Nota de Jaime Yovanovic (Profesor J):
Este grupo hace un análisis de los acontecimientos con dos características: oculta sus responsabilidades y tergiversa para justificar sus políticas. Veamos algo de la historia del grupo antes de adentrarnos en el análisis de su nota: Por logica esconden la principal contribución de la rebelión del 2001, que fue el despliegue autónomo de las asambleas vecinales y la transformación de muchos piqueteros en formas de vida alternativa en muchas localidades, ambas realidades en conjunto mostraron una estrategia diferente de cambiar el mundo sin apelar al estado. Fue el apelo reivindicativo al estado de algunos grupos que se separaron de la corriente autónoma inicial lo que ayudó enormemente a la consolidación de la salida progresista nacional-populista del kirchnerismo, a la que se sumaron la mayoría de los partidos y grupos de izquierda incluyendo a la fracción de las madres de Mayo dirigida por Hebe de Bonafini.
Las asambleas vecinales que nacieron como punto de encuentro entre moradores de barrios, fueron rápidamente transformadas en coto de caza de las agrupaciones de izquierda, que en vez de apoyarlas, intentaron influirlas y dirigirlas en el típico rol de la vanguardia que se había gestado en otra época y que en la actualidad resulta contraproducente, salvo para los interesados en el socialismo como fase de transición a la sociedad sin clases mediante el capitalismo de estado, lo que muy luego se desmoronó a nivel mundial, pero ya las sectas y religiones estaban instaladas y la tarea fue evitar el desarrollo de la autonomía en proceso de instalar formas de vida comunitaria, implantando la necesidad reivindicativa de pedir y exigir al estado, con lo que se desarrolló masivamente una verdadera escuela de formación política en torno en torno a la heteronomía, esto es: las reglas y soluciones vienen de fuera y así se bloqueó el despliegue de la potencia generando el fortalecimiento de la dependencia. Pedir al Estado fue más difundido que la autogestión del hacer las cosas con las propias manos formando múltiples redes de intercambio y apoyo mutuo entre barrios. Los MTDs más avanzados, como fue el caso de Solano, se consumieros en pugnas internas de liderazgos, confusiones y metidas de pata, ya que distintas fueron las posturas de Carlitos, extremadamente personalista y hasta mesiánico, del cura, mucho más humilde y ponderado, y de Jara, de notable lucidez, pero en torno a la cual se aglutinaron viejos militantes de la rebeldía marcados por la interpretación equivocada de Marx que fue el llamado “marxismo” y conceptos como la “disciplina”, el “compromiso” y similares más orientados por la razón instrumental que por la pasión creativa y sensibilidad del común. Lo poco que había, en vez de profundizar y extender a otros barrios, siendo algunas experiencias realmente notables, como los estudios prácticos de nuevas metodologías pedagógicas y de construcción de subjetividad, no cedieron el paso a un mayor relacionamiento personal y establecimiento de formas de cotidianeidad compartida. Hubo allí un despliegue extraordinario de experiencias estructuradas, como espacios autogestivos y productivos, que más se quedaron en el plano de las experiencias que en el plano de masividad envolvente para el conjunto de los vecinos que pudieran ir sustituyendo las contidianidades personales e individuales por cotiadianeidades compartidas. Sin embargo era, a nuestro entender, la principal escuela de construcción de autonomía comunitaria entre todas las cientos y cientos de experiencias que se dieron en todos las ciudades argentinas. Muchos fueron a apoyar, pero buena parte de ellos encerrados en su esquema previo, sin ceder ante la posibilidad de que cada barrio hiciera su camino propio. Reconocemos en ellos nuestros maestros y cuando señalamos las deficiencias, las aplicamos a nosotros mismos, pues nos hicimos parte de sus errores y de sus logros. criticamos una y mil veces y hasta varios se enojaron, pero es parte de una especie de asamblea donde todos tenemos derecho a decir, acertar y equivocarnos, ya que así es el aprendizaje de todos. Creemos que en Solano se alcanzó uno de los niveles más altos del continente, pero no fue posible llegar a un grado de referente ante la oleada de grupos izquierdistas divididos en dos grandes corrientes, la que se suma al kirchnerismo y la que sin sumarse lleva a la gente a la constante reivindicación a las instituciones. El peso de esas dos corrientes influyó eficazmente en el aniquilamiento de la autonomía que se extendía tras los acomtecimientos del 2001 que, dicho sea de paso, era un objetivo común de todas las izquierdas, lo que resultaba en una alianza tácita con el kirchnerismo.
