Convocatoria de la vida

Las sociedades alterativas o, si se quiere, el substrato dinámico de las sociedades humanas, han intervenido intermitentemente, entre lapsos, más o menos largos, re-adecuando a las sociedades institucionalizadas de acuerdo a las condiciones de posibilidad existenciales y vitales. Ahora, a las alturas de la crisis ecológica, se requiere de intervenciones de mayor escala y duración de la alteratividad de estas sociedades alterativas. Por otra parte, se requiere que liberen a las sociedades institucionalizadas, de sus amarres, de sus capturas institucionales. Liberen su potencia social inhibida por las mallas institucionales del Estado.
La convocatoria es de la vida y lo hacen las naciones y pueblos indígenas a todos los pueblos del mundo. Concretamente desde Asamblea Constitutiva del Concejo Indígena de Gobierno de México[1]. Se trata de desmantelar las máquinas de poder, las máquinas de guerra, las máquinas económicas, los carteles, del sistema-mundo capitalista.



Convocatoria de la vida
01.06.2017

Raúl Prada Alcoreza
http://dinamicas-moleculares.webnode.es/news/convocatoria-de-la-vida/

Los pueblos del mundo están convocados por la vida, pues forman parte de esta complejidad, que comenzamos a comprender. ¿Cómo podemos ser parte y recién comenzar a comprender y entender la vida? Debido a la disociación de la civilización moderna o de su ciclo largo, que puede haber comenzado antes, con la diferenciación económica-política de espíritu respecto al cuerpo, del que forma parte intrínseca. Al institucionalizar esta bifurcación, la razón abstracta e instrumental ya no puede comprender la complejidad integral de la vida, que intuye el cuerpo, de manera sensible.

Sin embargo, la vida sigue sus múltiples decursos, además, creando nuevos; no requiere de la razón abstracta, pues contiene la razón integrada a la percepción y a la vitalidad del cuerpo. Sin embargo, las sociedades institucionalizadas descartan, de entrada, esta posibilidad, arrinconando institucionalmente al cuerpo, a sus dinámicas, a su razón integrada; pero, no pueden arrinconarla efectivamente, pues el cuerpo funciona independientemente de lo que hagan o dejen de hacer las mallas institucionales del Estado. Empero, el problema radica en que las mallas institucionales inducen comportamientos masivos en las sociedades institucionalizadas, de tal manera que la bifurcación efectuada deriva en efectos disociadores, no solamente con el cuerpo sino también con el Oikos.

Los efectos de esta economía política generalizada son catastróficos; los sufre el cuerpo, aunque la ideología en boga diga lo contrario, que se vive los beneficios del “desarrollo”. Imaginariamente se interpreta este sufrimiento como bienestar, cuando, en realidad, se afecta el cuerpo con enfermedades, ocasionadas por desequilibrios ecológicos múltiples. Esta situación esquizofrénica – utilizando este término que nos trae problemas -, donde se sufre el daño corporal, empero, se lo interpreta como bien estar o camino al bienestar, denominado “desarrollo”, ha llegado lejos, a momentos catastróficos de los efectos destructivos desencadenados. En estas circunstancias, la vida, que anida en las sociedades humanas convoca a los pueblos a integrarse a los ciclos vitales ecológicos del planeta. La respuesta inmediata se encuentra en el substrato de las sociedades alterativas, que encarnan la vida, la espontaneidad de sus dinámicas; incluso sostienen las aventuras nihilistas de las sociedades institucionalizadas, al ser parte de sus fuerzas vitales capturadas por las mallas institucionales.

Las sociedades alterativas o, si se quiere, el substrato dinámico de las sociedades humanas, han intervenido intermitentemente, entre lapsos, más o menos largos, re-adecuando a las sociedades institucionalizadas de acuerdo a las condiciones de posibilidad existenciales y vitales. Ahora, a las alturas de la crisis ecológica, se requiere de intervenciones de mayor escala y duración de la alteratividad de estas sociedades alterativas. Por otra parte, se requiere que liberen a las sociedades institucionalizadas, de sus amarres, de sus capturas institucionales. Liberen su potencia social inhibida por las mallas institucionales del Estado.

La convocatoria es de la vida y lo hacen las naciones y pueblos indígenas a todos los pueblos del mundo. Concretamente desde Asamblea Constitutiva del Concejo Indígena de Gobierno de México[1]. Se trata de desmantelar las máquinas de poder, las máquinas de guerra, las máquinas económicas, los carteles, del sistema-mundo capitalista; añadiendo la desmantelación de las máquinas de la banalidad cultural del sistema-mundo cultural, tenemos que desmantelar las máquinas de este sistema-mundo cultural, que corresponde a la civilización moderna.

Si expresáramos en forma de enunciado claro, incluso como si fuera consigna, a pesar de los riesgos que esto conlleva, riesgos reduccionistas, sobre todo en las connotaciones y en las interpretaciones desatadas, diríamos que se trata de dejar que la vida, en los contexto humanos, haga lo que sabe hacer, crear. Liberándose de las camisas de fuerza, que restringen, conducen y direccionalizan en sentido restringido, institucional, la energía capturada institucionalmente. El enunciado complementario, diría que se trata de reinsertar a las sociedades humanas a los ciclos vitales ecológicos planetarios, formando parte de la complejidad integral y dinámica del Oikos. La convocatoria indígena, que es una manera de decir acostumbrada, generalizante, inducida por las formaciones discursivas de la modernidad, es una convocatoria a defender la vida y liberar su potencia.

