Los empleados bancarios argentinos cumplieron este jueves el segundo de dos días de huelga “con alto acatamiento” en reclamo de mejoras salariales, informaron fuentes sindicales.
La protesta se realizó en todo el país pero “se sintió con más fuerza en la Capital Federal, el Gran Buenos Aires (periferia), y las ciudades de Mar del Plata (sur), Santa Fe (centro-este), Mendoza (oeste) y Entre Ríos (centro-este), afirmó Raúl Fontana, de la seccional Buenos Aires de la Asociación Bancaria.
Según Fontana, el plan de cese de tareas que alcanzó a unos 35.000 trabajadores del sector obtuvo entre 80% y 85% de acatamiento en todo el país.
La Asociación Bancaria convocó a un plan que contempló el cese de tareas por tres horas durante este miércoles y jueves, que prevén repetir la semana próxima, tras rechazar la decisión del Ministerio de Trabajo de dictar una tregua y conciliación obligatoria.
Grupos de trabajadores se volvieron a concentrar este jueves en esquinas neurálgicas del microcentro porteño, donde están ubicadas numerosas entidades bancarias y financieras e hicieron una recorrida por las diferentes sedes para expresar su protesta.
El ministro del Interior, Aníbal Fernández, reiteró hoy que el gobierno no reprimirá las manifestaciones de protesta de los desocupados, pero enviará a la cárcel a quienes provoquen hechos de violencia.
A su vez, el secretario general de la Presidencia, Oscar Parilli, informó que el gobierno pidió que cesara la represión contra los desocupados de la provincia de Neuquén, 1.250 kilómetros al sudoeste de Buenos Aires, donde el martes hubo más de 30 heridos, cinco con impactos de balas de plomo.
El ministro Fernández opinó que los cortes de ruta y de calles “deben desaparecer porque no conducen a nada” y advirtió que “cuando se produzcan hechos de violencia en las manifestaciones hay que meter en cana (presos) a los responsables”.
“Lo que hay que hacer no es matarlos a palos, lo que hay que hacer es agarrarlos de la manito y meterlos en cana”, dijo el ministro sobre la política que practicará el gobierno de Néstor Kirchner con las protestas de los desocupados.