Nadie sabe lo que puede el cuerpo y sus tejidos de relaciones sociales

Análisis partiendo desde una poesía.
Las teorías de la modernidad, de las ciencias sociales de la modernidad, olvidan que las relaciones sociales, no solamente se dan entre individuos, incluso entre grupos, estratos, clases y sociedades; sino con otras sociedades orgánicas no humanas, con los ecosistemas, con las territorialidades, con los climas y los ciclos vitales. Como no tienen una interpretación de las relaciones sociales complejas de las eco-sociedades, no pueden, no solamente darse cuenta de lo que ocurre, del peligro en el que se encuentran, sino se comportan de una manera depredadora, contaminante y destructiva, frente a las propias condiciones de posibilidad de su propia sobrevivencia.



Raúl Prada Alcoreza

De los cuerpos y sus tejidos

Este capítulo De los cuerpos y sus tejidos, del ensayo Dinámicas corporales y sociales, se busca desentrañar, por lo menos interpretativamente, la matriz de las relaciones sociales, que se encuentra precisamente en la dinámica de los cuerpos. Es como pensar las relaciones sociales, sus estructuras e instituciones, no desde la sociología y las ciencias sociales, sino desde los cuerpos mismos; sus manifestaciones, sus funcionamientos, sus percepciones y acciones. Por decirlo, de una manera conocida, aunque no del todo, por no llevar las consecuencias de lo que se dice al extremo: Pensar las relaciones sociales desde una materialidad y energética, desde unas dinámicas, que están más acá y más allá de las relaciones sociales institucionales.

Para comenzar a hacerlo, recurriremos a un poema, que expresa experiencias corporales, como las relacionadas a la danza. Hemos escogido uno. Lo hacemos porque la poesía está más cerca en la configuración y refiguración de las memorias del cuerpo, evocadas en poemas. Obviamente la otra fuente, entre un conjunto de fuentes, quizás ya conocidas, son la experiencia y la memoria social, además de los aprendizajes activistas. Comenzamos con el poema, que dedica su explosión metafórica al cuerpo danzante; se trata de la danza del vientre.

