1.500 kurdos y 200 internacionalistas marcharon en Europa por la libertad de Abdullah Öcalan

El objetivo de esta movilización ha sido recorrer los centros de poder de la ONU y la UE para realizar dos exigencias: la liberación del líder kurdo Abdullah Öcalan y el fin de la agresión turca en Afrin, región al norte de Siria, de mayoría kurda.



1.500 kurdos y 200 internacionalistas marcharon en Europa por la libertad de Abdullah Öcalan

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22 FEBRERO, 2018
Rojava Azadi Madrid (Colectivo de solidaridad con la revolución social de Kurdistán)
Público

Más de 30.000 personas cerraron la marcha en Estrasburgo coincidiendo con los 19 años del secuestro por Turquía del líder kurdo. La denuncia de la invasión turca de la región siria de Afrin, de mayoría kurda, fue el otro objetivo de la movilización.

La marcha internacional, compuesta por unas 1.500 personas kurdas y 200 activistas internacionales, ha recorrido Luxemburgo, Ginebra y Estrasburgo en distintas etapas. Comenzó el día 8 de febrero y ha finalizado con dos manifestaciones. El viernes 16 se concentró en Ginebra, sede de la ONU y el sábado 17 en Estrasburgo, sede del Parlamento Europeo.

A pesar de la intensa nevada, a esta última manifestación acudieron más de 30.000 personas, especialmente kurdos de la diáspora europea. Entre los internacionalistas que participaron en la marcha, se encontraban alrededor de 100 activistas de distintos territorios del estado español y varios brigadistas europeos que han regresado de luchar junto a las milicias kurdas contra Daesh/ISIS en estos años. Tristemente no ha sido el caso de Samuel Prada, el brigadista gallego fallecido el pasado 10 de febrero en Afrin mientras combatía al lado de las fuerzas de defensa kurdas, YPG.

El objetivo de esta movilización ha sido recorrer los centros de poder de la ONU y la UE para realizar dos exigencias: la liberación del líder kurdo Abdullah Öcalan y el fin de la agresión turca en Afrin, región al norte de Siria, de mayoría kurda.

El 15 de febrero de 1999 Öcalan, líder del PKK y autor entre otros ensayos de Hoja de ruta: hacia la paz en el Kurdistán, fue secuestrado en Nairobi (Kenia) por los servicios secretos turcos, en una operación en la que estuvieron implicados EEUU, Israel y Grecia, entre otros. Fue llevado a la fuerza a Turquía donde se le condenó a muerte que después se conmutó por cadena perpetua. La isla-prisión de Imrali, en el mar de Mármara, fue desalojada de los miles de presos que contenía para confinarle en solitario y en régimen de incomunicación.

Sus abogados llevan desde 2011 sin poder entrevistarse con él siendo rechazadas por Turquía más de 700 peticiones de visita legal. Solamente en 2016 su hermano pudo verle brevemente. Desde entonces no se tiene ninguna noticia de él ni de su estado. Como dice uno de sus abogados, Ibrahim Bilmez, “la liberación de Öcalan y la solución a la cuestión kurda están inseparablemente ligadas”. El Comité contra la Tortura del Consejo de Europa emitió en 2014 un informe denunciando las condiciones de su encarcelamiento.

Desde su secuestro y encarcelamiento, el pueblo kurdo se ha movilizado periódicamente exigiendo su liberación, si bien ésta es la segunda ocasión en que se realiza una marcha internacional, mucho más numerosa que la de 2017.

Mientras la marcha recorría pueblos de Suiza y Francia, se coreaban consignas a favor de la lucha internacionalista: “Siamo tutti antifascisti”, “liberez Öcalan” y en castellano “Afrin será la tumba del fascismo” o “No pasarán”. Junto a la masiva presencia de banderas de Öcalan, eran muy numerosas las de las unidades de defensa kurdas, YPG (mixtas) e YPJ (femeninas), así como de partidos kurdos, turcos y colectivos internacionales socialistas, anarquistas o comunistas, mostrando la amplitud ideológica de la solidaridad internacional con el proyecto democrático kurdo.

Esta movilización también denunció la agresión militar turca al pueblo kurdo en Siria

La marcha ha coincidido con la invasión de Afrin por el ejército turco. Turquía es el segundo mayor ejército de la OTAN después de EEUU, y lleva semanas bombardeando esta región siria de mayoría kurda. Para blanquear su invasión terrestre está utilizando, junto a sus tropas, a milicias denominadas “rebeldes” o “Ejército Libre Sirio” en el juego de etiquetas intencionadamente confuso y habitual de toda la guerra siria. La realidad es que la prensa occidental ha reconocido que los componentes de esas milicias pro-turcas no son más que militantes extremistas de Daesh y Al Qaeda, rearmados y vueltos a poner en circulación por Erdogan.

La guerra apenas había afectado a esta zona de Siria fronteriza con Turquía, y por ello decenas de miles de desplazados internos sirios de todos los grupos sociales habían buscado refugio en ese territorio. Erdogan presentó esta invasión militar en Siria como una “acción contra grupos terroristas”, refiriéndose a las milicias populares kurdas que han defendido esta región de amenazas externas durante la guerra. La relativa calma en Afrin en estos seis años refuta la afirmación de Erdogan. Además, la evidencia es que el ejército turco no ha disparado una sola bala contra ISIS en seis años, y por el contrario ha invadido Siria atacando a los kurdos, que son quienes están derrotando al llamado “Estado Islámico”.

