Las siete etapas del EZLN desde su fundación al inicio de la guerra, en su 34 aniversario
EZLN
17 noviembre 2017
Desinformémonos
SAN CRISTOBAL DE LAS CASAS, CHIAPAS, 21DICIEMBRE2012.- Al menos 20 mil miembros y simpatizantes del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) marcharon pacíficamente por varios municipios del estado, durante el cambio de la era maya para poner “fin al silencio” en que se mantuvieron por más de un año.
FOTO: PEDRO ANZA /CUARTOSCURO.COM
Ciudad de México | Desinformémonos. El 17 de noviembre de 1983 un reducido grupo de guerrilleros funda en las montañas del sureste mexicano el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), organización político militar que desde entonces lucha por democracia, libertad y justicia. Mucha tinta ha corrido desde el levantamiento del primero de enero de 1994, fecha en la que inician un largo recorrido de insurgencia pública en la que ha prevalecido la lucha civil y pacífica para conseguir los mismos fines. En ocasión del 34 aniversario de su fundación, publicamos fragmentos de su historia relatados por el subcomandante Marcos (hoy Galeano), entonces vocero del EZLN, pues nadie mejor que ellos para contar su historia.
“… la madrugada del primero de enero de 1994, nos alzamos en armas por democracia, libertad y justicia para todos los mexicanos. En una acción simultánea, tomamos 7 cabeceras municipales del suroriental estado mexicano de Chiapas y le declaramos la guerra al gobierno federal, a su ejército y policías. Desde entonces el mundo nos conoce por “Ejército Zapatista de Liberación Nacional”.
Pero nosotros ya nos llamábamos así desde antes. El 17 de noviembre del año 1983 (…), se fundó el EZLN, y como EZLN empezamos a caminar las montañas del sureste mexicano, cargando una pequeña bandera de fondo negro con una estrella roja de cinco puntas y las letras “EZLN”, también en rojo, al pie de la estrella. Aún cargo esa bandera. Está llena de remiendos y maltratada, pero todavía ondea airosa en la Comandancia General del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
También nosotros llevamos remiendos en el alma, heridas que suponemos cicatrizadas, pero que se abren cuando menos lo esperamos.
Durante 10 años nos preparamos para esos primeros minutos del año 1994. Allá se mira Enero del 2004. “
Subcomandante Insurgente Marcos
México, Noviembre del 2003. 20 y 10.
El 17 de noviembre del año 1983 se fundó el Ejército Zapatista de Liberación Nacional. Han pasado 30 años y para recordar el origen y los inicios del EZLN, retomamos documentos, comunicados y testimonios contados en la voz de los zapatistas, que nos ayudan a develar parte de la historia de aquellos primeros años.
El siguiente texto del año 2003 es un fragmento del mensaje enviado por el Subcomandante Insurgente Marcos al arranque de la campaña EZLN: 20 y 10, el fuego y la palabra, y a la presentación del libro del mismo nombre.
Subcomandante Marcos: Según nuestro calendario, la historia del EZLN, previa al inicio de la guerra, tuvo 7 etapas.
EJERCITO ZAPATISTA DE LIBERACION NACIONAL
MEXICO
10 de noviembre del 2003.
Buenos días, buenas tardes, buenas noches. Las habla el Sup Marcos. Sean bienvenidos y bienvenidas todos y todas.
Estamos aquí para iniciar la celebración de una historia y para presentar un libro que cuenta buena parte de esa historia. Aunque pudiera pensarse lo contrario, la historia a celebrar y a contar no es sobre los 20 y 10 años del EZLN. Quiero decir, no sólo. Muchas personas se sentirán partícipes de esos 20 y esos 10. Y no me refiero sólo a los miles de pueblos indígenas rebeldes, también a miles de hombres, mujeres, niños y ancianos de México y el mundo. La historia que empezamos a celebrar hoy es también la historia de todos ellos y ellas.
Las palabras que ahora escribo y digo van dirigidas a todas esas personas que, sin formar filas en el EZLN, comparten, viven y luchan con nosotros una idea: la construcción de un mundo donde quepan todos los mundos. Esto pudiera también enunciarse diciendo que queremos un cumpleaños donde quepan todos los cumpleaños.
Así que empecemos la fiesta como de por sí se empezaban las fiestas de cumpleaños en las montañas del sureste mexicano hace 20 años, es decir, contando historias.
Según nuestro calendario, la historia del EZLN, previa al inicio de la guerra, tuvo 7 etapas.
