“SI PENSAMOS EN TÉRMINOS METABÓLICOS, LA CIUDAD NO ES INDEPENDIENTE DE TODAS LAS REDES Y FLUJOS QUE LA SOSTIENEN”: David Harvey.
Redacción Lalineadefuego y el Observatorio del Cambio Rural
24 de octubre 2016
‘’La lucha en San Roque tiene que ver con la preservación de la historia cultural de la población indígena, por la defensa de sus formas culturales’’.
David Harvey, no solo es distinguido profesor de Antropología , sino al mismo tiempo probablemente el geógrafo académico marxista más citado del mundo.
Gracias a sus aportes en temas como el derecho a la ciudad y su cercanía a las organizaciones del Mercado de San Roque, en el contexto de Hábitat III Harvey conversó con OCARU y Lalineadefuego respecto al papel de los mercados populares y la Soberanía Alimentaria en las ciudades.
¿Qué debemos entender cuando nos referimos al Metabolismo Social en las ciudades?
Uno no debe acercarse al tema de la ciudad en términos mecánicos. Tenemos que pensarla orgánicamente. Es necesario verla como algo que está en crecimiento, como algo ‘vivo’’, donde los habitantes la cambian constantemente, donde los flujos de energía, de agua y comida son elementos que sostienen su vida diaria. Pero eso no es todo. Además de estos elementos materiales, es necesario tomar en cuenta los flujos de dinero, de poder, de influencia. Debemos preguntarnos: ¿quiénes son los que controlan las llaves de los flujos dinero y poder? ¿qué sectores de la ciudad reciben servicios públicos adecuados y qué sectores reciben malos servicios?
Otro factor para tomar en cuenta es la vida cultural en las calles y cómo esta varía de un sector a otro. Lo interesante es que a veces son los sectores que tienen menos servicios públicos, los que tienen más vida en las calles. Y en este sentido, muchas veces encuentro proyectos de la llamada ‘regeneración urbana’ que desde mi punto de vista no lo son, y que en realidad representan procesos de degeneración urbana. En muchos casos la gentrificación provoca transformaciones culturales negativos.
Cuando se refiere al derecho a la ciudad, ¿cómo incluye a los campesinos e indígenas que habitan las ciudades?
Yo no veo el derecho a la ciudad como algo que tiene que ver con un territorio definido. Si pensamos en términos metabólicos, la ciudad no es independiente de todas las redes y flujos que la sostienen. Por ejemplo, el Mercado de San Roque es un lugar en el cual el campo se encuentra dentro de la ciudad, en donde hay flujos migratorios a partir de los cuales la gente regresa al campo y luego vuelve a la ciudad. Por tanto, el derecho a la ciudad debe pensarse como un derecho político. Debe servir para cambiar el entorno en el cual se vive, con los recursos para transformar la vida, para mejorarla y, en particular, para que ese derecho pertenezca a la gente que menos tiene. Desafortunadamente, todos reclaman el derecho a la ciudad: los ricos, los financistas, los empresarios y los constructores buscan construir cosas disparatadas.
En Quito, me enteré de algunos proyectos que, por ejemplo, proponían desalojar a todos los indígenas del centro histórico. Es decir que hay una lucha y el derecho a la ciudad supone el derecho de los que menos tiene de luchar por mejorar su vida dentro de la ciudad. La lucha en San Roque, por ejemplo, tiene que ver con la preservación de la historia cultural de la población indígena, por la defensa de sus formas culturales. Es por eso que si bien yo aún utilizo el término Derecho a la Ciudad, estoy consciente de que en estos días la ONU se ha apropiado del término.
Lo que usted menciona nos refiere a una lucha por la ciudad entre diferentes sectores sociales, específicamente en el caso de los mercados populares. ¿Cuáles son los conflictos sociales y políticos que enfrentan quienes están luchando por la defensa de los mercados?
