Italia hacia la posible formación del nuevo gobierno

Las dificultades para armar un gobierno con la antipolítica



Italia hacia la posible formación del nuevo gobierno

Por Frank González *

Roma (PL) Con la elección de los presidentes del Senado y la Cámara de Diputados de la nueva legislatura, culminó en Italia la primera etapa en la ruta aún incierta, hacia la posible formación de un nuevo gobierno.

María Elizabetta Alberti Caselatti, de Fuerza Italia (FI), y Roberto Fico, del Movimiento 5 Estrellas (M5E), fueron los elegidos para asumir la dirección de las cámaras alta y baja, respectivamente.

Caselatti, abogada de 71 años y filiación política conservadora, desciende de una familia de la aristocracia y forma parte del círculo más estrecho de colaboradores del ex primer ministro Silvio Berlusconi, a quien defendió en múltiples situaciones y en cuyo partido Fuerza Italia milita desde su fundación en 1994. Fico, por su parte, es un napolitano de 44 años, fundador del M5E y una de las figuras emblemáticas de esa organización, graduado de Comunicación Social en la Universidad de Trieste, con un máster en Gestión del Conocimiento en el Politécnico de Milán.

Considerado por los medios como representante de la visión ‘ortodoxa’ o de ‘izquierda’ dentro del Movimiento, se le ha contrapuesto con frecuencia al actual candidato a primer ministro, Luigi Di Maio, a quien se identifica con un pensamiento más moderado.

La asunción de ambos se produjo tras un escabroso proceso de negociaciones entre la coalición de centro-derecha integrada por FI, la Liga, Hermanos de Italia y Nosotros con Italia, y el M5E, las dos fuerzas más votadas en los comicios del 4 de marzo, en los cuales ninguno de los contendientes obtuvo la mayoría para formar gobierno.

Con el 37 por ciento de la votación, 271 asientos en la Cámara y 142 en el Senado, la alianza conservadora resultó la agrupación más apoyada y al mismo tiempo la de mayor representación parlamentaria.

En segundo lugar se ubicó el M5E con 32,7 por ciento de respaldo, con el cual consiguió 227 curules en la cámara baja y 112 en la alta, para reafirmarse como la principal organización política del país.

A continuación quedó el Partido Democrático (PD) con 18,7, 112 diputados y 54 senadores, y finalmente Libres e Iguales con 3,28 por ciento, 14 y 4.

La elección de los presidentes de la Cámara de Diputados y el Senado de la República es siempre un momento de especial significación en un sistema político parlamentario como el italiano, porque a ellos corresponde la conducción del proceso legislativo durante los cinco años de mandato.

Tanto uno como otro desempeñan un papel fundamental en el funcionamiento de la actividad parlamentaria, representan el segundo y tercer cargos más importantes del Estado, después del presidente de la República y en esa condición son los primeros a quienes éste consulta ante una eventual crisis de gobierno.

En teoría, los presidentes de las cámaras deben cumplir sus funciones con imparcialidad y autonomía respecto a su filiación partidista, para lo cual deben contar con el respaldo de la mayoría, sólo alcanzable en la coyuntura actual a través de negociaciones entre todas las fuerzas representadas en ambas ramas del parlamento.

Por lo general, el consenso que se construya para la designación de ambas figuras, puede anticipar el rumbo que tomará el reagrupamiento de fuerzas con vistas a la formación del nuevo ejecutivo.

EL NUEVO ESCENARIO POLÍTICO

Las recientes elecciones legislativas transformaron el escenario político italiano dominado hasta entonces por partidos tradicionales como FI y el PD, relegados a un segundo plano por la fuerza arrolladora de otras propuestas como las de la Liga y el M5E.

La Liga, antes Liga Norte, es un partido de extrema derecha y origen separatista, con fuerte presencia en regiones septentrionales de la península, donde controla las gobernaciones de Véneto y Lombardía.

En esos territorios, los más ricos y productivos del país, prevalece un enraizado sentimiento autonomista, inspirado principalmente en la percepción de sus habitantes de que aportan a Roma más de lo que reciben de ella.

Entre las promesas más sugerentes impulsadas por la Liga en el programa de la coalición están el impuesto plano con una tasa de 15 por ciento, lo cual representa una reducción de casi el 50 por ciento de la presión fiscal, y la revisión del sistema de pensiones mediante la abolición de la denominada Ley Fornero.

