La revolución pacífica de Nicaragua

La revolución que iniciaron los estudiantes el 18 de abril, para reformar de raíz el sistema político de Nicaragua, ha triunfado por encima de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo, por que ha sido una revolución pacífica, que se ha enfrentado a una policía militar fuertemente armada y fuera de control, disparando a matar a la población desarmada. El Movimiento 19 de abril es un movimiento pacífico, que ha usado su derecho a huelga, a protesta cívica, a la desobediencia civil, y a marchar por las calles de las ciudades de Nicaragua. El Movimiento campesino ha sido un también un movimiento pacífico, que desde 2013, fecha en que Daniel Ortega entregó el país a la compañía HKND para construir un canal interoceánico, ha convocado a un centenar de marchas cívicas pacíficas, usando su derecho a protestar y expresar su oposición a la ley 840. Más recientemente, en el contexto de la crisis que se ha desarrollado en el país, el Movimiento campesino ha usado su derecho cívico a cerrar las carreteras y vías del país con tranques, para ejercer más presión sobre el gobierno.



La revolución pacífica de Nicaragua

Ellos son los violentos, los asesinos, los tiranos. Por eso están perdiendo. Vamos a derrocar un sistema de violencia con resistencia pacífica

Nicasio Urbina
6 de junio 2018
Confidencial

La revolución que iniciaron los estudiantes el 18 de abril, para reformar de raíz el sistema político de Nicaragua, ha triunfado por encima de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo, por que ha sido una revolución pacífica, que se ha enfrentado a una policía militar fuertemente armada y fuera de control, disparando a matar a la población desarmada. El Movimiento 19 de abril es un movimiento pacífico, que ha usado su derecho a huelga, a protesta cívica, a la desobediencia civil, y a marchar por las calles de las ciudades de Nicaragua. El Movimiento campesino ha sido un también un movimiento pacífico, que desde 2013, fecha en que Daniel Ortega entregó el país a la compañía HKND para construir un canal interoceánico, ha convocado a un centenar de marchas cívicas pacíficas, usando su derecho a protestar y expresar su oposición a la ley 840. Más recientemente, en el contexto de la crisis que se ha desarrollado en el país, el Movimiento campesino ha usado su derecho cívico a cerrar las carreteras y vías del país con tranques, para ejercer más presión sobre el gobierno.

Estas dos organizaciones líderes de la revolución de abril son pacíficas. La sociedad civil por su lado, se ha unido masivamente a estos dos movimientos, marchando pacíficamente en las calles de Managua y muchas ciudades del país. La dictadura Ortega-Murillo por su lado ha ordenado a sus policías, antimotines, paramilitares, parapolicías, turbas y delincuentes, a disparar y agredir a la población nicaragüense desarmada. Esto es una violación flagrante de todos los derechos humanos establecidos por las Naciones Unidas, de los derechos de los ciudadanos desde la revolución francesa, y de las normas establecidas por la convención de Ginebra. El e0.stado de Nicaragua bajo la dictadura Ortega-Murillo se ha convertido es un estado criminal.

Es muy importante que la revolución de abril de Nicaragua continúe siendo una revolución pacífica, desarmada, cívica. La razón por la que estamos ganando es porque estamos luchando con nuestras voces, nuestros cuerpos, nuestros derechos humanos, y nuestros teléfonos, y porque tenemos la verdad y la paz de nuestro lado. Ellos son los violentos, los asesinos, los represores y los tiranos. Por eso están perdiendo. Desde el momento en que nosotros empecemos a tomar armas, les damos a ellos la ventaja. Daniel Ortega tiene sin duda la superioridad bélica, tiene gente entrenada para matar, tiene la vocación de asesino. Nosotros no. No le concedamos el campo donde tiene superioridad, y si nosotros nos armamos,le estamos dando la ventaja. Yo le recomiendo a la población ni siquiera usar morteros. No enfrentemos a los paramilitares. Cuando ellos aparezcan resguardémonos en nuestras casas, protejamos a nuestras familias. Cuando ellos se vayan salgamos de nuevo a las calles, mantengamos las barricadas y los tranques, continuemos exigiendo la renuncia de Daniel Ortega, convoquemos a un Gobierno de transición, denunciemos al mundo el genocidio, pero no respondamos con violencia, porque perderemos el arma más poderosa que tenemos, que es el pacifismo de nuestra insurrección.

Una canción de Grupo Pancasán decía, “Un sistema de violencia, con violencia de derriba”. Ahora sabemos que eso no es cierto, ya que el nuevo sistema violento es tan malo como el anterior. Nosotros vamos a derrocar un sistema de violencia con resistencia pacífica, siguiendo el modelo de Mahatma Gandhi. Si Martin Luther King Jr. logró por medios pacíficos derrotar la violencia del sistema racista norteamericano de los años sesentas, nosotros vamos a derrocar a la dictadura genocida Ortega-Murillo sin levantar un arma, sin disparar un fusil. Ya hemos logrado muchísimo. No caigamos ahora en la trampa de la dictadura.

Gandhi tuvo que luchar con todas sus fuerzas contra las facciones dentro del movimiento que querían recurrir a la violencia en la lucha contra el imperio británico. Estuvo en prisión, se sometió a varias huelgas de hambre, desarrolló el método de resistencia pacífica, de no cooperación con las autoridades, y finalmente el imperio británico tuvo que conceder la independencia de la India. El Dr. King tuvo que resistir mucho los deseos de confrontación violenta con los racistas de los Estados Unidos que estaban colgando a la población negra de los árboles, quemándolos vivos, violando a las mujeres. Muchos afro-americanos estaban dispuestos a responder con violencia, pero Martin Luther King Jr. no se dejó arrastrar por ese camino, mantuvo su resistencia pacífica hasta el final, y el presidente Lyndon B. Johnson firmó finalmente la ley de Derechos Civiles el 2 de julio de 1964. Más recientemente, en Ucrania en 2014, vimos cómo la población desarmada, unida en desobediencia civil, lograron hacer caer el gobierno pro-soviético de Mykola Azárov. Todos hemos visto recientemente los videos de los antimotines tirando al suelo sus escudos, y pidiendo perdón de rodillas ante el pueblo ucraniano. Eso solo se puede lograr en el contexto de una revolución pacífica.

Estamos llegando a los 50 días de resistencia civil. El país está prácticamente en paro general. Los grandes empresarios no se deciden a convocarlo por los costos económicos que eso acarrea, pero la revolución de abril es un hecho, y está triunfando. La resistencia civil y pacífica es la única forma en que vamos a derrotar a la dictadura. No enfrentemos a los antimotines, no enfrentemos a las turbas. Nuestra lucha es exigir la renuncia de la dictadura de Daniel Ortega, exigir la formación de un gobierno de transición que tome el poder Ejecutivo en sus manos, nombre nuevas autoridades electorales, nueva Corte Suprema de Justicia, disuelva la Asamblea, y convoque a elecciones en noviembre de 2018. Eso lo lograremos por la vía pacífica y civil, usando todos nuestros medios de resistencia cívica, de no cooperación con el régimen, y con el apoyo de la comunidad internacional y sus mecanismos de presión diplomática y justicia internacional. Ese es el único camino al triunfo de nuestra revolución nicaragüense.

*Escritor y catedrático en la Universidad de Cincinnati.