Sincronización integral

Simultaneidad dinámica integral. Nada se zafa de esta coincidencia en el mismo tiempo, rescatando la etimología de la palabra sincronía. No podría ocurrir un desfase, por así decirlo, una a-sincronía, pues, si ocurriera esto, el universo dejaría de existir. La existencia es esta sincronización integral, en las distintas escalas, que componen el universo



Sincronización integral

Raúl Prada Alcoreza

En lo que comúnmente llamamos universo, parece que todo, en sus distintas escalas y en conjunto, tiende a la sincronización inmediata. Se trata de la simultaneidad dinámica integral. Nada se zafa de esta coincidencia en el mismo tiempo, rescatando la etimología de la palabra sincronía. No podría ocurrir un desfase, por así decirlo, una a-sincronía, pues, si ocurriera esto, el universo dejaría de existir. La existencia es esta sincronización integral, en las distintas escalas, que componen el universo[1].

Si bien no estamos de acuerdo, ni compartimos, con la antigua creencia de que el destino está inscrito en el firmamento; sin embargo, hay una analogía con este mito, guardando todas las diferencias conceptuales. La sincronización múltiple, plural, simultánea, en las distintas escalas, concurre independientemente de los imaginarios, las “ideologías”, las mitologías, las representaciones, de toda clase, incluyendo a las ciencias. Esta sincronización integral no es que ya lo tiene escrito todo, el destino en la configuración astral, sino que al generar engramas, engranajes múltiples, por así decirlo, en todas las escalas y entre ellas, sitúa los desenlaces, para decirlo en términos literarios, como parte del funcionamiento complejo de la simultaneidad dinámica integral del tejido del espacio-tiempo. Como dicen los físicos relativistas y cuánticos, no es que algo se mueve o somos nosotros los que nos movemos, sino es el tejido del espacio-tiempo el que se mueve.

Esto no tiene nada que ver con ningún determinismo místico, mitológico, astral; tampoco con un determinismo mecánico, se interprete como se lo interprete. Por lo tanto, no tiene nada que ver con el concepto y figura del destino; tampoco con el concepto mecánico de determinación. Estas son, en parte, herencias de los paradigmas deterministas mágicos antiguos; por otra parte, herencia de los determinismos mecánicos de la episteme moderna. No hay nada de esto en la concepción compleja de sincronización integral. La idea compleja de sincronización implica que todo lo que ocurre, en cualquier lugar del universo, considerando sus distintas escalas, tiende a la sincronización inmediata. No se pierde la voluntad, el deseo, la potencia, si se quiere, el “libre albedrío”, sino que cuando estas disposiciones y actividades intervienen, ocasionan nuevas sincronizaciones, en la complejidad integral.

No podemos considerar los impactos, los alcances, las incidencias, de las distintas alteraciones intervinientes, debido al azar - usando un término que no debe separarse, pues forma parte de la paradoja azar-necesidad -, pues desconocemos estas topologías y sus magnitudes. Empero, podemos sugerir, de una manera parecida, aunque más compleja, a la tesis del efecto mariposa, que todo lo que acontece en cualquier parte del universo, en sus distintas escalas, modifica la sincronización integral.

Así como se ha dado un antropocentrismo exaltado, convirtiendo al hombre en el centro y fin del universo; también, en contraposición y como crítica a la versión mítica del ser humano, se ha dado, simétricamente, una especie de antropo-cidio, convirtiendo al ser humano en una nada. Quizás el enunciado más contundente, al respecto, es el de Friedrich Nietzsche, cuando enuncia que el hombre habita en un planeta perdido, en un rincón oscuro de la Vía Láctea, que cuando desaparezca, no dejara ni huella ni recuerdo en el cosmos. Se entiende que esta apreciación responde críticamente a la filosofía humanista, moralista y modernista, que supone el dominio del hombre sobre la naturaleza; pero, no podría sostenerse teóricamente en la comprensión de la complejidad integral del pluriverso. Las magnitudes concebidas desde lo más pequeño hasta lo más grande; el imaginario lineal del tiempo, pasado, presente futuro; las determinaciones lineales y causalistas, como si fueran ejes fundamentales del universo; no se sostienen en la perspectiva de la complejidad. Lo pequeño no se contrasta con lo grande, como opuestos, sino que, en el supuesto teórico del pluriverso de, por lo menos, once dimensiones, no podemos afirmar qué es pequeño y qué es grande. En la simultaneidad dinámica del espacio-tiempo, no hay tiempo absoluto, tampoco espacio absoluto; por lo tanto, desde esta perspectiva, no se puede sostener la tesis unilineal de pasado, presente y futuro. En la sincronización integral del pluriverso, no es sostenible cualquier tesis determinista, pues estamos ante sincronizaciones múltiples y plurales simultaneas. Al respecto, nos arriesgamos a sugerir un enunciado atrevido; empero, paradójico, que es lo que nos parece apropiado: estamos ante el indeterminismo sincrónico.

Para decir un corolario, en los márgenes, colateral, no esencial, por lo tanto no-centrista, sino como una apreciación más en el conjunto de la hermenéutica compleja, hay pues responsabilidad de las sociedades humanas; primero, en el planeta; segundo, en el pluriverso. Lo que han hecho, lo que hacen, lo que hagan, incide en los ciclos vitales del planeta; también en las dinámicas complejas del pluriverso, aunque no sabemos cómo ocurre esto, de qué manera, en qué escalas, con qué impacto. Seguramente, en este caso, nada determinante, sino como uno de los efectos entre múltiples e innumerables efectos dados en el pluriverso. En todo caso, como no podemos decir nada al respecto, queda como asignatura pendiente.

