La izquierda no quiere oir que tenemos que ir a un modo de vida comunitario

La mayor parte de la izquierda sigue pensando que su gran problema es el capitalismo. Piensa que sin él todos nosotros viviremos bien. Otros se han dado cuenta de que tenemos un problema de recursos naturales y medioambientales. Sin embargo, su enfoque es muy suave y no le dan demasiada importancia a reducir nuestra forma de consumir. No quieren pensar en un Simpler Way. Hemos pasado mucho tiempo intentando explicarle a la izquierda: “Gente, el capitalismo tiene que terminar, pero este no es el fin de la historia. Tenemos que movernos a una vida simple, donde la toma de decisiones se realice de manera comunitaria”



“La izquierda no quiere oír que tenemos que ir a un modo de vida mucho más simple y autogestionario”
Lunes.7 de agosto de 2017
Entrevista a Ted Trainer en El Salto.
Tortuga

Ted Trainer acaba de publicar La vía de la simplicidad. Hacia un mundo sostenible y justo. El investigador y activista australiano nos abre las puertas de Pigface Point, su espacio autogestionado a las afueras de Sidney.

El escenario futuro de un mundo postpetróleo, donde los recursos escasean y el crecimento ya no encuentra indicadores positivos que lo mantengan, empuja al ser humano a buscar alternativas sostenibles para garantizar la supervivencia. Si, además, incorporamos un enfoque social donde el reparto de los recursos sea justo y equitativo entre todas las personas que conformamos el planeta, entonces nos encontramos con el libro La vía de la simplicidad. Hacia un mundo sostenible y justo, del investigador y activista australiano Ted Trainer (Editorial Trotta, 2017).

Con una amplia trayectoria en el campo de las teorías de transición y del cénit del petróleo, el autor nos abre las puertas de Pigface Point, su espacio personal autogestionado a las afueras de Sydney, donde practica la vida simple que promulga en sus ensayos y donde se encuentra su residencia. En el mismo recinto también desarrollan numerosas actividades de tipo educativo y divulgativo con el fin de mostrar a todas las personas interesadas una de las alternativas posibles a un mundo capitalista basado en el crecimiento y el consumo.

La Vía de la Simplicidad es una respuesta holística a un mundo postcapitalista, ¿cuántos años ha estado investigando sobre esto?

Mucho tiempo. Intenté hacer eso con mi primer libro en 1985, Abandon Affluence!, y para ello, lógicamente, ya llevaba varios años estudiando el tema y buscando evidencias. Posteriormente, en 1995, con The Conserver Society: alternatives for sustentability, mejoré los argumentos. Sin embargo, es en La vía de la simplicidad donde presento un intento teórico por superar con tesis y evidencias más fuertes y mejor estructuradas los trabajos anteriores, dando respuestas claras sobre lo que está pasando, hacia dónde vamos y teniendo en cuenta experiencias ilusionantes que existen en este ámbito en la actualidad.

Habla de esa “gran visión” de nuestra sociedad que la gente debe comprender para actuar en consecuencia. La Vía de la Simplicidad es una explicación extensa y exhaustiva sobre ella pero, ¿podría darnos unas pinceladas?

El hecho es simple. Hay tres elementos principales para entender lo que está sucediendo en el mundo. Estamos utilizando muchos más recursos de los que deberíamos. La cantidad de producción y consumo es totalmente insostenible y se puede documentar detalladamente mirando gráficas de extracción de minería, petróleo, pesca… En los últimos años se ha producido un aumento increíble en el consumo en general. Por eso tenemos que decrecer. Tenemos que diseñar otro modelo donde podamos seguir viviendo bien pero, al mismo tiempo, que la cantidad de recursos consumidos per cápita sea mucho más pequeña en comparación con la actualidad.
El segundo elemento importante de esta idea es que no hay multiples alternativas. Todo pasa por crear una “vida simple”. Esto implica niveles de consumo de recursos muy bajos, niveles de autosuficiencia muy elevados a nivel local, economía local, autogestión local y producción en función de las necesidades, no de los beneficios. Estos elementos no son discutibles.

¿Estamos preparados para implementar en la actualidad La Vía de la Simplicidad en nuestras vidas o la sociedad necesita más evidencias que auguren un colapso de la civilización?

Nosotros no queremos que el sistema colapse. Queremos que el actual modelo decrezca para ganar tiempo hasta que llegue el colapso. Mientras tanto, tenemos que trabajar para que más gente despierte y se dé cuenta de que este sistema no va a ser capaz de mantenerlos.

