Perspectivas económicas y electorales tras la detención de Lula

La izquierda petista se ha dedicado a declaraciones y movilizaciones de auto-flagelo y sentimentalismo de su líder neoliberal que ya no necesita el sistema en esta nuevo fase de coyuntura económica y política del sistema-mundo capitalista que ha dejado de lado las pugnas izquierda-derecha para lanzarse con todo contra la naturaleza y los pobres, que por su vez se están moviendo en todas partes para cercar a Gulliver desde la multitud de los liliputenses dejando atrás a las vacas sagradas.



Riesgos: la incertidumbre electoral en Brasil abre dudas sobre la economía
Temer presidió anteayer un acto del ejército en Brasilia

Tras la detención de Lula, hay inquietud en los mercados por los planes de los principales candidatos y el estancamiento de Alckmin, favorito del establishment
Alberto Armendáriz
0 21 de abril de 2018
RÍO DE JANEIRO.- ¿Continuará lenta la recuperación económica de Brasil? ¿Se acelerará el ritmo de crecimiento? ¿O se corre el riesgo de que vaya marcha atrás? Nadie lo sabe. Aunque los analistas del mercado son cautelosamente optimistas, la gran incertidumbre que existe en torno de quién ganará las elecciones de octubre no permite hacer apuestas firmes sobre el futuro económico del gigante sudamericano.

Quienes soñaban con un horizonte más claro una vez que la Justicia definiera la situación de Luiz Inacio Lula da Silva, se equivocaron. El expresidente, que es el candidato con mayor apoyo electoral, quedó detenido dos semanas atrás para empezar a cumplir su pena a 12 años de cárcel por corrupción y, por ser ya una condena en segunda instancia, quedaría inhabilitado para competir. Aun así, las encuestas no apuntan a un nuevo favorito, sino todo lo contrario.

Según el sondeo más reciente de Datafolha, la salida de Lula -que hasta su arresto cosechaba un 37% de las preferencias y cayó ahora a un 31%- abrió el juego. El diputado ultraderechista Jair Bolsonaro, del Partido Social Liberal (PSL), encabeza la lista con un 17%, en un empate técnico con la ecologista Marina Silva, de la Red Sustentabilidad (Rede), con entre 15 y 16%. En un segundo escalón se ubican el expresidente de la Corte Suprema Joaquim Barbosa, del Partido Socialista Brasileño (PSB), con entre 9 y 10%, y el exgobernador del estado de Ceará Ciro Gomes, del Partido Democrático Laborista (PDT), con 9%. Atrás sigue estancado el exgobernador del estado de San Pablo Geraldo Alckmin, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), favorito del establishment económico, que cosecha entre 7 y 8%.

“El mercado ya opera con la idea de que tal vez el esperado crecimiento de Alckmin no llegue y empieza a inquietarse porque no sabe todavía qué piensan hacer con la economía los otros candidatos que hoy tendrían más chances”, explicó a LA NACION Rafael Cortez, analista político de la consultora Tendencias, en San Pablo.

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Bolsonaro, famoso por sus polémicas declaraciones machistas, racistas, antigays y en defensa de la dictadura, sumó a su equipo de campaña al economista liberal Paulo Guedes, formado en Chicago. Sin embargo, la inestable y estrafalaria personalidad de Bolsonaro genera más desconfianza que certezas sobre quién y cómo manejaría la política económica si llegara al Palacio del Planalto.

En tanto, las propuestas económicas de Silva, Barbosa y Gomes -pertenecientes al campo de la centroizquierda- aún son una incógnita. Silva y Gomes hicieron hincapié en la necesidad de crecimiento con inclusión social, pero no se sabe qué postura tendrían sobre la postergada reforma previsional que impulsó el gobierno de Michel Temer, o sobre la agenda de privatizaciones, las inversiones, la autonomía del Banco Central y las tasas de interés.

Barbosa se reunió ya con el exministro de Economía Delfim Netto y con el respetado economista y escritor Eduardo Giannetti, pero más allá de su preocupación por las desigualdades sociales, es todo un misterio.

