Sánchez, nuevo gobernante español, en Cataluña: mal inicio para una difícil tarea

Si la presidencia de Pedro Sánchez es un mero accidente o una oportunidad de cambio solo lo dirá el tiempo. De momento, una vez expulsado Rajoy por consenso higiénico, no pueden más que constatarse las dificultades que van a hacer de la presidencia de Sánchez una carrera de obstáculos. El escepticismo resulta lógico más aún cuando la oposición del PP, ya sin ataduras institucionales y en competencia libre con Ciudadanos, va a ser ruin e irresponsable.



SÁNCHEZ EN CATALUNYA: MAL INICIO PARA UNA DIFÍCIL TAREA
2018/06/05
Editorial
Gara

Si la presidencia de Pedro Sánchez es un mero accidente o una oportunidad de cambio solo lo dirá el tiempo. De momento, una vez expulsado Rajoy por consenso higiénico, no pueden más que constatarse las dificultades que van a hacer de la presidencia de Sánchez una carrera de obstáculos. El escepticismo resulta lógico más aún cuando la oposición del PP, ya sin ataduras institucionales y en competencia libre con Ciudadanos, va a ser ruin e irresponsable.

Pero está por ver si en las propias filas del PSOE hay ganas, altura de miras y capacidad política para dar algún paso hacia la democratización del Estado, empezando por su crisis más evidente: Catalunya. Los primeros indicios no son halagüeños, empezando por la intervención de las finanzas de la Generalitat, que el PSOE va a mantener. Tampoco es un buen augurio lo ocurrido en Badalona, donde los cuatro concejales del PSC van a aceptar los votos de los 10 del PP para echar a la alcaldesa Dolors Sabater. Y qué decir si se confirma a Josep Borrell, ariete del unionismo más rancio en Catalunya, como ministro de Exteriores.

«Dialogar quiere decir negociar», ha avisado el president Quim Torra. Temas para romper el hielo no faltan: desde las 16 leyes catalanas suspendidas en el TC –que el Govern volverá a impulsar– hasta el acercamiento de los presos políticos –medida urgente tanto para catalanes como vascos–, pasando por el nombramiento de un fiscal general que ayude a poner un poco de cordura en el juicio contra los dirigentes catalanes previsto para otoño.
Estas medidas no resolverán el conflicto entre Catalunya y España –solo el reconocimiento del derecho a la autodeterminación podría hacerlo–, pero son los mínimos exigibles para saber, a corto plazo, si Sánchez apuesta por la política o si no es más que un suplente a la espera de que unas elecciones vuelvan a poner al mando a lo que resulte de la competición entre PP y Ciudadanos. La única opción viable de Sánchez pasa por el atrevimiento y la audacia.