Movimiento de Liberación Nacional Vasco, fin del proceso histórico

Sectores de izquierda, críticos de Sortu y de ETA, siguen planteando que la salida es la constitución de la vanguardia y la construcción del estado para avanzar a la sociedad sin clases, lo que no suma a la tendencia creciente a nivel planetario de concentrar esfuerzos en el protagonismo autónomo social y el despliegue de la potencia de los pueblos en sus formas propias de autodeterminación, autogobierno de localidades y enlazamiento horizontal que relativice el papel del estado ante las necesidades y soluciones populares de los de abajo. Las izquierdas son buenas para denunciar y generar cierta consciencia, pero su afán en la voluntad de poder las inutiliza como instrumento popular y se entregan fácilmente a los métodos sistémicos cuando ven que los pueblos se apartan gradualmente de las instituciones mediante una abstención cada vez más generalizada y ellos “los buenos de la película” los tironean para traerlos de vuelta al redil estatal.



08/05/2018 :: NACIONALES E.HERRIA
Movimiento de Liberación Nacional Vasco, fin del proceso histórico
x Aurrerantz

Las diversas transformaciones que se han producido en el interior de la lucha de liberación nacional de clase de Euskal Herria apunta al fin del proceso

Hemos titulado así el documento porque las diversas transformaciones que se han producido en el interior de la lucha de liberación nacional de clase de Euskal Herria apunta al fin del proceso, lo que quiere decir que ha desaparecido la unidad de objetivos y de estrategia que dio cuerpo al Movimiento de Liberación Nacional Vasco (MLNV) a comienzos de la década de 1960. Más concretamente, que parte del MLNV ha abandonado esos objetivos, optando por otros totalmente diferentes.

Hay muchos hechos que nos llevan a afirmar lo que hemos planteado en el primer párrafo: los ataques a los sectores que apuestan por la amnistía de los presos políticos, el impulso a los debates que llevan a la desestructuración del colectivo de presos políticos mediante el sálvese quien pueda; el respaldo dado a las fuerzas de seguridad del Estado dado por EHBildu tras los atentados de Barcelona; el abandono de la construcción nacional con el proyecto de los diversos «demos», que no es sino una forma pomposa de aceptar la partición institucional impuesta. Lo que marca el fin del proceso, su liquidación, es la disolución de la organización socialista revolucionaria para la liberación nacional ETA, después de un largo proceso de repliegue y desarme (no solo militar). Ha asumido la lógica del perdón y el deseo de que nada de esto hubiera ocurrido, pero si heredaron/heredamos «aquella violencia», la práctica de la autodefensa nacional y de clase apareció como necesidad histórica. A decir de Simone de Beauvoir «toda opresión genera un estado de guerra», en la defensa contra estas opresiones nació ETA y el MLNV.
Aunque expresen que no desean que las generaciones venideras recojan un futuro de violencia, la continuidad de la opresión plantea la continua necesidad de la autodefensa, ya que «el pueblo desarmado siempre sufrirá opresión» y «solamente los pueblos mal organizados no pueden conseguir objetivos grandes».

Hace solo cinco o siete años cualquiera de estos hechos hubiera creado tensiones insoportables en muchas áreas del MLNV.
Ahora la férrea estructura de control de lo que puede leer la militancia oficial ha logra su aceptación. ¿Por qué? Porque la Izquierda Abertzale asume la lógica española, la del reformismo, la del euroimperialismo y la del capital.

Es tal el contraste entre, por un lado, el último medio siglo de avance estratégico hacia una Euskal Herria euskaldun, socialista, antipatriarcal, independiente y unificada y, por otro lado, la aceptación de la lógica de la explotación española que se expresa actualmente, que la dirección del reformismo abertzale tiene que ofrecer una alternativa que justifique semejante giro al orden.

¿Qué se propone a cambio? EH Bildu busca la «unidad estratégica» con el PNV para avanzar junto con otras fuerzas sociales y políticas de Nafarroa e Iparralde hacia la Euskal Herria de las «tres velocidades», es decir, los procesos de acercamiento lento, parlamentario, y siempre legal, de los tres territorios creando una Comunidad estatal vasca.

¿Y Sortu? Desde la perspectiva de la praxis revolucionaria, Sortu no existe.

Nos explicamos: la verdadera «unidad estratégica» de la burguesía vasca con el Estado español y francés; los datos crecientes que indican que se está agotando la corta y superficial recuperación económica que ha enriquecido aún más a la clase dominante; el empeoramiento de las condiciones de vida del pueblo trabajador; el ahondamiento de las crisis estructurales que pudren las bases del Estado español y que explica por qué y para qué se ha aplicado el 155; la intensificación de la guerra lingüístico-cultural; la impunidad de las fuerzas represivas –esas a las que loa EH Bildu en su Declaración de los Diputados españoles– y el endurecimiento y ampliación de las persecuciones; el caos internacional fríamente provocado por la Administración Trump, esa a la que felicitó EH Bildu; los datos que demuestran que no se ha acabado la crisis mundial iniciada en 2007 y que puede agravarse… Lo que ahora es el núcleo de la izquierda abertzale pasa de ser el principal promotor del proceso a ser su antagónico, asegurando la continuidad del proyecto reformista con el que se sustituye el históricamente revolucionario.

Y preguntamos ¿Qué dice Sortu antes esto? Sortu no dice ni hace nada sistemático, continuado y radical contra un presente y un futuro terrible, excepto actos puntuales y muy breves como, por ejemplo, el del centenario de la revolución rusa de 1917, que no podía faltar, y apenas nada más. Sortu deja el grueso de la imprescindible formación teórico-política en manos de Iratzar, Gara. Txalaparta, EH Bildu (Alternatiba)… y así va retrocediendo la conciencia socialista en la militancia que aún sigue en Sortu.

