Guatemala: un país de cartón. Expulsan a miles de campesinos de sus tierras

La semana recién pasada fue arrasadora para miles de familias rurales en Guatemala que fueron desalojadas con lujo de fuerza de varias fincas.
Guatemala no es capaz de producir ninguna prosperidad para su población. Al contrario genera desnutrición para la mayoría de sus niños y tiene sumida a más del 60 por ciento de su población en la pobreza extrema. En otras palabras: el sistema económico y político que prevalece y que está fundado en el despojo de la tierra, ha convertido aquellos pueblos prósperos y con una cultura agrícola trascendente para toda la humanidad en gente desposeída, sin ninguna opción para sobrevivir.



VIERNES 10 DE NOVIEMBRE DE 2017
https://elperiodico.com.gt/opinion/2017/11/10/un-pais-de-carton/
OPINIÓN
Un país de cartón
El problema central de la inmigración ilegal es el despojo de la tierra.

— Carol Zardetto

Recuerdo aquella famosa canción que retrataba la miseria de los barrios pobres urbanos: las casas de cartón que apenas si podría llamárseles casas pues exponen a sus habitantes a todo tipo de vulnerabilidades. Así como hay casas de cartón, improvisada solución de la miseria, también hay países como el nuestro: países de cartón.

La semana recién pasada fue arrasadora para miles de familias rurales en Guatemala que fueron desalojadas con lujo de fuerza de varias fincas. Y, por supuesto, a pesar de que quedan expuestas a toda carencia, el Gobierno de la República no tiene para ellos ninguna solución. El Presidente afirma que anda sudando para ganarse su salario, pero de sus afanes no nos queda nada claro, pues no existen soluciones para ninguno de los problemas del país.

Cuando los españoles conquistaron estas tierras, hallaron una población que había desarrollado una cultura agrícola rica, variada y altamente organizada. La seguridad alimentaria fue el fundamento de las asombrosas civilizaciones de Mesoamérica, capaces de generar conocimiento científico, arte, literatura y la expresión de poderío en sus fascinantes ciudades. Toda esta expresión de una alta civilización se centró en la capacidad de proveer alimento a su población. La domesticación tan sofisticada del maíz, por ejemplo, nos convirtió en una de las regiones que aportó alimento sustentable para todo el planeta.

Sin embargo, hoy Guatemala no es capaz de producir ninguna prosperidad para su población. Al contrario genera desnutrición para la mayoría de sus niños y tiene sumida a más del 60 por ciento de su población en la pobreza extrema. En otras palabras: el sistema económico y político que prevalece y que está fundado en el despojo de la tierra, ha convertido aquellos pueblos prósperos y con una cultura agrícola trascendente para toda la humanidad en gente desposeída, sin ninguna opción para sobrevivir. Si queremos hallar una raíz profunda de la corrupción política está justamente allí: en la estructura irracional de producción y la falta de sostenibilidad.

Da para especular que los desalojos de los últimos días están vinculados a la reciente crisis política que involucra al Presidente en casos de corrupción. Quizá está pagando favores. Porque para el sector privado guatemalteco solamente existe una opción para estas situaciones: la represión. La historia de Guatemala está escrita desde esa mentalidad monótona y repetitiva: despojo y violencia. Y si los Estados Unidos se preocupa por la inmigración ilegal proveniente de nuestros países, es justamente en el despojo de la tierra a donde tiene que mirar. Allí está el núcleo de la conflictividad política y social de Guatemala y, justamente, de su profunda corrupción.