Los Despolarización, no votar y el final feliz
Por: Amaranta Rojas | Miércoles, 11/10/2017 08:01 PM
Aporrea
Mis lectoras y lectores no se imaginan, cómo y cuántas veces he tenido que leer esta nota que paso a citar y que la exponen amigos y amigos, que sigo políticamente: “las elecciones regionales del 15 de octubre constituyen una extraordinaria oportunidad para comenzar a darle expresión política a otra Venezuela: Una Venezuela “que rechaza la violencia” de ambos bandos y “que cree en la necesidad de la recuperación y profundización de la democracia”.
No entiendo, cómo este montón de amigos y amigas a las cuales respeto y quiero mucho, son de la idea, que el 16-O comienza otra Venezuela. Estos amigos y amigas, van mucho más allá y suponen, que a partir del 16-O saldrá una Venezuela que rechazará la violencia. O sea, por una vainita así como el diámetro de un pelito, estos amigos y amigas están cerquita de todos los que nos ofertaron (engañosamente), que la ANC sería la paz y continúan vendiéndonos hasta con un fiaó, esta idea sobre la ausencia de violencia.
Es más, estos amigos y amigas son de la opinión y lo dicen, que tienen las esperanza puestas en estas elecciones porque significaran “la recuperación y profundización de la paz”. No es que no desea esto. Esto lo deseamos la gran mayoría de los venezolanos y venezolanos, pero la política es una vaina que no siempre va en línea directa con el deseo de las mayorías. La política es la expresión de una fuerza. No los entiendo, porque le he leído cosas profundas y ahora se me vienen con esta simpleza.
Lean e interioricen esto que dicen estos:
Las elecciones regionales del 15 de octubre constituyen una extraordinaria oportunidad para comenzar a darle expresión política a esa otra Venezuela que rechaza la violencia a la cual nos tienen sometidos estos dos bandos. Es una oportunidad para demostrar que esa otra Venezuela existe. Es la Venezuela que cree en la necesidad de la recuperación y profundización de la democracia. Es la Venezuela que busca defender la Constitución del año 1999, únicas reglas del juego con las cuales contamos para impedir que las diferencias existentes en la sociedad solo se puedan dirimir sobre la base de la concepción de la política como un enfrentamiento entre amigos y enemigos y en que la victoria sea entendida como la derrota definitiva del otro, su exterminio. Es la Venezuela que exige que, más allá de la conveniencia política de los sectores polarizados, se tomen medidas inmediatas ante la severa crisis humanitaria que hoy vive el país. Es la Venezuela que rechaza la generalizada corrupción tanto pública como privada hoy existente. La Venezuela que exige una auditoría ciudadana de la deuda pública y una inmediata renegociación de dicha deuda de manera que los limitados recursos financieros del Estado no se dediquen al pago puntual de la deuda mientras la población carece de alimentos y medicamentos básicos. Es la Venezuela que rechaza el proyecto neoliberal, entreguista y genocida del Arco Minero del Orinoco mediante el cual el gobierno de Maduro pretende reemplazar el depredador régimen rentista del petróleo con un extractivismo aún más depredador: el minero. Es la Venezuela que exige el estricto cumplimiento de los derechos de los pueblos indígenas tal como estos están contemplados en la Constitución del año 1999, derechos que no solo han sido sistemáticamente violados durante los últimos lustros, sino que hoy están amenazados con su eliminación por parte de la llamada Asamblea Nacional Constituyente. Es la Venezuela que reconoce el agotamiento del modelo petrolero rentista y su corrupto Estado clientelar y busca la construcción de otro modelo productivo diversificado, descentralizado y democrático, donde se le dé prioridad a la soberanía alimentaria y una relación no depredadora con el entorno”[i]
No puedo dejar de esta de acuerdo con todo este texto, pero eso no me lleva a suponer o creer, que esta otra Venezuela existe y tiene poder o ve la necesidad de poder. Si este grupo de amigos y amigas estuviera seguro de esto, otra cosa fuera el texto de este pronunciamiento.
O sea, los polarizados que tienen cara de corruptos, posiciones de corruptos, vidas de corruptos, dinero proveniente de la corrupción, caras de autoritarios y de fregarnos bien fregada la vida; el 16-O estarían muy enamorados de Venezuela y serán hombres de bien. ¡Milagros! Si gana el PSUV o la MUD, todo será ahora un paraíso y ambos, como clones de la Madre Teresa de Calcuta que ya anda por otros paisajes, se portaran bien y empezaran a querer a este país. Se cancelará el arco minero, porque por obra y gracia de unas elecciones regionales; el PSUV y la MUD se volverían santicos.
Suponer un milagro y creer que la polarización se desmontara el 16-O es una muy buena ilusión que ninguna utilidad tiene. No es por un grupo candidatos despolarizados por donde debe empezar una lucha, que no tiene nada de fácil. Lamentablemente y no quiero decirlo, siento a estos candidatos ausentes. Ya esa ausencia, que no es nuestra es una señal del diseño del sistema electoral, fabricado para favorecer a la polarización y a la abstención.
Sé que este grupo de amigos y amigas tiene un gran interés por el país y por un proyecto político. Sé que el PSUV y la MUD se necesitan uno del otro para seguir imponiendo sus intereses. No sé, cómo podemos romper eso que se llama polarización y le da muchos dividendos a la MUD y al PSUV. Hay que reconocer y mirar, que los candidatos no polarizados son unos panitas y apostamos a ellos, pero si recogen votos serán más por situación de descargar arrecheras, que por una actuación de consciencia. No es lo que deseo, pero es lo que parece.