El fin de las movilizaciones y luchas sociales
Por Jaime Yovanovic Prieto
El tema ya debe salir de la vieja concepción de que los movimientos, dinámicas y movilizaciones sociales representan al pueblo o piensan de por si, ya que los partidos, corrientes y las pugnas izquierda-derecha han retirado el velo y muestran al rey desnudo, es decir: no hay tales movimientos, sino la puja de quien mueve más gente, quien tiene el ganado más grande.
La derecha aprendió de la izquierda que ahora los golpes militares y fascistas ya no sirven. Hoy basta tener masa, como hacía la izquierda, y con eso se pueden tumbar gobiernos cuando pierden sus bases de apoyo por asumir políticas económicas de corte destructivo. Las luchas anti-globalización de los años 90 fueron el encuentro de tres grandes corrientes: los anarquistas, los marxistas y los autónomos, los dos primeros de izquierda y los terceros intentando desprenderse de ella, no para pasarse a la derecha, sino para pensar por si y no apoyarse en ninguna corriente o a veces apoyar a la izquierda y otras a la derecha, ya que esas dos corrientes la ponen de esa manera: o ellos o nosotros, les decimos que esa dicotomía es falsa, es oportunista y, por lo tanto peligrosa. La sociedad ya no quiere más divisiones al estilo clubes de fútbol, con camiseta (que además lleva propaganda), carné, micro contratada para llevar al ganado al estadio, aplausos ante los goles de los nuestros, pifias ante los goles de los otros, la sangre que pedían los asistentes a los espectáculos de los gladiadores, esclavos que los señores arrojaban a matar a cambio de la libertad o de un puñado de maní.
La sociedad pide a gritos el fin de la política, pero los dueños de los clubes, digo de los partidos, luchan por sobrevivir, como ha sido la sonrisa de autocomplacencia de los organizadores de la marcha del agua, que muertos de la risa por su sagacidad, cambiaron la consigna de “recuperar el agua” por la de “recuperar el agua y el poder”. Muy astutos y muy manipuladores, diciendo con todas sus letras que aquí el tema es arrastrar gente como sea: nos sacaron del poder y vamos a recuperarlo, como hoy día los peronistas kirchneristas argentinos han lanzado la guerra santa más fanatizados que los del estado islámico, a la calle por cualquier motivo para acumular fuerzas para “recuperar” el poder. Las vanguardias son autopoiéticas, se hacen a si mismas cocinando entre los accionistas principales del club las metodologías de la pesca de arrastre, como los señores feudales del Partido Socialista, la Democracia Cristiana o el Partido Comunista, dueños de territorios sociales y cortes de nobleza leal, que reciben los cargos menores cuando al príncipe le toca el acceso o control de un ministerio o una alcaldía, donde desvían los fondos para que vayan a parar a las ONGs o fundaciones o universidades, como la Arcis, dirigidas por esta o por otra familia de sangre azul. Para eso nos hacen “luchar”, para amamantar la tropa de chupasangres que a cambio deben salir a la marcha tal o cual, como la del agua “y del poder”, a levantar el puño enfurecidos contra los momios qliaos que chupan la sangre del pueblo. Enardecidos y chorreando “conciencia de clase”, como los mentados kirchneristas aliados a los comunistas y troskistas argentinos, todos ellos furiosos con Macri, pero haciendo la vista gorda a la represión y manipulaciones de los kirchneristas. O como las marchas de los petistas en Brasil haciéndole la competencia a las marchas que han sacado sorprendentes multitudes a la calle a protestar por el ministerio otorgado a Lula, que duró 40 minutos por ladronzuelo, el ético, el izquierdista.
Es claro que la izquierda levanta consignas populares para atraer clientela, pero la derecha hace lo mismo. Es falso que son los medios los que sacan a la gente a la calle, y como son de derecha, entonces esa marcha no vale- La que vale es la nuestra, la del club, la de la izquierda. Esa si que es popular. La otra es de las viejas momias, pitucas con o sin lucas, la nuestra es la del pueblo, obvio, somos los buenos, los otros son los malos, a patadas con ellos.
