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Frente a las luchas sociales y electorales en Nicaragua,Venezuela, Cataluña, Italia, Colombia, Brasil, México, Armenia y otros. ¿Cómo caracterizar estados y gobiernos en la crisis de interpretación simplista izquierda-derecha? La ofensiva del neo-gamonalismo


Raúl Prada Alcoreza :: 14.05.18

A estas alturas del partido, de las historias políticas de la modernidad, no se puede seguir restringiendo el debate al mundo de las representaciones, es decir, a la ideología, en sus distintas formas y manifestaciones. Esto para lo único que sirve es para seguir bregando en el círculo vicioso del poder, legitimado por el círculo vicioso de la ideología, sin salir de sus entramados y de sus tramas. Es menester encarar el acontecimiento político en su complejidad dinámica.
Volviendo al populismo, incluso en su versión neo-populista, en este caso no hay un Estado populista, aunque se de la forma de gubernamentalidad clientelar; lo que hay es el Estado liberal adulterado, mutando en una forma abigarrada; menos se puede hablar de aproximaciones al Estado socialista, incluso efectivamente dado. Por lo tanto, no hay una idea racional de un tipo de Estado distinto, que podría denominarse provisionalmente “Estado populista”, sino, mas bien, estamos ante un símbolo político, mejor dicho, ante una alegoría simbólica, es decir, un mito. En este caso, el “Estado mítico”, no es una construcción racional, no es una idea, sino una construcción afectiva, si se quiere, pasional. La narrativa populista no resuelve la construcción del mito estatal por la vía de la voluntad, guiada por la razón, sino por la vía de la pasión guiada por el mito. No se trata de una finalidad sino, siguiendo las metáforas, de la resurrección política. El “Estado mítico” del populismo es una realización religiosa-política. Como ejemplo véase las experiencias de Perón-Evita y de Ortega-Rosario o aún de Evo Morales hy si vicepresidente.


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