La primera de ellas es cuando se seleccionó a quienes formarían parte del EZLN. Esto fue alrededor de 1982. Se organizaban prácticas de uno o dos meses en la selva, y en ellas se evaluaba el desempeño de los asistentes para ver quién podía “dar el ancho”. La segunda etapa es la que llamamos de “implantación”, es decir, la fundación propiamente dicha del EZLN.
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Hoy es 10 de noviembre del año 2003.
Pido se nos permita imaginar que un día como hoy, pero hace 20 años, en 1983, un grupo de personas preparaba en alguna casa de seguridad los implementos que habría de llevar a las montañas del sureste mexicano. Tal vez, hace 20 años, el día transcurría checando la impedimenta, recabando informes sobre los caminos, las rutas alternativas, los tiempos; detallando itinerarios, órdenes, dispositivos. Hace 20 años, tal vez a esta hora, estarían abordando un vehículo e iniciarían el viaje hacia Chiapas. Si pudiéramos estar ahí, tal vez les preguntaríamos a esas personas qué es lo que iban a hacer. Y seguro nos hubieran respondido: “fundar el Ejército Zapatista de Liberación Nacional”. Habían esperado 15 años para decir esas palabras.
Supongamos entonces que inician su viaje el 10 de noviembre de 1983. Unos días después llegan al final de un camino de terracería, bajan sus cosas, despiden al chofer con un “hasta luego” y, después de acomodar sus mochilas, inician el ascenso de una de las sierras que atraviesan, inclinadas al occidente, la Selva Lacandona. Muchas horas después de caminar, con unos 25 kilos de peso en su espalda, montan su primer campamento, ya sierra adentro. Sí, es posible que ese día hiciera frío y hasta lloviera.
Hoy, hace 20 años, la noche se ha adelantado debajo de los grandes árboles y, ayudados por lámparas de mano, estos hombres y mujeres ponen techo de plástico con un cordón como travesaño, amarran sus hamacas, buscan leña seca y, prendiéndole fuego a una bolsita de plástico, encienden la hoguera. A su luz, el mando escribe en su diario de campaña algo así como: “17 de noviembre de 1983. Tantos metros sobre el nivel del mar. Lluvioso. Montamos campamento. Sin novedad”. En la parte superior izquierda de la hoja en la que se escribe, aparece el nombre que le han puesto a esa primera estación de un viaje que todos saben muy largo. No ha habido ninguna ceremonia especial, pero ese día y a esa hora se ha fundado el Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
Seguramente alguien propuso entonces un nombre para ese campamento, no lo sabemos. Lo que sí sabemos es que ese grupo estaba formado por 6 personas. Los primeros 6 insurgentes, cinco hombres y una mujer. De esos 6, tres eran mestizos y tres indígenas. La proporción de 50% mestizos y 50% indígenas no ha vuelto a repetirse en los 20 años del EZLN, tampoco la proporción de mujeres (menos del 20% en esos primeros días). Actualmente, veinte años después de aquel 17 de noviembre, el porcentaje debe andar por un 98,9% de indígenas y un 1% de mestizos. La proporción de mujeres anda ya cerca del 45%.
¿Cómo se llamó ese primer campamento del EZLN? Al respecto no se ponen de acuerdo aquellos primeros 6 insurgentes. Según aprendí después, los nombres de los campamentos se elegían sin ninguna lógica, y, de manera natural y sin afectaciones, se evitaban los normes apocalípticos o proféticos. Ninguno de ellos se llamó, por ejemplo, “Primero de enero de 1994”.
Según cuentan aquellos primeros 6, un día mandaron a un insurgente a explorar un sitio para ver si tenía condiciones para acampar. El insurgente regresó diciendo que el lugar “era un sueño”. Los compañeros marcharon hacia ese rumbo y al llegar se encontraron con un pantano. Le dijeron entonces al compañero “Esto no es ensueño, es una pesadilla”. Ergo, el campamento se llamó entonces “La Pesadilla”. Debe haber sido en los primeros meses de 1984. El nombre de ese insurgente era Pedro. Después sería subteniente, teniente, capitán segundo, capitán primero y Subcomandante. Con ese grado y siendo Jefe del Estado Mayor zapatista, diez años después, cayó en combate el primero de enero de 1994, en la toma de Las Margaritas, Chiapas, México.
