PARECE QUE PERDEMOS, PERO ES AL REVÉS
Para los nicaragüenses estos 54 días han sido terribles. Hemos despertado de pronto en una Nicaragua que no conocíamos. Un país donde cada noche la población es asediada por camionetas y grupos de choque que disparan, asaltan, matan.
Más de 140 madres han enterrado a sus hijos. Hay huérfanos, lisiados, familias destruidas por la política y la religión. Hay desempleados nuevos, Hay menos empresas porque muchas pymes se vieron obligadas a cerrar. La imagen del país es de guerra y el turismo cayó por completo.
Los niños dejaron de estudiar, la policía es enemiga del pueblo, el ejército guarda un silencio cómplice y todo lo que antes conocíamos se transformó o dejó de existir. Sin embargo, aunque lo parezca, no estamos perdiendo. Ganamos.
Ganamos porque Ortega por mucho tiempo quiso llevarnos al campo que él conoce: A la guerra armada. Ahí es el terreno donde puede triunfar y justificar sus atrocidades. Para eso se había preparado, dominando al ejército, a la policía y comprando tanquetas rusas y armamento de combate.
Pero el pueblo fue valiente, único y nuevamente Nicaragua se escribe con honor en los libros de la historia latinoamericana como el país que impulsó con éxito una insurrección sin armas. Una lucha pacífica. Una batalla con el corazón y la consciencia.
El pueblo dejó a Ortega anonadado, sin posibilidad de actuar de forma coherente.
Ortega está acorralado. Perdió al 80% de sus bases. Muchos de sus funcionarios en secreto dejaron de apoyarlo, se han marchado del país a escondidas. Pidió dos días para “reflexionar” y Managua amaneció bajo ataque.
Cualquiera podría pensar que no se piensa ir, pero creo que es todo lo contrario. Quiere irse y necesita “distracciones” para que no lo noten.
Durante estos días con seguridad se ha encargado de vaciar sus cuentas bancarias y llevar su dinero a un lugar seguro, negociar la amnistía de su familia y allegados y asegurar a qué lugar del mundo le conviene ir a esconderse.
Estos días serán los más difíciles, porque el final, siempre es lo más doloroso. Porque al final la desesperación llega, y en momentos desesperados, actos desesperados. Pero mantengamos la resistencia pacífica. Sin armas Ortega no puede justificar los asesinatos.
Somos un pueblo de valientes. Entre más se desesperen, más cerca están de irse. No nos enfrentemos a la policía, no nos expongamos. Resistir pacíficamente es la solución.
La policía le está cubriendo las espaldas para que se vaya. Sus periodistas le están cubriendo también.
Un día próximo despertaremos con la noticia que El Carmen está vacío y entonces la lucha pacífica, la resistencia de los valientes, la sangre de nuestros hermanos caídos habrá cobrado sentido, habrá de construir los cimientos de nuestra patria nueva.
#GrandeNicaragua #ResistenciaPacífica #NicaraguaSinArmas #GritoporNicaragua