El primer gran quiebre lo lleva adelante el grupo piquetero de los MTDs de Lanús y Almirante Brown que rompen con Solano aduciendo múltiples argumentos que ocultaban el motivo de fondo: las diferencias estratégicas de construcción. Solano y algunos otros más hacia adentro, hacia la autonomía y la autogestión, en tanto el resto hacia la reivindicación institucional y la formación de una vanguardia (otra más, esta vez la correcta) de caracter nacional, subordinando la autodeterminación barrial y comunal al centro dirigente, por más que decían que eran horizontales y producían un texto tras otro justificándose, pero ya mostrando la hilacha de aspirar a un estado centralizado dependiente de los partidos. Aunque se negaron a plegarse al kirchnerismo, de hecho se hacía una alianza con ellos. Lanús, Almirante Brown y La Plata, fueron los tres grupos que dieron origen al Frente Santillán, que posteriormente se fue dividiendo por liderazgos y planteamientos táctico.estratégicos frente a diferentes coyunturas.
Los padres ideológicos de estos tres grupos argentinos fueron los mismos que quebraron la autonomía del Frente Campesino Exequiel Zamora en Venezuela, esto el grupo campesino brazo agrario del PT brasileño, dirigido por la socialdemocracia-neoliberal de Lula, el famoso Movimiento Sin Tierra, el MST, en cuyas escuelas de cuadros del sur brasileño se formaron los dirigentes argentinos que romperían con la autonomía para plegarse a la lucha por el estado socialista, el capitalismo de estado, siendo así funcionales a la cohesión y re-cohesión institucional. la estrategia del MST brasileño ya es conocida: posar de rebeldes para mantener un bloque izquierdista ligado al PT, hoy en el gobierno. Acabar con la autonomía comunitaria es el principal objetivo de estos partidos que hoy administran en el continente el capitalismo extractivista que destruye la Madre Tierra mientras emiten lamentos como siniestra demagogia convincente de que son realmente sensibles a la destrucción del planeta, claro que sólo les creen los izquierdistas ansiosos de hacerse cargo de la gallina de los huevos de oro.
Veamos ahora las perlas que emiten los santillanes ante la nueva coyuntura continental del pacto de Yalta entre USA y Cuba, el avance de los conservadores, el sorprendente crecimiento del extractivismola crisis de venezuela y la persecusión en todas partes a las comunidades autónomas. iremos comentando por partes:
24-12-2014
A 13 años de la rebelión de 2001
Frente Popular Darío Santillán-Corriente Nacional
Rebelión
Transcurrieron 13 años desde la rebelión popular que en diciembre del 2001 intentó parir una nueva Argentina. Desde entonces, sin desconocer sus límites, se instaló una nueva relación de fuerzas por la que el país ya no volvió a ser el mismo.
Comentamos:
Más que nueva “relación” de fuerzas, habría que mirar ese proceso como el establecimiento en múltiples lugares de nuevos modos de relacionarse entre vecinos haciendo abstracción de las luchas por el estado.
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El nuevo aniversario así como la compleja situación que asoma en el horizonte incita a balancear cuanto de esa apuesta de transformación encarnó en la realidad, así como a trazar algunos rasgos del país que se viene. Como entonces, mucho dependerá de lo que hagamos colectivamente como pueblo.
