Es Rojava la primera revolución feminista? Muchos sostienen que si. Vea por si mismo … o por si misma

El papel de la mujer va mucho más allá que la integración a las milicias femeninas de resistencia comunitaria kurda. Cae el fetiche machista de las bellas mujeres combatientes que divulga la prensa internacional.



“Las mujeres kurdas están liderando una lucha radical que puede desafiar el statu quo”

Entrevista a Dilar Dirik, activista del Movimiento de Mujeres Kurdas

Recientemente han aparecido noticias en los medios de comunicación sobre lo que está ocurriendo en Kobanê, sobre la resistencia kurda contra el Estado Islámico (EI). Vemos imágenes de mujeres de las Unidades de Defensa de Mujeres (YPJ) luchando en esta región kurda. A pesar de la sorpresa que han suscitado las fotografías, no se ha puesto mucha atención en analizar cómo o de dónde surgen estos grupos. Dilar Dirik, activista en el Movimiento de Mujeres Kurdas e investigadora sobre Kurdistán y el movimiento de mujeres, lo cuenta.

Marta Jorba y Maria Rodó, feministas del colectivo Gatamaula, Barcelona.
Dilar Dirik, activista kurda. / Foto cedida

Dilar Dirik, activista kurda. / Foto cedida

¿Qué opinas sobre la forma como se ha tratado el tema de las Unidades de Defensa de Mujeres?

Tras el ascenso del Estado Islámico el mundo se ha dado cuenta de que hay mujeres luchando en Kurdistán. Muchas personas que desconocían lo que ocurría en esta región se han sorprendido de que las mujeres de una sociedad que se ve como conservadora y dominada por los hombres luchen e incluso derroten a esta organización brutal. Los medios de comunicación capitalistas de masas, e incluso sus revistas de moda, se han apresurado a apropiarse e instrumentalizar la lucha legítima de estas mujeres como si fueran una especie de fantasía “sexy” al estilo occidental. Han focalizado su interés en elementos muy superficiales como que “los combatientes del Estado Islámico temen a las mujeres kurdas porque si una mujer los mata no van a ir al cielo”. Pero ignoran que este es un tema profundamente complejo y que hay algo más que lucha armada en este conflicto. Lo que hay es un proyecto político de emancipación radical.

¿Quién forma las YPJ y cuál es su rol en el conflicto?

Las YPJ son las fuerzas de defensa de las mujeres, pero hay una lucha mucho más amplia que va más allá del campo de batalla. Yekîtiya Star es la organización paraguas del movimiento de mujeres en Rojava (Kurdistán occidental / norte de Siria). En los tres cantones de Rojava –en medio de la guerra– se cumplen las normas de copresidencia (todos los cargos están compuestos por una mujer y un hombre), de cuotas y se han creado unidades de defensa de las mujeres, consejos de mujeres, academias, tribunales y cooperativas. Las leyes tienen como objetivo eliminar la discriminación de género. Por ejemplo, los hombres que ejercen violencia contra las mujeres no pueden ser parte de la administración. Uno de los primeros actos del gobierno fue la criminalización de los matrimonios forzosos, la violencia doméstica, los asesinatos por honor, la poligamia, el matrimonio infantil y el “precio de la novia”. No sorprende que muchas mujeres árabes, turcas, armenias y asirias se unan a las filas armadas y a las administraciones en Rojava. El objetivo es asegurarse de que la sociedad internalice el hecho de que la liberación de las mujeres es un principio básico para la liberación y la democracia en lugar de ser sólo responsabilidad de las mujeres. La revolución debe cambiar la mentalidad patriarcal de la sociedad. De lo contrario, la historia se repetirá y las mujeres, que han participado activamente en la revolución, lo perderán todo una vez se logre la “liberación”. Esto es lo que les ha pasado a muchas mujeres en otros lugares del mundo. Por esto, el concepto de revolución debe incluir activamente al 50 por ciento de la población si pretende conseguir una libertad verdadera.

Los medios de comunicación capitalistas de masas, e incluso sus revistas de moda, se han apresurado a apropiarse e instrumentalizar la lucha legítima de estas mujeres como si fueran una especie de fantasía ‘sexy’ al estilo occidental.

