Perú: Candidaturas presidenciales Vs autonomía comunitaria
Por Jaime Yovanovic Prieto
Perú ha sido uno de los pocos países del planeta donde se ha conseguido paralizar gigantescos proyectos mineros, como el de Conga, tan emblemático como ha sido el canal chino en Nicaragua, la hidroeléctriva Vale en Brasil, el Tipnis en Bolivia, Ralco en Chile, Yasuní en Ecuador, el carbón de Zulia en Venezuela, Barrick en Argentina-Chile, etc.
Conga, el gigantesco proyecto de explotación minera que amenaza las lagunas de Cajamarca, fue paralizado por la intervención de miles y miles de cajamarquinos y voluntarios que llegaron de diversas zonas del país y acamparon en masa en medio de una militarización que no pudo avanzar más allá debido a la mala experiencia de Baguá, donde helicópteros militares dejaron caer directamente sobre las cabezas de los comuneros las granadas lacrimógenas que hicieron estallar la desbandada en medio del fuego de fusiles y ametralladoras de los francotiradores emboscados en lugares predeterminados con la orden de no dejar escapar ninguno. Decenas y decenas fueron acribillados a mansalva y los cadáveres subidos a camiones y helicópteros con destino desconocido. Hasta hoy sigue el proceso de Baguá en lo que se denominó el Baguazo.
Humala no siguió los pasos de García y evitó cuidadosamente pasar los límites del asesinato de dirigentes y represión masiva hacia las masacres que caracterizaron a Fujimori y García. Hay que reconocerlo, los etnocaceristas fueron más cuidadosos que los civiles. Pero bueno, nos estamos adelantando, veamos un poco por dentro la situación compleja del hermano territorio ocupado por el estado peruano:
Desde el sur hasta el centro del país hay un evidente predominio de las culturas andinas de aymaras y quechuas donde todos los partidos se pelean la clientela, pero en medio del mundo de la vida andino, con ejemplos como Ilave (ilave), donde la población como un solo hombre se levantó bajo la bandera de las tradiciones y quemaron la municipalidad como una decisión de Fuenteovejuna y, si mal no recuerdo, con el alcalde dentro. El ejemplo de Ilave comenzó a recorrer las ciudades y poblados de las alturas de Los Andes, en la misma época en que los comuneros bolivianos derriban el gobierno y se desata la guerra del gas con miles de campesinos dirigidos por Felipe Quispe, el ”Mayku”, que es como un jefe electo por los caciques o lonkos de los ayllus. Evidentemente la resistencia campesino-indígena andina no respetaba las fronteras instaladas por los ocupantes.
Esos son los comuneros que resisten en Cajamarca y que Humala con su padre y hermano intentaban durante años atraer al etnocacerismo, del general Cáceres, que intentó aglutinar indígenas en torno al nacionalismo peruano, un poco como hace Evo Morales cada vez que tiene problemas: levantar el nacionalismo, como los Kirchner en Argentina con el tema de las islas Malvinas. Las comunidades de las regiones altas de Los Andes no pescaron el tal nacionalismo y cerraron filas contra las empresas mineras y demás prácticas extractivistas destructoras de la madre tierra. Humala era la carta del capital para embaucar a las comunidades, como Correa lo fue en Ecuador, y ablandar la resistencia a la minería, o sea, era el caballo de Troya que abriría las puertas mientras los defensores dormían. Con pleno acuerdo del empresariado y los militares, Humala adhirió al socialismo del S.XXI declarándose bolivariano y chavista, sumándose así a la corriente continental del nacional populismo progresista. Pero había mucho riesgo, ya que las comunidades eran un hueso duro de roer y no iban a comer tan tranquilamente las galletas chavistas ni a tragarse el socialismo aquel aliado al empresariado y al extractivismo en todas partes, por lo que, asegurando votos de la derecha, Humala rompió abiertamente con el chavismo. Todos los grupos de izquierda parlamentaria adhirieron a la alianza con Humala, imaginando que era ua pantalla para atraer derechistas, pero fue al revés, un buen truco del empresariado que les hizo perder terreno en todas partes y antes de sozobrar y morir ahogados, fueron abandonando uno a uno las filas del humalismo retirando la máscara de “izquierdista” y del bloque continental bolivariano, lo que trajo consecuencias catastróficas a esa izquierda que hoy lleva a la candidata que con 12% se acerca al segundo en las encuestas tras Keiko, la hija del dictador que está preso por sus delitos de genocidio y corrupción.
