Chile, elecciones: Partidos en crisis y soluciones por abajo
Por Jaime Yovanovic Prieto
Poco nos importan los partidos políticos, que cada vez más se distancian de las ideologías y de la ética transformando el modelo chileno en una partidocracia bochornosa de disputas por el poder lejos de la administración pública y del cuidado de los asuntos de todos. Por otra parte ha crecido abrumadoramente el rechazo de la población al gobierno, a la oposición, a las instituciones y a todo tipo de partidos.
En el movimiento de estudiantes secundarios y universitarios, son mayoría los estudiantes que rechazan las formaciones partidarias e ideológicas, cansados de movilizaciones y “luchas” que no sólo no tienen sentido ni alcanzan resultados, sino porque esas dinámicas se han transformado en la arena de disputa y reclutamiento cada vez más descarado por parte de las vanguardias. En las elecciones de la Universidad Católica, el movimiento Crecer ha aumentado su votación porque una fuerte corriente estudiantil fuera de los partidos y deseosa de cambios por abajo, sustentó dicha candidatura armada por la UNE y otras corrientes que en realidad no tienen gran arrastre en esa casa de estudio, y la victoria se dio porque el NAU espera reposicionarse progresivamente y decidió apoyar al grupo Crecer. En las elecciones de la Fech, todos fuimos terstigos de la enorme abstención estudiantil y de las maniobras de la dirección de la universidad para modificar el quorum salvador, lo que transforma la “victoria” de Izquierda Autónoma (que de autónoma no tiene nada) en una victoria por secretaría, una victoria a lo Pirro. En Temuco, Valparaíso, Talca, La Serena, Viña del Mar, Valdivia, Punta Arenas y Antofagasta, por sólo nombrar algunas ciudades, la crítica estudiantil a los partidos y la emergencia de experiencias de estudiantes que desean vincularse directamente a las dinámicas barriales sin intermediación partidaria o de corrientes vanguardistas, es ya evidente y notoria. La autonomía comunitaria avanza discretamente y con bajo perfil en todas partes, como es de fácil percepción para cualquier observador sin anteojeras. Es esperanzador verificar como personas y grupos se desprenden de las prácticas partidarias y de afinidades ideológicas para asumir la necesidad de que los vecinos en los barrios puedan construir sus propias formas de vida, su propia economía y sus propias visiones de mundo.
Entre los partidos parlamentarios y extraparlamentarios la cosa no está mejor. En todos ellos ha tocado la varita del Rey Midas, que transformaba cualquiera cosa en oro. El poderoso caballero don dinero cabalga más potente que los héroes de la falsa independencia continental, sea para beneficio propio, para propaganda electoral o para el clientelismo. Los casos de corrupción han alcanzado límites sorprendentes y son contados con los dedos de una mano los que han conseguido evadir el tsunami de repudio. El Partido Socialista aún discute y negocia si van a las elecciones municipales con la DC o con el PPD, ese nido de ratas tránsfugas de la izquierda. La DC, que amenaza ir separado de la NM en la primera vuelta presidencial, se deja pololear por las derechas que claman a los cuatro vientos que mejor estarían en un gobierno de Piñera que con Bachelet, en tanto ellos piensan que es lo mismo y que las únicas diferencias son las banderas partidarias, las que dicho sea de paso hoy día no valen nada, de modo que serán los intereses los que van a primar en todos lados. Uno de los grupos autodenominados MIR se ha aliado al Pro, en tanto otro de esos mismos grupos se alía con el Frente Rodríguez levantando las banderas obsoletas del siglo XX, que no sirven de nada en este nuevo siglo, salvo anunciar nuevos estados que deben atarse a la destrucción de la madre tierra para distribuir algunos beneficios. El partido Comunista se ha anotado un gol para las municipales con el truco de las farmacias populares, que podrán meter la química farmacéutica industrial hasta por las narices de los sectores marginados y empobrecidos, o sea, la vieja política de “beneficios”, aunque sean venenosos. Ahora falta que vendan coca-cola más barata o sopaipillas chorreando aceite de soya transgénica, total, mercado es mercado y los beneficiados de la cadena mercantil aplaudirán a rabiar al ver que los camaradas en vez de promover la elaboración de medicamentos naturales en los barrios, manipulan con el mercado para ponerlo “al alcance” de todos. Está claro que la ideología antigua está ahora por los suelos. Como decía: ahora priman los intereses.
