Mujica, Maduro, el loco y la cabra

Mujica grita a todos los vientos que Maduro está loco como una cabra. Veamos lo que hay detrás de eso:



Mujica, Maduro, el loco y la cabra

Por Jaime Yovanovic Prieto
Loco, pero no tanto

Mujica, el payaso uruguayo que hacía gracias de pobre mientras firmaba la nueva ley minera que contaba con una enorme oposición ciudadana, ahora decide subir nuevamente al escenario con el pretexto de “apoyar” al mandamás de la OEA, que se ha instalado tras el muro como francotirador a disparar balas explosivas contra Maduro con una saña poco diplomática, tocando Mujica pitos y tambores para llamar la atención del honorable público, que dejen de parlotear y miren para él, y, en vez de anunciar a la mujer barbuda, grita a todos los vientos que Maduro está loco como una cabra. Veamos lo que hay detrás de eso:

Tanto Maduro como Mujica, provienen de las filas de esa cosa que se llama izquierda, que aplica el programa del extractivismo y destrucción de la madre tierra de esa otra cosa llamada derecha, que por su vez comienzan sus gobiernos buscando integrar a aquellos que los progresistas rechazaron toda la vida, a saber, las comunidades indígenas, como Macri convocando su primer día a conversar al líder de las comunidades quom, y Temer anunciando a los cuatro vientos, también en su primer día, que ampliará los territorios indígenas de Brasil, ambos golpeando duramente a las capas medias bajas y trabajadores, es decir, la clientela electoral de las izquierdas, clientela que añora acceder a mejores beneficios sin percibir que ello sólo es posible golpeando duramente a las mayorías afectadas por el despojo, el extractivismo, la destrucción de la naturaleza y el amontonamiento migrante en las periferias de las ciudades o de los estados metrópolis.

Para ahondar es ese contexto continental e internacional antes de entrar en el nuevo papel de los parlamentos, digamos que en Chile eso se ve claramente con el éxito de Luksic de adentrarse, con apoyo del gobierno, en el poblado de Caimanes para imponer “acuerdos” con la mina Pelambres con lo que llaman el 81% de la población. Astuta estrategia de divisionismo apoyada inocentemente por las izquierdas institucionales y rebeldes que andan reclutando adeptos favoreciendo el quiebre comunitario y la división interna sobre la base de la ideologías, los partidos y la política, en tanto los menos alertan de ese peligro y aclaran que esa división izquierda-derecha los llevará a la derrota y a ser tragados por las estrategias de las altas esferas, que para eso contratan y pagan bien a una gigantesca pléyade de graduados universitarios de todas las profesiones que en primero y segundo año salían a la guerra social detrás de los anarquistas y grupos rebeldes y cuando iban subiendo de grado debían hacerlo metiendo la cabeza y el resto del cuerpo en la máquina de moler carne, demostrando que los ideales van y vienen y son utilizados para romper las prácticas del común, como en Chiloé, donde las banderas izquierdistas, anarquistas y rebeldes se inclinan llorando por lo que “podría haber sido”. En otro texto analizamos las chambonadas de esas izquierdas, anarquistas y rebeldes, que obsesionados por los estrategias de poder o de romperlo todo, no se importan en reventar las bases de sustentación del mundo de la vida desde donde están naciendo en todas partes los gérmenes del cambio civilizatorio.
Dicho eso y demostrado que en Chile también se cuecen habas y se quema el pan en la puerta del horno, veamos las modificaciones del rol de los parlamento es esta guerra sucia entre izquierdas y derechas, cada uno en pos de agarrar el mango de la sartén para freir las sardinas:

El debilitamiento de los gobiernos progresistas dejó claro a las derechas que el aparato legislativo podría ser una buena plataforma de “compartir” el poder, así como dejó claro a las izquierdas que el instrumento parlamentario debe ser cubierto para asegurar el predominio de su club de Tobi. Todo ello lleva a incorporar en las reflexiones la hipótesis de que el partido cubano está evaluando los acontecimientos para ver si pueden golpear la mesa “democrática” con una sorpresa mundial en torno a la posibilidad de abrir el parlamento para incorporar a los opositores al cubículo de allá arriba donde cada uno podrá gastar su artillería en eternos debates que no afecten el despliegue de los modernos mecanismo económicos globales de acumulación, que aunque provoquen gigantescos dramas en los bolsillos, estómagos y piel de la población, aseguren el juego demos crático (demos palos desde el gobierno) contra la gente que asiste al juego de tronos, lo que explica la mega inversión en las sagas de la película que está atrayendo multitudes que se apasionan por los romances (farándula y reality show incluyendo mucho sexo, como en el reality de la TV chilena, que acaba de recrudecer la actividad sexual) y las batallas (la política de los “enemigos”).