Han liquidado el proceso de liberación nacional y social. Amplios sectores de la izquierda abertzale se sienten como si estuvieran chapoteando en el pantano del institucionalismo español, sin objetivos claros a los que dirigirse.

Hay que hablar radicalmente claro. Hay que llamar a las cosas por su nombre, descubrir las contradicciones, explicarlas con paciencia y efectividad pedagógica según los niveles de conciencia del pueblo. El silencio o la demagogia reformista pese a su palabrería pomposa refuerzan al poder dominante.

La verdad siempre es revolucionaria, no decirla siempre es reaccionario. Pero el problema del reformismo abertzale es mucho más grave: no quiere saber la verdad, no quiere profundizar en las contradicciones por lo que le es imposible saber qué es la realidad y como revolucionarla.

Sin embargo, practicar la verdad es más urgente que nunca antes. Lo es porque el capitalismo no tiene otra solución a su crisis que no sea la de masificar la injusticia; porque el reformismo es un fiasco; y porque desde la izquierda nacionalista española se multiplican los cantos de sirena para, en aras de una unidad supranacional, intentar dirigir desde el Estado español las luchas de liberación de las naciones oprimidas por el mismo Estado. La propia reaparición de la lucha de clases en la escena de la história vuelve a dejar al reformismo como inútil en su parlamentarismo legal, y aunque intenten vehiculizar las luchas a los despachos estas reaparecen, en los últimos meses las luchas estudiantiles, las reivinidicaciones de las mujeres y las movilizaciones feministas más masivas de las últimas decadas en torno al 8M y la sentencia contra «la manada», las también masivas movilizaciones de los jubilados en defensa de sus pensiones y de las de sus hijas, la reaparición de luchas económicas a nivel sindical, las movilizaciones por los chavales de Altsasu, encarcelados más de 500 días tras las provocaciones de las fuerzas de ocupación… La lucha siempre desborda al reformismo sacando a la luz con su radicalidad la necesidad de una alternativa que responda a su realidad.

Este fin del proceso histórico afecta también a los sectores que en los últimos años hemos trabajado en la reconstrucción del MLNV, tarea titánica que hasta el momento no ha sido posible realizar y que aparece como un trabajo de largo alcance. Es necesario construir y organizar un nuevo proceso que vertebre, en este siglo XXI, al pueblo trabajador vasco actual en la lucha contra la opresión de clase, nacional y de género, nudo gordiano que no se ha conseguido desatar en los últimos sesenta años. La creación de una nueva estrategia revolucionaria es la principal tarea a desarrollar en los próximos tiempos .Aunque como Aurrerantz hemos cumplido una etapa creemos que la aceptación de la estrategia reformista nos lleva al desastre y que en la medida que construyamos organizaciones y movimientos revolucionarios avanzaremos para desatar ese nudo que nos ahoga. La rebelión es necesaria para los pueblos que oprimidos. Es hora de organizarse.

¡Socialismo e independencia!

Aurrerantz

Texto completo en: https://www.lahaine.org/movimiento-de-liberacion-nacional-vasco

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Antecedentes

Disidentes de Sortu defienden el uso de «los métodos de lucha que sean necesarios»
‘Aurrerantz’ aboga por una «desobediencia activa» que «nada tiene que ver con el pacifismo» ante el «total fracaso» de la corriente dominante en la izquierda abertzale
ANJE RIBERA |
8 junio 2016
02:00

Militantes de la izquierda abertzale críticos con la gestión de Sortu han constituido un colectivo que responde al nombre de Aurrerantz (Hacia adelante) y que aboga por recuperar las prácticas de «la desobediencia activa con todas las consecuencias» y que «nada tiene que ver con el pacifismo». En un documento elaborado tras mantener distintas reuniones «para poner en común sus experiencias, análisis y perspectivas para ponerlas al servicio de la lucha por la liberación nacional y social de Euskal Herria», los disidentes defienden también el «derecho a la rebelión, utilizando los métodos de lucha que se piensen necesarios en cada momento para combatir al enemigo».

Descontentos «jóvenes y mayores» han optado por dar un paso al frente para combatir la estrategia oficial de la izquierda abertzale durante los últimos siete años, que califican como «un total fracaso» que «impide avanzar hacia el socialismo y la independencia». Por ello, Aurrerantz llama a «la construcción de la Organización Socialista Revolucionaria Vasca de Liberación Nacional» para enfrentarse a los opresores y retomar «adecuándolas a las condiciones actuales, las líneas estratégicas que han sido la base de la izquierda abertzale antes de Zutik Euskal Herria», documento en el que se apostó por «vías exclusivamente políticas y democráticas».

Aurrerantz discrepa, asimismo, con la postura de Sortu sobre los presos. Por ello, señala «la necesidad de crear un movimiento popular por la amnistía diferenciada» de la oficial de la izquierda abertzale. «La amplitud y la riqueza de la lucha por la amnistía sólo puede recogerse si la organización que canaliza esta lucha a través de un amplio movimiento popular organizado fuera del partido, con un entronque respecto a los objetivos finales, pero con independencia de funcionamiento», añade el texto . «No querer trabajar en ese sentido es ahogar la lucha por la amnistía», subraya.

Las denuncias del colectivo crítico se extienden también al acuerdo jurídico sobre el llamado ‘caso Segura’, por el que una treintena de dirigentes evitaron la cárcel tras pactar con las acusaciones y admitir el vínculo con ETA que se les atribuía.