Las dudas que suscita el panorama electoral no se convirtieron aún en temores, porque tras los dos años de recesión (2015-2016) Brasil ya retomó el crecimiento el año pasado (1%) y se ordenó un poco el desbarajuste económico que dejó atrás Dilma Rousseff, destituida en 2016. Bajo el comando de Henrique Meirelles como ministro de Economía -cargo que dejó dos semanas atrás para considerar también una eventual candidatura-, se diseñó un programa de ajuste, se congeló el gasto público para contener el creciente déficit y se aprobó una ley de flexibilización laboral para facilitar la creación de empleos. Aunque la desocupación sigue alta -12,2% contra 12,7% del año pasado-, la inflación cayó de 10,6% a 3,7%, la tasa de interés se redujo de 13% a 6,5%, y se prevén al menos dos años de expansión del PBI: 2,3% para 2017 y 2,5% para 2018, según el informe del Fondo Monetario Internacional (FMI) divulgado esta semana.

“La gran deuda que queda para el próximo gobierno es la reforma previsional. No se trata de un elemento de ajuste fiscal. Sin una reforma previsional, no hay manera de hacer un ajuste fiscal sostenible en el mediano y largo plazo en Brasil”, advirtió Alberto Ramos, economista en jefe para América Latina de Goldman Sachs, en Nueva York.

El mercado quisiera ver el Planalto al mando de un presidente reformista ortodoxo a partir del 1º de enero de 2019 para que Brasil continúe con el rumbo trazado en estos casi dos últimos años, pero el escenario electoral atomizado y fragmentado no permite por ahora hacer previsiones sobre qué sucederá. Lo que sí es evidente es que el próximo gobernante enfrentará serios desafíos para implementar cualquiera que sea su política económica.

“Aunque Lula quedó fuera, lo importante es qué pasará con su capital político. Ya sea con un candidato del Partido de los Trabajadores [como el exalcalde de la ciudad de San Pablo Fernando Haddad, como se baraja], con los otros candidatos de izquierda o con los votos blancos y nulos, habrá un significativo sector opuesto a continuar las reformas económicas que Brasil necesita. Ese será un gran obstáculo para el próximo gobierno”, señaló André Perfeito, economista en jefe del fondo de inversiones Gradual Investimentos, en San Pablo.

En ese sentido, más que saber cuanto antes quién tendrá mayores posibilidades de suceder a Temer, la clave estará en cuál será su capacidad de implementar una política que expanda el consumo y las inversiones. Para ello, los próximos meses serán críticos. Es cuando empezarán a tejerse alianzas y a forjarse las coaliciones que deberán regir la dinámica entre el Palacio del Planalto y el Congreso a partir del próximo año.

Las cifras de una economía que crece
1% aumento del PBI en 2017

Luego de dos años de recesión, la economía brasileña retomó finalmente el año pasado el camino del crecimiento

2,03 billones de dólares de PBI

Con el aumento que tuvo su PBI durante el año pasado, Brasil se mantiene como la séptima economía mundial, detrás de Gran Bretaña y por encima de Italia e India

2 años el PBI seguirá creciendo

Según las estimaciones del Fondo Monetario Internacional, se espera que Brasil siga en la senda del crecimiento al menos por los próximos dos años, con un incremento que se prevé del 2,3% del PBI en 2018 y del 2,5% en 2019

12,2% índice de desempleo

La tasa de desocupación en Brasil continúa siendo alta, pero se redujo un tanto respecto de la del año pasado cuando era del 12,7%

3,7% inflación

La suba de precios viene frenando su ritmo desde el 10,6%, alcanzado en 2015, hasta el 3,7% durante el año pasado

6,5% tasa de interés

El Banco Central de Brasil redujo en febrero por undécima vez consecutiva su tasa de interés referencial, Selic, a un 6,5%, un nuevo mínimo histórico que podría cerrar un ciclo de recortes que se inició a fines de 2016

2,5% producción industrial

Luego de tres años consecutivos de retracción, la producción industrial volvió a crecer durante el año pasado