Por lo general, las personas no entienden que el mercado no podrá seguir creciendo para siempre. Esto perjudicará principalmente a la gente con menos recursos y solo los ricos se podrán beneficiar. Por eso necesitamos tiempo para que la gente normal, la mayoría social, entienda que esta gran transición va a llegar. En este contexto, sería ideal que distintas alternativas ya estuvieran funcionando para demostrar no solo en la teoría, sino también en la práctica, que existen numerosas alternativas a un modelo capitalista como las Localidades en Transición. Para estar preparados para cuando llegue el colapso energético debemos decrecer durante 20 o 30 años construyendo la alternativa que necesitamos.

¿Cuánto tardará en llegar el colapso del sistema capitalista actual?

Hay un libro muy potente titulado Failing States, Collapsing System, de Nafeez Mosaddeq Ahmed, que habla sobre Oriente Medio y sobre las cosas alarmantes que allí están sucediendo. Todos los países productores de petróleo están sufriendo varios problemas: el agotamiento de los recursos petrolíferos y, con ello, el incremento del precio para poder extraerlo; el disparado crecimiento de la población… En los últimos 30 años solo se han preocupado de hacerse cada vez más ricos y no en mejorar las condiciones de vida de las familias. Ahora lo que tienen es una gran escasez de agua e importan la mayoría de la comida. Esto implica que el coste de los bienes se multiplica. La cantidad de petróleo que necesitan para abastecer a la gente está aumentando y el número de servicios y subsidios que proporcionan los estados se está reduciendo. La cantidad de petróleo que pueden exportar también se está reduciendo. De acuerdo con las gráficas que presenta el autor, quedan 10 años hasta que los recursos desciendan de manera dramática. Pensamos que en la actualidad tenemos un problema con los refugiados pero, cuando lo único que puedan exportar las personas que viven en estas regiones del mundo sea arena, la situación será dramática.

Hay muchos análisis en la actualidad que van en esta dirección. Hablan de una crisis multifactorial, no solo por el petróleo y no solo en Oriente Medio. Es el cambio climático también, el colapso de la pesca… Cada vez se hace más difícil extraer minerales y los costes de hacerlo cada vez son más elevados. Se deteriora la productividad de la economía. El sistema financiero quebrará. Todas estas cosas van a peor en muy poco tiempo. Antes del 2030 golperarán al mundo de tal manera que todo va a explotar y quebrarse. Las respuestas a las preguntas son múltiples pero todas están enfocadas hacia una misma dirección, y es que el crecimiento infinito del sistema capitalista es insostenible. Su quiebra vendrá vinculada a otras crisis de diversa índole que solo se podrán paliar con un cambio de sistema.

¿Cree que las personas ricas y poderosas aceptarán voluntariamente este cambio de modelo de manera pacífica aun cuando esto significa perder sus privilegios?

No lo podemos garantizar. De hecho, es muy probable que los más poderosos intenten luchar por mantener sus privilegios y sus posiciones actuales. Sin embargo, aquí aparece una oportunidad para cambiar las cosas. El actual sistema requiere una gran cantidad de energía, un sistema financiero… En el contexto de un colapso, estaríamos prácticamente sin energía, no habría combustibles líquidos y el sistema financiero tardaría mucho tiempo en poder recuperarse. Esta nueva realidad facilitaría el cambio de paradigma pero también impulsaría a los ricos a intentar controlar a toda costa los pocos recursos que quedarían. También se lanzarían a por los medios de comunicación y, posiblemente, incluso potenciaran movimientos fascistas.

Es probable que la gente voluntariamente no decida cambiarse a La vía de la Simplicidad sin que sea de manera coercitiva. ¿Habrá que esperar a que todo estalle?

Con suerte no tendrá que ser un colapso, sino simplemente un gran deterioro de la situación. Siempre será de manera voluntaria. De ninguna manera creemos en el uso de la fuerza, no tiene ningún papel en este proyecto. Tenemos que enfrentarnos al cese de la producción, a que se terminen las vacaciones en Bali, a reducir los recursos caros al mínimo. También tendremos que convencer a la gente, incluidos los propietarios, de que hay que decrecer. En la Revolución del 1936-37 en España, muchos de los propietarios de las fábricas se adaptaron al nuevo modelo de producción cooperativa y se generaron beneficios para toda la comunidad. En este momento, casi todas la fábricas deberían ser cerradas, ya que estamos produciendo demasiado, y tanta producción no es necesaria y está arruinando el planeta. Con suerte, todavía tendremos algunas décadas para convencerlos y, si hay suerte, encontraremos maneras para generar los menores inconvenientes posibles, especialmente para todas las personas que trabajan actualmente en las fábricas.