Diciembre del 2001: no sólo crisis
No vamos a hablar del país neoliberal contra el que se dirigió la rebelión y que fuera impuesto a sangre y fuego por la dictadura militar y luego profundizado por los gobiernos radicales, del PJ y del centroizquierda que le sucedieron.
Vamos a resaltar, en cambio, tres aspectos que le dieron fisonomía propia a la rebelión y que en la última década, no casualmente, buscaron taparse con un manto de olvido.
El primero es que la rebelión fue a contramano de la sociedad individualista a la que aspira el capital. Ya el 19 de diciembre a la noche, mientras centenares de miles marchábamos en las principales ciudades contra el poder político y económico, quienes se sumaban en cada esquina eran recibidxs cálidamente con aplausos. El hasta ayer desconocido pasó a ser compañerx, hermanx. En las calles se escuchaba “piquete y cacerola, la lucha es una sola”, mientras lxs vecinxs de la Capital recibían con mate cocido a las filas piqueteras que llegaban desde las barriadas más pobres del conurbano. El fino olfato popular señalaba con claridad y sencillez una de las principales tareas: había que unir al pueblo trabajador, no meramente por arriba en acuerdos entre organizaciones como algunos leyeron, sino articulando necesidades, reclamos, esperanzas, proyectos, luchas y organización popular. El 2001 no lo resolvió, pero señaló el rumbo a seguir.
Comentamos:
Es destacable la preeminencia de las “filas piqueteras” y de la “articulación”. Al parecer este grupo ha profundizado su vocación de construcción de “fuerza” para abatir a la otra fuerza, de allí el énfasis en la “correlación de fuerzas” más que el cambiar el mundo desarrollando nuevas relaciones.
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En segundo lugar, la rebelión argentina -junto a otras en Nuestra América y el mundo- tiró a la basura el supuesto “fin de la historia” según el cual el mercado y la democracia liberal aparecían como máxima aspiración humana. En trazos gruesos e incipientes, la rebelión esbozó una sociedad alternativa a la destructiva y criminal del capital: durante meses los bancos debieron escudarse tras muros metálicos para evitar la merecida furia popular; “desendeudarse” significó, sin vueltas retóricas, el repudio al pago de la fraudulenta deuda externa y no su pago “serial”, como hoy pretenden convencernos; el trabajo cobró un valor superior a la “sagrada” propiedad privada y trabajadores y trbajadoras recuperaron cientos de empresas y las pusieron a producir, mientras muchxs otrxs ocupaban calles, plazas y rutas tras decidirlo en democráticas asambleas. La historia se levantaba desde su féretro y los pueblos avanzaban -a tientas pero decididos- para que fueran el capitalismo y su falsa democracia liberal los que ocuparan el vacío ataúd. Nuevas metas y objetivos nacían desde la lucha popular.
Comentamos:
Las asambleas democráticas obviamente no instalas nuevas relaciones ni formas de vida del común, no, por favor.
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Por último, el pueblo puso la política patas para arriba y, mientras exigíamos que “se vayan todos”, buscábamos arrebatar la política de manos de quienes, desde las podridas instituciones que aún perduran, regían los destinos del país. Lo hicimos parcialmente, no en todas las esferas posibles y necesarias y sin la organización suficiente. Pero proyectos en salud, educación, cultura, economía social, vivienda, medios de comunicación, servicios públicos, justicia o régimen político surgían desde abajo, eran debatidos democráticamente y se luchaba por ellos. La rebelión popular, articulando la lucha reivindicativa con la política, buscaba convertir en letra muerta a la reaccionaria Constitución según la cual “el pueblo no gobierna ni delibera”, poniéndonos en sintonía con los procesos revolucionarios y constituyentes que asomaban en Bolivia y Venezuela.
Comentamos:
Todo lo dicho, que suena muy bonito, culmina con la importancia del estado y los gobiernos de procesos dirigidos desde arriba. La contradicción es evidente: los de abajo hacen cosas nuevas, pero, ojo, tenemos que llevarlas al gobierno, el gran objetivo.
