Sobre el paro del transporte en Valparaíso

No se trata de un problema nuevo, sino muy viejo que nadie quiere resolver, básicamente entre el lucro del transporte y los estudiantes, pero que afecta a toda la población.



Sobre el paro del transporte en Valparaíso

Por Jaime Yovanovic Prieto (Profesor J)

No se trata de un problema nuevo, sino muy viejo que nadie quiere resolver, básicamente entre el lucro del transporte y los estudiantes, pero que afecta a toda la población.

Los empresarios dueños de las líneas de buses deberían dar cuenta pública de sus ganancias anuales, ya que se trata de un servicio público tercerizado, sin embargo no he podido encontrar esa información, por lo que ruego que quien pueda suministrar fuentes virtuales para conseguirla, agradezco de antemano. Los empresarios están exigiendo que el estado se haga cargo de la tarjeta estudiantil, sabiendo todos que Valparaíso ha sido inundado de universidades, lo que no es ni bueno ni malo, simplemente es así y hay que tomarlo como un hecho.

Así la verdadera pugna actual se presenta entre los dueños de buses y el estado, quedando entre medio tres categorías sociales que es necesario analizar: los estudiantes, la población y los choferes.

Los choferes son una capa social altamente presionada, casi como trabajo esclavo, que no sólo deben conducir largos y agotadores recorridos, sino que además encaran la abismante cantidad de autos particulares que ruedan en el Gran Valparaíso y reproducen plenamente la vieja escuela de hacer carreras para competir por los pasajeros, que muchas veces deben viajar agarrados de donde pueden o simplemente amontonados en el pasillo, lo que transforma el viaje en una aventura grotesca y hasta pavorosa. No es posible pedir “conciencia” al chofer o respeto hacia los pasajeros si está obligado a cortar más y más boletos para asegurar la pega y el ingreso. Muchos choferes dejan pasar por 200 pesos, lo que sumado llega a compensar en alguna medida, lo que conocen perfectamente los propietarios, que a veces salen ellos mismos a manejar para neutralizar los pedidos de algunos pasajeros, la mayoría de las veces con maltrato para que “la corten”.

Los choferes no son ni mal educados ni groseros, sino simplemente personas estresadas y urgidas en medio del sálvese quien pueda en que nos tienen, sabiendo que el que sube, a su vez, es otra persona que vive las separaciones sociales, los individualismos, y que en cuando puede agarra el brazo cuando le dan la mano. Muchos lamentamos el abuso de los choferes, pero pocas veces tomamos comprensión de que vivimos en medio de la vorágine donde el trabajo es precario, la salud es mala, los niños y jóvenes son cercados por el narcotráfico, es decir, estamos todos castigados y sufriendo estra sociedad que nos tiene sumamente insatisfechos y no pocas veces se descarga en el chofer la rabia contenida y la insatisfacción permanente que va arrugando la cara de la gente, que de seguir así vamos a llegar al nivel de la capital, Santiago, donde la gente parece que se quiere agarrar unos con los otros, aunque la mayoría está compelida a caminar como zombis y cuando pueden te dan la mordida, antes que el otro te la dé a tí.

Una parte de los choferes está “organizada” en sindicatos, pero esos sindicatos a su vez son pasto de disputas partidarias y la mayoría de las veces llegan a acuerdos con los patrones sin siquiera consultar a las bases, hacia las cuales asumen posturas autoritarias con sus compinches en medio de la asamblea bien distribuidos para evitar que la gente se escape del acuerdo obtenido tras bambalinas. El sindicalismo en Valparaíso, en Chile y a nivel mundial, está podrido por las batallas entre los partidos políticos, como vimos en al Colegio de Profesores, donde las bases consiguieron un nivel de autonomía tan grande que pusieron en entredicho a la dirigencia gobiernista, que finalmente consiguió subordinar en gran parte los pobres resultados obtenidos, lo que sólo va a acrecentar la desilusión, la frustración y las ganas de mandarlos a todos a la porra, lo que no han podido hacer los choferes de Valparaíso, pero nunca es tarde. Sería necesario que algunos choferes se reunieran entre ellos a analizar esta realidad y abrir un espacio de intercambio horizontal al respecto, lo que no dudamos que permitirá aflorar algunas buenas ideas, que todos estamos esperando, en especial si son capaces de hacerlas llegar a sus familiares y vecinos en los cerros y barrios para reflexionar juntos sobre la problemática del transporte porteño.