Nos interesa comprender esto de la sincronización integral. Desde la perspectiva de la complejidad, es indispensable comprender la articulación e integración dinámica de los múltiples planos y espesores de intensidad en los que nos movemos, y en donde nuestras acciones repercuten, tratando de entender los efectos causados. Se trata de la comprensión y entendimiento complejos de la realidad, buscando controlar, hasta donde se pueda, los efectos ocasionados por las acciones y prácticas humanas.

Como dijimos en otros escritos[2], esta comprensión y entendimiento complejos depende también de la capacidad comunicativa con los otros seres del planeta, también del pluriverso. El conocimiento complejo, usando todavía esta palabra pretensiosa de conocimiento, no se conforma en base a una relación de dominio sujeto-objeto, ciencia-referente, sino supone la comunicación abierta entre seres coexistentes y convivientes.

A estas alturas, debemos hacernos unas preguntas: ¿Para qué comprender y entender las dinámicas de la complejidad, simultanea e integral, que es la realidad, si igualmente se da la sincronización integral? ¿Para mejorar nuestra participación en el pluriverso? ¿La comprensión y el entendimiento complejos forman parte de las dinámicas de la sincronización integral? Como se podrá ver, hemos descartado preguntas, relativas a la epistemología moderna, que se preguntan por el valor y el alcance del conocimiento. Para el pensamiento complejo, como ya lo dijimos, no tiene sentido proponerse el conocimiento por el conocimiento mismo, puesto que lo que se conoce es provisional y es solamente instrumento de sobrevivencia y potenciamiento de la vida[3]. En la arqueología de la episteme compleja - usando como metáfora el concepto configurante de arqueología del saber de Miche Foucault -, en sus inicios, la teoría sistémica autopoiética plantea que los sistemas autopoiéticos se constituyen a partir de sus propias operaciones de clausura, de las relaciones que emergen respecto del entorno, de la complejidad del entorno y de la capacidad de reducción de la complejidad del entorno; ocasionando una mayor complejidad interna. La relación con el entorno es la relación del sistema de referencia con otros sistemas del entorno. El equilibrio de estas relaciones, por así decirlo, la reducción de la complejidad, es decir, el resolver problemas, dependen de la interpenetración entre sistemas; cuando y donde un sistema presta su complejidad al otro sistema para ser interpretado. En las teorías de sistemas autopoiéticos, se concebía la idea de la evolución sistémica. Los sistemas autopoiéticos, que tienen como referente metafórico los organismos vivos, son capaces de evolución, debido a su capacidad de transformarse, resolviendo problemas, reduciendo la complejidad, creando más complejidad interna. Como se puede ver, ya, desde sus comienzos, las teorías de la complejidad, abordan el conocimiento no como un fin, sino como mecanismo, por así decirlo, parte de la dinámica evolutiva de los sistemas autopoiéticos[4].

Respondiendo a las preguntas que hemos hecho, podemos decir que la comprensión y el entendimiento complejos forman parte de las sincronizaciones dadas en la sincronización integral. Lo mismo vale para formas de conocimiento no complejos, como los dados en la episteme moderna; no podría ser de otra manera. La comprensión y el entendimiento complejos al situarse en la percepción de la complejidad, y no como en la episteme moderna, que reduce la complejidad a esquemas operables, logra mejores orientaciones para actuar e incidir en la realidad. La racionalidad instrumental moderna logró, en principio, eficacia, con conocimientos operativos y teóricos, reducidos al esquematismo; sin embargo, no pasó mucho tiempo cuando se tuvo que ver cara a cara con la complejidad de la realidad. Es cuando, al afincarse en sus conocimientos como verdades, terminó desorientándose, derivando en la ineficacia generalizada; sobre todo, en efectos no controlables en el planeta. El pensamiento complejo corresponde a las dinámicas de la complejidad integral misma.

Por otra parte, desde la perspectiva de la complejidad; sobre todo, en este caso, lo que hemos llamado política de la complejidad, se trata de liberar la potencia creadora de la vida, de potenciar la vida; en este sentido, se trata de mejorar nuestra participación en el pluriverso. Se trata de controlar los efectos desencadenados por las acciones y prácticas humanas; de mejorar las comunicaciones entre los seres del pluriverso; sobre todo, del planeta, en principio; de coadyuvar, aunque sea con un granito de arena, en la sincronización integral.— NOTAS

[1] Ver La explosión de la vida; también Más acá y más allá de la mirada humana. Dinámicas moleculares; La Paz 2013-15. http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/la-explosion-de-la-vida/. http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/mas-aca-y-mas-alla-de-la-mirada-humana/.

[2] Ver Flujos-espesores; también Más allá de Nietzsche; así como Signo-movimiento. Dinámicas moleculares; La Paz 2013-15. También en Amazon. http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/flujos-espesores/. https://www.amazon.com/M%C3%A1s-all%C3%A1-Nietzsche-Genealog%C3%ADa-Arqueolog%C3%ADa-ebook/dp/B010ZIBRN0/ref=sr_1_42?ie=UTF8&qid=1462589742&sr=8-42&keywords=Ra%C3%BAl+Prada+Alcoreza. http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/signo-movimiento/.

[3] Ver Episteme compleja. https://issuu.com/raulpradaalcoreza/docs/episteme_compleja.

[4] Ibídem.