“Durante seis años, Erdogan ha estado atacando Afrin utilizando todos los medios. Pero todos sus ataques fallaron, y esta agresión militar también fallará, será el Vietnam de Turquía” ha declarado Hevy Mustafa, la co-presidenta del Consejo Ejecutivo de Afrin

Los objetivos de Erdogan: liquidar la revolución democrática kurda y su limpieza étnica

Esta actuación de Turquía revela los dos objetivos que persigue. Por un lado, continuar su guerra contra el pueblo kurdo, incluso más allá de la frontera turca. A pesar de las propuestas de Öcalan para una solución pacífica para Kurdistán, la respuesta de Erdogan ha sido aumentar la represión anti-kurda dentro de Turquía desde que subió al poder.

Y es que extramuros del estado turco, en Afrin y otras zonas del norte de Siria de mayoría kurda, se está consiguiendo llevar a la práctica -en medio de la guerra- el proyecto político de convivencia que plantea Öcalan. El “Confederalismo Democrático” de Afrin y el resto de la franja norte de Siria es un modelo para todo Oriente Medio de convivencia igualitaria entre grupos étnicos y religiosos con unas bases de democracia municipalista (participación directa de las personas en las decisiones políticas), antipatriarcado (las mujeres en un papel central e igualitario en la sociedad, con co-portavocías ejecutivas y organismos propios que trascienden más allá de las virales imágenes de las milicianas kurdas), economía cooperativista y ecologismo.

“Las asambleas populares decisorias son la base del funcionamiento del confederalismo democrático, asambleas que parten de comunas y aldeas y ascienden a las asambleas de cantón. Pero también este modelo de convivencia se manifiesta en lo militar en las Fuerzas Democráticas Sirias, integradas de forma mixta por milicias kurdas, árabes, turcomanas o siriacas” explica Sivan Zerdesti, delegado del Congreso Nacional del Kurdistán (KNK)

Si ha habido alguna “primavera democrática” en Oriente Medio desde 2011 llevada a la práctica, ha sido la kurda. Por eso para Erdogan es imprescindible destruir, incluso dentro de Siria, esa alternativa política que desafía su deriva dictatorial e islamista creciente, sobre todo tras superar el extraño intento de golpe de estado de 2016 tras el que ha conseguido reforzar aún más su autoridad con decenas de miles de personas encarceladas. Entre ellas, miles de congresistas, alcaldes y representantes del HDP, partido que en Turquía defiende el Confederalismo Democrático.

Por otro lado, el segundo objetivo de Erdogan es el cambio demográfico en toda la franja fronteriza. Turquía lleva décadas ejecutando esa expulsión masiva de kurdos de sus hogares y ahora, como Erdogan ha reconocido, busca hacer lo mismo en toda la frontera kurda de Siria con Turquía.

Hace un año Turquía ya invadió el territorio sirio de Jarabulus y Al-Bab para taponar la exitosa progresión kurda contra Daesh. Pero también para llevar a cabo un cambio demográfico contra los kurdos en favor de una mayor población árabe y turcomana traída de otras regiones sirias e incluso se sospecha que de Iraq. Erdogan busca continuar esta alteración demográfica en Afrin, y en toda la frontera con Turquía, creando una “zona de separación” en donde busca imponer el reasentamiento de los más de tres millones de refugiados sirios -la mayoría árabes- que sobreviven en Turquía entre la explotación y el confinamiento.

Por supuesto, tanto la invasión turca como la limpieza étnica realizada por una potencia ocupante son crímenes de guerra, pero entre los gobiernos de occidente apenas se han levantado voces contra Erdogan, y mucho menos en la ONU. Es más, tanto Rusia como EEUU han autorizado el ataque turco a pesar de haber apoyado estos años en mayor o menor medida a los kurdos en su exitosa lucha contra las bandas extremistas.

En la guerra geopolítica de Siria, los kurdos y su paradigma democrático son la pieza que pretenden eliminar del tablero todas las potencias intervinientes. Estos son los motivos por los que la marcha internacionalista quiso romper ese juego de complicidades manifestándose en la sede de las Naciones Unidas en Ginebra.

El éxito de la marcha revela la fortaleza de la red de solidaridad kurda en el exilio y la potencia de su proyecto democrático

Organizar una marcha a pie tan numerosa durante casi dos semanas con la logística que conlleva da una idea de la fortaleza de la sociedad kurda en Europa. La red de soporte a la marcha incluía personal médico, suministros y alojamiento masivo, tanto en polideportivos y albergues como en multitud de domicilios de familias kurdas.

“Me ha sorprendido la extensa red de solidaridad del pueblo kurdo en el exilio europeo. Nos han acogido con calidez y al contarnos sus vivencias personales, los titulares de las noticias se convierten en historias y vidas reales dedicadas a la lucha y la emancipación. Son un ejemplo de resistencia y compañerismo”, nos narra un activista de Madrid.

“Hemos venido hasta aquí porque creemos que el sistema kurdo de convivencia y democracia es extrapolable a otras zonas del mundo, porque nos solidarizamos con el sufrimiento del pueblo kurdo en Afrin y con el proyecto democrático de Öcalan, en prisión sin contacto exterior. Si la comunidad internacional no hace nada será cómplice del genocidio kurdo”, afirmaba una participante de la marcha proveniente de Segovia.