La tercera etapa, siempre previa al alzamiento, es cuando nos dedicamos a las tareas de supervivencia, es decir, a cazar, a pescar, y a recolectar frutos y plantas silvestres. En este tiempo nos aplicamos al conocimiento del terreno, es decir, orientación, caminata, topografía. Y en esta época estudiamos estrategias y táctica militar en los manuales del ejército norteamericano y del federal mexicano, y el uso y cuidado de diversas armas de fuego, demás de las llamadas “artes marciales”. También estudiábamos historia de México y, por cierto, llevábamos una vida cultural muy intensa.
Yo llego a la Selva Lacandona en esta tercera etapa, en 1984. Por ahí de agosto-septiembre de ese año, unos 9 meses después de que llegara el primer grupo. Mi llegada fue con dos compañeros más: una compañera indígena chol y un compañero indígena tzotzil. Si mal no recuerdo, a mi llegada el EZLN tenía 7 elementos de base y dos más que “subían” y “bajaban” a la ciudad con correos y por abastecimiento. El cruce por los pueblos se hacia de noche y disfrazados de ingenieros.
Los campamentos de aquella época eran relativamente sencillos: tenían un área de intendencia o la cocina, los dormitorios, el área de ejercicio, la posta, el área de 25 y 50, y los campos de fuego para la defensa. Tal vez alguno de los que me escucha se pregunte qué rayos es el “área de 25 y 50”. Bueno, resulta que para hacer las necesidades que llaman “primarias”, había que alejarse a cierta distancia del campamento. Para ir a orinar había que retirarse 25 metros; para defecar eran 50 metros, además de hacer un hoyo con el machete y luego tapar el “producto”. Claro que esas disposiciones eran cuando nosotros éramos, como quien dice, un puñado de hombres y mujeres, es decir, no pasábamos de 10. Tiempo después, construíamos letrinas en zonas más alejadas, pero los términos “25” y “50” se quedaron.
Había un campamento que se llamaba “El Fogón”, porque ahí fue la primera vez que construimos uno. Antes de eso, el fuego se hacia a ras del suelo y las ollas (dos: una para el frijol y otra para el animal que cazáramos o pescáramos) colgaban de un travesaño amarrado con bejucos. Pero luego ya éramos más y entonces entramos a “la era del fogón”. En ese entonces la plantilla del EZLN era de 12 combatientes.
Tiempo después, en un campamento llamado “Reclutas” (porque ahí es donde se entrenaban los nuevos combatientes), entramos a “la era de la rueda”. Y es que labramos, con el machete, una rueda de madera e hicimos una carretilla para cargar piedra para las trincheras. Deben de haber sido los tiempos, porque la rueda era bastante cuadrada y terminamos cargando la piedra en el lomo.
Otro campamento se llamó “Baby Doc”, en honor de quien azoló, con el beneplácito de los Estados Unidos, las tierras haitianas. Resulta que, con una columna de reclutas, nos estábamos moviendo para acampar cerca de un pueblo. En el camino topamos una paira de jabalíes, o sea un chingo de puercos salvajes. La columna guerrillera se desplegó con disciplina y habilidad, es decir que el que iba de vanguardia grito “puercos” y, con el pánico como motor y combustible, se subió a un árbol con una habilidad que no le volvimos a ver. Otros corrieron con valentía… pero hacía el lado contrario de donde estaba el enemigo, o sea los jabalíes. Algunos tomaron puntería y dieron cuenta de dos cerdos salvajes. En la retirada enemiga, o sea cuando los puercos se fueron, quedó abandonado un cerdito, de apenas el tamaño de un gato casero. Lo adoptamos y le pusimos por nombre “Baby Doc” porque en esas fechas Papá Doc Duvalier moría y le heredaba la carnicería a su vástago. Acampamos ahí para aliñar las piezas y comer. El puerquito se encariñó con nosotros, creo que por el olor.
Otro campamento de aquellos años se llamó “De la Juventud”, porque ahí se formó el primer grupo de jóvenes insurgentes , que se llamó “Jóvenes Rebeldes del Sur”. Una vez por semana los jóvenes insurgentes se reunían para cantar, bailar, leer, hacer deportes y concursos.
El 17 de noviembre de 1984, hace 19 años fue la primera vez que celebramos el aniversario del EZLN. Éramos 9. Creo que fue un campamento que se llamó “Margaret Thatcher” porque habíamos agarrado una changuita que, se los juro, era el clon de la “Dama de Hierro”.
Un año después, en 1985, lo celebramos en un campamento llamado “Watapil”, porque así se llama una planta con cuyas hojas hicimos un cobertizo para los alimentos.
