Crónicas Carcelaria (VI)
Jaime Yovanovic Prieto (Profesor J)
La cárcel transcurre con pesada monotonía. El diálogo de intercambios con algunos de los presos parece haber llegado a una barrera infranqueable, pues al parecer cada uno tiene sus formas definidas de entender y actuar su relación con lo social y me temo que una parte mantenga ciertos puntos de vista paradigmáticos. No creo que mi forma de ver las cosas sea mayor o mejor que la de ellos, simplemente que no estoy satisfecho ni con mi propia forma de ver las cosas y constantemente busco inducir reflexiones para profundizar y ya muchos han optado por desviar los temas y responder con pullas y chacota. Parece extraño que yo diga que aún hay muchas cosas por descubrir y hacer, como que me presentase como gelatina o arrogante frente a ellos, pues al inducir la duda sobre sus propias formas de pensar es tomado como imposición de la mía, que por no considerarla yo mismo ni acabada ni mucho menos, resulta no ser real como argumento.
El hecho de que uno de los presos difundió hacia la prensa que había sido recibido como un héroe, lo que no ha sido cierto, ha creado cierta sensación de que busco protagonismo o destacarme como el que tiene las cosas claras por sobre el resto, siendo nada más que una tentativa de cada uno dudar de sus propios paradigmas o conclusiones para estar más dispuestos a los vaivenes de una construcción cuyos caminos no pueden en absoluto definirse a priori.
He optado por concentrarme en reflexionar y escribir. Creo haber cumplido una fase. No ha sido bien tomado mi planteamiento de dialogar con los gendarmes practicando el contacto humano independientemente de la actitud de la otra persona. Siento que en algunos su vínculo hacia otras personas se enmarca en el estricto terreno ideológico, lo que impide en general el surgimiento de nuevas formas mentales y contenidos de pensamiento a partir de otras maneras de entender y actuar la relación con las personas para los encuentros necesarios de una democracia de base que debe huir de las ideologías.
En todo caso cada uno de ellos tiene una manera de entender lo social y estaré atento a ver las posibilidades reales de desarrollo de cada una de ellas, pues creo que los puntos de partida o de abordaje pueden y deben ser diversos, o sea, para mí, todas esas posturas son válidas, ya que es lo estrictamente social donde se ven los toros y como mi papel es estrictamente analítico y pedagógico, no es para descalificar a nadie.
Algunos presos se reúnen a tomar mate y allí se hacen tertulias agradables donde se habla de lo humano y lo divino, siempre que se respeten los límites establecidos entre uno y otro. Ya se sabe quien tiene mal carácter y que reacciona fuertemente ante ciertos asuntos, de modo que se evita y se mantiene un modus vivendi o status quo.
A las 22:00horas se cierran las celdas y llegan varios gendarmes a cada piso hasta que comienzan a entrar de uno en uno en el lapso de 10 a 15 minutos. En una oportunidad unos visitantes se pasaron excesivamente del horario de visita y fueron castigados prohibiéndoseles el ingreso a la cárcel, lo que llevó a varios a protestar negándose a entrar a la 22:00 a la celda y permaneciendo hasta las 24:00.
El dentista de la cárcel ya me ha sacado 5 muelas de abajo, una al lado izquierdo y cuatro del lado derecho, pues estaban bastante destruidas y tenían puntas que me herían quedado quebradas y sobre ellas había instalado prótesis que se me han ido saliendo progresivamente. Ahora mi lengua está tranquila y tiene aún que extraerme o taparme otra arriba en el lado izquierdo, de la que se me ha caído la tapadura y se me mete de todo cuando como. Estoy esperando que me llame, desde hace ya dos semanas.
Me llevaron al hospital de gendarmería y me examinó el corazón el director del hospital, un viejito sumamente simpático con el cual hablamos en inglés y se sorprendió de ver que tenía la radiografía de los pulmones y resultados del electrocardiograma sin nada a objetar, en perfecto estado, lo que me ha aliviado mucho, pues pensaba que por el desgaste ya estarían algo deteriorado. Sólo la maldita hinchazón de las piernas es la que no me deja en paz, ya que se me escapa la linfa y no alcanza a depositarse como en la elefantiasis, sino que se vacía cuando estoy en posición horizontal, me dictaminaron que debía ser atendido en un hospital de la especialidad vascular periférica y dicen que están haciendo los trámites para ello. Esperaremos. Un solo día que deje de tomar 100 miligramos de diclofenaco, me significa dolores en las articulaciones comenzando por los pies. Al segundo día no puedo andar y al tercero no consigo aguantar los gritos que me vienen por el dolor. Por eso estoy siempre premunido de esas pastillas y recuerdo que en la prisión de Sudáfrica el enfermero se alegraba de no haber venido un fin de semana y yo con fuertes dolores le pedía aumentar la dosis del día lunes en esos casos, lo que siempre negaba pasando así constantes dolores que me afectaron aún más.
Aquí no hay atención tampoco los fines de semana, de manera que siempre tengo una reserva. Una de las hipótesis es que haya adquirido un parásito tropical en Brasil, donde es común, que se habría instalado en los ganglios linfáticos pero eso habrá que dilucidarlo estando afuera. Refuerza esa hipótesis el hecho de que las hinchazones me comenzaron a los pocos meses de haber llegado a Brasil. Las fracturas que tengo en dedos y clavícula provenientes de las torturas, parecen influir también en este cuadro. Veremos.
El hecho es que no puedo hacer ejercicios ni jugar fútbol a pesar de que siempre me están invitando y tengo que explicar una y otra vez. El día 17 de septiembre estuvimos bailando con visitantes y al día siguiente pagué las consecuencias del desliz con fuertes dolores que ni una fuerte dosis calmaba, lo que vino a suceder a los tres días de tomar dosis mayores a las que me he acostumbrado. Vino un médico amigo a verme y dice que no hay peligro de acostumbramiento o dependencia y que en Chile esa es la mejor solución mientras no se vea un especialista.
Amigos me han mandado a avisar que me esperaban para cuando saliera de la prisión, a lo que he respondido que no es posible, pues eso se encuentra por fuera de mis objetivos de dedicarme exclusivamente a la docencia e investigación y no deseo que se me haga otra imagen. A lo sumo puedo aceptar que se hagan fiestas donde podamos beber y bailar, además de conversar sobre nuestros respectivos destinos sin compromisos articuladores u organizativos.
He pedido que se respete mi opción de vida, pues al mismo tiempo he dicho que los caminos los debe realizar cada colectividad sin la procura de programas unitarios ni cosas por el estilo, pues el desarrollo de una nueva democracia sólo es posible con el protagonismo social en los territorios con autonomía.
Tengo claro que eso me va a producir fricciones con personas y grupos, pues algunos verán allí una descalificación de su accionar, pero eso sólo me va a significar mayores esfuerzos en explicar que como dice el poeta, se hace camino al andar, a lo que agrego que los andadores deben tomarse de las manos en sus espacios de convivencia cotidiana.
Mis primeros pasos obviamente apuntarán a retomar mis lazos familiares y de amistades, fuentes de ingreso para mi sobrevivencia y la vinculación al ámbito académico. Con ello me sentiré preparado para producir y estar presente en nuevas reflexiones. Y como he dicho a veces: yo reflexiono, y al que le venga el sayo, que se lo ponga.