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Desde entonces y durante la última década, el kirchnerismo supo apropiarse de varias reivindicaciones por las que el pueblo luchó durante años. No se pueden desconocer las conquistas logradas, pero tampoco que fueron dadas de forma tal que quebraran los pilares de lo nuevo que brotaban de la rebelión popular. Su estrategia fue fragmentar a los sectores populares sembrando la idea de que las reivindicaciones de unos atentan contra los derechos del otro, recomponer la falsa idea de que el bienestar necesita de la “confianza” de los inversores y rechazar toda acción política que no se origine en los despachos oficiales o las instituciones del régimen. Estas, entre otras, constituyeron ideas-fuerza que se mantuvieron durante toda la década y dieron continuidad y coherencia a lo que apareció, para muchos, como políticas pendulares, ante los vaivenes “progresistas” y reaccionarios.
Comentamos:
El kirchnerismo nos ganó el quien vive agarrando el aparato antes que nosotros. Seamos claros.
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Tres mitos, apoyados en un aceitado aparato comunicacional oficial, sostuvieron estas ideas fuerza: una supuesta continuidad entre el elenco gubernamental y las generaciones que lucharon por el socialismo a comienzos de los ‘70; la puesta de un signo igual entre las prácticas de las organizaciones juveniles impulsadas desde arriba por el oficialismo, con las de los miles de jóvenes que en barrios, escuelas y empresas luchan por otra sociedad a tono con los desafíos que dejó la rebelión. Y por supuesto, nada de esto se sostendría sin la versión oficial del 2001 como mera crisis, como el “infierno” del que habríamos salido gracias a los gobiernos kirchneristas.
La Argentina de hoy
Comparar la situación actual con la vivida en el pico de la crisis económica y social de hace 13 años no es más que un recurso que busca deslegitimar cualquier reclamo.
Una rápida mirada sobre el país permite valorar que perviven pilares centrales del neoliberalismo: el trabajo precarizado para millones, una producción que mira al mercado mundial antes que a las necesidades de la población, la concentración y extranjerización de la economía, el extractivismo como palanca fundamental, la mercantilización de la salud y la educación, el pago de la deuda externa. Pilares que perduran y se profundizan.
Se muestra como logro que el monocultivo de soja pasó de los 12 a los 20 millones de hectáreas lo que entusiasma a las empresas del agro-negocio pero tienen graves consecuencias para el pueblo: el precio de la carne se disparó hasta hacerse inalcanzable, 200 mil familias campesinas y de los pueblos originarios fueron expulsadas de sus tierras hacia las villas en las grandes urbes, los agro-tóxicos contaminan a cada vez más poblaciones, la Argentina se convirtió en uno de los responsables del cambio climático, aportando el 4,5% de la deforestación mundial.
Al mismo tiempo, la megaminería, ampliamente resistida por las poblaciones afectadas, pasó de cerca de 40 a casi 600 proyectos en diferentes etapas de concreción.
La crisis energética que alentó la estatización parcial de YPF no se tradujo en una reversión de la entrega sino en su profundización, con los contratos con Chevrón, la sanción de la ley de hidrocarburos y la prioridad dada al fracking, que en muchos países ha sido prohibido por sus efectos contaminantes y peligrosidad.
Bajo un gobierno que agotó la palabra “equidad”, la educación y la salud son cada vez menos un derecho para millones de excluidos y más un negocio para unos pocos.
El ajuste vuelve a expresarse con la inflación que le gana la carrera a los sueldos y jubilaciones así como con los despidos y suspensiones que durante el último año han afectado a miles de trabajadores. Ante la resistencia popular, los acuerdos con las burocracias sindicales, una brutal represión y la criminalización de la protesta pasaron a ser las herramientas con que el gobierno enfrenta a las luchas y al surgimiento de un activismo honesto y combativo, que responde ante sus compañeros y compañeras de trabajo.