¿Qué relaciones hay entre las Unidades de Defensa de las Mujeres y las Unidades de Defensa del Pueblo (YPG)?

Ambos grupos son fuerzas de defensa legítima de Rojava y están vinculados entre sí. El YPJ no se subordina a YPG, es un grupo sólo de mujeres que se organiza de forma autónoma y lleva a cabo operaciones militares y entrenamientos de forma independiente. Pero no todas las mujeres deben unirse al YPJ, ya que los grupos no están segregados por géneros. Ambos se centran en la educación ideológica y política, pero el YPJ pone mucho énfasis en la educación y el empoderamiento de las mujeres.

¿Cuáles son las consecuencias de los ataques actuales para la construcción del proyecto político en Rojava? Y especialmente para las mujeres y la lucha por la liberación de género.

Por desgracia, debido a la intensidad de la guerra, muchos de los proyectos no pueden funcionar como deberían. La revolución en Rojava es ideológicamente cercana al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) y el sistema que se está estableciendo allí se funda en el concepto de “confederalismo democrático”, que promueve un autogobierno local radical y de base, con igualdad de género y ecológico, que cuestiona las fronteras arbitrarias existentes. Pero ahora en Kobanê toda la ciudad está movilizada para la guerra. Sin embargo, en el cantón de Cizîre, que es el mayor y más estable de los tres cantones, a pesar de la guerra se han creado muchas cooperativas, escuelas, consejos, academias y estructuras autónomas de mujeres.

Uno de los primeros actos del gobierno fue la criminalización de los matrimonios forzosos, la violencia doméstica, los asesinatos por honor, la poligamia, el matrimonio infantil, y el “precio de la novia”.

A pesar de la atención mediática actual sobre estos últimos acontecimientos, ¿nos puedes explicar cuál era la situación anteriormente?

Este ataque en Kobanê es el último de varios ataques de este año. ISIS (o EI) había estado atacando Kobanê repetidas veces debido a la importancia estratégica y simbólica que tiene. Durante dos años, los kurdos en Rojava han estado luchando tanto contra el régimen de Assad (presidente de Siria) como contra las fuerzas radicales islamistas, como al-Nusra o ISIS. Pero su lucha había sido completamente ignorada hasta ahora. Los kurdos llevan años advirtiendo al mundo sobre el peligro de ISIS y acusando a Turquía, Arabia Saudí y Qatar de apoyar a los yihadistas en Siria. El hijo de Salih Muslim, el copresidente del Partido de la Unión Democrática (PYD) en Rojava, murió luchando contra ISIS en 2013. Y esto fue un año antes de que el mundo supiera de la existencia de ISIS. Muslim intentó hablar con diferentes actores internacionales, pero le negaron las reuniones e incluso los visados. A pesar de estos ataques, los kurdos también fueron excluidos de la conferencia de paz de Ginebra II. Pero los mismos estados que antes apoyaban a los yihadistas son ahora parte de la coalición en contra de ella. Y una vez más, fueron los kurdos los que lucharon solos en Kobanê. Durante un mes, el mundo ha estado prediciendo que “Kobanê caerá en cualquier momento”. Pero Kobanê sigue en pie gracias a una resistencia extraordinaria y gracias a la politización de la gente. Los últimos ataques aéreos han ayudado, pero no se hubiera resistido sin la gente que se quedó allí luchando.

¿Y cuál es el papel de Turquía en el conflicto?