Sin embargo hay varios grupos que fluctúan entre la izquierda parlamentaria y la izquierda que proviene de los restos del senderismo y del emerretismo o de los grupos de Bandera Roja, maoistas estalinistas de donde provino el Sendero Luminoso, y que hoy están desperdigados en varias fracciones que han conseguido cierta penetración que por ejemplo, consiguió quebrar la autonomía de las Rondas Campesinas, poderoso factor social de gran presencia en las actividades de resistencia contra Conga, y que a la vez tienen presencia entre el magisterio y algunos puestos institucionales de administración local, con lo que siguen tenazmente penetrando y quebrando comunidades, por lo que son funcionales al sistema, el que necesita acabar con el protagonismo comunitario. Los mensajes radicales en las regiones andinas tienen amplia acogida y los grupos y partidos intermedios se mueven entre ellos y la izquierda parlamentaria de la candidata Verónika Mendoza, que ha incorporado en su discurso las principales reivindicaciones andinas, no así en la región amazónica donde fue el baguazo de García y los comuneros no dejan pasar partido político ninguno, en especial los asháninka y los ashuar, que se cuentan por varios miles cada uno y se mueven por la selva con la soltura de ser su propia casa. Allí el autoritarismo senderista dejó centenares de muertos’y los comuneros han aprendido muy bien la lección, lo que falta aún en las regiones andinas, empapadas de grupos, partidos y corrientes con los que los partidos intermedios hacen lobby para acercarlos al cretinismo parlamentario.
La izquierda que apoya a Mendoza tiene la ventaja de que el empresariado la necesita para bajar el perfil de la resistencia anti-minera, por lo que si se acerca al segundo puesto, van a mover los hilos anti-fujimori para hacerla presidenta, sembrar de ilusiones e iniciar el mismo camino de ida y vuelta del los gobiernos progresistas del continente. Mendoza y los partidos que la apoyan están bien dispuestos a cumplir ese rol de quintacolumna y tienen los medios para ofrecer el oro y el moro a todos los grupos que pululan adentrándose en las comunidades, como hizo el MAS boliviano. El sindicalismo burocrático y el campesinado ya han sido captados por esa política de buscar la izquierdización del movimiento, con un sólido y experto Partido Comunista que se ha aliado con viejos sectores socialistas y corrientes críticas de antaño como también las ligadas a las agrupaciones de derechos humanos.
La parte positiva de las comunidades andinas es su asambleismo, que dificulta las intenciones hegemonistas de los grupos de extrema izquierda obligándolos a negociar y llegar a acuerdos operacionales, de cargos o movilizaciones, pero consiguiendo mantener el acento en ese asambleismo que se sobrepone a la autonomía comunitaria, al rescate de tradiciones, cosmovisión y autoridades tradicionales, pero que no ha conseguido aniquilarlas para el objetivo de “civilizarlas” y atraerlas a las luchas de ideologías del poder, la eterna pugna entre esos partidos y la autonomía comunitaria, exactamente lo contrario de las comunidades amazónicas, de donde viene el ejemplo que poco a poco está sirviendo de apoyo a los autónomos en su afán de rescate de la autodeterminación como pueblos. Keiko trae la mano dura para someter a quienes se oponen al extractivismo, Mendoza la mano blanda de seducirlos con caramelos.
Así la tarea principal del estado, instituciones, candidaturas y partidos, es invisibilizar a los asháninka y a los ashuar, así como a las demás comunidades y pueblos de esa región, lo que está difícil, pues esas comunidades están en franco ascenso, expansión y consolidación, aunque órganos informativos que se dicen indigenistas, como Servindi, juegan abiertamente al apoyo a Mendoza.
En la parte andina hay una fuerte influencia del ámbito universitario, donde las corrientes mayoritarias son de izquierdizar a las comunidades, retirarlas de sus tradiciones o utilizarlas para atraerlos a la lucha por el poder, haciendo pasar a un segundo plano sus formas de vida, su economía y la cosmovisión.
Nuestra tarea entonces es la de acompañar las dinámicas comunitarias, divulgarlas y mostrarlas como alternativa civilizatoria del buen vivir, de defensa de la vida y neutralización del extractivismo destructor de la madre tierra, así como mostrar y demostrar que la política del mal menor o de la migaja, como una presidenta izquierdista, sólo juega en contra de los intereses comunitarios, pues se trata solamente de la otra cara de la medalla.
Jaime Yovanovic Prieto
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