Tras el referéndum de Bolivia

El nacionalismo sudamericano cometió un grave error político al menospreciar la crítica de los post extractivistas



El nacionalismo sudamericano cometió un grave error político al menospreciar la crítica de los post extractivistas

Tras el referéndum de Bolivia

Joan Martínez Alier *

Bolivia entró en 2015 en déficit de la balanza comercial, el primero tras 12 años de saldos positivos. Se une en esto a casi todos los países sudamericanos. El fracaso económico en 2014-16 de las políticas extractivistas exportadoras es general. Lo mismo da que los gobiernos sean “neo-libs” o “nac-pops”.

En América Latina la izquierda, a pesar de tener muchos héroes de la justicia ambiental, no los reconoce como suyos. Es lo que sucede con Evo Morales, Dilma Rousseff, Rafael Correa o con Cristina Kirschner. Que a Santos, presidente de Colombia, no le gusten los ecologistas me parece normal. Que en Honduras, Perú o México el gobierno los persiga, también. ¿Pero que ellos, presidentes progresistas, los insulten y no los reconozcan?

Últimamente esos gobiernos nacional-populares de América del Sur han preferido perder votos ecologistas y de izquierda antes que aceptar que sus políticas extractivistas estén equivocadas. “Extractivismo” se usa aquí como lo usan Gudynas, Svampa, Acosta: una entusiasta política de exportación de productos primarios. Esos gobiernos han atacado y atacan las ideas y las organizaciones del ecologismo popular. En Bolivia el vice-presidente Alvaro García Linera se ha destacado en esta línea.

Cristina Kirschner perdió las elecciones sin tan siquiera pronunciaruna palabra amable, aunque fuera a cambio de unos pocos votos, hacia quienes en Famatina se oponen a la minería de oro a cielo abierto, y sin reconocer la tarea de Andrés Carrasco y de las Madres de Ituzangó en la denuncia de los daños a la salud por la fumigación con glifosato en los cultivos de soya transgénica. A los ecologistas populares, no hay que darles ni agua o en todo caso que sea agua contaminada.

La mayor parte de los votos contra Evo Morales y García Linera el 21 de febrero de 2016 los aportó sin duda la derecha, bastante racista. Los partidarios del “sí” a la reelección fueron en promedio más de izquierda y apoyan un gobierno, el de Evo Morales, que es totalmente excepcional en la historia de Bolivia. Evo Morales y García Linera se quedaron a pocos puntos del triunfo, algo menos de un 3 por ciento. En este estrecho margen, ¿podemos atribuir una pérdida de votos de 2 por ciento a la arrogancia del vice-presidente García Linera y a sus terribles insultos a los ecologistas por la carretera del TIPNIS?; ¿tal vez otro 2 por ciento por haberse negado Evo Morales a reconocer abiertamente su paternidad y actuar legalmente en consecuencia, como cualquiera debe hacer sea obispo o presidente?; ¿y pongamos otro 2 por ciento en la cuenta de la alarma por el cambio en la coyuntura económica? Sin esos votos perdidos, el gobierno hubiera ganado.

En el campo ambiental, el neoliberalismo no será mejor que el progresismo. Lo primero que ha hecho Macri en Argentina es dar más ventajas a la exportación de soja y a las multinacionales mineras, suprimiendo las “retenciones” (impuestos) a la exportación. El nuevo presidente de Argentina se encamina por una senda sin futuro tanto o más extractivista que su predecesora. Pero, ¿de dónde les viene a los “nac-pops” esta inquina anti-ambientalista que comparten con los “neo-libs”? Hace 25 años que me lo pregunto.

El volumen de la extracción de materiales y también el de la exportación aumento cuatro veces, en América Latina en conjunto, desde 1970 al 2008. Y se ha mantenido muy alto. Sin embargo, la balanza comercial (en dinero) de Argentina, Colombia, Brasil, Perú, Bolivia, Ecuador ha presentado saldos negativos. Se exporta mucho (en toneladas) y sin embargo no se cubre el costo de las importaciones. Esto no sólo conlleva más endeudamiento sino también más extractivismo, a fin de cubrir el déficit, con lo cual entramos en una espiral perversa.

Bolivia entró en 2015 en déficit de la balanza comercial, el primero tras doce años de saldos positivos. Se une en esto a casi todos los países sudamericanos. El fracaso económico en 2014-16 de las políticas extractivistas exportadoras es general. Lo mismo da que los gobiernos sean “neo-libs” o “nac-pops”.

El nacionalismo popular sudamericano cometió un grave error político al menospreciar la crítica de los post-extractivistas como Alberto Acosta, Eduardo Gudynas, Maristella Svampa. Esta crítica tiene cuatro puntos principales: la economía extractiva exportadora alcanza volúmenes físicos sin precedentes y por tanto conduce como nunca antes a la destrucción de ecosistemas y ataca la supervivencia de los habitantes locales; esta economía no es sostenible físicamente; esta economía lleva a un déficit democrático, al imponer autoritariamente decisiones gubernamentales conjuntamente con empresas nacionales o multinacionales, criminalizando a los ambientalistas y prohibiendo en la práctica las consultas populares; esta política económica, en fin, no es sostenible económicamente porque el exceso de exportaciones puede llevar a un derrumbe de los precios.

Difícilmente habrá otra época de tanta alegría exportadora primaria como la que hubo en Sudamérica hasta hace poco - sin que Alicia Bárcena y la CEPAL advirtieran nada en contra. Es urgente que, de una vez, la izquierda latinoamericana se vuelva ecologista.

* El autor es catedrático de teoría económica de la UAB. Amigo y colaborador de SinPermiso es un investigador pionero en el campo de la economía ecológica. Fuente: www.sinpermiso.info

Nota de Jaime Yovanovic Prieto:

Ni la izquierda ni la derecha serán ecologistas, ya que para serlo habría que enfrentar el proceso de acumulación que destruye la madre tierra. Ya hemos visto que la carrera por llegar a otros planetas, a la que acaba de entrar China, no sólo persigue ampliar la explotación masiva de minerales y agua, sino también crear las condiciones para abandonar el planeta Tierra. Ellos tienen su “sálvese quien pueda”, pero los humanos en general tenemos la misión de salvar el planeta y la humanidad, tarea que encabezan a nivel mundial las comunidades originarias. Si es por escoger, haga usted su selección, pero mírelo más desde la especie, del común y del amor, que desde su salvaguardia personal.

Jaime Yovanovic Prieto
tuiter: @yovanovicprofej