Se ha dicho en varias ocasiones que Turquía, con el fin de derrocar a Bashar al-Assad y socavar la autonomía kurda en Siria, apoyó a los yihadistas en Siria de forma económica, militar, logística y política. Y si pudo hacer esto es porque es un importante aliado de la OTAN en la región. El mundo se sorprendió al ver cómo el Ejército turco en la frontera podía literalmente ver a los combatientes del Estado Islámico pero no hacía nada. El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, incluso estableció condiciones para el apoyo a Kobanê: debería crearse una zona neutral en el norte de Siria, básicamente una ocupación turca de Rojava. Además, los kurdos deberían unirse a la oposición sirio-árabe, y el Partido de la Unión Democrática debería distanciarse del PKK. Por supuesto, estas condiciones son inaceptables para los kurdos, que han estado luchando durante dos años para crear y defender la región. Estas condiciones eran también un abuso inmoral de la situación de desesperación en Kobanê. Salih Muslim respondió diciendo que los kurdos habían estado luchando contra el régimen sirio en Rojava y que se habían opuesto a él desde el año 2004: “Estábamos siendo torturados mientras vosotros cenabais con Assad”. Turquía siempre se ha mostrado a sí misma como la víctima y se ha negado a implicarse en la lucha contra ISIS. Pero en esta guerra, Turquía no es una víctima sino un agente activo. Erdogan ha estado impulsando esta zona neutral durante mucho tiempo.

Erdogan da a entender que el proyecto democrático de base, con igualdad de género e inclusivo de la región es una amenaza “terrorista” mayor que ISIS, que decapita, crucifica, y viola sistemáticamente a mujeres y las vende como esclavas sexuales.

Lo que está claro es que su prioridad es destruir Rojava y no el Estado Islámico. Mediante el apoyo a Kobanê, o al menos sin atacar a aquellos que quieren defenderla, Erdogan tenía la oportunidad de demostrar que era sincero respeto al proceso de paz con el PKK. Por el contrario, autorizó ataques contra los kurdos que cruzaban la frontera para defender Kobanê, y bombardeó el PKK, que está vinculado a las fuerzas kurdas en Siria, las cuales ganaron reputación internacional al ser el enemigo más fuerte del Estado Islámico. Con estas acciones, Erdogan no sólo ayudó indirectamente y facilitó más ataques de ISIS contra Kobanê, sino que utilizó el estado de sitio como su momento de oro para debilitar al pueblo kurdo, mostrando de manera dramática su completa falta de interés en la paz con el PKK. Funcionarios del Gobierno de Turquía afirmaron que el PKK y el Estado Islámico son lo mismo. Pero con sus acciones, Erdogan da a entender que el proyecto democrático de base, con igualdad de género e inclusivo de la región es una amenaza ‘terrorista’ mayor que ISIS, que decapita, crucifica, y viola sistemáticamente a mujeres y las vende como esclavas sexuales. Los enfrentamientos entre los kurdos y los grupos racistas e islamistas, así como con la policía en Turquía, han matado ya a muchas personas. Los kurdos no quieren que el Ejército turco intervenga. Más bien, quieren que Turquía deje de apoyar al Estado Islámico, que abandone el plan de la zona neutral y que dejen que la gente y las ayudas puedan cruzar la frontera e ir hacia Kobanê.

Hace unas semanas tú y algunas personas más estuvisteis en huelga de hambre en Alemania en solidaridad con la resistencia en Kobanê. ¿Qué tipo de apoyo recibisteis? ¿Y qué tipo de apoyo está recibiendo actualmente el Kurdistán?

Durante nuestra huelga hemos estado en contacto con la prensa y los partidos políticos con el fin de llamar la atención sobre Kobanê. Tuvimos una reunión bastante exitosa en el Parlamento del estado de Hesse (Hessischer Landtag) en Wiesbaden con miembros del Partido de Izquierda (Die Linke) y el Partido Socialdemócrata (SPD). Llamamos a las puertas de los diferentes gabinetes de prensa para instarlos a cubrir la amenaza de genocidio en Kobanê de manera que tuviera en cuenta la complejidad de la situación, incluyendo la marginación internacional de los kurdos en Rojava y el papel del Estado turco en relación al crecimiento del Estado Islámico. Hablamos con ellos sobre la situación y les dimos mucha información. Pusimos especial énfasis en la guerra del Estado Islámico contra las mujeres, que utiliza la violencia sexual como herramienta sistemática de guerra. Muy pronto, tanto nuestra huelga de hambre como la batalla por Kobanê fueron cubiertas por los medios de prensa con los que nos reunimos. Los kurdos en Europa se encuentran en un estado de emergencia. Así que, en resumen, esta huelga de hambre fue solo una de las muchas acciones que se llevaron a cabo. Al mismo tiempo, en Kurdistán comenzaron los levantamientos populares, se retiraron las vallas en las fronteras, se reemplazaron las banderas del estado por banderas kurdas en los puestos fronterizos, y se ocuparon las calles, los parlamentos, las sedes de prensa, las embajadas y los aeropuertos en todo el mundo en cuestión de horas.

