La diseminación del mundo en cuanto mundo
Raúl Prada Alcoreza
Lo que viene tómeselo como hipótesis auscultadoras, que buscan sondear; se lo puede tomar también como intuiciones subversivas, que buscan el sentido inmanente del acontecimiento de la crisis múltiple y orgánica del sistema-mundo capitalista. No pretenden ser verdad; no creemos en la verdad, en el sentido metafísico ni científico, que, al final, de esa manera, no deja de ser tampoco metafísico, que es el único ámbito donde podrían darse las verdades. Sino, como dijimos en otros escritos, las teorías son herramientas para orientar; en este caso proponemos hipótesis para hacer inteligible la crisis múltiple del sistema-mundo capitalista en la imbricación densa de coyunturas, que convergen en el momento, haciendo desplazar las estructuras de este sistema-mundo, haciéndolo mutar transformándolo en otro sistema-mundo, el sistema-mundo especulativo financiero.
Transmutación financiera
Ya no solamente ocurre que lo sólido es lo que se desvanece en el aire, como en la modernidad, sino que el mundo mismo se desvanece en el aire. No solamente nuestro mundo, el mundo que conocimos como experiencia social; por lo menos, en el transcurso de tres generaciones. No solamente el mundo o los mundos sucesivos, usando este término metafóricamente, que son señalados en la memoria histórica, sino el mundo en cuanto mundo, condición de posibilidad de todos los mundos posibles, se evapora, se disemina, ante la emergencia del modo de des-producción especulativo. El modo de des- producción especulativo, que avanza a conformar el sistema–mundo especulativo financiero[1]. En este avance destruye a su paso todo lo que queda de la historia del hombre – no hablamos de mujer ni otras subjetividades, pues es un mundo dominado por el hombre, la figura patriarcal del hombre - No quedara ni huella, lo único que quedará son los surcos abiertos por sus hendiduras demoledoras. Sobre esta destrucción, sobre estas ruinas, edificará su propio trasmundo, trasmundo de la especulación, no solamente financiera, sino sosteniendo la especulación financiera propagada por el orbe, nacerán otras formas de especulación. Especulaciones de la vida o simulaciones de vida, producción de vida artificial. Especulaciones sociales, pues la sociedad misma desaparecerá, con sus históricas relaciones sociales, su tradicionales cohesiones sociales; en vez de ello habrá ilusiones de sociedad, acompañadas por ilusiones sociales; lo que llamamos alguna vez individuos no serán más que terminales o puntos de conexión de redes virtuales. No habrá mediaciones institucionales, tampoco mediadores humanos; esas barrocas conexiones que atraviesan las relaciones sociales; en vez de ello, habrá solo una fabulosa trans-institución que hará de única mediación entre las mónadas aisladas, impedidas de asociación y de composición entre ellas; lo que siempre había acontecido en todas las sociedades. La única cohesión social aceptada será la de esta fabulosa trans-institución, la del sistema-mundo especulativo financiero. Toda la población, ya no podríamos hablar así, pues ya no sería población, sino una especie de des-población dispersa, aunque pueda estar concentrada, pero, no en contacto, entre sus miembros, sino con la fabulosa maquinaria del modo de des-producción especulativo; sería convertida en la eterna deudora del sistema-mundo especulativo financiero.
En este sistema-mundo especulativo financiero, cuyo núcleo, si se puede hablar así, es el modo de des-producción especulativo, la deuda eterna no recaería sobre las naciones, los estados, los pueblos, sus economías, pues estas formaciones habrían desaparecido, aunque, en una etapa inicial de la conformación del sistema-mundo especulativo financiero, hayan sido mantenidas de una fuerte manera de subalternización[2]. Los deudores eternos sería la numerable masa gigantesca de mónadas aisladas. Deberían, es decir, serían deudores, no sólo al nacer, sino antes de nacer incluso. ¿Cómo pagarían su deuda infinita? No con trabajo, menos con especies, sino con dinero virtual, con cantidades financieras de pago. Para lograrlo, para pagar la deuda, los deudores tendrían que hacer de todo, todo que pueda convertirse, conmensurarse, como cantidad financiera. Devastar sus territorios, destruir lo que queda de sus ecosistemas, venderse como cuerpos, desde sus órganos hasta sus propias descendencias. Hacer toda clase de tráficos, proliferar los circuitos de las economías políticas del chantaje. Con lo que se conformaría todo una constelación conglomerada de submundos de formas de gestión de sobrevivencias, constelación oculta institucionalmente, aunque efectivamente visible, que haría de algo así como la parte material del sistema-mundo especulativo financiero; ya no como diferenciado, dual, como ocurría en la economía política restringida y en la economía política generalizada, sino, mas bien, inmanente, por así decirlo, como órganos de un cuerpo mutante, fluido y flexible, luminoso, que corresponde a la piel, por así decirlo, del sistema-mundo especulativo financiero. Órganos que no se ven desde la exterioridad, que ignora la mirada contable del sistema-mundo especulativo financiero, que, sin embargo, son evidentes para los órganos mismos.
