17-11-2016
II Encuentro Euro-mediterráneo “La economía de los trabajadores y las trabajadoras”
La autogestión sin solidaridad conduce al corporativismo
Rodrigo del Pozo
Rebelión
II Encuentro Euro Meditarráneo “La economía de los trabajadorxs”, Viome, Tesalónica, Grecia del 28 al 30/10/2016.
Del panel ¿Cuáles son las características de una “Economía de los trabajadores y trabajadoras” militante y antagonista?, donde trabajadorxs de 5 iniciativas colaborativas discutieron los valores y las prácticas que hacen que estos modelos sean antagónicos a las relaciones capitalistas y apunten hacia un nuevo modelo de sociedad. Participantes: Marrec Golonko (cooperativa Social ‘Margines’, Polonia), Pagkaki Work Collective (Grecia), Cooperativa de Trabajadores VIOME (Grecia), Micropolis Espacio Social para la Libertad (Grecia) y Rodrigo del Pozo.
Somos una empresa que fabrica detergente ecológico. Una empresa solidaria y autogestionada, por lo tanto, estar aquí en Viome es una alegría inmensa porque la consideramos nuestra empresa hermana.
Nosotros no venimos tanto del ámbito de las empresas recuperadas, sino de todo el sector de intento de empresas solidarias. En el ámbito de la economía alternativa están creciendo muchas iniciativas, porque el capitalismo no funciona y hay cooperativas nuevas, empresas ecológicas y nuevas experiencias de economía colaborativa, pero también el sistema capitalista se adapta y está siendo capaz de integrar muchas de estas iniciativas para que nada cambie. Algunas empresas caen, estamos viendo cómo dentro de las empresas ecológicas las multinacionales están apuntando al negocio verde. El diablo se está pintando de verde.
Nuestra empresa se llama Sol y Eco, solidaridad y ecología, porque creemos que tienen que estar juntas. En las etiquetas de nuestros productos siempre ponemos que nosotros creemos que la mejor forma de ser ecológico es consumir lo menos posible, incluso de nuestros productos. He traído unas preguntas para la reflexión:
¿Qué es una empresa? ¿Qué es una empresa solidaria? ¿Qué es una empresa autogestionada?
Todos partimos que decir empresa no es decir capitalismo, el capitalismo hace a un tipo de empresa. Decir solidaridad no es decir asistencialismo, esa idea de dar un poquito desde arriba. Y entendemos que decir autogestión no es lo mismo que horizontalidad. La autogestión debe incluir la solidaridad, porque sino la autogestión se puede convertir en corporativismo.
En los años ´60 se publicó un librito que se llama “El fin de la empresa”. Para el capitalismo la empresa es del dueño, de quien pone el capital. En el cooperativismo clásico, la empresa es de los socios, pero si eso es realmente lo que se entiende como autogestión, que montamos algo únicamente para nosotros, la tendencia de esas cooperativas, como se han dado tantas en la historia, es que se convierten en una cooperativa de egoísmos.
En el planteamiento de esa empresa solidaria que queremos hacer, la empresa no es solo de los trabajadores para que estemos bien y no tengamos un jefe y tengamos mejores relaciones humanas, que es un gran paso; sino que la empresa debe contribuir a combatir el sistema económico existente.
Conocíamos el capitalismo salvaje, pero ahora también hay un capitalismo responsable, sostenible, con rostro humano, pero todos sabemos lo que ha hecho.
Entonces, ¿qué hace que una empresa solidaria sea un instrumento de combate contra el capitalismo? Esta es la idea que quisiera plantear.
Si queremos una empresa autogestionada, un elemento para combatir el sistema global y no solo un chiringuito para nosotros, una parte de los beneficios deben dedicarse a proyectos solidarios. Creemos que esta es la clave. Incluso el capitalismo hace campañas de marketing solidario o dedica un porcentaje a causas existenciales. Podríamos ver la solidaridad en los matices, o incluso en la democracia interna. Pero son modelos horizontales que no plantean una lucha contra el sistema.
En resumen, una empresa capaz de combatir el sistema, en el fondo, debe plantearse para qué es la empresa, su objetivo y cómo lo lleva a cabo, porque la idea es que esté en el proceso de ser alternativa. Podemos intentar convivir con el sistema e incluso hay iniciativas que se llaman alternativas y terminan vendiendo comercio justo en multinacionales como Carrefour.
Podemos intentar en esta lógica de convivir con el sistema, crear una burbuja de mercado para los nuestros, para los convencidos, o podemos tener un planteamiento combativo. En esta idea de cambiar el sistema, que es en el modelo en el que todos intentamos estar, debemos pasar del turismo a una coherencia práctica. Porque si bien todos contribuimos con el capitalismo, debemos ver que en cada momento podamos decidir qué hacer para terminar con el sistema. ¿Y eso cómo se hace?
Para cada caso se plasma en unas cuestiones que tienen mucho que ver con el sector económico en el que uno está. Nosotros llevamos más de 20 años como empresa, uno de sus iniciadores era sindicalista en una multinacional, Avon, y por defender sus derechos sindicales lo despidieron. Con un grupo de amigos con los que militaba en una organización fuera del la empresa, se decidieron a montar esta empresa. Después él se jubiló y dejó su lugar a otros.
El mundo de la limpieza es muy sucio, están las multinacionales conocidas por todos, pocos grupos muy concentrados, que controlan toda la cadena, de distribución, tecnológica, financiera, política, mediática y cultural. Al final lo que caracteriza al mundo de la detergencia es la generación constante de necesidades para sacar productos muy complejos con muchos aditivos que no son realmente necesarios pero que contribuyen a esta cultura consumista.
