Ayuno colectivo por los líderes independentistas encarcelados
HÉCTOR MARÍN BARCELONA
El Mundo
12 NOV. 2017 22:28
Lluís Junyent y Jordi Pinyol, ayer, en su segundo día de ayuno en las dependencias de la Iglesia de Santa Maria de Cornellà. Jordi Soteras
ANC y Òmnium idea una protesta de 40 días a base de agua en una parroquia de Cornellà
La Iglesia de Santa María, en Cornellà de Llobregat, fue construida en el mismo lugar que ocupaba la anterior, destruida por el belicismo de la Guerra Civil. En la planta -1 de la vecina casa parroquial, una antigua escuela en la que el tiempo parece haberse detenido, un grupo de vecinos empezó anteayer un ayuno colectivo para exigir la libertad de los líderes independentistas encarcelados por presuntos delitos de rebelión. Su objetivo es que la huelga de hambre se extienda por toda Cataluña porque «está en juego la democracia».El ayuno colectivo como una estrategia más del activismo ciudadano exhibido durante cinco años en las calles. La iniciativa, promovida por Òmnium y ANC bajo el paraguas de la plataforma Fam de Llibertat, durará hasta la jornada previa a las próximas elecciones del 21 de diciembre, explican sus organizadores al tiempo que primeros participantes: «Mandela hizo huelgas de hambre. Y también Ghandi se salió con la suya gracias al activismo pacifista. Eso sí, no queremos ningún mártir: el máximo es de dos semanas por persona».
Una protesta de 40 días, por relevos, a base de agua. Jordi Pinyol (60 años, responsable en Cornellà de Òmnium) y Lluís Junyent (51, dirigente local de la ANC) atienden a EL MUNDO al término de su segunda jornada de ayuno. «Estoy comprobando que el ayuno es enriquecedor y un descubrimiento sensorial enorme. Es sentir la tranquilidad, el propio cuerpo y cómo el estómago se hace pequeño, sin sufrir. Más allá de la causa, que mantiene en prisión a unos líderes inocentes, esto es muy agradable», concede Pinyol. «Me siento aligerado, aliviado, en un estado que supone un fortalecimiento del espíritu que me permite empatizar con la injusticia que sufren nuestros presos políticos. Con el ayuno, me doy cuenta de la indignidad que están pasando», abunda Junyent, que apostilla que el hecho de que la protesta sea «por relevos, de al menos 48 horas, fortalece la comunidad». Pasados dos días sin alimentarse, los dos responsables de la iniciativa convienen que el ayuno por los «presos políticos» da «una fuerza colectiva interior y un sentido de pertenencia similar al que obtiene un grupo al cortar una autopista o una vía de tren». Aseguran que, cuando liberen al Govern destituido, a Jordi Cuixart (Òmnium) y a Jordi Sànchez (ANC), seguirán ayunando. «Aún quedará la lucha contra el artículo 155 de la Constitución».
Los vecinos que participan en la iniciativa la quieren extender a toda Cataluña
La parroquia ha cedido las instalaciones. El párroco se posicionó a favor de la iniciativa en la misa de ayer, aseguran los organizadores. Vecinos como Moisès Junyent (42) llegan para «empatizar» y «solidarizarse» con «los presos políticos». «Ante realidades bestias, respuestas al mismo nivel», dice el hombre, que se sumará al ayuno «en dos semanas». Otros, procedentes de Barcelona, Molins de Rei o Castelldefels, acuden con el propósito de extender la protesta a sus comunidades.Los diez días siguientes están cubiertos, con 23 personas inscritas, avisan los dos primeros participantes, a los que anoche les dio el primer relevo otro tándem compuesto por dos hombres. «No dejemos que nadie se quede solo. Por si acaso».