Para decirlo con palabras de Deleuze y Guattari, el sistema-mundo especulativo financiero se creería así mismo un cuerpo sin órganos; empero, como no hay un cuerpo sin órganos, salvo imaginariamente, estos órganos no serían concebibles en el imaginario especulativo[3]. Serían taxativamente ignorados. Como dijimos en un anterior escrito, el sistema-mundo especulativo financiero ya no es un mundo dual como el sistema-mundo capitalista, sino un mundo único, no bifurcado, donde lo concreto no es lo diferenciado de lo abstracto, sino que sería subsumido, de tal modo, hasta desaparecer, como constatable. La parte concreta de aquél mundo dual habría sido destruido, retomando sus fragmentos diseminados en conexiones virtuales, haciendo de puntos de contacto de redes. Aunque de verdad sean, de todas maneras, el sostén material, de este sistema-mundo abstracto de la especulación financiera, no serían tomados en cuenta, salvo como cantidades de deuda distribuida en todos. La corporeidad de los deudores habría desaparecido para la mirada abstracta de la especulación financiera; no existiría, salvo como cantidades numéricas de montos de deuda.
Cambiar las reglas del juego
No hablemos de los orígenes, que son mitos; los mitos iniciales se ocuparon precisamente de los orígenes. No hablemos de los fines; las “ideologías” se ocupan de las finalidades. Hablemos de las reglas, que son las que rigen el juego – usando el término metafóricamente -, el juego de las sociedades; es decir, el juego de los estados, el juego de la economía, el juego de la política; en definitiva, el juego del poder. Las reglas son los engranajes, los mecanismos, las condiciones reglamentadas de las operaciones, de las prácticas y relaciones. Si habría que hablar de realidad, en su sentido efectivo, habría que identificar a las reglas como las que orientan el sentido de las acciones, la codificación y decodificación de las prácticas y relaciones. Si se quiere, el secreto no está en los orígenes utópicos, tampoco en las finalidades utópicas, sino en estas reglas que definen el carácter de nuestras acciones y orientan las secuencias, las series, las estructuras de prácticas y relaciones.
El problema radica aquí, las crisis múltiples que acarreamos, desde la década de los setenta del siglo pasado, en las reglas. Resulta que las reglas que heredamos, que, en realidad, son impuestas, no son democráticas, no establecen las mismas condiciones de igualdad para todos los jugadores, por así, decirlo. Estas reglas ya tienen determinado el ganador; ocurre como cuando se va a la casa de juego; la casa siempre gana. No se puede jugar así, no hay chance de ganar. En el caso del sistema-mundo especulativo financiero internacional del sistema-mundo capitalista, la casa, en este caso, el sistema, siembre habrá de ganar; las que pierden son las economías nacionales, endeudadas hasta más allá de cogote. Pierden los pueblos del mundo, que es en quienes se traspasa la deuda; pierden los ecosistemas, que son los espesores donde se transfieren los costos. Entonces no se puede jugar un juego así, tan desigual, tan disimétrico.
La solución del problema estructural de este sistema-mundo capitalista, mutando a sistema-mundo especulativo financiero, es sencilla, teóricamente; hay que dejar de jugar este juego, hay que desechar estas reglas no-democráticas. Hay que inventarse otros juegos, con reglas democráticas. Esta decisión la toman los pueblos. ¿Por qué no lo hacen? Hay teorías al respecto; nosotros mismos sugerimos algunas[4]; de lo que se trata no es de explicar sino de transformar, como lo dijo un viejo crítico del capitalismo. Pero, ¿Cómo se puede transformar si los pueblos no lo hacen? El problema parece radicar en que los pueblos están atrapados no solamente en las redes de las reglas tramposas, sino en habitus. Ocurre como si las reglas se hubieran naturalizado, inscribiéndose en los cuerpos, induciendo conductas y comportamientos. Sin embargo, los seres humanos no son o no se reducen a la internalización de estos habitus y a la inscripción de las reglas; son mucho más, son vida, primordialmente. En el fondo sabe o intuye todo humano que estas reglas no son las que se debe seguir. ¿Cuándo este fondo, este saber profundo, esta intuición social, emergerá? Como se dice en momentos de emergencia, hay que hacerlo antes que sea tarde.
