Carta abierta a las organizaciones de base. Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador

Estamos en medio de una enorme crisis mundial producto de las disputas hegemónicas entre las viejas y nuevas potencias. Pero, gracias a esta dura situación América Latina vivió un breve momento de bonanza económica producto de los altos precios de los recursos naturales, principalmente petróleo y minería. En algunos de los países de la región, entre ellos el Ecuador, fue administrado por gobiernos autodenominados progresistas, que aprovechando esta buena coyuntura modernizaron los modelos económicos, reformaron las estructuras jurídico-administrativas estatales y generaron cierta redistribución de la renta en la sociedad; todo esto sazonado con grandes discursos de cambio y socialismo, que crearon la ilusión de revolución. Pero una vez concluido ese “nuevo bomm” petrolero, la crisis arrastra a nuestros países mostrando sus verdaderas consecuencias: un Estado y un gobierno autoritario, el enriquecimiento de las viejas oligarquías (banqueros y agroindustriales), el surgimiento de nuevos grupos de poder y un nuevo empobrecimiento de las clases media, pero sobre todo de los sectores populares. Este es el escenario donde debemos actuar y tomar decisiones.



Carta abierta a las organizaciones de base

26 septiembre, 20160
CONAIE
http://conaie.org/2016/09/26/carta-abierta-a-las-organizaciones-de-base/

Sin duda atravesamos una coyuntura política bastante compleja y difícil que altera el accionar de todos los actores políticos, sobre todo de los sectores populares organizados. Sabemos que en tales circunstancias los ánimos individuales y colectivos pueden alterarse tanto que las diferencias de criterios dejan de ser motivo de debate y se convierten en razones de conflictos, dificultando así todas las decisiones que las organizaciones puedan tomar; pero, sin embargo, de lo cual es responsable preguntarnos si la gravedad de una crisis ¿pone en duda los principios filosóficos y políticos de una organización y de los procesos?, si la urgencia por combatir al enemigo ¿es razón suficiente para negar nuestra propia historia?.

Estamos en medio de una enorme crisis mundial producto de las disputas hegemónicas entre las viejas y nuevas potencias. Pero, gracias a esta dura situación América Latina vivió un breve momento de bonanza económica producto de los altos precios de los recursos naturales, principalmente petróleo y minería. En algunos de los países de la región, entre ellos el Ecuador, fue administrado por gobiernos autodenominados progresistas, que aprovechando esta buena coyuntura modernizaron los modelos económicos, reformaron las estructuras jurídico-administrativas estatales y generaron cierta redistribución de la renta en la sociedad; todo esto sazonado con grandes discursos de cambio y socialismo, que crearon la ilusión de revolución. Pero una vez concluido ese “nuevo bomm” petrolero, la crisis arrastra a nuestros países mostrando sus verdaderas consecuencias: un Estado y un gobierno autoritario, el enriquecimiento de las viejas oligarquías (banqueros y agroindustriales), el surgimiento de nuevos grupos de poder y un nuevo empobrecimiento de las clases media, pero sobre todo de los sectores populares. Este es el escenario donde debemos actuar y tomar decisiones.

Para las organizaciones sociales, y de manera particular para el movimiento indígena, que además de responder a esta dura crisis, también hemos tenido que enfrentar en estos últimos diez años una agresiva y sistemática política de criminalización de la protesta social implementada por el gobierno de Alianza País dirigida por el presidente Rafael Correa, con el que se cooptó dirigentes, se dividió organizaciones, se anuló mediante leyes y decretos cualquier posibilidad de participación autónoma en el sistema político nacional, se persigue judicialmente a militantes y dirigentes sociales, solo de la CONAIE tenemos cerca de 230 entre procesados y sentenciados.

Actuar en una situación de crisis y en condición de desventaja necesariamente exige procesos de evaluación y replanteamientos político-estratégicos, pero en ningún momento eso significa renunciamientos ni retrocesos, menos aún claudicaciones. La cuestión que tenemos que resolver es ¿cómo responder desde nuestra condición de expresión colectiva de las comunas, pueblos y nacionalidades, así como de las mayorías de empobrecidas por el neoliberalismo y la actual modernización capitalista, a la nueva situación y exigencias de la actual realidad?

Estamos a pocos días de cumplir treinta años del surgimiento de la CONAIE. Sí, los tiempos han cambiado, pero en estos años nuestra propuesta de Plurinacionalidad en lugar de agotarse se ha visto reforzada por el empuje que ha tenido la democracia gracias a nuestras luchas y propuestas. La plurinacionalidad no es una mesa en la que se sientan explotados y explotadores, opresores y oprimidos para tomarse la foto. Para nosotros es un proyecto político que busca construir un Estado democrático y plural, esto solo es posible sobre la base de la eliminación de las estructuras de desigualdades económicas, políticas, sociales y culturales, y la generación del autogobierno de los pueblos.

Estos son nuestros objetivos y nuestra visión histórica y por eso luchamos y defendemos los derechos de los sectores explotados y oprimidos, de las comunas, pueblos y nacionalidades: este es el mandato de la CONAIE desde su nacimiento en 1986 y desde los días del primer levantamiento indígena de 1990.

Dentro de este proceso surge el Movimiento Unidad Plurinacional Pachakutik como una propuesta político-electoral que permita una amplia alianza de los sectores organizados del campo hacia las ciudades, que permita acceder mediante el voto ciudadano a los poderes locales y nacional del Estado y profundizar la lucha. En este camino hemos tenido avances, retrocesos y contradicciones, los cuales debemos evaluar, reconocer los errores y potenciar los aciertos, porque el apoyo ciudadano recibido en las urnas nos exige ser responsables.

Frente a la actual coyuntura de crisis económica es cuando más tenemos que defender las acciones colectivas y la unidad. Las propuestas y las alianzas que debemos trabajar deben permitirnos avanzar en nuestro proceso histórico: la posibilidad de una victoria electoral debe ser un avance en nuestros objetivos de transformar las estructuras de injusticia y opresión. Derrotar al actual oprobioso y violento régimen que nos gobierna no debe implicar en ningún momento claudicaciones ni ante las viejas fuerzas de derecha ni ante las actuales, por más que se muestren con rostros bonachones.

En esta difícil coyuntura electoral es cuando más debemos defender la unidad interna de nuestras organizaciones y procesos. A nivel de la CONAIE como del propio Movimiento Pachakutik se han tomado orientaciones y decisiones colectivas en Asambleas, Consejos Ampliados y Consejos Políticos, todas orientadas a construir una propuesta anticrisis, distinta al modelo extractivista y autoritario del correismo y del neoliberalismo, y fortalecer una alternativa electoral en base a la unidad política y social del centro hacia la izquierda.

El consenso en un componente fundamental de la Plurinacionalidad, este principio permite nuestra existencia y nuestro desarrollo. Como CONAIE defenderemos las decisiones colectivas y los consensos que permitan fortalecer la unidad. Hoy, cuando hemos sido atacados y perseguidos con inusitada violencia, cuando la crisis económica afecta a la mayoría de los ecuatorianos es cuando más debemos defender la unidad y los consensos.

Por el Consejo de Gobierno

Jorge Herrera Morocho

PRESIDENTE DE LA CONAIE