Nota previa de Jaime Yovanovic (Profesor J)
El gobierno de Siria no tuvo en la oposición solamente a los fundamentalistas de Isis y Al Qaeda, sino, lo más importante, a sectores de los pueblos ocupados por el estado sirio, sobre los que se desencadenó una feroz dictadura y genocidio al más puro estilo hitleriano y pinochetista y al estilo de los estados chileno y argentino contra el pueblo mapuche, lo que llevó a amplios sectores de comunidades, villas, ciudades y regiones kurdas, árabes, asirias, armenias, turcomanas y circasianas a articularse horizontalmente en el confederalismo democrático y constituir sus milicias de autodefensa agrupadas en las famosas FDS, las Fuerzas Democráticas Sirias.
Ello desenmascara ante los ojos de la opinión pública a ese gobierno apoyado por las organizaciones izquierdistas a nivel mundial, que cuando asumen el poder no vacilan en arrojarse contra sus propios pueblos sin diferenciarse de las derechas, salvo en el discurso que les articula verbalmente y políticamente en todas partes.
De allí que adquiere mayor relevancia internacional la propuesta de los sectores democráticos de que los acuerdos de paz hechos de la mano de las potencias, estudien la federación, acabando con el viejo estado centralizado y reconociendo el protagonismo social y comunitario de los pueblos y naciones que se han ido acercando entre si para salvar la vida, la naturaleza y las formas locales de la democracia vivida, la democracia cotidiana que supera a la vieja democracia jacobina que siempre ha representado la alianza de poder entre la burguesía, oligarquía y sectores privilegiados del mundo del trabajo, que se han integrado a esa estructura tras años de luchas obreras finalmente subsumidas por el aparato del poder armado por Montesquieu y acogido com algarabía en la asamblea de la “revolución” francesa, modelo que ha asumido el poder en todas partes y que hoy se resquebraja en mil pedazos intentando arrastrar a la muerte a millones de seres humanos y a la madre tierra.
Veamos, pues, las pruebas al canto del genocidio, que no puede separarse del genocidio armenio desde el estado turko y que debe ser considerado solamente la punta del iceberg:
Amnistía Internacional: Régimen sirio ahorcó a 13.000 personas en cinco años en una cárcel
AFP
Según informe de la ONG, al menos una vez por semana, entre 2011 y 2015, se sacaba a grupos de hasta 50 personas de sus celdas para ser ejecutados “en plena noche, en absoluto secreto”.
Amnistía Internacional: Régimen sirio ahorcó a 13.000 personas en cinco años en una cárcel
Amnistía Internacional acusó el martes al régimen sirio de haber ahorcado a unas 13.000 personas en cinco años, entre 2011 y 2015, en una prisión gubernamental cerca de Damasco, denunciando una “política de exterminio”.
El informe de la ONG, titulado “Matadero humano: ahorcamientos y exterminio en masa en la prisión de Saydnaya”, se basa en entrevistas con 84 testigos, incluyendo guardias, detenidos y jueces.
Según el informe, al menos una vez por semana entre 2011 y 2015, se sacaba a grupos de hasta 50 personas de sus celdas para procesos arbitrarios, se les propinaban palizas y luego eran ahorcados “en plena noche, en absoluto secreto”.
“A lo largo de todo este proceso, tienen los ojos vendados. No saben cuando ni cómo morirán, hasta que se les ata una cuerda alrededor del cuello”, denuncia la organización.
La mayoría de las víctimas eran civiles considerados opositores al gobierno del presidente Bashar Al Asad.
“Los dejaban (ahorcados) de 10 a 15 minutos”, explica un antiguo juez que asistió a las ejecuciones. “En el caso de los más jóvenes, su peso no era suficiente para matarlos. Los ayudantes de los verdugos tiraban de ellos hacia abajo rompiéndoles el cuello”.
Para Amnistía Internacional, se trata de crímenes de guerra y de crímenes contra la Humanidad que probablemente perduran hasta la actualidad.
Miles de prisioneros están detenidos en la cárcel militar de Saydnaya, uno de los centros de detención más importantes del país, situado a 30 kilómetros al norte de Damasco.
La ONG acusa al gobierno sirio de llevar a cabo una “política de exterminio” torturando regularmente a los detenidos, privándolos de agua, de alimentos y de cuidados médicos.
El año pasado, Naciones Unidas acusó al gobierno de Al Asad de dirigir una política de “exterminio” en sus prisiones.
Más de 310.000 personas han muerto y millones han tenido que abandonar sus hogares desde que comenzara el conflicto sirio, en 2011.