Primero de Mayo ¿Cómo cambiamos las relaciones sociales?

Dentro de pocos minutos salen a la calle tres dinámicas: el bosque de banderas partidarias de la CUT del gobiernismo, el bosque de banderas partidarias de la izquierda fuera del gobierno, que se trata de una increible cantidad de partiudos, partiditos, frentes, vanguardias, en fin, lo consabido. Y finalmente los “que luchan”, algunos de los cuales se entremezclan con la izquierda no gobiernista y otros salen pos su cuenta a hacer la revolución ese día arrojando piedras y molotovs contra la represión. No estamos en contra de la lucha popular, que es otra cosa, ya que en este caso de trata de la “lucha” de un montón de militantes, activistas y estudiantes universitarios, que para nada pueden llamarse “pueblo”, siendo sólo los que aspiran a “dirigir a las masas”. Luego, que termine de poner este texto en internet, voy al sindicato de trabajadores de la construcción a la convivencia trabajadores-estudiantes-dueñas de casa, donde uno de los temas será además de morder alguna cosa y degustar algo proveniente de la uva, vamos a hacer un somero comentario sobre este artículo. Buen Primero de Mayo a los que están por el cambio.



No necesitamos un tipo de relaciones humanas, sino relaciones humanas, ya que la sociedad de personas separadas desde la ruptura patriarcal de las formas de vida comunitaria, sólo instala relaciones instrumentales, o sea detrás de un objetivo. Si se hace un diseño de lo que “queremos” caemos en lo mismo, ya que las relaciones del común están grabadas en los genes y sólo necesitamos que los vecinos se junten a compartir cuerpos y miradas en cualquiera cosa: una huerta, juegos, reforzamiento escolar, ferias de trueque, reciclaje, etc, pero no de modo “tecnico” y “organizado” o “estructurado”, sino de manera que el placer de estar juntos en el roce constante de las proximidades en lo cotidiano, permita al instinto del común sobrepasar las barreras de la práctica del individualismo y entretejerse por medio de la circulación de los flujos energéticos (el newen) y de los afectos arrinconados. Si decimos que se trata de circular los instintos, van a quedar todos volados o sólo van a pescar los intelectuales, con lo que se hace un nuevo gheto o una nueva “vanguardia”. Hay que entender que el individualismo no es un “valor” asimilado por la mente para orientar el comportamiento de los cuerpos lejos del amor. Sino que es al verre, ya que todos somos individualistas modelados en la constante reproducción de comportamientos aislados, agresivos y desafectivos. Algunos proponen pensar de otra manera para relacionarnos de otro modo, lo que sería otra manera de imponer la racionalidad por sobre los cuerpos y los instintos, por ello es sólo juntarse, hacer cosas juntos, que ojala sean sistemáticas como reemplazando algunas de las cotidianeidades individualistas del encierro hogareño y hacerlo con los vecinos, como ejemplo la bicicleta fija de hacer ejercicios en casa, donde el maravilloso y fantástico “Yo” perfecciona su cuerpo del que es propietario, haciendo un mini gimnasio en al barrio donde varios hagan ejercicio juntos, disfruten de la conversa y a sabiendas o no, van cargando las baterías de la energía alternativa, que los pelotudos vanguardistas diseñan todo el esquema para vender la pomada y atraer moscas a sus ideologías y cuando consiguern armar una lanzan gritos guerreros al viento para demostrar su “espíritu revolucionario”, puros revolucionarios de papel, aunque gente honesta y linda, engañados por las jefaturas de los partidos.

La reconstrución del común es un proceso que no tiene receta ni debe procurarse capturarlo por la lógica y la racionalidad para armar un camino, pues ya nos gritó el poeta que no hay camino, que se hace al andar. Andemos juntos, pues, que el actuar compartido pueda poco a poco sustituir la porquería de los Yo y reconstruir finalmente los brotes del nosotros. La primera tarea del cambio civilizatorio desde abajo es zafarse del yo y aprender a reconstruir el nosotros dentro de cada uno de nosotros en iteracción (no racional, por favor) con los otros cuerpos. Dejemos tranquila la mente de los otros, no hagamos caso de los partidos e iglesias que nos llaman a “concientizar”, o sea, capturar mentes, tratemos de vivir el descubrimiento de nosotros mismos en la circulación de las sonrisas, las miradas, la química, las energías, en fin, lo que cada uno tiene arrinconado y no lo saca porque sabe que los otros en vez de la mano, le van a agarrar el brazo entero, aunque no sea verdad, pero eso se ha instalado en la cultura. O sea, el cambio se hace cambiando, no las relaciones, sino la forma de revertir el control del cuerpo mediante el uso de la mente, al desarrollo del pensamiento organizando conceptos de aquellos flujos de sensaciones entre los cuerpos, las risas y la madre tierra. Esa es la creación, no de un creador, sino de la cosmovisión mapuche, no hecha por un señor de barba sentado en un trono, sino que se trata de la subjetividad del sujeto nosotros milenario. Por ello estamos trabajando en cerros, quebradas y caletas de Valparaíso, para aprender como los brotes del común van expresand
o los primeros pasos de una cosmovisión que al mismo tiempo rescata tradiciones, identidad, memoria, etc. al punto que ya no sean los hombres y mujeres, sino los cerros los que hablen a través de ellos.

Abrazos.

Jaime Yovanovic Prieto
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