La derecha se unifica en partidos nuevos y Labbé azota con su pinochetismo salvaje, en tanto Mathei, la ex candidata presidencial de la UDI, afila estacas para sacar a Pepa Errázuriz del municipio de Providencia, la que tiene un negro futuro si continúa aliada con los partidos de gobierno y bien haría en romper con todos ellos para levantar su candidatura esta vez apoyada solamente por los vecinos, que en Providencia hay un fuerte movimiento de base ecológico, patrimonial, cultural, espiritual, alternativo y vecinal que ya es hora que se separe definitivamente de las lides partidarias para asumir de facto el potencial de la gente desde abajo, lo que llevará a mucha gente nueva a cerrar filas detrás de una candidatura realmente independiente, y, a contrario sensu, muchos se restarán si Pepa sigue atada a los partidos.
En las filas extraparlamentarias, el Partido Igualdad (bloque de ex PC, surdos y de la llamada a si misma de Izquierda Autónoma) aliado a un sinnúmero de partidos y grupos de diferentes tamaños y colores, organiza los llamados “Encuentro de los que luchan”, frase que se recorta de “los que luchan por el poder”, con lo que quedan al desnudo. Pfeir o Sfeir aprendió que con la máquina del Partido Ecologista no iba a ninguna parte y se juntó con varios grupos y personas para lanzar en nuevo partidos “Todos”, o sea, todos ellos, una nueva bolsa de gatos oportunista a más no poder.
Todo ello indica que las elecciones municipales serán un importante avance en torno a las ambiciones de alcanzar nuevos espacios en el parlamento, los cores, intendencias y presidencia, ya que las presidenciales de segunda vuelta se caracterizan por agrupar aún más a los dispersos sobre la base de una parte para mi, otra para tí y así.
El tema es que nos quieren envolver en sus ritmos y la ofensiva propagandística va a ser la bestia llevando el tema y la discusión a los hogares y vecindades, sembrando nuevos divisionismos entre los que votan por aquel o por el otro, por la izquierda, centro o derecha, y los que no votan, de modo que para contrarrestar esta ofensiva y cumplir con las necesidades de profundizar y multiplicar los espacios de compartir entre vecinos, estamos pensando en la posibilidad de llevar nuestras propias candidaturas a concejal independientes vecinales y comunitarias, para que en los lugares donde está brotando el común puedan tener su propia opción y neutralizar las opciones ajenas, con la pequeña diferencia de que no llamamos ni al voto ni a la abstención, para que eso sea decisión de cada persona, sino justamente a profundizar y multiplicar los espacios del común. No vamos a a realzar el papel municipal del concejal, ya que se siembran ilusiones de que desde arriba vienen las soluciones, por lo que aunque no ganemos en votos ni en cargo, vamos a ganar profundizando aún más y multiplicando en otros lugares las experiencias del común. No haremos propaganda, salvo la que quiera hacer algún vecino por su cuenta, no recibiremos dinero y cuando el estado pague por nuestros votos, ese dinero irá íntegro a las tareas comunitarias. La campaña del candidato o candidata a concejal, que apoyaremos uno por comuna donde haya esa misma disposición, se limita a asistir a un barrio, constatar los problemas locales y sugerir soluciones inmediatas por parte de la propia comunidad, por ejemplo si las notas de los hijos van mal, organizar ahí mismo, en el calor de la “campaña”, con dos voluntarios del mismo barrio y colaboradores de otros lados, un reforzamiento escolar, que sirva a los vecinos para encarar juntos el problema, lo mismo en el tema de salud y otros. O una limpieza del terreno, una huerta, reciclaje, bioconstrucción, una cancha de baby-fútbol, es decir, lo mismo que estamos haciendo ahora, pero esta vez bajo el paraguas de la “campaña electoral”, lo que nos permitirá movernos libremente aún por barrios que no conocemos y que difícilmente podríamos tener acceso a sangre de pato, lo que permitirá incentivar las actividades compartidas en varios otros lugares, alcanzando así el objetivo de multiplicar los espacios de convivencia cotidiana vecinal, que será nuestra victoria “electoral”: pasar de 10 a 15 barrios donde los vecinos comparten, a 30 o 40 como mínimo. Eso significa que nos movemos de forma pacífica dentro de los límites de la legalidad, sin “combatir” al sistema, sino haciendo otro.
Compartidos sin partidos, o sea, no más particiones ni reparticiones.
Todo es común.
Es la hora de los nadie, los sin trostro, los anónimos, los vecinos.
Si le parece que hay que hacerlo de esa manera, o parecido, conversemos con gente de otras comunas en Vecinos Independientes vecindep@gmail.com
Jaime Yovanovic Prieto
Pre candidato a concejal por Valparaíso
Independiente, vecinal y comunitario
profesor_j@yahoo.com