A propósito de la deuda infinita, impagable, cargada por el sistema-mundo especulativo financiero internacional a los pueblos del mundo, deuda que ha desatado no solamente las crisis financieras, sucesivas, diferidas, acontecidas intermitentemente, crisis que son, efectivamente, no solo efectos y manifestaciones de la crisis de sobreproducción, sino verdaderas crisis sociales, de magnitudes asombrosas, empujando a la miseria a contingentes poblacionales. Ante esta situación de congregación y convergencias de múltiples crisis, es pues indispensable tomar consciencia - usaremos este concepto metafóricamente, para ilustrar - de que el nudo del problema estructural está en las reglas financieras, en las reglas de la economía, reglas impuestas por relaciones de poder. El tema es que los pueblos siguen jugando bajo estas reglas; por ejemplo, los estados deudores, que no pueden pagar su deuda, piden rescates, refinanciamientos de la deuda, cayendo no solamente en lo mismo, preservando la causa de su crisis singular, sino que agrava la propia situación, empeorando su dependencia, su condición deudora. La solución, teóricamente, es sencilla, dejar de jugar este juego de reglas desiguales.
¿Cuándo la multiplicidad de voluntades de los pueblos emergerá como decisión? Los mitos y las “ideologías” no ayudan a hacer emerger estas voluntades y hacer convergerlas en la decisión. Se mueven en narrativas, que, de manera preformada, repiten la contradicción antagónica entre opuestos, entre enemigos, que, en la caricatura simple, unos son los buenos, otros son los malos; que, en las representaciones menos simples, unos son los fieles, los otros los infieles; que, en definitiva, unos son los amigos, otros son los enemigos. Estas tramas no ayudan, ahora, en la contemporaneidad presente, a resolver el problema estructural que enfrentan los pueblos en la coyuntura de la dominación absoluta y global del capitalismo financiero, aunque, antes, en el pasado reciente, incluso remoto, haya resuelto parte de los problemas[5].
Prácticamente toda la humanidad, en clave heterogénea, está enredada en estas mallas de reglas desiguales, que pueden presentarse en sus formas singulares aquí y allá. La humanidad se encuentra en una encrucijada, que es como la convergencia, de sus historias acumuladas hasta el presente. Recorridos, por así decirlo, que muestran que las instituciones conformadas le ayudaron a sobrevivir y avanzar; pero, también, estos dispositivos se convirtieron en capturas que ponían en peligro su sobrevivencia, obstaculizando el desenvolvimiento social Por eso, las sociedades efectivas, en su efectiva alteridad, tuvieron que cambiar sus mapas institucionales[6]. Ahora, mundialmente, con la globalización integral del sistema-mundo capitalista, mutando hacia el sistema-mundo especulativo financiero, se ha conformado una fabulosa e inmensa máquina-malla de redes, que envuelve al mundo, que lo captura. Todo este sistema asfixia la potencia social, separando a las fuerzas sociales de lo que pueden, capturando estas fuerzas y usándolas para los fines institucionales, que en este sistema eran los de la valorización del valor, ahora son de la acumulación especulativa.
La sobrevivencia de la humanidad, la sobrevivencia de los pueblos, depende, como antes, a escalas nacionales y regionales, de desechar instituciones obsoletas, incluso peligrosas, y construir otras, que permitan el flujo libre de las fuerzas de la potencia social, sobre todo de sus capacidades creativas. Más aun, depende, como dijimos de cambiar las reglas del juego; estableciendo reglas democrática.— NOTAS
[1] Ver de Raúl Prada Alcoreza Antiproducción. Dinámicas moleculares; La Paz 201. http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/antiproduccion/. Amazon: https://kdp.amazon.com/bookshelf.
[2] Ver de Raúl Prada Alcoreza La inscripción de la deuda, su conversión infinita. Dinámicas moleculares; La Paz 2015. http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/la-inscripcion-de-la-deuda-su-conversion-infinita/. Amazon: https://kdp.amazon.com/bookshelf.
[3] Ver de Gilles Deleuze y Félix Guattari: Mil mesetas; capitalismo y esquizofrenia II. Pre-Textos. Valencia 2000.
[4] Ver de Raúl Prada Alcoreza Acontecimiento político. Dinámicas moleculares; La Paz 2013-15. http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/acontecimiento-politico-/. Amazon: https://kdp.amazon.com/bookshelf.
[5] Ver de Raúl Prada Alcoreza Signo-movimiento. Dinámicas moleculares 2015. http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/signo-movimiento/. Amazon: https://kdp.amazon.com/bookshelf.
[6] Ver de Raúl Prada Alcoreza La explosión de la vida. Dinámicas moleculares 2013-2015. http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/la-explosion-de-la-vida/. Amazon: https://kdp.amazon.com/bookshelf.