El M5E, por su parte, arrasó en las regiones del sur empobrecido y socialmente marginado, donde casi el 50 por ciento de la población se encuentra en el umbral de pobreza o de exclusión social y el desempleo se mueve en torno al 20 por ciento, cifra superior al 50 entre los jóvenes de 15 a 24 años en varios territorios.

Una de las banderas principales enarboladas por el M5E durante la campaña fue el llamado ‘ingreso de ciudadanía’ o ‘ingreso mínimo garantizado’, existente de manera diversa en otros países europeos, para ayudar a trabajadores, pensionados o desempleados con entradas inferiores a los 780 euros mensuales.

Entre esos dos grandes polos emergentes, quedó en un espacio cada vez más reducido, el PD, penalizado por el electorado el cual no percibió los beneficios de la sostenida pero lenta recuperación económica, ni la reducción del índice de desempleo logrados por sus tres gobiernos en los últimos cinco años.

A las causas del cambio y la manera en la cual se produjo, se refirió el ex presidente Giorgio Napolitano en la instalación del Senado, cuando aseveró que los comicios del 4 de marzo causaron una fuerte mutación en la relación de los italianos con la política, al punto de cuestionar tradiciones, visiones y sensibilidades prevalecientes.

En opinión del nonagenario estadista, los electores premiaron a las formaciones políticas con posiciones contestatarias más radicales, a partir de fuertes motivos sociales como desigualdad, injusticia, empobrecimiento y retroceso en las condiciones de vida de vastos sectores.

Para Napolitano, pesó en modo particular el crónico e intolerable desequilibrio entre el Norte y el Sur, el cual provocó la ‘rebelión de las regiones meridionales’, acompañado por tantos casos de clientelismo y corrupción.

En términos políticos generales -subrayó- contó mucho en la decisión de los electores el hecho de que los ciudadanos percibieron a los partidos tradicionales distantes y cerrados respecto al sufrimiento y las tragedias personales, además de los extendidos sentimientos de inseguridad y alarma.

LOS CAMBIOS EN LA COALICIÃ’N DE CENTRO-DERECHA

Otro aspecto destacado en el nuevo escenario fueron los resultados alcanzados por la Liga, la cual con casi 18 por ciento de la votación pasó a encabezar la coalición de centro-derecha, por delante de Fuerza Italia, que obtuvo alrededor del 14 por ciento.

Al dejar de ser socio subalterno de Berlusconi, para convertirse en actor principal de la alianza conservadora, y a la vez su representante en las tratativas con las demás fuerzas, Matteo Salvini reforzó su posición de liderazgo en la coalición, la cual evidenció la víspera de la elección de los presidentes de ambas cámaras del parlamento.

La actuación de Salvini fue clave para superar el estancamiento de las negociaciones por la insistencia de Berlusconi, de mantener a Paolo Romani como candidato de la coalición de centro-derecha a la presidencia del Senado, a pesar de la oposición del M5E a respaldar aspirantes con antecedentes penales a cargos institucionales del parlamento.

Aunque se suponía que la candidatura de Romani debía ser respaldada por las demás agrupaciones integrantes de la alianza conservadora, los senadores de la Liga se apartaron en la segunda ronda de votaciones y apoyaron a la senadora Anna María Bernini, también de FI, pero aceptable para el M5E.

Berlusconi calificó el giro como ‘un frío acto de hostilidad de la Liga’, la cual rompía así la unidad de la coalición y al mismo tiempo enmascaraba ‘el proyecto para un gobierno Liga-M5E’, en tanto Bernini se negó a aceptar cualquier propuesta contraria al interés de su partido.

El problema se resolvió cuando el octogenario magnate mediático accedió a cambiar el nombre de Romani por el de Castelatti y pidió a cambio al M5E, sustituyera a su candidato a la presidencia de la Cámara, Riccardo Fraccaro, por otro exponente de esa agrupación, quien finalmente resultó ser Roberto Fico.

Por su parte, el hasta ahora gobernante Partido Democrático (PD) optó por la variante de respaldar candidatos propios a las dos cámaras, desde su posición como fuerza minoritaria de oposición en la nueva legislatura.

De esa manera prevaleció en el PD la línea trazada por el ex primer ministro y secretario renunciante de la organización, Matteo Renzi, para quien, en la elección de los presidentes de las cámaras, venció el esquema según el cual ahora ‘le toca a ellos’, única opción posible a tono con la voluntad popular expresada en las urnas.

arb/fgg

*Corresponsal de Prensa Latina en Italia.