Nadie sabe lo que pude el cuerpo

Dedicado a Sonia, bailarina de la danza del vientre

Nadie sabe de la potencia del cuerpo

Tesis como de energía equivalente a materia

Del gran pensador inmanentista

Célebre contra-filósofo panteísta

Perseguido por religiones trascendentales

Teórico judío-ibérico

Como son los sefarditas

Pesadilla de filosofías dialécticas

Teorías superadoras imaginarias

Como toda ideología ensimismada

De contradicciones efectivas

Cuando las reducen a conceptos opuestos

En amortiguada colisión abstracta

Como si se tratara de guerra de fantasmas

Doctrinas estatales afanadas en desterrar

Persiguiendo inquisición perdurable descontar

Al hereje iconoclasta y ácrata

Spinoza aguijón clavada en cabeza de filosofía

Pensador que puso en su sitio al cuerpo

Colocándolo como núcleo de percepción

Espesor vital de ecologías vigorosas

Lazo carnal de seres con Dios

Entendido como inmanencia infinita

Notas de cuerdas creadoras de energía

Y topologías diversas de materia

Habita nuestros inquietos huesos

Luminoso marfil ensueño de luna

Coagulado en esqueleto alado

En nuestra memoria sensible

En nuestras células, moléculas y átomos

En ínfimas partículas componentes de la paradoja

Lo indivisible dividido

Como fragmentación imposible

De punto geométrico inventado

Sin que el hombre moderno pueda imaginarlo

Quebrantado en partículas asociadas

Cada vez más mínimas

Hasta llegar a la nada creadora

Baruch Espinoza

Puñal clavado en el corazón de la metafísica

Abriéndole herida mortal

Dejándola sin pulso, sin argumentos

Reencontró la creación en espesura corporal

Como plasmación estética factual

Sabiduría en morfología somática

Secreto de la vida en el organismo

Nadie sabe la potencia del cuerpo

Como nadie sabe de la voluntad

Queriendo abarcar la inmensidad

Recorrida por las vibraciones

De las fundamentales cuerdas

Cuando te veo danzar

En momento arrojado al azar

Corroboro las tesis de Spinoza

En la elocuencia melódica de tus contorciones

Manejo sinfónico de vibraciones

De tu complexión musical

Como canción encantada artesanal

Como corpórea sinfonía actual

Escudriñando bóveda abismal

Haciendo de cada músculo una tecla de piano

O soplo melancólico de acordeón

Cuyos mensajes sabios se clavan como arpón

Ocasionando tonos de melodía somática

Composición poética narrada por oráculos

En fluidos códigos anatómicos

Pronunciados en ondulación

Como rebalse de aluvión

Movimientos rítmicos

Como memoria repetida de ecos

Seduciendo a miradas escrutadoras

Como topos constructores de socavones

Deseos de dioses mitológicos

Plurales imágenes de la Divinidad

Pretendiendo transparencia y claridad

Idea absoluta, pasión de ensueño

Estallido intrépido de comienzo sin origen

Como recurrentes recomienzos que rugen

Dios concebido como unidad

Metáfora convertida en concepto

Como si el absoluto fantasma fuese creatividad

Indiscutible certeza y verdad

Nombrado por religiones trascendentales

Como omnipresente Providencia

A la que el silencio de Buda no nombra

No importa el nombre ni el concepto

No importa si las culturas

Persisten concibiendo al patriarca primordial

Como único hermafrodita fenomenal

Ansiedad y esperanza

De demanda otoñal

En eterna despedida crepuscular

Anunciando amenazadoramente

Señalado horizonte de apocalipsis

Condena de castigo y antítesis

Sagrada imaginación habitual

Muy lejos del imaginario radical

Del subversivo acontecimiento

Exento de toda culpa y resentimiento

Importa comprender

El estallido creador

Venciendo a la nada

Derrotando a lo imposible

Idea de Dios panteísta

Voluntad enardecida

Deseo desbordado

Afecto rebelde

Contra la quietud

El silencio

La inexistencia

Explosión inicial

Creadora aleatoria

De ignotos universos

No importa el código

Tampoco la representación

Como vaciado armazón

Donde se guarda lo que se quiere

Importa intuición absorbente

Conspicuo saber perceptual

Más acá y más allá de lo intelectual

Comprensión inmediata

De travieso avatar

Diseminándose como curvatura pasional

En sincronización mutante e inactual

Del espacio-tiempo proferido

Grito compuesto

Como aullidos de lobo

A la luna preñada por luces blancas

Fugitivas intensidades galopantes

Estampida de unicornios alados

Exploradores aventureros desaparecidos

En supuesto vacío de la oscuridad

Que es materia de absoluta versatilidad

Tumultuosos rebaños de pasiones

Inscribiendo en el paisaje

Nomadismo liso, flexible, lúbrico

Deslizándose como invención territorial

En rondas de danza ritual

Cuando veo tu cuerpo danzar

Tallando en atmósfera códigos anatómicos

Melodía voluptuosa ancestral

Como recitación de poema carnal

Efluvio de deseos vaporosos

Emanaciones climáticas de contextura estética

Sonata de compases sensuales

Notas ondulantes del pentagrama musical

Encanto femenino transmitido por milenios

Tus caderas ondulan fecundando el entorno

Percusión irradiante de erotismo

Al ritmo de flujo y reflujo

De cimbreantes olas bailarinas

Hechizadas por la luna vestida de plata

Dibujando ritmo pausado y serpenteante

Del desnudo noctambulo desierto

Tus caderas fértiles

También se adelantan y retroceden

Empujando a imaginación al desvarío

Mientras tus piernas se mueven dibujando círculos

En el suelo aplanado por las plantas delicadas

De tus pies desnudos

