Justicia o equilibrio: Derecho y aplicación de la ley en Valparaíso

La ciencia jurídica en Chile se ha acostumbrado y creado escuela en torno a la aplicación estricta de la ley, dejando de lado la utilización de otras fuentes del derecho para la labor de interpretación de los jueces antes de decidir, tales como los usos y costumbres, el derecho comparado (legislación de otros países), la jurisprudencia (casos ya fallados sobre el mismo tema o parecido), la doctrina (teorías y debates en curso sobre el asunto), la voluntad del legislador (diversos puntos de vista o acuerdos mínimos en el debate parlamentario) y otros más como el estado de necesidad o características del medio o situación específica en que se encuentra.



Justicia o equilibrio: Derecho y aplicación de la ley en Valparaíso

Por Jaime Yovanovic Prieto
Abogado

La ciencia jurídica en Chile se ha acostumbrado y creado escuela en torno a la aplicación estricta de la ley, dejando de lado la utilización de otras fuentes del derecho para la labor de interpretación de los jueces antes de decidir, tales como los usos y costumbres, el derecho comparado (legislación de otros países), la jurisprudencia (casos ya fallados sobre el mismo tema o parecido), la doctrina (teorías y debates en curso sobre el asunto), la voluntad del legislador (diversos puntos de vista o acuerdos mínimos en el debate parlamentario) y otros más como el estado de necesidad o características del medio o situación específica en que se encuentra.

El fiscal o acusador, en caso del estado como parte afectada, también debería estudiar cada caso teniendo en consideración la amplia gama de fuentes para la aplicación del derecho y así entregar al juez un caso más elaborado y teniendo en cuenta la complejidad de cada situación, lo que por su vez permitiría al abogado defensor hacer lo mismo al interiorizarse del caso y los factores que influyen o condicionan el acontecimiento a pleitear.

Eso sería conocer y juzgar real y efectivamente un caso y por ello la teoría de la complejidad es un buen instrumento analítico e interpretativo que permitiría fallar los casos concretos con una mayor aproximación a los criterios de justicia, que no son criterios éticos, sino de equilibrio, que no deben buscar sólo el equlibrio de cada situación, sino del conjunto social.

El problema se presenta al intervenir la política y la ideología como herramientas o lineamientos orientadores de los pasos y procedimientos jurídicos y judiciales (vinculados al derecho los primeros y al poder judicial los segundos), como el caso de la mayoría de los jueces durante la dictadura militar, que fallaban los pleitos según los intereses y requerimientos del poder ejecutivo, en tanto hoy día, una vez instalada la democracia formal, se vive el libre juego de los actos, definiciones y exigencias de la vida política, no de la vida social, como debería ser. La estricta aplicación de la ley significa el seguimiento de las definiciones y acuerdos en el parlamento, que decide si hay aborto o si no hay aborto y en cuales condiciones, por poner sólo un ejemplo, lo que llevará a los jueces a aplicar la noción que se apruebe en la pugna de corrientes, partidos y tendencias que no representan el sentir ciudadano, ya que estamos en una época donde los partidos de todos los colores cuentan con un gran rechazo y desprestigio entre la ciudadanía, lo que podemos aplicar también a la reforma laboral y, en general a todas las normas de obligatorio cumplimiento que brotan de ese espacio político-ideológico, así como también las normas municipales, como el Plan Regulador y el Plan de Desarrollo Comunal, que representan más los intereses de las inmobiliarias y de las grandes tiendas que los intereses y necesidades de los vecinos, incluyendo entre ellos a los pequeños comerciantes o comerciantes minoristas, que constituyen la enorme mayoría del comercio y a quienes los jueces deben aplicar sanciones que poco contribuyen al equilibrio social. Lo mismo podemos decir de las pequeñas empresas, a los que la legislación nunca ha favorecido, salvo algunas aspirinas y calmantes paliativos.

