Algunas cosas que salen en Cataluña, me hacen pensar y me anoto para seguir rumiando

¿Podemos actualizar nuestra imaginación política (sobre el vivir juntos) para adecuarla a ese hecho? ¿Sólo se nos ocurre lo del Estado-nación? Los mismísimos kurdos, en condiciones bien reales de opresión, están trabajando sobre otra imaginación política.
¿Cuál sería la forma política emancipadora de esa inter dependencia?



Amador Fernández-Savater

En conversación con amigxs que vivieron ayer el 1-O en Catalunya, algunas cosas que salen, me hacen pensar y me anoto para seguir rumiando:
-Debilidad de la violencia, fuerza de la noviolencia. La violencia estatal, al ponerse en escena, se expone a la mirada del espectador: la “opinión pública”. El resultado ha sido catastrófico para Rajoy en términos de percepción e imagen: “el Estado es brutal”. Lo reconocen incluso dentro del PP.
La política que tantos réditos les ha dado en términos de gobernabilidad durante décadas (”la violencia son los otros”) se les ha venido completamente abajo y sin construcción de enemigo pierden muchísima fuerza.
La noviolencia que se vio ayer -alegre, digna, activa, juguetona, muy 15M- es la cristalización de toda una experiencia histórica: sobre los límites “liberadores” de la violencia, sobre las posibilidades de desborde (a todos los niveles: cantidad de gente, etc.) de la desobediencia.
Es la maduración de un cambio epocal, si pensamos lo ligada que ha estado la violencia a la idea de liberación durante siglos.
-Las “circunstancias”. No puedes entender nada si sólo atiendes a lo que dicen los políticos, si sólo ves la tele, si sólo crees que hay maniobras orquestales en la oscuridad. Han entrado en juego (con la gente en acción) las “circunstancias”. Los análisis desde afuera o desde arriba no sirven, no captan las “circunstancias”: lo abierto, lo imprevisible.
Muchísimxs amigxs que pasan completamente del independentismo, del nacionalismo, estaban ayer en las calles. Fue un desborde. Hay una situación muy loca, muy caótica, muy impura, dinámica, móvil. Algo se abre y hay que seguir eso que se abre, no se ve nada si uno cree tenerlo claro todo con arreglo a tal o cual análisis previo.
-”España y esta España”. Sigue habiendo mucha gente en la calle que no dice “No a España”, sino No a “esta España”. Lo que ya se viene definiendo de largo como el régimen del 78 o la CT. Sigue habiendo un componente fuerte de “independentismo no nacionalista” (y que desconfía de la lógica nacionalista, sus políticos, etc.).
Está abierta la posibilidad de cuestionamiento/redefinición de las reglas de juego de “esta España”. En primer lugar, de la Constitución, que tuvo mucha de su razón de ser en el miedo y que se nos ha quedado antigua (como se quedan antiguas las cosas: no porque pase por ellas el tiempo objetivo, sino el tiempo subjetivo, nuestra percepción de la realidad).
Hay un miedo que se ha evaporado y esto cambia todo. ¿Podemos salir juntos de “esta España”?
-In(ter)dependencia. El mismísimo Urkullu ha dicho: “sí, queremos la independencia de España, pero es que ni siquiera España es independiente”.
En este mundo globalizado, etc. no hay posibilidad de in-dependencia (autonomía del sujeto soberano). Hay una
inter-dependencia global.
¿Podemos actualizar nuestra imaginación política (sobre el vivir juntos) para adecuarla a ese hecho? ¿Sólo se nos ocurre lo del Estado-nación? Los mismísimos kurdos, en condiciones bien reales de opresión, están trabajando sobre otra imaginación política.
¿Cuál sería la forma política emancipadora de esa inter dependencia?