Narrando en el tablado historias interminables

De amor y de muerte

De vida y de pasión

Tu vientre oscila, agitándose

Tempestades minuciosas recorriendo la piel

Al son del bolero de Maurice Ravel

Textura candorosa acariciada por sueños delirantes

Conmoviéndose ante invasión de timbales

Percusión aguda rítmica insinuante

Transgresores de tu existencia expuesta

Tus senos se mueven alusivos

Al compás de música árabe

Acompañando a fluctuante vibración del cuerpo

Mientras manos y brazos aletean lentamente

Alzando vuelo como cóndores custodios

De la cordillera errante

Ahora comprendo

Somos como flores de primavera

Consagración alegre de partículas viajeras

Invención proliferante, juego heracliteano

Travesura cosmológica de Tunupa

Amarrado a balsa de totora hundida en río

Conector de lagos sagrados

Hasta encontrarse en profundidades de la mancapacha

Como hundimiento al núcleo que deshilacha

Con hierro fundido de gravitación terrestre

Expulsado como lava volcánica

Arañando la piel del cielo en acto de amor

Arrancando gemido y clamor

Antes de caer como lluvia encendida

Abrazando, besando, diluyéndose

En la piel, en las intimidades del planeta

He aprendido de ti mujer danzante

La poesía escrita en códigos corporales

Pensamiento apasionado seductor de seres

Trovadores románticos en diseminación del cosmos

Como agonía acompañada de anhelantes besos

En disolución de la materia

Danza gitana migrante del desierto

Danza de fecundidad dejando aposentar

Delicada acuarela selenita

En vientre erótico convulsionando

Densa atmósfera nocturna

Con movimientos demandantes

De caricias dilatadas y suaves

Atrayendo a lluvia de semillas

Enterrándose en intimidad de ciclos vitales

Cadenciosa eterna bailarina

Pasión desbordada en flujos de energía

Irradiando ondas seductoras

Atravesando percepciones asombradas

Destrozando certezas, vulnerando costumbres

Desatando tormentas en cuerpos enardecidos

Dispuestos a invadir territorios fulgurantes

De tu fragancia incandescente

Las sociedades antiguas conocían más del cuerpo

La modernidad pretensiosa enterró sabidurías elaboradas

En contemplación y con asombro

En meditación y con experiencia sensual

Modernidad pretensiosa y hedonista

Convirtió amor en irrupción provisional

En placer y goce virtual

Acometimiento violento y gestual

Fugaz, desesperado

Derrotado en premura del comercio

Por eso danzante ondulante

Amo la memoria de tus pasos

Remembranza erótica de tus caderas orbitando

Alrededor del eje radiante de tu sexo

Sol húmedo, gravitación milagrosa

Del comienzo eterno de la vida

Armoniosa intensidad placentera

Imaginación radical del origen

Estallido inaugural sin margen

Las danzas han mutado

Nos dejaron la huella de su génesis

Como eterno nacimiento en éxtasis

Mitología ceremonial y ritual

Hermenéutica corporal

Interpretando fuerzas creadoras del caos

Genial inventor alquimista del cosmos

Sebastiano Monada

Potencia del cuerpo

Nadie sabe lo que puede el cuerpo es un enunciado de Baruch Spinoza. Comenzamos por aquí. Por más difícil que sea creer en el enunciado, el cuerpo desborda al sujeto; es anterior, incluso posterior. No solamente el cadáver que queda, hasta convertirse en esqueleto, corrobora lo que decimos, sino también la filogénesis. En el genoma queda indefinidamente la información del cuerpo. Es más, no hay sujeto sin el cuerpo, sin el funcionamiento y las dinámicas del cuerpo; el sujeto es como un efecto del cuerpo.

La pregunta que vamos a hacernos es la siguiente: ¿Qué hace el cuerpo o qué hacen los cuerpos para que se den relaciones sociales? En primer lugar, toda la memoria sensible, todo el aparato perceptual, que incluye a la imaginación y la razón integradas al cuerpo, permite la comunicación, la codificación, la decodificación; por lo tanto, la interpretación, el lenguaje, que son las condiciones de posibilidad bio-sociales de las relaciones sociales, de las estructuras e instituciones sociales.

En segundo lugar, la energía humana está contenida en los cuerpos; emerge de los cuerpos, dando lugar a prácticas, acciones, que constituyen la materialidad misma de las relaciones sociales. En tercer lugar, son los cuerpos los que se reproducen como especie, para decirlo en los términos acostumbrados. No son ni las instituciones, ni las estructuras, ni las relaciones; la reproducción humana, es la condición de posibilidad bio-social para que los seres humanos vuelvan a establecer relaciones, sostengan y mantengan las estructuras y las instituciones, incluso las modifiquen y las transformen.

En cuarto lugar, las asociaciones corporales, sus composiciones y combinaciones singulares, ocasionan efectos de masa, que son los efectos sociales, que, ciertamente, no controlan individualmente. Aunque tampoco controlan las instituciones. Pueden éstas inducir y controlar parte de los efectos, pero no todos.

En consecuencia, se conforman corporeidades sociales, las llamadas sociedades, que no están controladas por las instituciones en toda su desbordante cobertura. Ahora bien, cuando hablamos de esta manera, nombrando sociedad y sociedades, lo hacemos, considerando sus espesores corporales y territoriales; es decir, ecológicos. Podemos sugerir que hablemos de eco-sociedades, para no confundirnos con el concepto sociológico abstracto de sociedad.

