31 diciembre, 2017
Jerusalén, capital de la humanidad
Mustafa Karasu (miembro fundador del PKK) opina sobre Jerusalén, la cuestión de Palestina y el papel de los Estados hegemónicos en Yeni Özgür Politika. La Comuna Internacionalista de Rojava lo ha traducido al inglés y Rojava Azadi al castellano.
Por Rojava Azadi
Desde el reconocimiento de Jerusalén como la ciudad capital del Estado israelí por Donald Trump, el debate sobre Palestina se ha intensificado de nuevo. Es importante entender por qué EE.UU. ha dado tal paso en esta fase. No es suficiente explicarlo sólo por problemas domésticos. Una potencia mundial como Estados Unidos, especialmente en un lugar como Oriente Medio, donde se está gestando el equilibrio internacional, no tomaría tales medidas sólo para estabilizar su equilibrio interno. Es obvio que se quiere sacar provecho de los incidentes asociados al reconocimiento de Jerusalén como capital. Es probable que se provoque violencia para intervenir contra las fuerzas que busquen limitarlos militar y políticamente.
Después del reconocimiento de Jerusalén, la respuesta más prudente vino primero y principalmente de Irán. Puesto que Irán persigue actualmente otras prioridades, no está interesado en una reacción dura de los Estados Unidos. Sin embargo, mientras Estados Unidos busca una justificación para un ataque contra Irán, han pasado a un discurso y una actitud aún más sensibles. Ya que Irán desea fortalecer su posición en Irak, Yemen, Siria y Líbano, los Estados Unidos parecen querer restringir a Irán a estas áreas. En este sentido, es comprensible que Irán considere la decisión sobre Jerusalén como una provocación contra la propia Irán.
Hay dos fuerzas que quieren beneficiarse de la decisión sobre Jerusalén. La primera es Estados Unidos; la segunda, Turquía. El AKP usa el conflicto Israel-Palestina para su propia agenda. Es una agenda que no está directamente relacionada con él, pero puede usarse para la política nacional. Por un lado, el AKP quiere enmascarar los problemas a que se enfrenta con la propaganda y la campaña de Jerusalén, y, por otro lado, sus acciones contra los Estados Unidos e Israel para arrinconar a estos dos países. Es por eso que Erdogan se aferra al tema de Jerusalén como un hombre que se ahoga a una rama flotante. Lo que preocupa a Tayyip Erdogan y al AKP no son los palestinos. Si no fuera por una situación que beneficiaría a su propio orden, también encontrarían una razón por la cual Jerusalén no debería ser la capital de Israel. Durante años, el estado turco fue un aliado estratégico de Israel. Durante décadas, con el apoyo de Turquía, Israel ha fortalecido su posición y ampliado su territorio con nuevos asentamientos. Las relaciones que mantiene Turquía con Israel son relaciones muy cercanas. Existe un acuerdo secreto entre Israel y Turquía en el sentido de que Israel acepta las críticas formuladas por parte turca de vez en cuando. El hecho de que Turquía pueda apoyar a Israel, incluso si a veces le critica, ha sido aceptado por parte israelí.
Resulta que la mayoría de las críticas a Israel provenían de Turquía cuando las relaciones de Turquía e Israel eran mejores. Por esta razón, al evaluar las relaciones entre Turquía e Israel, uno debe observar su práctica. También muestra que la tecnología más compleja de Israel se está utilizando para la guerra contra el movimiento de liberación kurdo. Los primeros vehículos aéreos no tripulados (drones) fueron comprados a Israel. Es por eso que estos objetos voladores no tripulados generalmente se llaman Heron. El apoyo para la modernización de aviones y tanques vendrá de Israel. Turquía recibió el apoyo de Israel en el complot contra el representante del pueblo kurdo, Abdullah Öcalan. Además, Turquía ha establecido buenas relaciones con Israel para recibir el apoyo de los EE.UU. y Europa. Las relaciones con Israel eran vistas como la forma más fácil de obtener el apoyo de los EE.UU. Incluso aunque el gobierno del AKP exprese algunos cambios verbalmente, continuará aplicando esta política. Han aparecido documentos que muestran que Tayyip Erdogan y el AKP no tenían objeción a que Jerusalén fuera reconocida como la capital. Sólo para aparentar ser diferentes al mundo musulmán, dan estos gritos. Los documentos muestran que el gobierno del AKP dio su aprobación a Jerusalén como capital. Las reacciones hacia Jerusalén tienen el mismo propósito que cuando Tayyip Erdogan habla de su patria, nación y bandera, para escapar de su problema de política interna y exterior. Aumenta el chovinismo para obtener apoyo social y mantener su poder. Observando esto, nadie debería creer ni aceptar la actitud del AKP.
En lugar de una vida en la que convivan palestinos e israelíes, se promueve el conflicto. Ni el sionismo, ni el fanatismo islámico, el antisemitismo o el nacionalismo árabe resolverán el problema. Debemos buscar una solución más allá de los estados nación. El proyecto y la idea de la Nación Democrática, desarrollada por Abdullah Öcalan, como el autogobierno y la autodefensa de los pueblos sin Estado es la mejor solución, no sólo para el Kurdistán sino también para el conflicto palestino-israelí. Ambas partes necesitan cambiar su mentalidad urgentemente. Por tanto, es un requisito previo que esta mentalidad sionista sea abandonada. Los palestinos también podrían abordar la cuestión de cómo podrían vivir juntos con los judíos con un concepto democrático.
Por supuesto, los palestinos insistirán en una vida en la que se administrarían ellos mismos y no hubiera interferencia de Israel. Defenderse de las políticas y prácticas autoritarias y opresivas es un derecho natural. Es otro requisito previo que se detenga la construcción de nuevos asentamientos en suelo palestino. Además, es necesario abandonar las políticas hostiles hacia el mundo árabe e islámico. Porque también existe esta dimensión de la Paz Árabe-Israelí. Ya no es sólo un problema judío-palestino, ahora se ha convertido en un problema árabe-israelí.
Jerusalén es la ciudad santa de tres religiones. Por tanto, la declaración de los judíos, “ésta es una ciudad judía y nuestra capital”, no puede ser aceptada. Jerusalén debe ser una ciudad con un estatus especial. Debe ser una ciudad en la que el Islam, el judaísmo y el cristianismo convivan y se convierta así en un símbolo de paz entre las religiones. En este sentido, Jerusalén se convertiría así en una ciudad capital del mundo y la humanidad.
Desde la aparición del PKK, hemos estado en contra del sionismo. Comparamos el genocidio de los kurdos en Turquía con el sionismo israelí y el régimen del apartheid de Sudáfrica. Desde su fundación, el PKK ha luchado codo con codo con los palestinos. En 1982, trece de nuestros cuadros cayeron en la lucha contra la ocupación del Líbano por parte de Israel. El estado israelí también participó en la conspiración internacional contra Abdullah Öcalan y asesinó a cuatro de nuestros camaradas en Berlín. Sin duda, nunca olvidaremos el apoyo que los palestinos dieron al pueblo kurdo en los años ochenta.
Nuestra actitud hacia el sionismo siempre ha sido ideológica. Hasta hoy, estamos del lado de los palestinos y de todos aquéllos que luchan por una solución democrática en la región.