciblemetne ausentarse del imperio; y animar a otros estados a hacerlo “, continuó. “No vamos a esperar a que rompa; estamos ya creando la economía alternativa”
Si esto parece utópico, pues, seguramente lo es. “La independencia para mi no deja de ser un thought experiment (ejercicio intelectual)”, dijo Gwendolyn Hallsmith, fundadora de la organización Vermont por una economía nueva que ha esbozado las líneas principales de la nueva economía de Vermont. “Pero es un experimento muy útil“. Muy útil porque la economía alternativa que se idea para un Vermont independiente y alternativo ya empieza a crecer dentro de la vieja sociedad.
Vermont tiene más huertas ecológicas per capita que ningún otro estado de EEUU. Es el estado en el que se consumen más alimentos producidos localmente gracias a iniciativas de apoyo a pequeños granjeros y una red de cooperativas de consumo (agricultura apoyada por la comunidad) que permite que los granjeros ingresen dinero al principio de la temporada. Miles de jóvenes han optado por crear granjas y dedicarse a produciro alimentos en el estado. El pequeño estado , en la frontera de Canada, acaba de levantar ampollas en la sede corporativa de la gigante del agribusiness, Monsanto, tras aprobar una ley que obliga a poner etiquetas en sus productos si tiene ingredientes transgénicos. ”Monsanto cuenta con 3.000 abogados , 9.000 lobistas y acaba de comprar Blackwater asi que si protestas te pueden matar”, dijo Dave Hartshorn, que tiene una granja ecológica en las afueras de waitsfield ecologico. “Somos el estado que más posibilidades tiene de alimentarse a si mismo”, añade.
En Burlington ,la ciudad más grande, en la orilla del enorme lago Champlain, el último McDonald’s cerró hace dos años y fue sustituido por el Farmhouse Tap and grill, un restaurante ecológico que se abastece mayoritariamente de granjas locales. Otra pequeña cadena de restaurantes ecológicos, la creperia, Skinny Pancake Creperia, que se abastece principalmente a partir de productores de alimentos locales, acaba de hacerse con el contrato de servicios de catering en el pequeño aeropuerto de Burlington donde puedes comer un sándwich de tomate, queso y orégano ecológicos todo producido en granjas situadas en el mismo municipio. “Ganamos a Dunkin Donuts ”, dijo Benjy Adle, el joven dueño de Skinny que ya tiene tres restaurantes en Burlington tras empezar vendiendo. “Hemos ido mas lejos en Vermont que ningun otro estado en el uso de productos locales, y, gracias a ello, hemos sorteado los problemas de la gran recesión: el paro no ha rebasado el 4% a lo largo de la recesión “.
Habrá que decirlo . No es todo un jardin de rosas ecológicas o un tarro de jarabe de arce en Vermont. Hay una epidemia en ciernes de heroina en la población juvenil. Hay focos de pobreza rural y urbana. Y Ben & Jerry’s, la pequeña fabricante de helados que se identificaba con la imagen pastoral de Vermont, fue adquirida por la a gigante del Big Food, Unilver. Pero lo que llama la atencion en Vermont y en algun otro estado del interior , es que los recelos respecto al Big Government del tea Parrty parecen estar juntandose con un odio al Big Business. “Nuestro gobierno federal esta a sueldo de Monsanto”, dijo Dave que se define como conservador. “Estamos viendo una convergencia entre lso libertarios conservadores y getne como yo, que somos má de izquerdas”, dijo Rob.
Mientras, crece cada vez mas apoyo a la creación de un banco público. “En estos momentos creamos un ciclo de dinero que solo beneficia a Wall Street”, dice Hallsmith. “Depositamos los ingresos tributarios en un banco canadiense que los invierte en activos financieros en Wall Street; luego, para financiar el gasto del estado, emitimos bonos y pagamos intereses a los mismos bancos”, dice Hallsmith. “hay que usar un banco publico para crear el corto circuito”. 19 municipios en Vermont (de unos 200) han votado a favor de establecer un nuevo banco publico en los últimos meses. El gobierno del estado ha respondido. Ya trasfiere el 10% de la recaudación tributaria a un fondo para inversiones. “Solo hace falta darle una licencia bancaria y tendríamos el banco público”, dice Hallsmith.
Fuente: http://blogs.lavanguardia.com/diario-itinerante/?p=3642