Análisis de las elecciones en Perú y Estados Unidos
Por Jaime Yovanovic Prieto
Aunque estas elecciones se dan entre partidos políticos, es importante evaluar también como repercuten en el ciudadano, el mundo de la vida y las perspectivas del común hacia el cambio civilizatorio desde abajo.
En Perú el truco quedó en evidencia, ya que la contendiente del segundo lugar, Mendoza, fue derrotada por el ex ministro Kucszynski, lo que era de esperar debido a dos factores, el primero de ellos semejante al factor Sanders en Estados Unidos, es decir reunir a la izquierda en un fuerte bloque que luego se vuelque en la candidatura preferida de la estabilidad de la ganancia, para lo cual había que levantar un candidato duro en contraposición que aglutine el rechazo y así fue, ahora todos muy juntitos contra Keiko Fujimori y en USA la idea es que todos se agrupen contra Trump.
En el caso del Perú, hay un segundo factor, que es que Mendoza es una carta del humalismo, proveniente de las filas del partido de Humala, que dejó triste, pobre y mala historia en los sectores populares, en especial la juventud, sectores sociales en lucha contra la minería y ambientalista, lo que no la hacía una buena bandera del anti, en este caso del antifujimorismo, a diferencia de Sanders, cuya postura socialdemócrata es clara y abierta desde toda su carrera política, lo que le ha permitido un gran arrastre, en especial sectores independientes, no asociados al partido demócrata, pero el sistema tiene claro que Sanders no es capaz de aglutinar centro e izquierda con sectores de derecha para detener a Trump, a diferencia de Clinton, cuyas recetas ya han sido probadas por los comensales.
Por ese motivo la gran cruzada en Perú contra Fujimori, que tuvo su guinda en la gigantesca marcha de todos, donde Vargas Llosa, el derechista number one, mandó a su familia casi completa a hacer acto de presencia, con periodistas y camarógrafos incluidos, fue el inicio de lo que estamos viendo ahora: el Tocoke, Todos Contra Keiko, donde la izquierda cayó redondita y no le queda más remedio que entregarse a PPK para “evitar” que gane Keiko.
Para los movimientos sociales, indígenas, juventud, antiminería, barriadas, ambientalistas, etc. da exactamente en lo mismo que gane K o PPK, ambos son KK. La diferencia entre uno duro y otro no duro, está en que uno permite más la democracia formal que el otro, pero esa democracia solamente es usada para que las izquierdas se traguen el cuento y se metan por todos lados como garrapatas, como el PC chileno, aunque ese partido ya ha dejado de ser de izquierda, y así la economía sigue siendo siempre la misma, extractivismo, destrucción de la naturaleza y la vida, despojo, desplazamientos y marginación, lo que llevó a la población a distanciarse de los gobiernos progresistas e izquierdistas del continente, que ahora están cayendo como moscas.
Gane cualquier KK en Perú, los movimientos y comunidades deben estar afilando estacas para lo que viene: profundización de la política-economía destructiva. Los de abajo tienen la palabra.
En Estados Unidos ha sido y sigue siendo impresionante el apoyo y arrastre que está consiguiendo Sanders y si da la sorpresa hoy día en el estado de Nueva York, hasta podría disputar la nominación a Hilary Clinton, lo que es difícil, pues la carta en la manga del partido demócrata, que no es ni más ni menos democrático que el partido republicano, son los delegados que suman al final que, sin ser electos, los pone el partido desde arriba y así mueven la balanza para un lado o para el otro.
Las clases dominantes yanquis siempre han sabido que la población no los quiere, como en ningún otro estado, es muy claro que nadie se siente a gusto siendo esquilmado y que le destruyan la vida alrededor, pero la dichosa política es así, nos envuelve y nos hace creer que por su intermedio vamos a mejorar las cosas y para eso cuentan con los partidos de izquierda, derecha, centro, extremos, abstencionistas y electoralistas que dibujan el mono a su pinta y lo meten a martillazos en la cabeza de la gente insistiendo en que cada uno de ellos son “los buenos”.
Sanders, con todo lo honesto que es, se dice absolutamente apegado al sistema y su aspiración manifiesta es introducir algunas reformas que no toquen el hueso, por lo que es y será un grave obstáculo para el cambio civilizatorio que requiere la modernidad, y es justamente por eso que le encanta a las izquierdas que podrán meter sus garrapatas por todos lados en una especie de “ampliación de la democracia formal” con mucha participación ciudadana que coma el queso como ratones en la trampa.
Por qué el sistema ha permitido a Sanders? Por necesidad, ya que el movimiento Occupy Wall Street consiguió remecer conciencias y mostrar claramente el 1% que dirige el país y en muchas ciudades y regiones crece fuertemente la práctica de huertas comunitarias y autogestión local haciendo abstracción de las pugnas políticas, aumentan las lecturas de Murray Bookchin y las formas de organización barrial del movimiento afro y ya son un factor de influencia seria de localidades. La izquierda revolucionaria o rebelde se ha desmembrado ominosamente y hoy día encuentra en la campaña de Sanders un buen pie para intentar recomponerse, por lo que es un factor de apoyo y convocatoria a las masivas reuniones por el candidato intentando capitalizar la simpatía hacia sus partidos, donde pululan grupos troskistras, maoistas y guevaristas, distribuyendo panfletos y mostrándose como “vanguardias” o “alternativas”.
Los autónomos, como ecologistas, algunos anarquistas, independientes y micro experiencias barriales, han optado por mantenerse al margen, más bien encerrándose en sus ghetos o casas okupa o centros de algo, deperdiciando la oportunidad de acceder o llegar a otros barrios para multiplicar las formas de vida compartida entre vecinos, que las hay, pero pocas, así como también algunas excepciones que invitan claramente a que la dinámica pro Sanders sea utilizada en instalar espacios locales de algo nuevo, distinto y que sea prolegómenos del cambio civilizatorio.
De todos modos la derrota de Sanders tendrá dos consecuencias: una mayoría se sentirá frustrada y se irá para su casa o los menos seguirán los caminos de las izquierdas, mientras otros serán la izquierda del partido demócrata, en tanto una minoría podrá darle continuidad a la autonomía barrial.
Si se incrementa el trabajo teórico, de divulgación y práctico-corporal de invertir esfuerzos en los barrios, la puesta en conciencia de la campaña Sanders no será plenamente capitalizada por el sistema, sino en los brotes que se sumarán a la avalancha que viene desde abajo en todas partes en pos del cambio civilizatorio.
Jaime Yovanovic Prieto
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