Con los mapuche es fácil conversar, pues su contexto es una interpretación del mismo sujeto mapuche a través de su mirada y de su cosmovisión. Nadie habla por ellos, salvo ideologías políticas, religiosas y filosóficas que se han metido allí a evangelizar-concientizar, por lo que habría que definir el tablero del juego dialogante. Por Chile no hay interlocutores, salvo los que se van rotando para administrar el estado sin tener en consideración las naciones que existen en los territorios que controla. Los partidos no pueden considerar a las naciones, ya que el sentido de su existencia es el poder, por ello sólo quieren hablar de estado. Para los políticos la nación es la población que vive en las fronteras de su estado. El estado plurinacional hasta ahora ha sido una trampa de las izquierdas para envolver a quienes pueden arrastrar gente mediante la ideología, generalmente gente que encuentra beneficio personal o grupal en mantener y reproducir las formas políticas de este virus traido por los europeos que se han instalado aquí como si fuese su casa, lo que no podrán entender sus nietos porque creen que la vida es como se la colocaron los que se han instalado en el mando político-económico-cultural de esta cosa llamada “estado”. Por lo tanto, con todo respeto, creo que los huincas debemos dedicarnos primero a recuperar el modo de vida compartido que destruyó el proceso de acumulación originaria en las Uropas (Ver Calibán y la bruja, de Silvia Federici) y aprender aquí de nuestros maestros mapuche no como hacen los políticos, que sólo muestran a quienes queman camiones, sino mostrar la historia, las formas de vida de las tradiciones mapuche, sus relaciones internas, su protagonismo, su potencia, etc. Tal vez eso nos enseñe a que en las poblaciones no tenemos que andar tironeando gente para levantar este o el otro proyecto salvador de la patria, sino a instalar en los barrios la autonomía, la autogestión y el autogobierno de protagonismo social desde el cual podremos ser nuestros propios interlocutores sin recurrir más a los partidos. Los mapuche nos enseñan que los lonkos pueden ir mostrando y haciendo caminos en su pulof mapu xawun y si nosotros contáramos con nuestras comunidades urbanas y rurales, todos seríamos un pulof xawun, con lo que no hace falta un aparato político por allá arriba como un estado y podemos autogobernarnos por comunas y regiones, sin fronteras. No es fácil seguir la huella del animal en el bosque, pero si aplicamos el instinto atávico del común, no sólo lo hallaremos, sino que nos encontraremos a nosotros mismos. Se equivocan quienes buscan o inventan caminos dibujando metas, teorías o utopías, pues todo está en nosotros, en la raíz, si aprendemos a vivir como han vivido miles de años los mapuche hasta que los republicanos chilenos y argentinos decidieron como Hitler que esos territorios serían para el estado. Por eso el Frente Amplio no puede responder y han hecho que sus asociados de la región hablen por ellos, por si las moscas, así no se atan a las palabras. Estos nuevos izquierdistas están caminando por las mismas huellas de las derrotas de los progresismos del continente que se han venido abajo estrepitosamente. Pero desde abajo vienen los autogobiernos por todos lados y ese es nuestro continente.
Aclaraciones:
La Alianza Territorial Mapuche (Pulof Mapu Xawun) circuló una nota dirigida al Frente Amplio que respondió el grupo autonomista, o sea que cualquiera puede entrar al baile, lo que me autorizó a mi a bailar también, por lo que me represento sólo a mi mismo.
La nota de la ATM se puede ver en http://clajadep.lahaine.org/?cat=24 y la respuesta autonomista en https://www.facebook.com/notes/movimiento-autonomista-araucan%C3%ADa-wallmapu/respuesta-a-las-preguntas-de-la-alianza-territorial-mapuche-al-frente-amplio/1815588305371035/