Las eco-sociedades también establecen relaciones, más complejas, por cierto, que las relaciones sociales ente individuos. Al hacerlo, no solamente despliegan relaciones conocidas, para hablar en general, como las de intercambio; sino que también sus territorialidades, sus ecosistemas, establecen relaciones, circuitos y recorridos. Por ejemplo, entre muchos ejemplos, nos referimos a la transferencia de minerales, petróleo, gas, bienes, productos. Se puede decir que las instituciones, las mallas institucionales, controlan en parte estas transferencias. Sin embargo, también se dan lugar relaciones no controladas definitivamente por los humanos; incluso estas relaciones los anteceden. Se trata de relaciones de corrientes climáticas, de composiciones ecológicas, situándonos en sus territorialidades y ecosistemas; aunque, ciertamente, tenemos que concebirlas integralmente, si se quiere, como totalidad planetaria, de la biodiversidad.

En quinto lugar, lo que no quiere decir nada respecto a ninguna jerarquía; mas bien, puede ser al contrario, la más importante, si consideráramos un criterio jerárquico. El cuerpo mayúsculo, integral, complejo y simultáneo, es el planeta mismo, con toda su composición ecológica y geológica. En consecuencia, aunque parezca perogrullo, a las consecuencias masivas de primer nivel, las que ocasionan las practicas individuales en la sociedad; a las consecuencias masivas de segundo nivel, las que ocasionan las sociedades en el mundo; se añaden las consecuencias masivas de tercer nivel, las que ocasionan, en conjunto, la sociedad global, la sociedad-mundo, en el cuerpo del planeta.

Al comprender la íntima articulación, integración y concomitancia complementaria de todos los niveles de consecuencias masivas, los efectos en el planeta, repercuten en la sociedad-mundo; los efectos en la sociedad-mundo, que conllevan los efectos en el planeta, repercuten en las sociedades, que al acumular los efectos anteriores, los conllevan, repercuten en los individuos, miembros sociales de las sociedades mismas. Todo esto repercute en la reproducción humana.

Sabemos que esta tesis se parece o es equivalente a una tesis ecológica enunciada antes: el vuelo de una mariposa en Río de Janeiro puede ocasionar tormentas en Tokio. Se denominó este enunciado como el efecto mariposa. Esto es cierto, son enunciados parecido y hasta equivalentes; empero, la diferencia radica en que todavía el enunciado ecológico mencionado, en aquél entonces, cuando se lo evocó, todavía es concebido en el plano de intensidad de un fenómeno o de su fenomenología, si se quiere, climática. No se enuncia todavía desde los múltiples planos y espesores de intensidad, que integran el planeta, con toda su complejidad. No descartamos, de ninguna manera, aquél enunciado; sino, que convertimos el enunciado en un enunciado complejo, que se mueve en la consideración de todos los planos y espesores de intensidad, involucrados en la simultaneidad dinámica integral del planeta.

En consecuencia, las relaciones sociales, las relaciones entre sociedades, las relaciones en la sociedad-mundo, no pueden considerarse solamente en sus ámbitos definidos, ni siquiera en la sumatoria de sus ámbitos; sino que debemos considerarlas como eco-relaciones. Pues, los sustentos materiales, por así decirlo, que sostienen todas estas relaciones son los cuerpos, los cuerpos individuales, las corporeidades sociales, el cuerpo planetario; es decir, los cuerpos en todas sus formas ecológicas.

Si las ciencias modernas han considerado los ámbitos definidos de relaciones, que citamos, es por metodología analítica y por abstracción. Sin embargo, esta actitud, que fue útil, en una etapa de la modernidad, ha dejado de serlo, hace un buen tiempo. Ya no es adecuada ni correcta. Pues es indispensable comprender la complejidad integral de todas las relaciones eco-sociales.

Desde esta perspectiva, que llamamos de la complejidad, se puede ver que ya, desde hace un buen tiempo, los comportamientos sociales institucionalizados, en todos sus niveles, resultan, si se quiere, irracionales, desencadenando efectos negativos en el planeta, en la sociedad-mundo, en las sociedades y en contingentes mayoritarios de las poblaciones, en todas las sociedades. A tal punto, que la sobrevivencia de la propia humanidad está en peligro.

Nadie sabe lo que puede el cuerpo, el poema, recupera la tesis panteísta de Spinoza; en ese contexto, también recupera la tesis sobre el cuerpo. Puede expresar, a través de metáforas, que son experiencias sensuales convertidas en figuras y configuraciones, que son estallidos exaltados de órganos del cuerpo, convertidos en alegorías, gracias a la observación de un bello cuerpo danzante.

