Perú: ¿Coalición de partidos o frente de masas? Aportes a un debate urgente y necesario

Nuestra opinión como Clajadep: La discusión no debe centrarse en la manera de encarar las elecciones, sino en la manera de cambiar el mundo desde abajo, con o sin elecciones, pero indudablemente, sin partidos ni “izquierda”, sino puro pueblo desarrollando las formas de vida del común



¿Coalición de partidos o frente de masas? Aportes a un debate urgente y necesario

Servindi, 5 de noviembre, 2015.- Para el analista e intelectual democrático Miguel Aragón la “unidad de la izquierda” no es posible y tampoco es necesaria. El propone priorizar el trabajo por la unidad del pueblo, y más que bregar por la unidad de los partidos hay que forjar un frente amplio de masas organizado de abajo hacia arriba.

Para él, los que priorizan “la unidad de la izquierda” o “un frente de frentes” están pensando en una coalición de grupos de “izquierda”, entendida como una “repartija” entre cúpulas de caudillos personalistas, organizada de arriba hacia abajo.

Los que priorizamos “la unidad del pueblo” estamos pensando en fortalecer el frente de masas, organizado de abajo hacia arriba, comenzando por las coordinaciones, concertaciones y agrupaciones a nivel de barrios y municipios, sostiene Aragón.

En ese tipo de espacios “debemos continuar promoviendo la acción conjunta y la discusión, participando y apoyando, no solamente la lucha político electoral, sino también las luchas reivindicativas y las luchas teóricas, que siempre son luchas permanentes”.

Para el socialista Miguel Aragón las elecciones ciudadanas del 4 de octubre que organizó el Frente Amplio y que eligió a Verónika Mendoza como candidata a la presidencia “marcan un hito histórico en la renovación de la lucha por la unidad del pueblo” y “deben significar una ruptura radical con el pasado”.

A continuación el artículo de Miguel Aragón que estamos seguros abrirá un debate al interior de los sectores populares:
Preocupación primaria del presente: ¿coalición de partidos, o frente de masas?

(21 de octubre de 2015)*

Por Miguel Aragón

Aprovecho algunas informaciones de varios activistas del frente unido, para exponer algunos comentarios de interés común.

1.- El enemigo principal del pueblo peruano: la clase dominante

Cada vez se entiende mejor, que el enemigo principal del pueblo peruano es la clase dominante, actualmente hegemonizada por “el sector de la burguesía bancaria, por el sector de los propietarios de las grandes empresas comerciales mayoristas, y por el sector de la burguesía propietaria de la gran minería”.

En las elecciones generales de abril 2016, esta clase dominante presentará varios candidatos para que representen y defiendan sus intereses económicos y políticos. Estos grupos políticos caudillistas y personalistas son: el partido alanista, el partido fujimorista, el partido toledista, el partido humalista, el partido de PPK, el partido castañista, y otros grupos menores (entre ellos las camarillas políticas de César Acuña, de Antero Flóres-Aráoz, de Humberto Lay, los remanentes del partido bedoyista-PPC, y otros).

Entre ellos, estos grupos político partidarios “discrepan en todo”, y a veces hasta se insultan, pelean, denuncian y enjuician. Pero, por encima de sus discrepancias superficiales, todos ellos coinciden plenamente en dos cosas fundamentales: en la defensa de los intereses económicos y políticos de la clase dominante, y en la defensa del estado, que justamente representa los intereses de esta clase en el poder.

2.- El pueblo peruano: dos sectores sociales, varias tendencias, y varias facciones

En el otro extremo de la sociedad peruana, luchando permanentemente contra la clase dominante, se encuentra el pueblo peruano.

El pueblo peruano, no es una multitud uniforme y “homogénea” como suponen algunos, sino que está constituido por varias clases sociales, y por varias fracciones de clases sociales. Por eso mismo, está dividido en varias tendencias teóricas, y en varias facciones políticas.

Por un lado, en las filas del pueblo estamos los trabajadores asalariados, que tampoco somos una masa homogénea, sino que estamos constituidos por diferentes sectores. En primer lugar, hay trabajadores manuales y trabajadores intelectuales, que somos trabajadores asalariados. En segundo lugar, hay trabajadores del campo y trabajadores de la ciudad, que también somos trabajadores asalariados. En tercer lugar, en cada uno de estos diferentes sectores, a su vez hay tres capas o niveles de trabajadores asalariados, que nos diferenciamos por nuestros ingresos: del nivel alto que son los menos, del nivel intermedio, y del nivel bajo, que somos la mayoría.

Por otro lado, además de los trabajadores asalariados, en las filas del pueblo también se encuentran los pequeños y medianos propietarios, que en su conjunto nos superan numéricamente a los trabajadores asalariados. Igualmente, estos pequeños y medianos propietarios, que conforman la mayoría del pueblo peruano, se subdividen en diversos sectores, ya sea que trabajen en el campo o en la ciudad, que se dediquen a las actividades agrícolas y pecuarias, mineras e industriales, pesqueras, forestales, construcción, o los servicios, el comercio, los transportes, la educación, y un largo etcétera. A su vez, en cada uno de estos sectores encontramos los tres niveles: los de ingresos altos, los de ingresos medios y los de ingresos bajos.

A todas estas diferencias sociales y económicas existentes entre los diferentes sectores del pueblo, se suman las diferencias teóricas y políticas, colectivas y personales, diferencias que en su conjunto son la base y la causa de la existencia de más de cincuenta grupos de “izquierda”, que justamente en la actualidad se han convertido en la principal dificultad para fortalecer la unidad del pueblo.