Los trucos de corrupción de Lula son manipulaciones de los poderes fácticos, es el imperialismo que mueve sus hilos, como lo de Maduro y de Evo Morales, son puros inventos maquiavélicos de los yanquis malvados y hediondos. El mundo y la realidad se mueven de forma maniquea, el maniqueismo de blanco o negro y de los buenos y los malos, y así entre todos ellos consiguen convencer a mucha gente que si no estás con unos, entonces estás con los otros.
Igual que nos han acostumbrado a apostar a los caballos, jugar al bingo, comprar el Kino, votar en el reality show, escoger a la reina de la fiesta esta o aquella, nos tienen en el campo de las opciones y del azar circunstancial, cuando en realidad todo es azar, nada está escrito, pero depende de nosotros, que dejemos de lado quien hace más goles, si la izquierda o la derecha, lo que ya se está dando por todos lados y sólo van quedando los interesados, los que reciben salario o prebendas o ganancias de la política y los cargos políticos, que deben mostrar gran conciencia ética, revolucionaria, social, etc., gritar cuando se les manda, odiar a otros, ya que los del otro club son malos, asesinos, etc, y hay que borrarlos de la faz de la tierra. O sea, dividir para reinar.
Por eso crece cada vez más la noción de que hay que abandonar la política y la economía, que nos hacen vivir según la batuta de quien maneja los hilos y tiene la sartén por el mango, y, en cambio, dedicarnos a la ciencia, el arte y el amor, crecernos junto a los demás, no a costa de los demás. Hay que dejar los movimientos, las movilizaciones y las luchas, así como las izquierdas, derechas, centro, extremos, electoralismo y abstencionismo, para empezar a construir de una vez por todas una sociedad mejor, partiendo con los vecinos, aunque sean momios, milicos, vendidos, soplones, comerciantes, en fin, todosd los pretextos que utilizamos para armar yunta sólo con los afines ideológicos y que en realidad son la demostración de nuestra incapacidad para el cambio o nuestra falta de deseos de dejar de “luchar por las oportunidades que da la política” o la prioridad exacerbada por las necesidades “personales”,
Para terminar estas letras de hoy, quiero poner en cuestión la cultura del amor individualista que muchos atrapan involuntariamente o muy voluntariamente y lo arrojan a los cuatro vientos hasta con ventilador como mecanismo de defensa contra los flujos energéticos del amor, y es que primero debo amar alguna cosa o a alguien o a mi mismo antes de amar a los demás.
Hay varios ejemplos que sirven muy bien para evitar tener que abrirse a los demás.
1. Como voy a querer a los demás si no me quiero a mi?
Este es uno de los principales trucos para postergar a los demás y premiar constantemente a mi persona. Concentrar esfuerzos mentales, físicos, sicológicos, energéticos y afectivos en la primeta persona singular.
2. No hagas a los otros lo que no quieres que te hagan a ti. O sea que los dolores y sufrimientos personales deben ser el parámetro para el tratamiento hacia los otros. “Yo” soy la regla de conducta hacia los otros, lo que viene muy bien cuando se junta con que no puedo amar a los demás si no me amo a mi mismo.
3. Ama primero a un dios y luego a los demás o ama a un dios como a ti mismo o para amar hay que creer en un dios. La falsedad de esa frase es tan grande, que el propio Jesús, el esenio, advierte en la parábola del buen samaritano que allí se oculta el autoritarismo patriarcal, mostrando que los dos que pasaron al lado del herido al borde del camino estaban tan ocupados en su dios y en la perfección de si mismos, que no lo vieron o pasaron indiferentes, en tanto el que no creía en algún dios, lo vio, sufrió por él y fue a ayudarlo.
Conclusión: Deja la política, abre los poros de tu piel, tu corazón y las puertas y ventanas de tu casa, deja que entre y circule el aire puro, la madre tierra y los flujos energéticos de los vecinos, ahí descubrirás que los vecinos están esperándote, com o tú los esperas y los necesitas a ellos. Ese es el instinto del común, arrinconado por el individualismo de la sociedad patriarcal que hoy día asume la forma de capitalismo extractivista destructor de la naturaleza. Por qué crees que las comunidades originarias de nuestro continente han sobrevivido y resistido más de 500 años y tú no puedes hablar con tu vecino? Deja los pretextos de lado.
Jaime Yovanovic Prieto
profesor_j@yahoo.com
tuiter: @yovanovicprofej