Se lee la danza desde la concepción panteísta y desde el enunciado sobre el cuerpo, considerando su potencia. Se vuelve a Spinoza, después de haber aprendido la lección desentrañada por los códigos móviles y ondulantes del cuerpo, por las composiciones narrativas de la danza, que escribe sobre el suelo, a través de inscripciones de pasos, señales y símbolos de los pies desnudos. Se interpreta la trama tejida por las orbitales caderas, que generan un remolino en la atmósfera del entorno.

Se trata entonces de conceptos inmanentistas e intuiciones corporales. Ambas experiencias enseñan, se complementan, se entrelazan, haciendo comprender que la matriz de todo es la vida; que la vida se regenera a través de los cuerpos, de la fecundidad y fertilidad de los cuerpos.

Este aprendizaje nos va a servir para proponer hipótesis interpretativas sobre eco-sociedades, buscando su comprensión, desde la perspectiva de la complejidad.

Hipótesis interpretativas de eco-sociedades

Las que denominamos eco-sociedades, articulan e integran múltiples espesores de intensidad, espesores y planos de intensidad de cuerpos y corporeidades. Al hacerlo, conforman complejidades dinámicas, que hacen a la vida en toda su complejidad; vida que no puede ser pensada a partir de identificadas formas de vida, aisladas, analíticamente, para estudiarlas; como hizo la ciencia moderna. Sino que pueden ser comprendidas, mas bien, desde su integración de planos y espesores a la simultaneidad dinámica de la complejidad, sinónimo de realidad.

Desde esta perspectiva, las teorías del capitalismo no explican, ni pueden hacerlo, a las eco-sociedades, aunque hayan pretendido explicar las sociedades, como campos sociales; es decir, campos abstractos, recortados a la complejidad, y aislados, como si fueran autónomos, para estudiarlos en ese aislamiento, que es otra disecación botánica.

Al contrario, las mismas teorías sobre el capitalismo, mas bien, pueden ser explicadas e interpretadas, en su momento, en su periodo, a partir de la dinámica de la complejidad de las llamadas eco-sociedades. Se trata de formaciones discursivas, conformantes de la “ideología”. Imaginario elaborado, que se basa en la conjetura de la determinación económica; esté sugerida mecánicamente o de manera matizada. Esta “ideología” economicista, se explica a partir de operaciones desplegadas por el sistema-mundo capitalista, para reducir la complejidad; empero, reducirla a tal punto, que se vuelve una abstracción, una ficción teórica, que ha perdido los vínculos con las dinámicas de la realidad efectiva.

Esta ficción teórica puede dar respuestas útiles, en un principio, en una etapa inicial; en la medida que las relaciones de las llamadas sociedades modernas, todavía no han hecho visibles los planos y espesores de intensidad de la complejidad dinámica de las llamadas eco-sociedades. Cuando esto ocurre, las teorías mencionadas, muestran sus límites y quedan obsoletas; incluso operativamente, para reducir la complejidad.

Lo que llama la atención, y lo hemos dicho varias veces, es que se persista en las teorías anacrónicas, como si fuesen verdades indiscutibles, obstaculizando el conocimiento y, sobre todo, impidiendo resolver problemas. Parece que se lo hace porque las teorías se han convertido en fetiches, en un trámite expansivo de la fetichización generalizada.

Entonces, a partir de la perspectiva de la complejidad, también podemos explicar este anacronismo “ideológico”. La malla institucional también se ha vuelto anacrónica; apunta a preservarse, a pesar de las contrastaciones de la Prefiere imponer su verdad, acostumbrada a imponer, desde el Estado, leyes, instituciones y políticas, no consultadas socialmente. Confunde el Estado, la relación con los ecosistemas como si fuesen relaciones entre Estado y sociedad. Además reduce la relación entre Estado y sociedad a la relación del Estado con la sociedad institucionalizada; es decir, con la sociedad domesticada, no con la sociedad efectiva. Ambas reducciones, redundan en un extravío, no solo epistemológico, consecuentemente extravío “ideológico”, sino en un extravío institucional y, también, civilizatorio. No deja de llamar la atención que esto se haga, se persista en esto, cuando ya incluso, queda claro, por las evidencias constatadas, que se pone en peligro la vida misma, la sobrevivencia de la humanidad.