A pesar de importantes conquistas legales y simbólicas del movimiento de mujeres y géneros (que no vamos a desconocer), el derecho al aborto, uno de los pilares del sostenimiento del machismo y el patriarcado, aparece negado por el gobierno y la iglesia, en un acuerdo sellado en el Vaticano de Francisco y rubricado por el Congreso Nacional. Los femicidios y la violencia de género se profundizan, ante la falta de políticas serias y sistemáticas y presupuestos insuficientes.
Comentamos:
La caracterización que hacen de Argentina es exactamente la misma de los países que dicen admirar, esto es, los países progresistas que administran el capitalismo globalizado en “sus” territorios.
La falta de políticas serias y sistemáticas y los presupuestos insuficientes indican, a contrario sensu, que la estructura estatal requiere de otras políticas, otra conducción. Es decir, gobernaremos de arriba-abajo y administraremos el capital de tal modo que haya presupuesto. Genial.
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2015: un año no sólo electoral
Las próximas elecciones van ocupando el centro de las preocupaciones de los partidos, sea cual fuere su signo. El bombardeo mediático magnifica diferencias, pero son evidentes los acuerdos sustanciales entre los candidatos con mayores chances, como Scioli, Massa, Macri o Binner.
Mientras, es el propio gobierno el que desanda gestos progresistas, poniendo de manifiesto los límites de cualquier proyecto que se mantenga dentro del capitalismo.
Pero lo que verdaderamente estará en juego en este 2015, es si el ciclo de conquistas que abrió la rebelión perdurará o será derrotado. Y esto se jugará en las calles, empresas, escuelas, hospitales, barrios y universidades, con la organización, luchas y solidez de proyectos que alcancemos como pueblo trabajador.
Comentamos:
La organización entonces es para luchar y la lucha podrá imponer los sólidos proyectos. La continuidad de la rebelión está dada por la sustitución del kirchnerismo por los administradores “buenos”.
Concluye:
Las candidaturas que presenten las diversas izquierdas podrán ser un útil apoyo para profundizar y consolidar el rumbo que transformó al 2001 en una divisoria de aguas en nuestra historia. A condición de pensarse al servicio de las luchas, organización y proyección de nuestro pueblo. Y a condición también de superar la confusión que tras más de una década, deja como el kirchnerismo entre las organizaciones populares.
Lejos de las miradas por arriba, en el FPDS-CN sabemos que es desde abajo como hace 13 años, en las luchas de resistencia, en los procesos de organización que rehúyen del corporativismo, en el debate sobre las experiencias que dejó la lucha -en Argentina y en Nuestra América- contra el neoliberalismo primero y el “progresismo” ahora, que van gestándose las fuerzas que animarán los próximos procesos revolucionarios en el camino de una patria socialista, feminista, ecologista y libertaria. Sabemos también que no somos lxs únicxs en esa búsqueda. Hay muchas más organizaciones, colectivos, compañeros y compañeras con quienes nos seguimos encontrando. En esta lucha y esa apuesta perseveramos a 13 años del 2001.
Concluimos:
Igual que el MST de Brasil, trabajar abajo para subordinar al pueblo a los que alcancen puestos de comando del aparato. La patria socialista es la consigna de Stalin.
Como puede verse, la autonomía de las asambleas vecinales no les gustó mucho, ya que quieren hacer lo que hacen otros gobiernos: aplastarlas. Hoy día la oleada de experiencias y dinámicas de los de abajo en todo el continente avanza a paso firme hacia la instalación de sus propias formas de vida en común. Habría que estudiar más la experiencia de Solano, con todos sus errores y deficiencias, la más alta expresión alcanzada en Argentina de las posibilidades de cambiar el mundo sin tomar el poder, así como la experiencia notable del Kurdistán, que del viejo marxismo-leninismo transitaron a la práctica de la autonomía comunitaria en ciudades y aldeas, ejemplo que se va extendiendo y aparece como un referente para los pueblos de esa región. Sin embargo aquí mismo tenemos experiencias destacables como los municipios autónomos zapatistas en México y la Alianza Territorial Mapuche en el Wallmapu.