El Estado contra la precandidatura de abajo y a la izquierda
Gilberto López y Rivas
La Jornada
La asociación civil Llegó la Hora del Florecimiento de los Pueblos se constituye con el objetivo de obtener y apoyar el registro de la vocera del Concejo Indígena de Gobierno, María de Jesús Patricio Martínez, Marichuy, como candidata independiente a la Presidencia de la República del proceso electoral del próximo año. A pesar de obstáculos, sabotajes y desiguales condiciones, propios del racismo estructural que permea las instituciones del Estado mexicano, y sin contar con los vastos recursos económicos que tutelan la partidocracia y las candidaturas supuestamente independientes, y, en los hechos, al servicio de los grupos dominantes, durante estas semanas se ha estado recabando apoyo ciudadano en un extraordinario esfuerzo que se enfrenta a una tecnología excluyente y de difícil acceso para quienes no tienen los recursos económicos para adquirir costosos aparatos telefónicos. Esta tecnología, por cierto, se encubre en una falsa modernidad.
Esta asociación civil ha denunciado los ataques cibernéticos en Chiapas durante los magnos eventos organizados por el EZLN en varios de sus caracoles, para bloquear el acceso a Internet y red telefónica, que sólo pueden ser realizados por los órganos de inteligencia del Estado que cuentan con el know-how para ello; se revelaron igualmente las omisiones y comisiones del Instituto Nacional Electoral (INE), que, supuestamente neutral y eficiente, funciona, en los hechos, como filtro y barrera para entorpecer los registros de auxiliares, con comprobados retrasos en las capturas y obstinado en lograr que plazos fatales, aun con siete días más, actúen para favorecer a los aspirantes oficialistas, y, desde luego, impedir que Marichuy aparezca en las boletas electorales de 2018.
El 7 de noviembre pasado, la asociación civil denunció que el INE miente a la sociedad, viola sus propios reglamentos e incumple la ley: demostró que los dispositivos móviles no han funcionado apropiadamente, que el costo promedio de un teléfono es el equivalente a poco más de tres salarios mínimos, cuando 81.7 por ciento de la población empleada gana hasta tres salarios mínimos, y, ¡oh sorpresa!, que el órgano electoral no está protegiendo los datos personales de los y las ciudadanas que brindan su apoyo: los registros se quedan en los teléfonos, y para comprobarlo es suficiente con bajar un programa que rastrea todos los archivos de las aplicaciones, incluyendo la del INE.
De igual manera, la fiscalización de ingresos y egresos de las candidaturas independientes establece un desgastante y excluyente sistema de monitoreo estatal basado en la misma concepción mono-cultural, clasista y racista que exhibe la modernidad del INE y sus aplicaciones telefónicas de última generación. Se trata de un instrumento de control del sistema de representación dominante, del monopolio del poder de los partidos políticos que han trastocado leyes y reglamentos, para impedir la inscripción de una candidatura que cuestiona el orden de las cosas y propone una lucha anticapitalista.
No se toman en cuenta las especificidades organizativas comunitarias de los pueblos indígenas, ni la limitación evidente en recursos económicos de una precandidatura que no tiene el respaldo de gobiernos estatales, grupos económicos dominantes-delincuenciales y hasta ex presidentes; que invierten grandes cantidades de dinero para la compra de aparatos telefónicos, empleo de personal de tiempo completo para trabajar como auxiliares y costosos despachos contables que hacen el trabajo requerido para la fiscalización.
El llamado Sistema Integral de Fiscalización no está pensado para una campaña que se posiciona en contra de la dilapidación de recursos de los ciudadanos y descansa en la ayuda mutua y la solidaridad como principios fundamentales del trabajo político. La fiscalización prohíbe las colectas públicas, por ejemplo el boteo, la clásica forma de allegarse de recursos económicos de los movimientos populares, porque el INE aduce que no se identifica a los donantes.
Pese a todas estas adversidades y a contracorriente, la asociación ha constatado la entrega, la dedicación y los sacrificios de los miles de auxiliares que en estas condiciones se han dado a la tarea de recabar el apoyo ciudadano. Todo tipo de actividades han sido organizadas en la mayoría de los estados del país para explicar, debatir y analizar la propuesta del Congreso Nacional Indígena-Ejército Zapatista de Liberación Nacional que da como resultado la elección en 93 regiones del territorio nacional de los integrantes del Concejo Indígena de Gobierno (CIG) y el nombramiento de Marichuy como su vocera.
Los recorridos del CIG y su vocera han tenido como tarea central la reconstitución y unidad de los pueblos originarios frente a la tormenta capitalista. También, se han estado tejiendo alianzas a lo largo de estos meses con diversas y numerosas organizaciones gremiales y políticas que han decidido apoyar la propuesta del CNI-EZLN.
En la oscura noche neoliberal, se abre la clarinada de una lucha que va más allá de 2018; que asume el reto del mundo indígena de organizarse en colectivos en todos los ámbitos del México de abajo para luchar contra los proyectos de muerte del capitalismo.
Las y los integrantes de la asociación civil Llegó la Hora del Florecimiento de los Pueblos hacen suyo el planteamiento de Marichuy y el CIG: Como es costumbre en nuestros pueblos, rendirnos, vendernos o claudicar no es una opción y redoblaremos esfuerzos para recabar el apoyo ciudadano requerido para figurar como candidata independiente a la Presidencia de la República en la boleta electoral de 2018, pero sobre todo para ampliar y fortalecer la estructura organizativa de nuestras rabias y nuestros dolores en todo el país, para que retiemble en sus centros la tierra y permita la supervivencia de los pueblos originarios y la reconstrucción de un México que ha sido intencionalmente despedazado por quienes tienen el poder.