El juego de Maduro y el partido venezolano, apoyados por el neo Vaticano estalinista de La Habana, está claro como el agua: la población está siendo preparada para aguantar el chaparrón que ya se está anunciando a nivel mundial y que los zapatistas visualizaron hace rato llamando a fortalecer y multiplicar los espacios compartidos de resistencia y sobrevivencia que no sólo aseguren alimentos, salud y educación a la gente, sino que se muestran y demuestran como parte del cambio civilizatorio necesario desde abajo para salvar la vida, el planeta y desplegar el común. Por eso los zapatistas han hecho énfasis en que ya no son la política ni la economía los que deben orientar la vida y la sociedad, sino la ciencia, el arte y el amor, aunque les dé prurito decirlo así, ya que aún creen en tender puentes hacia la izquierda autodenominándose “izquierda de abajo”, lo que constituye un error garrafal y sólo alimenta la confusión, pero sus motivos tendrán, motivos que no se parecen a los de la izquierda empecinada en ocupar y mantener el poder de las cúpulas de la máquina de moler carne.

La experiencia venezolana se supone que debería servir para el kirchnerismo y la izquierda argentina, así como para el progresismo nacional-populista e izquierdista de Brasil: atrinchérense en los parlamentos, dicen a viva voz. Así unos países gobernados por la derecha tienen su contrapartida negociadora con parlamentos de fuerte presencia de izquierda, y viceversa: los gobiernos progres tienen parlamentos del otro club. Así es posible explicarse la fuga de un sector parlamentario de Syriza en Grecia, la unidad pegada con moco de la socialdemocracia izquierdizante de Podemos con el PC español.

La democracia formal, las partidos y las instituciones han encontrado así la fórmula salvadora para acrecentar la acumulación de ganancias. El tiro derechista de abrirse a las comunidades indígenas y penetrar poblados para quebrarlos, se aviene con la decisión de los organismos internacionales de hacer de la OIT, por ejemplo el tema de la consulta a los pueblos para imponer el extractivismo, un mero instrumento de fácil orientación hacia fines distintos de los intereses reales de las comunidades, pero ello ya ha comenzado a revertirse y, por ejemplo en Venezuela, se prepara el magno encuentro de los pueblos indígenas en ese país para tomar decisiones propias que escapen a las pugnas ejecutivo-parlamento de izquierda-derecha. Es claro que las ONGs van como cucarachas detrás de esas movidas desde abajo, pero a esta altura sólo pasan las que las mismas comunidades entienden que les son provechosas, por eso las derechas ven en ellas antros izquierdistas y las izquierdan ven el brazo de la CIA.

Conclusión: Ni la izquierda ni la derecha tienen al pueblo mayoritario en su clientela electoral, bastando compartir los aparatos del poder, en lo que la DC chilena es experta, ya que es un partido de derecha con cara y electorado de centro, ello actualiza el rol de los parlamentos y las modalidades de negociaciones por arriba, donde por ejemplo, el PC chileno tiene la obligación de pacificar a los cada vez más reducidos sectores trabajadores que controla, en tanto los estalinistas del Frente Rodríguez organizaron su propia central, la Unión Clasista de Trabajadores, donde esperan meter en el saco a grupos rebeldes y críticos, como ya hicieron con un sector de miristas, troskistas y aún la CGT, que era autónoma y se sigue llamando tal de la mano con el más contundente estalinismo que ha conocido la historia chilena, ya que los manuelistas son admiradores hasta el tuétano del brazo armado del PC colombiano, las Farc, que para no entorpecer la nueva tendencia de conciliábulos por arriba y entrar a formar parte de los gastrónomos que cocinan el pastel, están armando en conjunto con el gobierno un nuevo modo de repartirse la torta entre izquierda y derecha, obviamente cada uno de ellos golpeando como locos a las comunidades indígenas, lo que parece ser el santo y seña para entrar en la repartija.

Jaime Yovanovic Prieto
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