¿Qué crees que los feminismos podrían o deberían aprender sobre la lucha de las mujeres kurdas?

Hay muchas cosas que se pueden aprender de la experiencia de Kobanê, Rojava y la lucha de las mujeres kurdas. Para la izquierda tendría que haber sido un toque de atención, para darse cuenta de que no se moviliza a tiempo. La derecha ha sido muy rápida en apropiarse de la lucha legítima en Kobanê e instrumentalizarla a favor de sus agendas racistas, islamófobas o imperialistas. Los debates ideológicos internos de la izquierda suponen una carga pesada para la gente en Kobanê, que no tuvo el lujo de poder debatir acerca de la moralidad del comercio de armas porque fueron asediados por asesinos radicales decididos a cometer un genocidio. Sobre todo para las feministas, esta resistencia debe proporcionar nuevas perspectivas sobre las diferentes maneras en que las mujeres, especialmente en una región tan feudal-patriarcal, pueden emanciparse. Las mujeres en Rojava no sólo llevan a cabo una guerra existencial contra ISIS, sino que, paralelamente, también llevan a cabo una revolución social. Los medios de comunicación de masas caricaturizan la lucha de estas mujeres como una fantasía sexy occidental y capitalista, pero la verdad es que estas mujeres están liderando una lucha radical que puede desafiar el statu quo más allá del estado de sitio impuesto por ISIS. En muchos sentidos, esta lucha de las mujeres en Rojava ha roto los estereotipos orientalistas de las mujeres de Oriente Medio como pobres víctimas que están perdidas. Pero quizás lo más importante es que el mundo ha aprendido una cosa: que hay esperanza incluso cuando estás completamente rodeada por la oscuridad de la bandera de ISIS. Que otro mundo es posible. Esta fortaleza debe reavivar la esperanza en un Oriente Medio desgarrado por las guerras injustas, las tensiones étnicas y el sectarismo. La democracia independiente y la paz sostenible son posibles. La libertad no es una utopía. Y se ha visto que tener que escoger el “menos malo” no es la única opción, en contra de lo que el contexto de la Primavera Árabe hacía pensar.

Esta lucha de las mujeres en Rojava ha roto los estereotipos orientalistas de las mujeres de Oriente Medio como pobres víctimas que están perdidas.

¿Si una mujer de las que hoy están luchando en Kobanê pudiera enviar un mensaje para que se oyera en todo el mundo, qué crees que diría?

No quiero hablar “en nombre” de las mujeres valientes que luchan en Kobanê, porque justamente ahora mucha gente está tratando de hablar en nombre de ellas. En lugar de ello, puedo resumir lo que muchas de ellas están diciendo: Que su lucha va mucho más allá de la guerra contra ISIS. Que están luchando por una sociedad libre en la que las diferentes comunidades étnicas o religiosas cooperen, en la que las mujeres sean libres. Ellas están defendiendo los derechos de las mujeres en todas partes. Durante nuestra huelga de hambre, recibimos una llamada telefónica de Kobanê. En lugar de darles ánimo nosotras a ellas, reaccionaron ellas primero y trataron de animarnos enviándonos sus saludos y solidaridad. Así que, más allá de las palabras, la gente de Kobanê y especialmente las mujeres, con sus acciones y su valentía, ya nos han dicho muchas cosas. Nos han mostrado el verdadero significado de un lema popular kurdo: Berxwedan Jiyan e, “la resistencia es la vida”.
—————————————————————

Desmitificando el fetiche machista:

Chicas guapas con fusil: guerrilleras kurdas más allá del fetiche
Enviado por PÍKARA MAGAZINE el 19 enero, 2015
Publicado en Agencia de Noticias de Aragón http://arainfo.org/2015/01/chicas-guapas-con-fusil-guerrilleras-kurdas-mas-alla-del-fetiche/

PIKARA MAGAZINE | Nora Miralles | Kobanê, una ciudad kurda del norte de Siria, fronteriza con Turquía, está siendo fuertemente atacada por el Estado Islámico, también conocido como ISIS, el último y más reciente grupo extremista islámico. Algunas de las imágenes más recurrentes del conflicto muestran a bellísimas mujeres kurdas combatiendo a los milicianos con los célebres fusiles rusos AK-47.