Yo era capitán segundo, estábamos en la llamada “Sierra del Almendro” y la columna madre había quedado en otra serranía. Tenía bajo mi mando 3 insurgentes. Si las matemáticas no me fallan, éramos 4 en ese campamento. Celebramos con tostadas, café, pinole con azúcar y una cójola que matamos en la mañana. Hubo canciones y poesías. Uno cantaba o declamaba y los otros tres aplaudían con un aburrimiento digno de mejor causa. En mi turno, con un discurso solemne les dije, sin más argumentos que los mosquitos y la soledad que nos envolvía, que un día seríamos miles y que nuestra palabra le daría la vuelta al mundo. Los otros tres estuvieron de acuerdo en que probablemente la tostada estaba hongueada, que seguramente me había hecho daño y que por eso deliraba. Recuerdo que llovió esa noche.
En la que llamamos la cuarta etapa, se hicieron los primeros contactos con los pueblos de la zona. Primero se hablaba con uno y ése uno hablaba con su familia. De la familia se pasaba al poblado. Del pablado a la región. Así poco a poco, nuestra presencia se convirtió en un secreto a voces y en una conspiración masiva. En esta etapa, que corre paralela en tiempo a la tercera, el EZLN ya no era lo que habíamos pensado cuando llegamos. Para entonces ya habíamos sido derrotados por las comunidades indígenas y, producto de esa derrota, el EZLN empezó a crecer geométricamente y hacerse “muy otro”, o sea que la rueda siguió abollándose hasta que, al fin, fue redonda y pudo hacer lo que debe hacer una rueda, es decir, rodar.
La quinta etapa es la del crecimiento explosivo del EZLN. Debido a las condiciones políticas y sociales, crecimos más allá de la Selva Lacandona y llegamos a Los Altos y al norte de Chiapas. La sexta es la de la votación de la guerra y los preparativos, incluida la llamada “Batalla de la Corralchén”, en mayo de 1993, cuando tuvimos los primeros combates con el ejército federal.
Hace dos años, en la Marcha por la Dignidad Indígena, en alguno de los lugares que cruzamos, vi una especie de botella gorda, como una olla de boca angosta. Era de barro, creo, y estaba forrada con pedacitos de espejo. Al reflejar la luz, cada espejito de la olla-botella devolvía una imagen particular. Todo a su alrededor tenía en ella su reflejo singular y, al mismo, tiempo, el conjunto semejaba un arco iris de imágenes. Era como si muchas pequeñas historias se unieran para, sin perder su ser distintas, formar una historia más grande. Pensé que, a lo mejor, la historia del EZLN podría ser contada, mirada y analizada como esa botella-olla.
Hoy, 10 de noviembre del 2003, veinte años después de aquel viaje que iniciaron los fundadores de nuestra organización, arranca una campaña, a iniciativa de la Revista Rebeldía, para celebrar el vigésimo cumpleaños del EZLN, y el décimo aniversario del inicio de la guerra contra el olvido, y se presenta este libro llamado “EZLN: 20 y 10, el fuego y al palabra”, de Gloria Muñoz Ramírez. Si pudiera sintetizar este libro en una imagen, nada me vendría mejor que la de la olla-botella forrada de pedacitos de espejo.
En una de las partes del libro, Gloria recoge los testimonios de algunos compañeros bases de apoyo, responsables, comités e insurgentes que hablan de su pedacito de espejo en las 5 últimas etapas previas al alzamiento, o sea las etapas 3, 4, 5, 6 y 7. Es la primera vez que compañeros que llevan más de 19 años en la lucha zapatista abren su corazón y su memoria sobre aquellos años de silencio. Así, Gloria consigue convertir esos pedacitos de espejo en pedacitos de cristal que permiten asomarse un poco a los primeros 10 años del EZLN.
Se puede adivinar así otra historia, una muy diferente a la que construyeron los gobiernos de Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo, con mentiras, con informes policíacos alterados a conveniencia, y con la complicidad anexa de intelectuales que disfrazaron, bajo la cubierta de supuestas investigaciones “serias”, el cheque y la caricia que recibieron del Poder para solventar su “objetividad científica”.
Con los pedacitos de espejo y cristal que Gloria ha conseguido, el lector se dará cuenta de que se está asomando apenas a unas cuantas partes de un rompecabezas gigantesco. Un rompecabezas cuya pieza clave está en el primer día del año de 1994, cuando México ingresaba, vía el Tratado de Libre Comercio, al primer mundo.
Antes de ese primero de enero, la víspera, fue la séptima etapa del EZLN.
