Se encontraron otras figuras de grandes dimensiones y apostadas en el plano que mostraron características de geoglifos y que están asociadas a las antiguas rutas caravaneras prehispánicas. “Aquí el material acumulado no había sido extraído del lugar, había una intencionalidad constructiva y poseían en su interior restos de objetos prehispánicos”, responde el investigador que destaca una compleja figura abstracta de trazado ortogonal en Lasana y que tiene 300 metros de largo por 80 m de ancho y que es observable en su totalidad sólo desde el aire. “En la interior del geoglifo registramos varios restos de objetos arqueológicos, proponiendo que se trata de un geoglifo de tiempos prehispánicos, construido entre el 900 y 1550 DC”, explica.
Los geoglifos son muy frágiles. El medio ambiente desértico ha permitido que se hayan mantenido por miles de años, pero es la acción humana la que provoca enormes daños al pasar sobre las figuras con vehículos, motos o al pisarlas.
¿Cuál es la finalidad de estos dibujos?
Los ancestros andinos locales, en su afán de domesticar el desierto y dotarlo de contenido y cultura, pintaron las laderas de los cerros con enormes figuras como si quisieran competir con el desierto. Hechos definitivamente por humanos y para humanos. Allí está representada la visión de mundo, cosmovisión, cosmogonía e imaginarios colectivos de varios miles de años y decenas de generaciones de andinos. Allí está parte del libro con la enigmática historia del mundo andino que intentamos develar. Sólo nos queda agradecer a esos antepasados por las maravillas que nos legaron. Y esperar que seamos nosotros la generación que supo valorar ese gran legado.
¿Son valorados los geoglifos más allá de nuestras fronteras?
Los geoglifos poseen un alto valor arqueológico, artístico, paisajístico y cultural. Son muy singulares y escasos a nivel mundial. Los más conocidos son los de Nazca, declarados patrimonio de la humanidad por UNESCO, y algunos en Inglaterra y Arizona. Los del norte de Chile destacan por la gran cantidad de sitios y figuras que se conocen desde Arica hasta Antofagasta. Están principalmente en las laderas de cerros y a veces en planos, hechos para ser vistos desde las antiguas rutas caravaneras precolombinas que surcaban todo el desierto. Era un arte de caravaneros, algo así como las señales de tránsito de la época, pero con muchos más significados y propósitos que sólo marcar el camino.
Temporada de geoglifos
Los geoglifos de Chug-Chug pueden ser visitados desde diciembre a febrero en compañía de guías andinos especializados y arqueólogos que estarán investigando en el sector.
Los geoglifos de Topater, aunque están bastante a mal traer por el paso de vehículos y motos, todavía permite ver la figura principal desde el Camino de Calama a San Pedro de Atacama (Ruta CH23, km 1).
El geoglifo de Talabre se puede observar desde el camino de Chiu-Chiu a Calama (Ruta CH21, Km 8). Codelco se ha comprometido a generar un plan de protección, resguardo y valoración patrimonial del lugar.
Los geoglifos de Quillagua pueden conocerse guiado por jóvenes de la comunidad. Más informaciones en contacto@fundaciondesiertoatacama.com y la web respectiva de la agrupación: www.fundaciondesiertoatacama.cl