Además, al lado de los pequeños grupos de “izquierda”, hay una inmensa mayoría de luchadores no partidarizados, que hemos sido, somos y siempre seremos la mayoría. Los no partidarizados, no nos consideramos “independientes”, porque en una sociedad dividida en clases sociales, en que la población está agrupada en dos campos fundamentales y contrapuestos (la clase dominante y el pueblo), nadie puede ser “independiente”. La disyuntiva es sumamente clara, o estamos con el pueblo o estamos con la clase dominante, aquí no hay posibilidades de término medio.

No obstante estas grandes diferencias, ya sean económicas y sociales, o teóricas y políticas, y por encima de estas diferencias, la tendencia principal predominante en el pueblo es trabajar por la unidad, fortalecer la unidad en la lucha común contra el enemigo común.

3.- El problema de la unidad del pueblo: dos propuestas

Hoy en día, la preocupación primaria, en las filas del pueblo, es el problema de la unidad del pueblo. Todos los demás temas, que fueron más importantes en otros momentos, ahora pasan a segundo plano. Y aquí surge un gran dilema entre todos nosotros. O nos reducimos a reclamar solamente la “unidad de la izquierda”, o nos elevamos a trabajar por “la unidad del pueblo”.

La mayoría de la “izquierda” forma parte del pueblo, eso no está en discusión. Pero la “izquierda” no es la mayoría del pueblo, y mucho menos “la izquierda no es todo el pueblo”, como subjetivamente suponen algunos caudillos de la izquierda.

Yo considero que, en la actualidad, LA UNIDAD DE LA IZQUIERDA NO ES POSIBLE, porque simplemente LA UNIDAD DE LA IZQUIERDA NO ES NECESARIA en este momento. Lo que realmente se necesita, con carácter de urgencia, es LA UNIDAD DEL PUEBLO, que si es necesaria, y por lo tanto si es posible alcanzarla.

Esta diferencia entre “unidad de la izquierda” y “unidad del pueblo” se expresa en dos propuestas diferentes: o nos conformamos y nos reducimos a construir una “coalición de partidos”, o nos esforzamos por elevarnos a “un frente de masas”.

Este es el fondo del problema, y justamente esa es la cuestión, a la cual se oponen los caudillos que dirigen a la mayoría de los grupos de “izquierda”. Los que priorizan “la unidad de la izquierda” o “un frente de frentes”, están pensando en una coalición de grupos de “izquierda”, entendida como una “repartija” entre cúpulas de caudillos personalistas, organizada de arriba hacia abajo, al estilo de la Izquierda Unida de los años ‘80. Actualmente ese tipo de unidad ya no es posible.

Las elecciones ciudadanas del 4 de octubre, marcan un hito histórico en la renovación de la lucha por la unidad del pueblo. Esas elecciones primarias, en las cuales participamos consciente y voluntariamente más de 30 mil pobladores, han significado o deben significar una ruptura radical con el pasado.

Los que priorizamos “la unidad del pueblo” estamos pensando en fortalecer el frente de masas, organizado de abajo hacia arriba, comenzando por las coordinaciones, concertaciones y agrupaciones a nivel de barrios y municipios, y después a nivel de provincias y departamentos, niveles de base, en los cuales debemos continuar promoviendo la acción conjunta y la discusión, participando y apoyando, no solamente las lucha político electoral, sino también las luchas reivindicativas y las luchas teóricas, que siempre son luchas permanentes.

Actualmente, el frente unido del pueblo peruano todavía está subdividido en varias secciones, una de las cuales, y a la vez la principal (pero no única), es el movimiento Frente Amplio. En todas estas secciones se debate la preocupación primaria del presente “o coalición de partidos de izquierda, o frente de masas”. Todavía no se sabe cuál de estas dos tendencias predominará en el presente proceso electoral 2016, y el tiempo que se tiene por delante para las elecciones de abril de 2016 es muy corto para definir de la mejor manera este debate consciente y razonablemente.

Pero si colocamos en primer plano las elecciones municipales de octubre de 2018, el tiempo disponible es más que suficiente para dirimir esta cuestión de la manera más acertada y acorde a las necesidades reales de las luchas del pueblo.

En las filas del frente tenemos muchos otros temas por seguir conversando y concertando, pero por ahora me parece que aquí está expuesta la idea central (continuaremos).


* Este comentario lo escribí inicialmente como Carta Abierta dirigida al compañero Hugo Laredo, quien había escrito: “Saludo. La verdadera unidad de las izquierdas no se dará a nivel de las cúpulas, sino en las bases. Para eso estamos trabajando a nivel de las bases del FA”.

2 respuestas

# 1Hugo Blanco dice:
Noviembre 5th, 2015 a las 17:34

Estoy de acuerdo con este planteamiento:
“Los que priorizamos “la unidad del pueblo” estamos pensando en fortalecer el frente de masas, organizado de abajo hacia arriba”

# 2Jaime Yovanovic (Profesor J) dice:
Noviembre 9th, 2015 a las 7:41

Si un frente de masas disputa clientela a un bloque de partidos, habría que perfilar la distinción, que no podrá dar en el lenguaje, en las acciones y movilizaciones, ya que todos lo hacen y de diferencias unos de los otros en las consignas, objetivos y banderas.

La diferencia debe estar en las formas de vida comunitaria, ya que en las actuales circunstancias hay que combinar toda lucha o resistencia con la tranformación de la cotidianeidad, esto es, resistir al mismo tiempo de construir la otra sociedad, el común, sin “ismo”, para lo cual es estado ya no cumple las funciones de “transición”, sino de obstáculo.

Buena suerte.
Jaime Yovanovic