Recuerdo que la noche del 30 de diciembre de 1993 me encontró en la carretera Ocosingo- San Cristóbal de las Casas. Ese día había estado en las posiciones que manteníamos en los alrededores de Ocosingo. Por radio había checado la situación de nuestras tropas que se estaban concentrando en varios puntos a borde de carretera, a lo largo de las cañadas de Patiwitz, de Monte Líbano y de Las Tazas. Estas tropas correspondían al tercer regimiento de infantería. Eran unos 1,500 combatientes. La misión del tercer regimiento era la toma de Ocosingo. Pero antes de eso debían, “al paso”, tomar las fincas de la zona y hacerse del armamento de las guardias blancas de los finqueros. Según me reportaron, sobre el poblado de San Miguel había estado rondando un helicóptero del ejército federal, seguramente alertado por la multitud de vehículos que se estaban concentrando en esa población. Desde la madrugada del día 29, todo vehículo que entraba a las cañadas no salía, todos fueron “prestados” para movilizar a las tropas del tercer regimiento. En su totalidad, el tercer regimiento estaba formado por indígenas tzeltales.
Al paso, había yo checado las posiciones del Batallón número 8 (que formaba parte del Quinto regimiento), que se encargaría de tomar la cabecera municipal de Altamirano en un primer movimiento. Después, sobre la marcha, tomaría Chanal, Oxchuc y Huixtán, para luego participar en el ataque al cuartel de rancho Nuevo, en las afueras de San Cristóbal. El octavo era un batallón reforzado. Para la toma de Altamirano contaría con unos 600 combatientes, de los que una parte quedaría en la plaza tomada. En su avance incorporaría a más compañeros, para llegar a Rancho nuevo con unos 500 de tropa. El Octavo Batallón estaba formado en su gran mayoría por tzeltales.
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Todavía en la carretera hice un alto en una de las zonas más elevadas tomé contacto radial con el Batallón 24 (también parte del Quinto regimiento), cuya misión era la toma de la cabecera municipal de San Cristóbal de Las Casas y el ataque conjunto (en concordancia con el batallón 8) al cuartel militar de Rancho Nuevo. El Vigésimo Cuarto era también un batallón reforzado. En números, su tropa llegaba a casi 1,000 combatientes todos de la zona de los Altos e indígenas tzotziles.
Al llegar a San Cristóbal, bordeé la ciudad y me dirigí a la posición en la que estaría el Cuartel General de la Comandancia del EZLN. De ahí, me comuniqué por radio con el mando del Primer Regimiento, Subcomandante Insurgente Pedro, Jefe del Estado Mayor Zapatista y segundo mando del EZLN. Su misión era la toma de la cabecera de Las Margaritas y el avance para atacar el cuartel militar en Comitán. Fuerte en 1,200 combatientes, el Primer regimiento estaba conformado en su mayoría por tojolabales.
Además, en la llamada “segunda reserva estratégica” quedaba un batallón, formado por indígenas choles, y en las profundidades de nuestras bases de despegue, con 3 batallones dispuestos en las zonas tzeltal, tojolabal, tzotzil y chol, se encontraba la llamada “primera reserva estratégica”.
Sí, el EZLN sale a la luz pública con más de 4,500 combatientes en la primera líneas de fuego, la así llamada Vigésima Primera División de Infantería Zapatista, y unos 2,000 combatientes permanecían en la reserva.
La madrugada del 31 de diciembre de 1993 confirmé la orden de ataque , la fecha y al hora . En resumen: el EZLN atacaría simultáneamente 4 cabeceras municipales y otras 3 más “al paso”, reduciría a las tropas policíacas y militares en esas plazas, y marcharía después a atacar dos grandes cuarteles del ejército federal. La fecha: 31 de diciembre de 1993. La hora: las 2400.
La mañana del día 31 de diciembre de 1993 se pasó en el desalojo de las posiciones urbanas que se mantenían en algunos lugares. Alrededor de las 1400 los diferentes regimientos confirmaron por radio a la Comandancia General que estaban listos. A las 1700 se inició la cuenta regresiva: “Menos 7” se nombró esa hora. A partir de ahí, se cortó toda comunicación con los regimiento. El siguiente contacto radial estaba programado para las “Más 7”, las 0700 del día 1 de enero de 1994… con los que quedaran vivos. (…)
Subcomandante Insurgente Marcos
México, Noviembre del 2003. 20 y 10.
El texto completo en :
http://palabra.ezln.org.mx/comunicados/2003/2003_11_10.htm