En consecuencia, podemos sugerir una hipótesis genealógica de las relaciones sociales. Las relaciones sociales, en la medida que se afincan en instituciones, sobre todo, en instituciones que no cambian, que se fetichizan, que son convertidas en eternas, en la malla institucional del orden del mundo, concebido como el fin de la historia, se osifican. En vez de potenciar a las sociedades y a sus miembros, lo que seguramente hicieron a un principio, terminan des-potenciando, despojando y desposeyendo a las eco-sociedades y a sus componentes, en todas sus escalas.

Los lazos relacionales socialmente se convierten en sogas destructivas, afectando cohesiones, comunidades, individualidades. A estos desenvolvimientos destructivos los hemos llamado la decadencia.

Estamos ante sociedades institucionalizadas, que sostienen estados anacrónicos, las instituciones imaginarias de la sociedad; a su vez, sostenidas, por la materialidad institucional de las mallas orgánicas de estas instituciones. Estas sociedades institucionales se oponen a la parte de la sociedad vital, que hemos llamado sociedad alterativa, que es capaz de diseminar las mallas institucionales anacrónicas y crear otras instituciones. Las sociedades institucionales, con el apoyo del Estado, se oponen a las sociedades alterativas, catalogándolas de caos, de ilegitimas, de premodernas; incluso, se pueden llegar a clasificarlas de bárbaras.

Estamos ante sociedades modernas globalizadas en el sistema-mundo capitalista, el sistema-mundo cultural, el sistema-mundo político, que tienen la habilidad – si se quiere, utilizando un término inadecuado, metafóricamente, para ilustrar – de la retórica instrumental, de la simulación comunicacional, incluso de la absorción de otros discursos, generando poses de cumplimiento de reivindicaciones; cuando, lo que se hace, en la práctica, es montar un juego de espejos, quitándole protagonismo a la crítica y a los movimientos sociales anti-sistémicos.

En estas condiciones, habiendo mencionado solo dos, en un conjunto mayor de caracterizaciones desalentadoras de las sociedades modernas, la tendencia, que parece preponderante, por lo menos, en periodos intermitentes e importantes, es el conformismo generalizado.

En otras palabras, estas sociedades institucionalizadas, sus estrategias, estructuras y diagramas de poder, apoyadas por el fabuloso aparato del Estado, parece, que no solamente sostienen la decadencia, sino la reproducen ampliándola. Lo peor, parece, que apuestan, inconscientemente, como si un instinto tanático las motivara, a su propia destrucción.

Si hoy seguimos escuchando discursos de estas formaciones discursivas economicistas, se reclamen técnicas, que es la manera de expresarse de la “ideología”, en su manifestación conservadora; o si se reclamen justicieras y socialistas, que es la manera de expresarse progresista de esta “ideología”; es porque, a pesar de las contrastaciones de la realidad, el conformismo generalizado se ha convertido en el gran oído pasivo de estos anacronismos discursivos.

Conservadores y progresistas, a pesar de considerarse enemigos irreconciliables, no solamente forman parte de una misma “ideología” del poder compartida, en el sentido estructural, a pesar incluso de sus diferencias políticas, forman parte de la misma episteme, a pesar de sus pretensiones de verdad encontradas, sino, lo peor, forma parte de la mismas estrategia de poder, por lo tanto, de dominación del mundo, es decir, del mismo derrotero al desastre.

Entonces, las relaciones sociales no son lazos, que conforman estructuras sociales, que se organizan en la arquitectura institucional, sino son y responden a las asociaciones y composiciones de las mónadas sociales; solo que estas asociaciones, composiciones, combinación de composiciones, terminan fosilizándose, en vez de cambiar, como corresponde. Las relaciones sociales, se preservan por decisión del conformismo generalizado; en consecuencia, en vez de potenciar a la sociedad y cohesionarla mejor, la termina des-potenciando y des-cohesionándola.

Estas teorías de la modernidad, de las ciencias sociales de la modernidad, olvidan que las relaciones sociales, no solamente se dan entre individuos, incluso entre grupos, estratos, clases y sociedades; sino con otras sociedades orgánicas no humanas, con los ecosistemas, con las territorialidades, con los climas y los ciclos vitales. Como no tienen una interpretación de las relaciones sociales complejas de las eco-sociedades, no pueden, no solamente darse cuenta de lo que ocurre, del peligro en el que se encuentran, sino se comportan de una manera depredadora, contaminante y destructiva, frente a las propias condiciones de posibilidad de su propia sobrevivencia.