chile: Carabinera amiga, nadie te quita lo bailado.

Las mujeres de uniforme no pueden estar en paz. Primero fueron los marinos que las fotografiaron y filmaron en paños menores y ahora la jerarquía le cae encima a la carabinera que bailó el vallenato con miembros del proceso de paz en Colombia.



Carabinera amiga, nadie te quita lo bailado.

Las mujeres de uniforme no pueden estar en paz. Primero fueron los marinos que las fotografiaron y filmaron en paños menores y ahora la jerarquía le cae encima a la carabinera que bailó el vallenato con miembros del proceso de paz en Colombia.

Los machos uniformados fuertes, rudos y de voz ronca pueden hacer siempre lo que les venga en gana, bailar, beber y meterse drogas. La jerarquía hace las mansas ceremonias para mostrar que también hay gays dentro de las filas de capacitados para matar, sin embargo pocos hablan del acoso permanente a las mujeres que se preparan para matar gente, torturarlos y hacerlos challa. La mujer más facha y asesina sigue siendo mujer y aunque acepte y apoye el machismo y el autoritarismo, no es motivo para que nadie disminuya su importancia de ser mujer.

La mujer es como el rehue, que es en la cultura mapuche el símbolo del puente espiritual entre humanos y con la madre tierra. La mujer es el puente con el amor y la especie, en cambio el macho vive detrás de la dictadura del pene, es el falo el que manda aunque crea que hace análisis y descarta posibilidades. La baba que le corre cuando ve una mujer, si bien corresponde al instinto de la especie, ha sido desvirtuado culturalmente por la forma de vida que llevamos, individualista y hedonista, vamos detrás del placer propio y poco conocemos del placer de los demás, el común.

La chica del vallenato merece mi aplauso y admiración, pues en año nuevo, en medio de un proceso de paz, asumió que el baile es también paz y buen vivir, no importando si bailó una pieza con un ex guerrillero y otra con un milico. Resulta degradante escudarse la jerarquía en que la dama en cuestión cumplía funciones de poste y debía estar con la cara de palo mirando severamente a quienes hablaban de paz o quedarse a la intemperie para otear el horizonte en espera del enemigo. El chip programado que les meten a los uniformados no alcanzaba para distinguir que un baile en medio de la celebración de los acuerdos podía ser un pecado mortal.

Creo que las mujeres uniformadas deberían reivindicar el derecho al baile y a que no las anden mirando o retratando en paños menores, de modo que puedan enriquecer el prograna femenino del afecto, la vida y del amor aún en las filas de los encargados de la muerte.

Entendemos que son aparatos, pero los aparatos se ponen siempre en contra de la vida, como los partidos políticos, que son igual que un cuartel, una cárcel o un manicomio, donde se encierra a los que se salen de la fila marcial del poder.

Quieren discutir una nueva constitución?
De verdad?
Podemos estar dispuestos a participar en todas partes en los debates, pero si vamos a armar otro estado, debemos primero disolver las fuerzas armadas y del orden.
No lo van a hacer, por lo tanto la constituyente está viciada de antemano, pues la gente sóĺo podrá discutir y votar las partes “formales” del estado, en tanto otra parte, el hueso, la alta oficialidad, la que da los golpes de estado, sigue incólume.

Así se entiende el miedo y odio a las mujeres, más dispuestas a bailar que a matar.

Carabinera amiga, nadie te quita lo bailado.