No existe movimiento social alguno que no mire hacia diversas direcciones, de maneras distintas y donde no existen luchas por el poder. De acuerdo con mi experiencia de los movimientos sociales, hay mucha fracción. La gente de los mercados trabaja mejor cuando está unida, pero siempre existen aspectos que los separan, independientemente de las presiones externas. Pero no creo que el conflicto sea algo malo. Es una parte muy importante de las pasiones de la gente comprometida pero, a veces, puede producir rupturas. Sin embargo, de esto se trata la vida.
Hay gente que prefiere los supermercados a los mercados populares como San Roque porque ofrecen mejores condiciones, ¿Qué tipo de alternativas hay frente a los supermercados? ¿Las cooperativas, por ejemplo?
Depende del equilibrio de fuerzas, de que sí realmente quieran movilizarse dentro o fuera de los mercados. Pero estoy de acuerdo en que la gente de los mercados debe tener cuidado cuando se presentan a la gente que va a comprar. Si quieren competir con los supermercados, tal vez, tendrían que abrir todo el día porque existe mucha gente que hace sus compras en la noche. Tal vez sería buena idea tomar una parte del mercado de San Roque para convertirla en un centro de acopio y distribución que funcione las 24 horas. Entonces, el cooperativismo podría funcionar si es que hay gente que está interesada en hacerlo funcionar, se puede, pero ahí viene la pregunta acerca de si hay o no gente que quiere tomar esa ruta. En la actualidad hay diversas organizaciones adentro y afuera del mercado que, aparentemente, no siempre están de acuerdo las unas con las otras. Entonces esto es parte del problema, la organización interna.
Respecto a la producción y distribución de alimentos, el panorama está dominado por cadenas globales alimenticias que controlan la exportación y las redes de comercialización, delegando cada vez más el cultivo a los pequeños y medianos productores locales que terminan asumiendo todos los riesgos de la producción. ¿De qué se tratan en realidad estas cadenas? ¿Qué sucede en términos de la renta y el precio de la tierra? ¿Qué hacer para salvaguardar a los pequeños y medianos productores desde las políticas públicas?
Creo que es un asunto de poder, de lograr poner en práctica las ideas frente a un bloque económico con intereses muy fuertes. En relación a lo que sucede respecto al precio de la tierra, en Argentina por ejemplo el precio de la tierra se ha incrementado dramáticamente debido a las políticas agrarias. No estoy al tanto de lo que pasa acá pero sospecho que el precio está aumentando,
Al mismo tiempo, estas grandes corporaciones de comercialización tienen contratos con la gente que les proveen y el resultado es que hay una cantidad enorme de desperdicios porque en los supermercados solo aceptan cierta calidad y cantidad; por ejemplo, si los limones tienen pequeñas manchas, no van a aceptarlos. Hay algunos estudios en EE.UU. que dicen que hasta el 40% de los alimentos son desperdiciados.
Existe la propuesta de obligar a los supermercados a dedicar una parte de su espacio a la venta de productos que no están en perfectas condiciones. La idea es buena. Sería una fuente de comida para la gente que menos tiene y una innovación como ésta podría ser importante en un país como EE.UU., donde el 30% de los niños padecen malnutrición.
Pienso también que sería bueno que el Estado tenga un sistema de seguros para cubrir los riesgos de los pequeños productores ya que estos están asumiendo todos los riesgos. Muchos de los pequeños productores no cuentan con suficiente dinero para pagar un seguro y estos problemas se han de resolver; el Estado debería ayudar en ese sentido.
¿Por qué estas temáticas no son de interés para el debate sobre la ciudad en Hábitat III?
Creo que la primera reunión de Hábitat fue más o menos interesante pero ahora se ha degenerado en una organización de mercadeo que está dominada por principios políticos neoliberales; no creo que estén discutiendo nada significativo aquí en Quito. Se trata solamente de algunas empresas que venden su software de ‘Smart Cities’ o sistemas teleféricos etc. etc. El espacio se ha degenerado. Es increíblemente aburrido.