Para nosotros este es uno de los puntos claves a combatir. Las consecuencias de este modo del negocio de la limpieza es para los empobrecidos en primer lugar, con todo el tema de la extracción de las materias primas, que están hechas en condiciones infrahumanas, todo el tema de la salud, las alergias, hay personas con sensibilidad tóxica múltiple, tienen que usar máscaras porque ya no aguantan la cantidad de químicos que hay en el ambiente, así como también consecuencias en el medio ambiente desde la contaminación de los acuíferos hasta el agotamiento de los recursos.
Nosotros intentamos hacer un planteamiento distinto pensado en cuatro bloques. El beneficio social por encima del máximo lucro, el 75% del poco beneficio que queda a fin de año se dedica a luchar contra el sistema, no a hacer proyectos asistencialistas sino de lucha. Y para nosotros la clave está en el precio final del producto.
Si el mundo de la detergencia ecológica, normalmente tiene precios muy elevados que solo pueden adquirir personas de clase media concienciada, nosotros queremos romper esa lógica y demostrar que se puede hacer un producto de buena calidad y ecológico a un precio similar al del mercado. Para que os deis una idea, nuestros productos están 4 veces más baratos que las marcas de detergencia ecológica que normalmente pertenecen a multinacionales europeas.
El principio de trabajo sobre el capital, la independencia de los bancos. Un crecimiento controlado. Al principio, Carrefour nos propuso triplicar la producción y le dijimos que no, fundamentalmente porque sabíamos que estábamos en sus manos si accedíamos, además del debate ético de si conviene o no vender en grandes superficies.
El planteamiento de que la ecología debe estar ligada a la solidaridad, a eso nosotros lo llamamos austeridad, un estilo de vida sencillo, consumir poco y lo necesario. Los productos biodegradables con mínimo de aditivos, si un producto de detergencia tiene entre 15 y 20 ingredientes, más de la mitad son innecesarios. Los nuestros tienen entre 5 y 8 ingredientes, biodegradables, lo menos agresivos posibles.
Productos multiuso, no tiene sentido tener 7 productos distintos para lo mismo, porque no es necesario. Productos concentrados para no malgastar agua y un envase austero, muy similar a los de Viome. Reutilizamos los envases.
Y un planteamiento de autogestión, frente al individualismo, una red solidaria de distribución que ha sido muy importante en estos más de 20 años de historia y ahora nos estamos complementando con una red internacional de distribución. Y una lógica de compromiso de los miembros de la empresa.
En cuanto a los salarios, que son austeros y homogéneos. En cuanto a la relación entre el sueldo máximo y el mínimo dentro de la empresa, tema que genera mucho debate, nosotros funcionamos como un grupo de amigos, no tenemos estatutos cooperativos, cuando alguno necesita ganar un poco más porque está en una situación vital distinta, se decide darle un mayor sueldo.
Estamos en la red de economía alternativa y solidaria (REAS), a los puestos de ventas siempre llevamos una revista que se llama “Autogestión”, libros que edita una asociación amiga nuestra, para que no sea solo vender productos en las ferias.
Entonces, hay dos patas en esta lucha contra el capitalismo, la denuncia pública, la presión política, que a veces las empresas de economía solidaria nos olvidamos y la creación de realidades combativas que demuestren que esto sí hace frente al capitalismo. Pero lo más importante para que esto sea real es el espíritu cooperativista, porque no podemos hacer cooperativas si no hay personas dispuestas a perder, que su objetivo no sea solamente buscar una alternativa de producir y vivir, sino que estén en la empresa sabiendo que podrían estar mejor en otro sitio, porque es una forma de combatir.
El precio final del producto tiene que ser asequible a todas las familias (intervención)
Si hacemos productos detergentes que no caigan en la generación de necesidades absurdas, creemos que estamos contribuyendo a un cambio en el estilo de vida, a un cambio en la lógica de la producción, que se limita a lo necesario. Creo que claves sencillas como ésta nos hacen coherentes con un planteamiento decrecentista de la sociedad. Por esto también el tema del precio ha sido siempre fundamental, no sólo que la relación calidad-precio sea mejor que la del capitalismo para demostrar que la cultura de la solidaridad y la colaboración es más eficaz que el capitalismo, en esa propaganda por el hecho, donde la mejor manera de combatir el capitalismo es demostrar que hay otra forma mejor, el precio final del producto tiene que ser asequible a todas las familias. A nosotros nos alegró profundamente ver en un video de Viome que precisamente este tema del precio final para ellos también fuera importante. Para evitar que estemos haciendo un producto asequible solo a bolsillos altos y concienzudos.
¿Cómo se hace esto? Hay que buscar la manera de que el precio final sea accesible a todos. En nuestro caso la cadena de distribución encarece muchísimo los productos. Entonces hay que trabajar en la distribución directa. Al final viene todo junto, porque si puedo proporcionar un producto económico a un cliente que quiera organizarse, asociarse, hacer un grupo de consumo y comprar directamente a la fábrica evitando los intermediarios, podemos garantizar un precio bajo a pesar de que los productos de la economía social o ecológica tienen costos añadidos que no tiene la economía de las multinacionales.
Rodrigo del Pozo, Cooperativa SOLYECO, Barcelona
Edición: Mario Hernandez
Desgravación: Ana Laura Xiques