Las guerrilleras han protagonizado, y sobretodo ilustrado, infinidad de reportajes, cuyos autores -hombres casi en su totalidad, pero también algunas mujeres- se muestran sorprendidos porque “hasta las mujeres han cogido las armas ahora que ISIS está tan cerca de tomar la ciudad para luchar”.

“Fíjate, ¡incluso combaten juntas madres e hijas y tienen mujeres comandantes!”, resaltan fascinados. En ocasiones, los artículos han alcanzado puntos demenciales como afirmar que ahora las dejan (ojo, las dejan) luchar porque los islamistas tienen pánico a que les dispare una mujer porque ya no pisarán el prometido paraíso. Estas mujeres se han convertido, sin pretenderlo, en el nuevo fetiche de la prensa occidental.

La práctica totalidad de los reportajes que protagonizan se quedan en la superficie y no van más allá del fetiche de mostrar a mujeres ataviadas con el uniforme de la guerrilla y haciendo cosas “de hombres”, como combatir y disparar. Uno de los criterios, precisamente, junto con el hecho de ser “mujer de” o de ser asesinada, que convierten a las mujeres en noticiables. Las imágenes suelen venir acompañadas de una ristra de estereotipos típicos en estos casos: “pega tiros pero es muy amable con los otros guerrilleros”, “es muy buena comandante, siempre tiene una sonrisa en la boca”, “bellas y fuertes”, etcétera. Con algunas loables excepciones -y con matices-, como los reportajes de Andrés Mourenza, de Ilyap Topper, los de David Meseguer y, especialmente, la entrevista a la activista Dilar Dirik de las compañeras María Rodó y Marta Jorba publicada en Pikara entre otros medios, muchos de estos textos muestran un desconocimiento casi absoluto sobre las particularidades del proceso revolucionario en el Kurdistán sirio y, especialmente, sobre el nivel de empoderamiento y participación pública de sus mujeres.

Que las mujeres participen de la lucha armada no es algo novedoso, ya lo hicieron en El Salvador, Nicaragua, Cuba, Argelia, Vietnam, el País Vasco, el Sáhara Occidental o Palestina, por poner sólo unos cuantos ejemplos. Tampoco lo es que las kurdas cojan las armas para autodefenderse: llevan haciéndolo desde el año 93, cuando crearon su propia unidad -la YJA Star- adscrita a la guerrilla del Partido de los Trabajadores del Kurdistán, el PKK. Cuando las protestas contra el Gobierno sirio de Bashar Al Asad se extendieron y se convirtieron en un enfrentamiento militar descontrolado, los kurdos de Rojava (como llaman al Kurdistán de Siria) crearon sus propias unidades de autodefensa, las YPG, bajo la premisa de utilizar las tropas únicamente para defender las fronteras de su territorio. Casi al mismo tiempo, las mujeres creaban sus propias unidades armadas, bajo el nombre de Unidades de Autodefensa Femeninas (YPJ), que hoy cuentan con entre 8.000 y 10.000 combatientes.

Entonces, ¿por qué de repente lo más noticiable de Kobanê, además, por supuesto, de los detalles sobre el desarrollo de los combates, la intervención estadounidense y la pasividad de Turquía, es que “incluso” las mujeres luchan? Y lo más importante, ¿por qué nadie cuenta qué es lo que defienden estas kurdas -y no solo kurdas, que también hay árabes y asirio-caldeas- con tanto ahínco?