Hace referencia en su libro, pero también en esta entrevista, a la experiencia cooperativista y anarquista de España en los años 1936-37. ¿Cómo influyó este hecho en el desarrollo su teoría?

Fue muy importante. Esta experiencia demuestra que lo que proponemos se puede hacer. De hecho, creo que es el mejor ejemplo que tenemos en la historia reciente: una alternativa en una sociedad moderna que implica una considerable industria, coordinación, universidades, hospitales… lo imprescindible en una sociedad contemporánea. Es un ejemplo poderoso que nos recuerda que lo que proponemos es posible porque, básicamente, ya se ha hecho con éxito antes.

Alrededor de ocho millones de personas en el área de Barcelona cooperativizaron los medios de producción y gestionaron la sociedad de manera comunal. Yo creo fue el hecho más importante que sucedió a lo largo de la historia. Alejandro Magno, Gengis Kan… lo que hicieron fue insignificante. Fue tribal, estúpido y bruto. Simplemente mataron a gente y conquistaron territorios para poder construir un imperio. No le hicieron bien a nadie. ¿Qué métodos o qué movimientos surgieron en 50.000 años de historia para crear una sociedad pacífica, amistosa, cooperativa y organizada en base a cuestiones medioambientales y proporcionando una vida amable?

Otro ejemplo que se me ocurre es la sociedad que se desarrolló en el entorno de Creta hacia el 1.500 AC. Aun así, es difícil buscar buenas sociedades que sirvan como modelo para gestionar el mundo. Sin embargo, hay muchísimos pequeños ejemplos por todo el planeta. Pero, sin duda, a gran escala, el ejemplo más completo e ilusionante fue el de los anarquistas españoles en términos de un mundo sostenible, justo y pacífico.

El decrecimiento energético es un elemento fundamental en este nuevo modelo, como también lo es la energía limpia. ¿Cuál es el papel de las renovables?

Sin duda tenemos que movernos hacia las renovables. En la actualidad, una de mis líneas de investigación se centra en las capacidades de la energía renovable. A pesar de que no creo que se pueda gestionar el nivel de consumo energético de la sociedad actual con energía renovable, esta sí tiene una razón ecológica debido a la cantidad y al coste de producción.

Tampoco sería posible en un mundo postpetróleo usar las renovables como alternativa sin reducir el consumo. Este es el punto de vista que pretendo aportar a la discusión. No soy dogmático pero estoy muy seguro de mi argumento. Tenemos que movernos a las renovables ya que en La vía de la simplicidad la única energía posible y coherente es la renovable.

¿Convertir La vía de la simplicidad en un modelo mainstream es el gran reto que tenemos por delante?

Totalmente. Todo esto no se puede quedar en un círculo reducido de académicos o personas que leen libros de 300 páginas. La gente común quiere que sus problemas reales se solucionen, pero para ello tiene que entender que tiene un problema. Por ejemplo, el efecto invernadero es un problema, pero la mayoría de los estadounidenses no consideran que lo sea y, probablemente, tampoco la mitad de los australianos. Por eso, el grupo crucial de gente es la gente normal,

La izquierda a la hora de abrazar las teoría de La vía de la simplicidad, ¿ha sido una aliada o una opositora?

El papel de la izquierda en este proyecto es un gran problema. Yo he gastado mucha energía intentando que se sumara a esta alternativa de un mundo simple. Algunos lo han hecho pero muchos otros no. La mayor parte de la izquierda sigue pensando que su gran problema es el capitalismo. Piensa que sin él todos nosotros viviremos bien. Otros se han dado cuenta de que tenemos un problema de recursos naturales y medioambientales. Sin embargo, su enfoque es muy suave y no le dan demasiada importancia a reducir nuestra forma de consumir. No quieren pensar en un Simpler Way. Hemos pasado mucho tiempo intentando explicarle a la izquierda: “Gente, el capitalismo tiene que terminar, pero este no es el fin de la historia. Tenemos que movernos a una vida simple, donde la toma de decisiones se realice de manera comunitaria”. Pero no quieren oírlo; otro trabajo que nos queda.