Tienen que entender que no son los estudiantes el problema, sino ellos mismos por la falta de iniciativas en común, así como su dependencia a los partidos y a la patronal. No se trata de asumir posturas “éticas” que nadie parece asumir en su terreno, sino de entender que hay que cambiar primero entre los mismos choferes, en casa, en la cuadra, la calle y el barrio, que en la misma medida que mejoren las relaciones humanas de compartir y hacerse cargo de sus destinos en cada barrio, eso va a irradiar e influir hacia otras personas y hacia otros cerros y barrios. No hay nada mejor que el ejemplo.

La población, en especial la gente honesta y sensible, que es la mayoría, acogerá de buen grado la participación de los choferes en actividades barriales de compartir e intercambiar sanamente sobre la vida y el entorno de barrio y de Valparaíso. Tenemos muchas tradiciones positivas que rescatar, al mismo tiempo que defendemos la naturaleza, la quebrada, la alimentación y el cuidado en salud de los hijos y las familias.

Los estudiantes tienen pleno derecho a moverse de un lado a otro por sus estudios, trabajos, vender su producción autogestionaria y recreación o descanso. Es mentira que son hijitos de papá, aunque los hay, y algunos insoportables, ya que la inmensa mayoría ha hecho un enorme esfuerzo para llegar a la universidad y dejar a sus seres queridos, lo que les permite romper el cordón umbilical y crecerse como personas, aunque muchos sólo aspiran a vivir el individualismo, el Yo, el gran Yo, el primero en todo, puro carrete o militancia en “la lucha” de los salvadores de la patria, los héroes del cambio social, donde el ego recibe mucho más de lo que necesita y los jefes de las organizaciones partidarias o corrientes ideológicas saben muy bien como alimentar, en especial convenciéndolos del criterio de la verdad, que en verdad no existe.

Pero en Valparaíso y en muchos lugares el paro estudiantil y las tomas de carreras han servido para que se conozcan entre ellos y busquen modos de cumplir realmente una función social, y así existen ya muchos grupos de amigos, colegas y compañeros de estudios que han salido a integrarse e interactuar con el común, es interesante constatar que ya no es como antes, que tenían que ser atraidos por un partido o colectivo de afinidad, sino que ahora son muchos los críticos de las organizaciones que de forma autónoma se proponen contribuir a los vecinos, trabajadores, etc. A ellos nuestra admiración, respeto y fraternidad, que no se articulen con nadie es una expresión de la época que estamos viviendo, de crisis de los paradigmas y de búsqueda del cambio desde las personas, desde los cuerpos, desde los corazones, desde la vida cotidiana, contribuyendo al cambio de las relaciones internas en el barrio, avanzando hacia las formas de vida comunitaria, donde el encierro de las casas se vaya abriendo hacia el compartir, el buen vivir y el convivir.

El transporte necesita una nueva mirada, que duda cabe, que no va a provenir del estado sometido a la crisis económica, a los lobies y a las peleas entre los partidos de todos los colores, ni de los empresarios, ni de los que nos llaman “a luchar”, sino de la gente, de los vecinos, de los choferes y de los estudiantes que participan en actividades con vecinos.

Entre medidas que pueden incentivar propuestas a corto y largo plazo:
Los vecinos de los cerros contar con recorridos que les dejen en el centro de Valparaíso y a futuro contar con buses propios de cada cerro.
Rebaja sustancias de las tarifas para empalmar en el centro con el metrotren, hacia otros cerros o ciudades.
Gratuidad a los estudiantes, mayores de 65 años y casos especiales.
No más tercerización del transporte, que los buses pasan a ser administrados por el municipio.
Formación de un comité autónomo y comunitario de transporte en cada barrio para estudiar y proponer fórmulas y soluciones, o crearlas.

Abrazos
Jaime Yovanovic Prieto (Profesor J)
Habitante de Valparaíso
valparaisohabitat@gmail.com