Cuando el juez falla un caso en base a la estricta dependencia de la legalidad dejando de lado la complejidad y las diferentes otras fuentes reconocidas por ley, se está subordinando, quiera o no, al marco político-ideológico predominante en las altas esferas y legitimado por estridentes campañas electorales que hacen creer a la población que ahí se decide el mundo, ya que la puja izquierda-derecha-centro-extremos-abstencionistas y electores parece ser el criterio para definir los comportamientos que va a imponer el legislativo y, lo que es peor, se lo hacen creer a los estudiantes de derecho, los futuros abogados, fiscales y jueces, que en vez de prepararse y desarrollarse para el equilibrio jurídico-social, optan por partidos y corrientes que les permitirán acentuar los desequilibrios en la permanente batalla por el poder y por alcanzar los puestos de elaboración de las normas que obligarán las conductas ciudadanas, en tanto otros se preparan para defender los derechos del pueblo en procesos y metodologías que pronto descubren que están perdidos de antemano, ya que para ganar un caso deben apegarse estrictamente a la legalidad imperante sin ampliar su perspectiva para entregar a los jueces nuevos elementos que le permitan juzgar en función del equilibrio.

La “justicia” se opera más como una ética de comportamiento y de presión externa a los jueces que se acompaña de “movilizaciones” donde los partidos hacen fuerza para que la sociedad conozca y reconozca a los líderes y dirigentes o grupos de poder que los llevan “por el buen camino”, el camino de la “lucha” y en muchos casos de la violencia, que sólo engendra nuevas violencias y acentua mayormente las bases del desequilibrio social.

Es demasiado evidente que para el equilibrio social, eso debe verse, vivirse y palparse, por lo que hay que partir de allí dando pasos de aproximación, intercambio corporal y afectivo entre los componentes del sujeto social, que no es abstracto, sino que se trata de los vecinos de un barrio, de un cerro o quebrada, sujetos concretos, no personas individuales difusas que emiten votos anónimos para que los legisladores estatales o municipales les impongan el marco normativo que va a determinar las conductas, sino sujetos del común, que pueden vivir la cotidianeidad del mundo de la vida de las formas que más les acomoden según las características y circunstancias del hábitat inmediato. Ellos pueden generar nuevos usos y costumbres que un juez serio puede acoger para fallar no en justicia, sino en función del equilibrio, de la armonía entre los humanos y de éstos con la madre tierra, retirándose de la maraña política y económica que ahoga a la población y que debe adoptar la actitud del “no estoy ni ahí” frente a la agresividad del contexto en que estamos y rascándose con sus propias uñas para sobrevir con su familia. Ya no creen en nadie, por eso que el equilibrio es buscado y desarrollado por ellos mismos en cada localidad.

Si el estudiante u operador del derecho, se van formando con estos criterios y haciendo parte o colaborando con esos procesos de aproximaciones y actividades conjuntas de vecinos que cambian o perfilan su modo de vivir podrán preparar mejor la argumentación al juez para ampliar las fuentes de estudio para fallar un caso.

Más aún, pues si participan en el proceso de elaboración de normas provenientes desde los propios vecinos, podrán acompañar la creación de una nueva ley para la comuna, lo que haremos mediante los diagnósticos y propuestas por cerro, una convención y una presentación al concejo municipal con las firmas que requiere la ley, lo que por su vez puede acompañarse junto a los vecinos en los debates de las sesiones del concejo.

Pero eso requiere vocación, pues el abogado es fácilmente atraido al facilismo de quedarse sólo en el estudio de la ley específica que se aplica al caso, auxiliando así a la reproducción del verticalismo y autoritarismo de la legalidad elaborada desde la pugna partidaria, donde unos ganan y otros pierden y esa ley no va a representar real y eficazmente a la ciudadanía. Otros prefieren la militancia en un partido o ideología, lo que poco o nada contribuye a un nuevo derecho y menos al equilibrio socio-comunitario.

Por último informamos que estos criterios no son de gusto de las facultades de derecho, por lo que intervienen los grupos de mechones y cortan el acceso a este tipo de información, por lo que pedimos que nos ayuden a poner este texto en los grupos face de mechones de derecho de la Quinta Región.

Los interesados en conocer más sobre las reglas y meta-reglas de interpretación de los jueces y de las actividades que estamos realizando en los cerros en pos del equilibrio socio-comunitario, pueden hacerlo en nuestro correo unlibre@gmail.com

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