Auto-organización política: más allá de la lucha armada

Las mujeres de Rojava llevan casi tres años encabezando un proceso de transformación política que tiene como premisa una sentencia con unas implicaciones estructurales tan profundas como ésta: sin liberación y empoderamiento de las mujeres simplemente no puede existir la democracia. Más allá de lo estético, esta frase implica que, sin la entrada total de las mujeres en el ámbito público, y es más, sin la ruptura entre esa división entre público y privado que nos ha estado invisibilizando desde hace siglos, ninguna sociedad puede considerarse realmente democrática. Y no sólo han estado filosofando. Venciendo las resistencias de sus propios compañeros y convecinos, cuyo background proviene de una sociedad fuertemente tradicional, han conseguido institucionalizar avances que en los países occidentales ni siquiera hemos llegado a oler.

“Veníamos de una situación de violencia patriarcal extrema, con matrimonios forzosos acordados por los padres, poligamia, crímenes de honor, violencia doméstica y violaciones, que todavía persisten en algunas zonas. La diferencia es que ahora existen espacios en los municipios y cantones gobernados por el movimiento kurdo dónde las mujeres pueden acudir si son agredidas”, explica Meral Cicek, periodista y militante del movimiento de mujeres kurdas. Asiya Abdullah, co-presidenta del Partido de la Unidad Democrática (PYD en sus siglas en kurdo), que lidera el proceso de transformación democrática en Rojava, añade: “Ante estos casos, se aplica una perspectiva empoderadora y no asistencialista. Se ha creado un sistema de justicia paralelo, en el que los casos de violencia contra las mujeres son juzgados por tribunales exclusivamente formados por mujeres, cuya decisión es vinculante para toda la comunidad”. Sí, habéis leído bien.

Además, en los tres cantones kurdos de Rojava -Cîzre, Afrin y Kobane- se han creado escuelas de pensamiento y de formación para mujeres y fábricas para emplearlas y fomentar su autonomía económica, La fuerte apuesta por feminizar la política no se ha quedado, como suele, sólo en lo macro. Aunque han nombrado alcaldesas, ministras y hasta a una presidenta cantonal, también han optado por descentralizar el poder de decisión para que no radique sólo en estructuras políticas hechas a la medida de los hombres adultos. Así, se han creado asambleas locales, regionales y cantonales de mujeres y de jóvenes con un peso de decisión real, y representantes en todos los consejos y niveles de gobierno. Un sistema de representación centrado, sobre todo, en las estructuras de base, de abajo a arriba, esas estructuras dónde las mujeres hemos tenido tradicionalmente más voz, presencia, influencia y poder de decisión. “Al principio hubo, evidentemente, resistencias. Los hombres tienen demasiada afición al poder y están acostumbrados a ocupar todo el ámbito público, así que la primera batalla es reeducarlos”, confiesa Abdullah.

En el ámbito económico, a pesar de la guerra y la falta de inversión e infraestructures, herencia del Gobierno de Al-Asad, su intención es impulsar una economía cooperativa, no centrada en el mercado, sino en la comunidad, cuyas ganancias revierten en lo común y no en una pequeña oligarquía de la que sólo forman parte los hombres, como las estadísticas mundiales demuestran.

No me malinterpretéis, a todas nos encanta ver a esas mujeres bravas, casi siempre abrazadas a otras compañeras, defendiendo la que probablemente sea la primera revolución feminista de la historia. Pero llama la atención que, en una Europa donde mueren centenares de mujeres al año en feminicidios, en la que la violencia física, sexual y simbólica, el abuso de poder y la humillación forman parte de nuestra cotidianidad, dónde todas las medidas e instituciones que combaten -en teoría- la violencia de género no sólo fallan, sino que en muchos casos contribuyen a reforzar los estereotipos de la cultura de la violación, los medios de comunicación estén más centrados en contarnos que unas mujeres han cogido las armas que en contarnos qué es lo que defienden con tanto ahínco. Sobre todo, si el proyecto que decidieron -hace ya tres años- es una alternativa mucho más efectiva a la hora de acabar con la impunidad machista. Pero mira, ¡qué guapas y qué curiosas con fusil y todo!.