México D.F. Domingo 30 de noviembre de 2003
San Cristobal de Las Casas, Chis., 29 de noviembre. El comandante Felipe, del Comité Clandestino Revolucionario Indígena, Comandancia General del EZLN, llamó a los obreros y campesinos de México: “Ya es tiempo de que nos unamos en una sola lucha”. Así, agregó, “vamos a tener más fuerza, porque las mismas circunstancias nos exigen la unidad para cambiar la situación injusta que estamos viviendo”.
El dirigente civil zapatista, quien dio a conocer el primero de enero de 1994 la Declaración de la Selva Lacandona en la plaza de San Cristóbal de las Casas y pronunció el primer “ya basta” de los zapatistas, convocó hoy a los “trabajadores de las fábricas, hermanos de nosotros. Vengan y luchemos juntos. Somos nosotros, los trabajadores, quienes debemos mandar”.
En un video exhibido en distintas partes del país durante los encuentros obreros para conmemorar los aniversarios 20 y 10 del EZLN, el representante del CCRI llamó a los trabajadores a no dejarse engañar: “Del cambio que dice el gobierno no hay nada. No es cierto que haya paz”. Asimismo, fustigó a los dirigentes políticos y a los líderes “entreguistas, manipuladores y corruptos”.
Dijo que los obreros “son un sector importante para la vida de nuestro país, quiero decir, México. Sin la fuerza de trabajo de ustedes no puede haber producción industrial. Para desarrollar más la riqueza de unas cuantas personas tiene que haber la fuerza de trabajo de obreros y obreras”.
A los obreros y mineros, el comandante Felipe les recordó: “están exigidos, vigilados y maltratados por los capataces, y no hay buenas condiciones en los trabajos. Muchos han muerto. Ustedes y nosotros estamos claros que los dueños de las fábricas y minas, para que tengan más ganancia, tienen que explotar la fuerza de los trabajadores. Así lo sabe todo el mundo. Ustedes saben que los patrones no les pagan el salario justo para que puedan vivir mejor con sus familias. Por eso, muchos hijos e hijas, el papá y la mamá están trabajando en las fábricas, pero los niños de los obreros están vendiendo chicles en las calles”.
Es igual para los campesinos, planteó el dirigente rebelde: “Los trabajadores y productores somos los más pobres y explotados. La lucha del EZLN es para que tengamos todos trabajo, en las ciudades y en el campo”. Pero deberán ser empleos, añadió, “con mejor salario y precio justo para la producción del campo. Nuestro objetivo es que tengamos buena salud, buena alimentación, buena educación y todo”.
“Las trece demandas del EZLN”, apuntó quien primero las dio a conocer al mundo hace nueve años y 11 meses exactamente. “El cambio sólo se consigue organizándose, luchando verdaderamente por nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos. Aunque nos cuesta, no queda otro camino para lograr la libertad, la democracia y la justicia. Los indígenas zapatistas decidimos estar dispuestos a luchar porque ya lo entendimos”. Pero no basta sólo con entender, dijo, y cuestionó: “¿Qué lograremos con sólo platicar? Solamente podemos lograr una vida más justa y digna cuando luchemos con hechos”.
El comandante Felipe invitó a los obreros y obreras a que escriban a los caracoles zapatistas, “para que sepamos cómo luchan”. Y agregó: “Pensemos. Ya es tiempo de que nos unamos en una sola lucha y de ahí hacer todas las formas. Los neoliberales están unidos y muchas veces los trabajadores estamos divididos. Esa es la ventaja de los explotadores. Por eso pedimos que unamos nuestras fuerzas, nuestros brazos. Trabajadores de las fábricas, hermanos de nosotros, vengan y luchemos juntos. Si no, ¿qué piensan dejarles a sus hijos?
“Nosotros, los zapatistas, luchamos para todos los pobres de México. Mataremos y moriremos por conseguir buena salud, alimentación, tierra, trabajo, educación, justicia, libertad, democracia, independencia, igualdad entre todos y la mujer, comunicación e información, paz. ¿Quién creen que va a luchar por nosotros? ¿A poco creen que los ricos un día renunciarán en explotarnos? Nunca. No tenemos esperanza. Los poderosos cada vez más piensan cómo explotar nuestras fuerzas de trabajo. Para nosotros, los trabajadores, no habrá paz. Viviendo en la injusticia, en la explotación, no habrá tranquilidad. La paz que dicen que hay en México es de engaño. ¿A poco es paz que haya muchos encarcelados, torturados, desaparecidos, asesinados, viudas y huérfanos?”
Y siguió preguntando: “¿Qué hacer, entonces? ¿A poco hay que creer lo que dicen los dirigentes charros? Son personas compradas por los poderosos, que nos quieren engañar a sus propios hermanos. No creemos en nadie que se sienta dirigente”. El comandante Felipe concluyó: “Hay que buscar la unidad entre todos. Es la hora del ¡ya basta! del sufrimiento que estamos viviendo”
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