La convocatoria a defender la vida es una oportunidad a cambiar el decurso de los acontecimientos, dados en la modernidad, que conducen a la muerte, en todos sus sentidos, denotaciones y connotaciones, tanto particulares como contextuales y globales. La decisión está en manos de los pueblos del mundo. Desmantelar los monopolios de toda clase – monopolio, que es un buen término, si lo tomamos flexiblemente y de manera amplia -, los monopolios políticos; por ejemplo, Estado, partidos, que se creen representantes del pueblo o parte de él, vanguardias, que hablan a nombre de los condenados de la tierra y las subalternizadas; los monopolios económicos, que se apropian de los bienes comunes, tanto de manera estatal como privada; los monopolios culturales, que se asumen como si la cultura se redujera a las fronteras de la institucionalidad ceremonial, empero vacua. Los monopolios de los títulos nobiliarios de toda clase; académicos, de consagraciones institucionales, de fama mediática, donde el saber institucionalizado se impone por la fuerza de las normas, reglas, institucionales, por las apariencias y las actuaciones, ocultando sus vacíos con las máscaras que la soberbia inventa. Los monopolios de las fraternidades masculinas que usurpan la representación de la humanidad plural, proliferante, dinámica y mutante, en constante devenir. En fin, todos los monopolios dados y por haber.

Liberar la potencia social implica aceptar el devenir múltiple de la vida social, sustentada en la memoria sensible de los cuerpos entrelazados de los ciclos vitales. No descartar la conformación de instituciones, sino hacerlas dúctiles, cambiantes, flexibles, reinventables, de acuerdo a los problemas que se enfrentan; no convertirlas en fetiches, en fines y orígenes, es decir, en mitos, que castran las capacidades humanas.

La convocatoria indígena a los pueblos del mundo, desde el continente de Abya Yala, continente conquistado, desterritorializado, despoblado y repoblado, donde se abrió la caja de pandora, generando el sistema mundo capitalista y la civilización moderna planetaria, significa que es el mismo continente o los pueblos del continente los que tienen que cerrar la caja de pandora, compartiendo esta clausura con todos los pueblos del mundo. El cierre de la caja de pandora significa la clausura de la civilización moderna y con ella del sistema-mundo capitalista.

Al respecto de la estrategia consensuada en el Consejo y Congreso indígena, no se trata, de ninguna manera, de evaluar su acierto, que es como decir, su verdad – esto sería repetir los fundamentalismo de toda clase de la modernidad -; sino de valorar su construcción colectiva, confederada y consensuada. Si se quiere, usando el mismo término usual, esta es su verdad. La verdad de la construcción colectiva, participativa, consensuada. La verdad radica en la forma de construcción colectiva de la decisión política.

Por otra parte, esta convocatoria indígena nos muestra la pedagogía política, el aprendizaje de las lecciones dolorosas de la historia política de la modernidad; sobre todo, de las revoluciones dadas. Las revoluciones cambian el mundo, pero se hunden en sus contradicciones, por no haber salido del círculo vicioso del poder. No se toma el poder, pues, en realidad, te toma el poder, convirtiéndote en parte de sus engranajes, de su fabulosa máquina chirriante. Hay que desmantelar el poder y constituir autogobiernos autogestionarios, confederaciones de autogobiernos, regionales y mundiales.

Los pueblos del mundo tenemos que aprender a construir consensos, por más larga que sea esta construcción. Este aprendizaje equivale a aprender a autogobernarse, en las distintas escalas implicadas, lugareñas, regionales, mundiales.

Pongámonos en dos escenarios hipotéticos extremos; uno, en el que los pueblos descartan o ignoran la convocatoria; dos, en el que los pueblos atienden al llamado. En el primer caso, optan por seguir la dirección del decurso diseñado en los siglos que abarca la modernidad; es decir, optan por el desenlace que se aproxima, el apocalipsis; en el segundo caso, al optar por la convocatoria, la que pueden asumir de distintas maneras, dependiendo de los contextos en los que están insertos, pueden dar apertura otros decursos posibles, abriendo alternativas al porvenir humano, que no sean los que convergen en el apocalipsis, sino los que orientan a nuevas creaciones y recreaciones.

Aunque sea esquemático lo que acabamos de dibujar, ayuda a configurar un intervalo de alternativas posibles, entre un punto trágico de convergencia y varios puntos alternativos de distribución. Lo que ocurre, no depende ni de las buenas intenciones, ni tampoco de tener la razón, tampoco de estar en lo justo, sino que depende de la correlación de fuerzas, En estas condiciones, lo que importa es incidir en las resultantes de las concurrencias de fuerzas, de tal manera que se pueda alejar del punto de convergencia trágico.

[1] Llegó la hora. https://voluntaddepotencia.wordpress.com/2017/06/01/llego-la-hora/.